“DIBUJADA EN MI MENTE"
(Fanfic escrito para el foro Maca&Esther –Hospital Central-, por Sageleah)
DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.
11
Tres
meses después.
Esther fue recogiendo su material sintiéndose
cada vez más melancólica. A pesar de saber que ese fin de semana se ponía fin
al curso especial de pintura, Esther aún no quería asimilarlo y la despedida de
Kate al grupo había puesto un punto y final a una aventura maravillosa. Esther
había aprendido tanto en tan poco tiempo, y sin embargo se sentía tan vacía,
que no podía creer que todo hubiera pasado tan rápido. El resto de compañeros
fueron saliendo poco a poco, a ella sin embargo le costaba abandonar el aula.
-
Esther,
no te vayas aún… tengo que hablar contigo –le dijo de pronto Kate acercándose a
ella mientras terminaba de despedir a los alumnos que se habían rezagado para
despedirse personalmente-.
El corazón de Esther dio un brinco
inesperado. Terminó de recoger sus cosas con mayor celeridad y esperó ansiosa a
que Kate terminara de hablar con los demás. Mientras observaba a Kate trató de
definir sus sentimientos hacia ella, la admiraba, de muchas y diversas formas…
había sido poco tiempo, pero había notado la conexión entre ellas desde el
primer día. De hecho, aquello le había creado alguna que otra pataleta de
envidia con algunos compañeros, pues Kate se había volcado en ella de un modo
especial y nada disimulado. Sí, la admiraba. Kate era el tipo de mujer al que
quería parecerse algún día, fuerte, decidida, valiente y sincera… admiraba su
talento y su forma de ver la vida.
Por fin se quedaron a solas. Kate se giró
hacia ella con una gran sonrisa y a Esther como siempre le entró la timidez de
sentirse el centro de atención de su azul y penetrante mirada.
-
¡Por
fin! –musitó Kate y la cogió por los hombros-. Hoy te encontré muy tristona en
clase.
-
Lo
siento, es que no puedo creer que se haya terminado –reconoció Esther-. Daría
lo que fuera por que estos tres meses se convirtieran en años, he aprendido más
en ellos que en los cinco que estuve en la academia.
Kate la apretó suavemente y luego se separó
de ella para dirigirse a su mesa.
-
Me
alegro de escuchar eso, porque tengo algo que proponerte –le dijo Kate-.
Esther la miró sin entender, pero sus antenas
se pusieron en guardia enseguida.
-
Jajaja…
veo que te interesa –se rió Kate al ver la transparencia de su cara, una de las
cosas que más le gustaban de aquella niña que llegaría muy lejos algún día,
estaba convencida de ello-. Como ya os expliqué, la universidad no quería que
el curso se solapara con los exámenes finales de junio, por eso sólo ha durado
tres meses. En principio, y visto la evolución en conjunto del grupo, creo que
ha sido una decisión acertada, aunque no creo que sea la mejor para ti.
A Esther su corazón ya le destrozaba el pecho
por la expectación.
-
Ven,
quiero que veas algo –le dijo Kate y Esther hizo un esfuerzo por no caerse por
las escaleras cuando bajó a su encuentro-.
Kate empezó a extender sobre la mesa
fotocopias a color de distintos lienzos.
-
¿qué
ves? –le preguntó Kate-.
Esther observó los trabajos, había distintas
técnicas de pintura, colores cálidos, otros más fríos y siniestros… sin embargo
un sentimiento universal se vislumbraba en aquellos dibujos de siluetas humanas.
-
Deseo,
pasión…. Sexo, sexo… lujuria, envidia, sensualidad…. –Esther fue definiendo los
cuadros como Kate les había enseñado, tratando de adjudicarles una palabra que
definiera el principal componente de la composición-.
-
Sí,
hay de todo eso. La primera reacción del ser humano adulto cuando ve un cuerpo
desnudo que le resulta sugerente suele llevar implícita alguna de esas cosas,
es algo innato por lo general –le dijo Kate-. Pero siempre hay una excepción,
personas que son capaces de ver en una sola impresión, cosas que el resto no es
capaz de vislumbrar hasta que no rompe con sus instintos más básicos.
Kate sacó en aquel punto una hoja de bloc de
su carpeta y la puso también sobre la mesa.
-
¿Qué
ves? –le volvió a preguntar-.
Esther miró la hoja, incrédula miró a Kate
que asintió con una sonrisa, y luego volvió a mirar el dibujo. Lo cogió entre
sus manos, era suyo… el rubor asomó en sus mejillas, ahora sabía cual era el
trabajo que el profesor Suárez le había presentado a Kate, por qué ella la
había escogido.
-
¿Te
avergüenzas? –le preguntó Kate viendo que la joven no era capaz de decir nada y
se iba poniendo colorada por momentos-.
-
Un
poco… no es precisamente mi mejor creación –contestó con sinceridad Esther-.
-
¿De
dónde copiaste a la modelo? –le preguntó Kate con una sonrisa, aunque tenía una
idea bastante clara de ello-.
Esther se puso más roja todavía, ahora sabía,
que Kate sabía, que ella la había espiado en una de sus clases y que había
tomado su modelo para hacer el boceto.
-
Bueno…
fue el año pasado. Mi amiga y yo vinimos a ver si nos habían cogido en la
facultad, y tuvimos que subir a los despachos porque en su nota aparecía una
anotación. El caso es que nos separamos para encontrar el despacho y yo topé
sin querer con tu aula… ni siquiera sabía de qué se trataba, pero vi a gente
pintando y sentí curiosidad así que miré y estaban trabajando con una modelo de
carne y hueso. Sé que no debería haber espiado, pero fue tan solo unos minutos,
te lo juro –se apresuró a asegurarle Esther, no sabía si aquello había podido
molestar a Kate-.
Kate la miró seria y luego extendió la mano
para que Esther le devolviera el dibujo, lo cual hizo inmediatamente. Kate lo
miró durante un largo silencio.
-
¿Me
estás diciendo que hiciste este dibujo después de haber visto a la modelo sólo
un par de minutos? –le preguntó Kate-.
-
Sí,
lo prometo… sólo miré unos minutos, luego la modelo me pilló mirando y me sentí
tan avergonzada de estar espiando que me quité rápidamente de la puerta –Esther
ya no sabía que más decir, realmente sentía haber sido tan indiscreta-.
Kate se quedó callada unos segundos más sin
dar crédito. Sabía que Esther era incapaz de mentir, de hecho no tenía
necesidad de ello, pero aquello superaba con creces a sus iniciales
suposiciones sobre el dibujo de Esther y era difícil de creer.
-
¡Es
increíble! –musitó finalmente Kate-. Tan sólo pudiste verla unos minutos y ya
captaste más verdad de ella de lo que lo hicieron los alumnos de postgrado
después de trabajar con ella durante meses. ¡Realmente increíble!
Esther la miró sin entender nada. De pronto
Kate la miró directamente a los ojos y sonrió ampliamente.
-
¿Te
gustaría tener la oportunidad de poder volver a dibujarla? Me refiero a de
verdad, posando, no captando pequeños detalles e imaginarte el resto luego –le
propuso Kate-.
Esther se quedó atónita.
-
Sí,
claro que sí –respondió rápidamente. Como no hacerlo si Kate le brindaba en
bandeja el poder trabajar con modelos reales, y concretamente con aquella con la
que tenía una cuenta pendiente de la que no podría escapar, al menos hasta que
pudiera dibujarla o eso creía-. ¿Pero cómo? El curso se ha terminado.
-
Te
unirás al último mes de los alumnos de mi postgrado. Te advierto que no te será
fácil llevarlo todo adelante pues tendrás que compaginar tus exámenes finales
con los fines de semana que nos quedan en el curso. Si quieres puedo darte unos
días para que te lo pienses –le ofreció Kate-.
-
No,
no necesito pensarlo. Quiero hacerlo –le dijo tajante y feliz Esther-.
Kate le removió el pelo en un gesto bastante
maternal. Esther despertaba una luz muy especial y entrañable.
-
Entonces
empezaremos el sábado que viene. Me muero por ver tu visión completa sobre Maca
–musitó Kate mirando el dibujo que había hecho Esther de su amiga-.
“Maca…” memorizó Esther en su cabeza el
nombre de quien debía ser la modelo que su obsesión por ella había brindado a
Esther la oportunidad de trabajar junto a Kate en una oportunidad tan única e
importante para su futuro.
Esther asintió cuando Kate volvió a mirarla a
los ojos.
-
Anda
vete… y trata de adelantar entre semana, no quiero que decaigan tus notas por
esto ¿está claro? ¡Espero mucho de ti! –le dijo Kate empujándola a despedirse-.
-
Sí,
estudiaré… Gracias Kate –le agradeció Esther su confianza en ella-.
-
Anda
ve –le dijo sin más Kate y Esther recogió su mochila del suelo y se dirigió
hacia la salida-.
De pronto recordó que no había contestado a
la pregunta de Kate y se giró para hacerlo desde la puerta.
-
Vulnerabilidad…
-pronunció-.
Kate levantó la mirada del dibujo, pues se
había quedado ojeándolo nuevamente, y se topó con los ojos de Esther.
-
Es
la respuesta a tu pregunta sobre mi dibujo, se sentía vulnerable. Es lo que vi –le
explicó Esther-.
Y Kate le sonrió y asintió con la cabeza
antes de ver como Esther le devolvía la sonrisa y abandonaba del todo el aula.
Tras volver a mirar el dibujo, Kate determinó que aquella niña tenía razón, el
dibujo que había hecho de Maca a pesar de estar en una postura tan provocativa y
de que sus curvas eran casi un grito sexual por si mismas, estaba trazado con
candidez, con mimo… y la postura de sus hombros, de su mentón, de su cara
difuminada en sombras a golpe de carboncillo, imprimían al dibujo una
vulnerabilidad sensualmente femenina de un gusto exquisito. ¡Era increíble!
12
Maca aparcó el coche y Kate salió del suyo
nada más verla.
-
¿Estás
despierta?..jaja… –le preguntó Kate con una sonrisa al ver a Maca salir del
vehículo con las gafas de sol puestas a pesar de lo temprano que era-.
-
A
duras penas, para qué engañarte…jaja… -le contestó Maca también con una sonrisa
y se levantó las gafas poniéndoselas de diadema sobre el pelo, entrecerrando los
ojos nada más recibir la luz del sol en la cara-. Ufff… esto de madrugar en
sábado es inhumano, Kate.
-
Jajaja…
ni que lo digas, pero es lo que tienen los postgrados, que han de ser en fin de
semana. ¡Anda vamos!, te invito a un café –le dijo Kate-.
Y Maca la siguió por el campus en dirección a
la cafetería, mientras ambas se ponían al día después de un mes sin verse.
---
Esther saltó del autobús nada más abrir sus
puertas. Miró el reloj por enésima vez y supo que llegaba tarde. “Menuda forma
de empezar” pensó, y echó a correr hacia la clase todo lo que pudo, cuando
llegó y vio a un grupo de personas hablando fuera de clase frenó el paso y se
detuvo para coger aire.
-
¿De
maratón de buena mañana?
Esther pegó un brinco al escuchar aquella voz
risueña e inconfundible, se giró aún colorada por el esfuerzo, pues estaba a
punto de que le diera flato, y se irguió para saludar.
-
Pensé
que llegaba… -Esther se quedó sin habla durante un instante al chocarse con la
mirada de Kate, que venía seguida de la sobria de la modelo, venían juntas-…
tarde –terminó la frase-.
Kate se rió, la timidez que convivía en
Esther chocaba muchísimo con la pasión que escondía en su arte. Apoyó una mano
en su hombro y se lo apretó con cariño.
-
Pues
ya ves que no… llegas puntual. Anda vamos, que hoy es día de presentaciones –le
dijo Kate y Esther asintió sin decir nada más-.
“Genial, encima de resoplar como una foca, me
quedo como una imbécil en mitad de la frase” pensó Esther para sí, mientras
trataba de recobrar el aire y seguir a aquellas dos mujeres dentro del aula.
Kate y Maca entraron en clase y el resto de
alumnos con ellas. Esther se quedó un poco rezagada, pero también entró
buscando un sitio donde dejar sus cosas y prestar atención al grupo.
Maca y Kate se quedaron hablando unos minutos
entre ellas, mientras todos tomaban asiento. Esther las contempló con interés,
pues de todo se aprendía y ella no quería fallarle a Kate. De pronto Kate se
dirigió a la clase.
-
Bueno
chicos, como ya os comenté, hoy cambiamos de concepto y también de modelo,
porque Claudia este mes tiene trabajo. Así que os presento a Maca –Maca alzó un
segundo la mano en señal de saludo y recibió a cambio curiosas miradas-, nos acompañará este mes para que trabajemos
sobre los desnudos, por lo que espero vuestra profesionalidad y máxima
concentración en el trabajo, ya que ya sabéis que no es fácil ni cómodo
mantener este tipo de posado durante mucho tiempo y no quiero que abusemos de
la generosidad de Maca –les puso en antecedentes Kate dando por hecho a lo que
se refería-.
Esther echó un vistazo a la clase, y calculó
que la media era de unos veinticinco para arriba. De pronto se sintió pequeña y
tragó saliva con dificultad, ella no sabía nada aún sobre como trabajar con
modelos profesionales, ni siquiera controlaba muchas de las técnicas que sin
duda el resto de los que allí estaban si hacían. La inseguridad se apoderó de
ella “¿qué coño hago yo aquí?” se preguntó encogiéndose en su silla, perdiendo
el hilo de la conversación de Kate por unos momentos.
-
Bueno,
y antes de que nos pongamos a trabajar, también os quiero presentar a una nueva
compañera un tanto especial… ¡Esther ven aquí! –Kate la llamó de pronto y
Esther cogida por sorpresa casi se cayó de la silla lo cual hizo que se
escucharan unas risas apagadas por el aula-.
Esther se puso roja en un segundo, deseando
que la tierra se le tragara, pero Kate seguía mirándola e invitándola a ir
hasta ella con un gesto de la mano, así que tuvo que levantarse de su asiento y
hacer lo que se le pedía. Kate se colocó detrás de ella y apoyó las dos manos
sobre sus hombros dándole un afectuoso y disimulado masaje para que se calmara.
-
Ella
es Esther, es alumna de primero y está haciendo un experimento conmigo, así que
espero que todos la ayudéis para que se sienta cómoda con nosotros y me de su
mayor rendimiento, ¿de acuerdo? –les dijo Kate al resto de los presentes-.
Esther se atrevió a mirar a la cara de sus
compañeros y descubrió que la mayoría sonreía con afecto y asentían. De pronto
se sintió más tranquila.
-
Estupendo…
pues vamos a empezar chicos… -dijo Kate dando una palmada-. Todos preparando el
material y en sus puestos… no quiero que Maca tenga que esperaros. ¡Venga,
manos a la obra! Alex, hazme un favor y encárgate de enseñarle a Esther qué
tiene que hacer que yo tengo que ocuparme de la escena.
Esther se volvió esperando encontrarse al chico
que la ayudaría a introducirse en la clase, pero en su lugar apareció una chica
de pelo corto y rubia que le sonrió con candidez.
-
Hola,
yo soy Alejandra… Alex, ¿vale? –se presentó la joven-.
-
Hola,
Esther, encantada –le devolvió la sonrisa Esther un poco aún cohibida-.
-
Ven
que te enseño como lo hacemos… ya verás que bien te lo pasas, son una pasada de
clases –le dijo la chica para tranquilizarla y Esther la siguió más animada-.
….
Esther se colocó donde le indicaron, y
escuchó atenta las observaciones que Kate les dio antes de empezar a trabajar.
Había términos que no entendía, y empezó a angustiarse, aún así no quiso
interrumpir con preguntas que seguro al resto le parecerían estúpidas y esperó
callada a que Kate terminara de reconducir al resto de compañeros. De pronto
Maca apareció en la clase con un kimono rojo y todos guardaron silencio. Kate
se acercó a hablar con Maca, pero Esther no escuchaba nada desde donde estaba…
sólo veía a Maca asentir ante las indicaciones de Kate y luego se dejó colocar
por ella, parecía tan distante que casi le parecía irreal que fuera la misma
chica a la que había dibujado tantas veces, “Laura tenía razón… tanta obsesión
por terminar un dibujo termina desfigurando la realidad” pensó y luego echó un
vistazo a los compañeros que tenía al lado desviando su atención de Kate y Maca.
Alex estaba a su izquierda y estaba ajustando su caballete y su material de
trabajo antes de que tuvieran que empezar… Esther miró su propio lienzo y soltó
un suspiro… “Madre mía, donde me he metido” pensó para sí, pues aquello no
tenía nada que ver con las clases con otros alumnos más o menos de su nivel que
había recibido, ni siquiera había entendido muchas de las explicaciones base de
la composición de las que Kate había hablado, y para total consternación suya,
encima, le habían empezado a sudar las manos de los nervios.
-
Bueno
–Kate se giró hacia el grupo y se miró el reloj de pulsera-, vamos a fijar
cuarenta y cinco minutos para trazar la figura y luego hacemos el primer descanso
para que Maca pueda desentumecerse ¿de acuerdo?
El grupo hizo un ruido de movimientos varios
como asentimiento y Kate supo que estaban listos. Se aseguró de que la
temperatura en la zona de Maca estuviera ya en su punto, reorganizó un poco la
luz que incidía en ella, y recolocó un poco el Kimono que ésta llevaba puesto
para que mostrara sólo lo que ella deseaba.
-
Vamos
allá… aprovechar el tiempo –les dijo Kate y se apartó de la escena dejando a
Maca al descubierto-.
Apenas unos instantes de puro silencio, y el
sonido del carboncillo acariciando la tela del lienzo empezó a escucharse por
todo el aula. Esther se quedó paralizada, aterrada por no saber por dónde
empezar ni qué hacer, agobiada por el hecho de sentirse minúscula rodeada de
toda esa gente que miraba concentrada hacia Maca trasladando proporciones al
lienzo. Kate sin embargo, no se había
olvidado de ella.
-
Espera
un momento, no te agobies –le susurró pasando por su sitio para luego seguir
dando la vuelta al resto de sus compañeros-.
Esther la siguió con la mirada mientras Kate
terminaba de asegurarse de que todos habían empezado sin problemas y aclarando
algunas dudas de algunos de los alumnos, luego volvió a su lado.
-
Ya
estoy aquí ¿agobiada? –le preguntó Kate con una sonrisa, Esther estaba convencida
de que se le veía en la cara la respuesta, así que le contestó con una mueca de
pocos amigos que hizo reír a Kate-… jajaja… ¡no os preocupéis, seguir! –les
dijo a los pocos que se habían distraído por su risa. Cogió a Esther por los
hombros y empezó a hablarle en voz baja para no entorpecer más la concentración
del resto-. Bueno, no pasa nada… olvídate de todo lo que he dicho, eso sólo
sirve para ellos, lo que espero de ti es diferente. Quiero que hagas lo mismo
que hemos hecho estos meses atrás ¿vale?, sólo que ahora se lo tienes que
aplicar a ella… -Kate guió suavemente el cuerpo de Esther para que saliera de
detrás de su caballete y mirara hacia Maca-.
Esther se topó de pronto con la escenografía
que había que retratar.
-
¿Recuerdas
lo que explicamos cuando tratábamos de captar el movimiento de los árboles y
cómo plasmar en lienzo las emociones que trasmite un grupo de gente en un
acontecimiento concreto?... –Esther si lo recordaba y asintió aunque no fue
capaz de decir nada-… ¡pues todo eso está ahí!, ella está viva, aunque no se
mueva, se mueve y hay un acumulo de emociones que la envuelven… así que observa
y pinta… no importa la técnica que tengas ni tampoco el material que utilices,
solo trata de definirla ¿de acuerdo?
Esther no dijo nada, pero Kate supo
perfectamente que la había entendido por cómo miraba ahora a Maca y la dejó
sola.
“Es ella”… aquella frase retumbó en la cabeza
de Esther durante largo rato mientras la mirada, pues ante sus ojos, la imagen
distante y algo fría que hasta ahora había transmitido la modelo, se había
evaporando dejando paso a aquella sensualidad innata que llevaba un año
colándose en sus sueños.
Continuará...
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