miércoles, 22 de agosto de 2012

Dibujada en mi mente -Cap 11 y 12-




“DIBUJADA EN MI MENTE"
(Fanfic escrito para el foro Maca&Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.




11

Tres meses después.

Esther fue recogiendo su material sintiéndose cada vez más melancólica. A pesar de saber que ese fin de semana se ponía fin al curso especial de pintura, Esther aún no quería asimilarlo y la despedida de Kate al grupo había puesto un punto y final a una aventura maravillosa. Esther había aprendido tanto en tan poco tiempo, y sin embargo se sentía tan vacía, que no podía creer que todo hubiera pasado tan rápido. El resto de compañeros fueron saliendo poco a poco, a ella sin embargo le costaba abandonar el aula.

-       Esther, no te vayas aún… tengo que hablar contigo –le dijo de pronto Kate acercándose a ella mientras terminaba de despedir a los alumnos que se habían rezagado para despedirse personalmente-.

El corazón de Esther dio un brinco inesperado. Terminó de recoger sus cosas con mayor celeridad y esperó ansiosa a que Kate terminara de hablar con los demás. Mientras observaba a Kate trató de definir sus sentimientos hacia ella, la admiraba, de muchas y diversas formas… había sido poco tiempo, pero había notado la conexión entre ellas desde el primer día. De hecho, aquello le había creado alguna que otra pataleta de envidia con algunos compañeros, pues Kate se había volcado en ella de un modo especial y nada disimulado. Sí, la admiraba. Kate era el tipo de mujer al que quería parecerse algún día, fuerte, decidida, valiente y sincera… admiraba su talento y su forma de ver la vida.


Por fin se quedaron a solas. Kate se giró hacia ella con una gran sonrisa y a Esther como siempre le entró la timidez de sentirse el centro de atención de su azul y penetrante mirada.

-       ¡Por fin! –musitó Kate y la cogió por los hombros-. Hoy te encontré muy tristona en clase.
-       Lo siento, es que no puedo creer que se haya terminado –reconoció Esther-. Daría lo que fuera por que estos tres meses se convirtieran en años, he aprendido más en ellos que en los cinco que estuve en la academia.

Kate la apretó suavemente y luego se separó de ella para dirigirse a su mesa.

-       Me alegro de escuchar eso, porque tengo algo que proponerte –le dijo Kate-.

Esther la miró sin entender, pero sus antenas se pusieron en guardia enseguida.

-       Jajaja… veo que te interesa –se rió Kate al ver la transparencia de su cara, una de las cosas que más le gustaban de aquella niña que llegaría muy lejos algún día, estaba convencida de ello-. Como ya os expliqué, la universidad no quería que el curso se solapara con los exámenes finales de junio, por eso sólo ha durado tres meses. En principio, y visto la evolución en conjunto del grupo, creo que ha sido una decisión acertada, aunque no creo que sea la mejor para ti.

A Esther su corazón ya le destrozaba el pecho por la expectación.

-       Ven, quiero que veas algo –le dijo Kate y Esther hizo un esfuerzo por no caerse por las escaleras cuando bajó a su encuentro-.

Kate empezó a extender sobre la mesa fotocopias a color de distintos lienzos.

-       ¿qué ves? –le preguntó Kate-.

Esther observó los trabajos, había distintas técnicas de pintura, colores cálidos, otros más fríos y siniestros… sin embargo un sentimiento universal se vislumbraba en aquellos dibujos de siluetas humanas.

-       Deseo, pasión…. Sexo, sexo… lujuria, envidia, sensualidad…. –Esther fue definiendo los cuadros como Kate les había enseñado, tratando de adjudicarles una palabra que definiera el principal componente de la composición-.
-       Sí, hay de todo eso. La primera reacción del ser humano adulto cuando ve un cuerpo desnudo que le resulta sugerente suele llevar implícita alguna de esas cosas, es algo innato por lo general –le dijo Kate-. Pero siempre hay una excepción, personas que son capaces de ver en una sola impresión, cosas que el resto no es capaz de vislumbrar hasta que no rompe con sus instintos más básicos.

Kate sacó en aquel punto una hoja de bloc de su carpeta y la puso también sobre la mesa.

-       ¿Qué ves? –le volvió a preguntar-.

Esther miró la hoja, incrédula miró a Kate que asintió con una sonrisa, y luego volvió a mirar el dibujo. Lo cogió entre sus manos, era suyo… el rubor asomó en sus mejillas, ahora sabía cual era el trabajo que el profesor Suárez le había presentado a Kate, por qué ella la había escogido.

-       ¿Te avergüenzas? –le preguntó Kate viendo que la joven no era capaz de decir nada y se iba poniendo colorada por momentos-.
-       Un poco… no es precisamente mi mejor creación –contestó con sinceridad Esther-.
-       ¿De dónde copiaste a la modelo? –le preguntó Kate con una sonrisa, aunque tenía una idea bastante clara de ello-.

Esther se puso más roja todavía, ahora sabía, que Kate sabía, que ella la había espiado en una de sus clases y que había tomado su modelo para hacer el boceto.

-       Bueno… fue el año pasado. Mi amiga y yo vinimos a ver si nos habían cogido en la facultad, y tuvimos que subir a los despachos porque en su nota aparecía una anotación. El caso es que nos separamos para encontrar el despacho y yo topé sin querer con tu aula… ni siquiera sabía de qué se trataba, pero vi a gente pintando y sentí curiosidad así que miré y estaban trabajando con una modelo de carne y hueso. Sé que no debería haber espiado, pero fue tan solo unos minutos, te lo juro –se apresuró a asegurarle Esther, no sabía si aquello había podido molestar a Kate-.

Kate la miró seria y luego extendió la mano para que Esther le devolviera el dibujo, lo cual hizo inmediatamente. Kate lo miró durante un largo silencio.

-       ¿Me estás diciendo que hiciste este dibujo después de haber visto a la modelo sólo un par de minutos? –le preguntó Kate-.
-       Sí, lo prometo… sólo miré unos minutos, luego la modelo me pilló mirando y me sentí tan avergonzada de estar espiando que me quité rápidamente de la puerta –Esther ya no sabía que más decir, realmente sentía haber sido tan indiscreta-.

Kate se quedó callada unos segundos más sin dar crédito. Sabía que Esther era incapaz de mentir, de hecho no tenía necesidad de ello, pero aquello superaba con creces a sus iniciales suposiciones sobre el dibujo de Esther y era difícil de creer.

-       ¡Es increíble! –musitó finalmente Kate-. Tan sólo pudiste verla unos minutos y ya captaste más verdad de ella de lo que lo hicieron los alumnos de postgrado después de trabajar con ella durante meses. ¡Realmente increíble!

Esther la miró sin entender nada. De pronto Kate la miró directamente a los ojos y sonrió ampliamente.

-       ¿Te gustaría tener la oportunidad de poder volver a dibujarla? Me refiero a de verdad, posando, no captando pequeños detalles e imaginarte el resto luego –le propuso Kate-.

Esther se quedó atónita.

-       Sí, claro que sí –respondió rápidamente. Como no hacerlo si Kate le brindaba en bandeja el poder trabajar con modelos reales, y concretamente con aquella con la que tenía una cuenta pendiente de la que no podría escapar, al menos hasta que pudiera dibujarla o eso creía-. ¿Pero cómo? El curso se ha terminado.
-       Te unirás al último mes de los alumnos de mi postgrado. Te advierto que no te será fácil llevarlo todo adelante pues tendrás que compaginar tus exámenes finales con los fines de semana que nos quedan en el curso. Si quieres puedo darte unos días para que te lo pienses –le ofreció Kate-.
-       No, no necesito pensarlo. Quiero hacerlo –le dijo tajante y feliz Esther-.

Kate le removió el pelo en un gesto bastante maternal. Esther despertaba una luz muy especial y entrañable.

-       Entonces empezaremos el sábado que viene. Me muero por ver tu visión completa sobre Maca –musitó Kate mirando el dibujo que había hecho Esther de su amiga-.

“Maca…” memorizó Esther en su cabeza el nombre de quien debía ser la modelo que su obsesión por ella había brindado a Esther la oportunidad de trabajar junto a Kate en una oportunidad tan única e importante para su futuro.

Esther asintió cuando Kate volvió a mirarla a los ojos.

-       Anda vete… y trata de adelantar entre semana, no quiero que decaigan tus notas por esto ¿está claro? ¡Espero mucho de ti! –le dijo Kate empujándola a despedirse-.
-       Sí, estudiaré… Gracias Kate –le agradeció Esther su confianza en ella-.
-       Anda ve –le dijo sin más Kate y Esther recogió su mochila del suelo y se dirigió hacia la salida-.

De pronto recordó que no había contestado a la pregunta de Kate y se giró para hacerlo desde la puerta.

-       Vulnerabilidad… -pronunció-.

Kate levantó la mirada del dibujo, pues se había quedado ojeándolo nuevamente, y se topó con los ojos de Esther.

-       Es la respuesta a tu pregunta sobre mi dibujo, se sentía vulnerable. Es lo que vi –le explicó Esther-.

Y Kate le sonrió y asintió con la cabeza antes de ver como Esther le devolvía la sonrisa y abandonaba del todo el aula. Tras volver a mirar el dibujo, Kate determinó que aquella niña tenía razón, el dibujo que había hecho de Maca a pesar de estar en una postura tan provocativa y de que sus curvas eran casi un grito sexual por si mismas, estaba trazado con candidez, con mimo… y la postura de sus hombros, de su mentón, de su cara difuminada en sombras a golpe de carboncillo, imprimían al dibujo una vulnerabilidad sensualmente femenina de un gusto exquisito. ¡Era increíble!

12

Maca aparcó el coche y Kate salió del suyo nada más verla.

-       ¿Estás despierta?..jaja… –le preguntó Kate con una sonrisa al ver a Maca salir del vehículo con las gafas de sol puestas a pesar de lo temprano que era-.
-       A duras penas, para qué engañarte…jaja… -le contestó Maca también con una sonrisa y se levantó las gafas poniéndoselas de diadema sobre el pelo, entrecerrando los ojos nada más recibir la luz del sol en la cara-. Ufff… esto de madrugar en sábado es inhumano, Kate.
-       Jajaja… ni que lo digas, pero es lo que tienen los postgrados, que han de ser en fin de semana. ¡Anda vamos!, te invito a un café –le dijo Kate-.

Y Maca la siguió por el campus en dirección a la cafetería, mientras ambas se ponían al día después de un  mes sin verse.
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Esther saltó del autobús nada más abrir sus puertas. Miró el reloj por enésima vez y supo que llegaba tarde. “Menuda forma de empezar” pensó, y echó a correr hacia la clase todo lo que pudo, cuando llegó y vio a un grupo de personas hablando fuera de clase frenó el paso y se detuvo para coger aire.

-       ¿De maratón de buena mañana?

Esther pegó un brinco al escuchar aquella voz risueña e inconfundible, se giró aún colorada por el esfuerzo, pues estaba a punto de que le diera flato, y se irguió para saludar.

-       Pensé que llegaba… -Esther se quedó sin habla durante un instante al chocarse con la mirada de Kate, que venía seguida de la sobria de la modelo, venían juntas-… tarde –terminó la frase-.

Kate se rió, la timidez que convivía en Esther chocaba muchísimo con la pasión que escondía en su arte. Apoyó una mano en su hombro y se lo apretó con cariño.

-       Pues ya ves que no… llegas puntual. Anda vamos, que hoy es día de presentaciones –le dijo Kate y Esther asintió sin decir nada más-.

“Genial, encima de resoplar como una foca, me quedo como una imbécil en mitad de la frase” pensó Esther para sí, mientras trataba de recobrar el aire y seguir a aquellas dos mujeres dentro del aula.

Kate y Maca entraron en clase y el resto de alumnos con ellas. Esther se quedó un poco rezagada, pero también entró buscando un sitio donde dejar sus cosas y prestar atención al grupo.

Maca y Kate se quedaron hablando unos minutos entre ellas, mientras todos tomaban asiento. Esther las contempló con interés, pues de todo se aprendía y ella no quería fallarle a Kate. De pronto Kate se dirigió a la clase.

-       Bueno chicos, como ya os comenté, hoy cambiamos de concepto y también de modelo, porque Claudia este mes tiene trabajo. Así que os presento a Maca –Maca alzó un segundo la mano en señal de saludo y recibió a cambio curiosas miradas-,  nos acompañará este mes para que trabajemos sobre los desnudos, por lo que espero vuestra profesionalidad y máxima concentración en el trabajo, ya que ya sabéis que no es fácil ni cómodo mantener este tipo de posado durante mucho tiempo y no quiero que abusemos de la generosidad de Maca –les puso en antecedentes Kate dando por hecho a lo que se refería-.

Esther echó un vistazo a la clase, y calculó que la media era de unos veinticinco para arriba. De pronto se sintió pequeña y tragó saliva con dificultad, ella no sabía nada aún sobre como trabajar con modelos profesionales, ni siquiera controlaba muchas de las técnicas que sin duda el resto de los que allí estaban si hacían. La inseguridad se apoderó de ella “¿qué coño hago yo aquí?” se preguntó encogiéndose en su silla, perdiendo el hilo de la conversación de Kate por unos momentos.

-       Bueno, y antes de que nos pongamos a trabajar, también os quiero presentar a una nueva compañera un tanto especial… ¡Esther ven aquí! –Kate la llamó de pronto y Esther cogida por sorpresa casi se cayó de la silla lo cual hizo que se escucharan unas risas apagadas por el aula-.

Esther se puso roja en un segundo, deseando que la tierra se le tragara, pero Kate seguía mirándola e invitándola a ir hasta ella con un gesto de la mano, así que tuvo que levantarse de su asiento y hacer lo que se le pedía. Kate se colocó detrás de ella y apoyó las dos manos sobre sus hombros dándole un afectuoso y disimulado masaje para que se calmara.

-       Ella es Esther, es alumna de primero y está haciendo un experimento conmigo, así que espero que todos la ayudéis para que se sienta cómoda con nosotros y me de su mayor rendimiento, ¿de acuerdo? –les dijo Kate al resto de los presentes-.

Esther se atrevió a mirar a la cara de sus compañeros y descubrió que la mayoría sonreía con afecto y asentían. De pronto se sintió más tranquila.

-       Estupendo… pues vamos a empezar chicos… -dijo Kate dando una palmada-. Todos preparando el material y en sus puestos… no quiero que Maca tenga que esperaros. ¡Venga, manos a la obra! Alex, hazme un favor y encárgate de enseñarle a Esther qué tiene que hacer que yo tengo que ocuparme de la escena.

Esther se volvió esperando encontrarse al chico que la ayudaría a introducirse en la clase, pero en su lugar apareció una chica de pelo corto y rubia que le sonrió con candidez.

-       Hola, yo soy Alejandra… Alex, ¿vale? –se presentó la joven-.
-       Hola, Esther, encantada –le devolvió la sonrisa Esther un poco aún cohibida-.
-       Ven que te enseño como lo hacemos… ya verás que bien te lo pasas, son una pasada de clases –le dijo la chica para tranquilizarla y Esther la siguió más animada-.

….

Esther se colocó donde le indicaron, y escuchó atenta las observaciones que Kate les dio antes de empezar a trabajar. Había términos que no entendía, y empezó a angustiarse, aún así no quiso interrumpir con preguntas que seguro al resto le parecerían estúpidas y esperó callada a que Kate terminara de reconducir al resto de compañeros. De pronto Maca apareció en la clase con un kimono rojo y todos guardaron silencio. Kate se acercó a hablar con Maca, pero Esther no escuchaba nada desde donde estaba… sólo veía a Maca asentir ante las indicaciones de Kate y luego se dejó colocar por ella, parecía tan distante que casi le parecía irreal que fuera la misma chica a la que había dibujado tantas veces, “Laura tenía razón… tanta obsesión por terminar un dibujo termina desfigurando la realidad” pensó y luego echó un vistazo a los compañeros que tenía al lado desviando su atención de Kate y Maca. Alex estaba a su izquierda y estaba ajustando su caballete y su material de trabajo antes de que tuvieran que empezar… Esther miró su propio lienzo y soltó un suspiro… “Madre mía, donde me he metido” pensó para sí, pues aquello no tenía nada que ver con las clases con otros alumnos más o menos de su nivel que había recibido, ni siquiera había entendido muchas de las explicaciones base de la composición de las que Kate había hablado, y para total consternación suya, encima, le habían empezado a sudar las manos de los nervios.

-       Bueno –Kate se giró hacia el grupo y se miró el reloj de pulsera-, vamos a fijar cuarenta y cinco minutos para trazar la figura y luego hacemos el primer descanso para que Maca pueda desentumecerse ¿de acuerdo?

El grupo hizo un ruido de movimientos varios como asentimiento y Kate supo que estaban listos. Se aseguró de que la temperatura en la zona de Maca estuviera ya en su punto, reorganizó un poco la luz que incidía en ella, y recolocó un poco el Kimono que ésta llevaba puesto para que mostrara sólo lo que ella deseaba.

-       Vamos allá… aprovechar el tiempo –les dijo Kate y se apartó de la escena dejando a Maca al descubierto-.


Apenas unos instantes de puro silencio, y el sonido del carboncillo acariciando la tela del lienzo empezó a escucharse por todo el aula. Esther se quedó paralizada, aterrada por no saber por dónde empezar ni qué hacer, agobiada por el hecho de sentirse minúscula rodeada de toda esa gente que miraba concentrada hacia Maca trasladando proporciones al lienzo.  Kate sin embargo, no se había olvidado de ella.

-       Espera un momento, no te agobies –le susurró pasando por su sitio para luego seguir dando la vuelta al resto de sus compañeros-.

Esther la siguió con la mirada mientras Kate terminaba de asegurarse de que todos habían empezado sin problemas y aclarando algunas dudas de algunos de los alumnos, luego volvió a su lado.

-       Ya estoy aquí ¿agobiada? –le preguntó Kate con una sonrisa, Esther estaba convencida de que se le veía en la cara la respuesta, así que le contestó con una mueca de pocos amigos que hizo reír a Kate-… jajaja… ¡no os preocupéis, seguir! –les dijo a los pocos que se habían distraído por su risa. Cogió a Esther por los hombros y empezó a hablarle en voz baja para no entorpecer más la concentración del resto-. Bueno, no pasa nada… olvídate de todo lo que he dicho, eso sólo sirve para ellos, lo que espero de ti es diferente. Quiero que hagas lo mismo que hemos hecho estos meses atrás ¿vale?, sólo que ahora se lo tienes que aplicar a ella… -Kate guió suavemente el cuerpo de Esther para que saliera de detrás de su caballete y mirara hacia Maca-.

Esther se topó de pronto con la escenografía que había que retratar.


-       ¿Recuerdas lo que explicamos cuando tratábamos de captar el movimiento de los árboles y cómo plasmar en lienzo las emociones que trasmite un grupo de gente en un acontecimiento concreto?... –Esther si lo recordaba y asintió aunque no fue capaz de decir nada-… ¡pues todo eso está ahí!, ella está viva, aunque no se mueva, se mueve y hay un acumulo de emociones que la envuelven… así que observa y pinta… no importa la técnica que tengas ni tampoco el material que utilices, solo trata de definirla ¿de acuerdo?

Esther no dijo nada, pero Kate supo perfectamente que la había entendido por cómo miraba ahora a Maca y la dejó sola.

“Es ella”… aquella frase retumbó en la cabeza de Esther durante largo rato mientras la mirada, pues ante sus ojos, la imagen distante y algo fría que hasta ahora había transmitido la modelo, se había evaporando dejando paso a aquella sensualidad innata que llevaba un año colándose en sus sueños.

Continuará...

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