“DIBUJADA EN MI MENTE"
(Fanfic escrito para el foro Maca&Esther –Hospital Central-, por Sageleah)
DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.
13
Jueves.
Laura llamó a la puerta del estudio de Esther
a pesar de que estaba abierta.
-
¿Se
puede? –preguntó con una sonrisa-.
Esther se giró sobresaltada, estaba tan
metida en lo que hacía que ni siquiera había escuchado que llamaran al timbre o
que su madre hubiera abierto la puerta de casa.
-
Joderrr…
¡que susto! –se quejó Esther poniéndose una mano en el pecho-. ¡Casi me da un
“jamacuco”, tía!
-
Pues
menos mal que he llamado a la puerta… jajaja… Desde el fin de semana estás en
Babia –le recriminó Laura acercándose con sus cosas al escritorio-.
-
¿Qué
hora es? –le preguntó Esther evitando el tema-.
-
Las
seis, habíamos quedado para estudiar ¿recuerdas? –le dijo Laura sacando su
trabajo-.
Esther cerró una libreta y trató de guardarla
bajo el follón de apuntes que tenía encima de la mesa antes de que Laura la
viera.
-
¿Qué
tienes ahí? –le preguntó Laura con una sonrisa traviesa, pues Esther era demasiado
mala disimulando, y mucho más mintiendo-. ¿No tendrás algo que no quieres que
vea, no?
-
¡No
digas bobadas anda! –dijo Esther tratando de aparentar indiferencia, pero su
cara no la acompañaba y Laura se empezó a reír-.
-
Enséñamelo,
no seas tonta… -le pidió Laura extendiendo la mano-.
-
¡No
sé de qué me hablas, te lo juro! –le dijo Esther poniéndose a abrir los libros
que necesitaban para empezar a estudiar, pero su tono de piel empezó a
colorearse delatándola más todavía-.
-
¡Venga
yaaa! Se que estabas dibujándola…. –le dijo Laura, y de un tirón extrajo la
libreta que había escondido Esther antes de que ésta consiguiera reaccionar-.
-
Joder
Lauraaaaa… -se quejó Esther tratando de quitársela de las manos-… es privado.
-
Jajaja…
-Laura se rió de sus intentos de quitarle la libreta, y la abrió a fin de que
Esther parara de intentarlo-. ¡Vayaaaaa… y tanto que es privado! –soltó Laura
parándose en seco tras ver lo que Esther había estado haciendo, incrédula pasó
una página, y luego otra, y otra…-.
Esther se pasó las manos por la cara…
“mierda, por si no bastara con saber una misma que se está volviendo loca,
encima también tengo que pasar por el bochorno de que sea público”… pensó.
-
Tía,
tú estás mal…. Pero que muy mal…. –pronunció Laura lentamente y giró el
cuaderno hacia Esther-. ¿Se puede saber desde cuando has empezado a tener esta
habilidad compulsiva?
Esther miró los trazos repetitivos sobre las
hojas…. Siluetas de sus brazos, de sus piernas, su espalda… y esos ojos… Esther
trazaba y trazaba bocetos incompletos de ella, de mil ángulos diferentes… día y
noche… no podía detenerlo, no desde aquel fin de semana. La obsesionaba. Miró a
Laura a los ojos, ella tenía razón, su dibujo se había vuelto compulsivo, casi
caótico, buscando la perfección de plasmar todo lo que sentía. Esther resopló,
no tenía fuerzas ni ganas de explicarlo.
-
Anda,
vamos a estudiar –dijo sin más volviendo a sentarse-.
Laura se le quedó mirando esta vez sin rastro
ya de bromas. ¿Qué le pasaba? Acudió a su lado, Esther ya se había puesto a
preparar lo que tenían que estudiar.
-
¿Esther,
estás bien? ¡Era sólo una broma! Perdona… -le dijo Laura devolviéndole el
cuaderno, tenía la sensación de que había metido la pata-.
Esther apoyó un codo sobre el escritorio y
dejó caer su cabeza contra su mano mientras la miraba y con la otra cogía la
libreta.
-
No
es eso, no te preocupes… ya sé que no me juzgas Laura –le dijo Esther y se le
quedó mirando pues Laura aun tenía aquella invitación a hablar en el rostro-.
Es que no sé… pensaba que aceptando la posibilidad de poder dibujar a esta tía
de verdad, me quitaría esta cuenta pendiente que llevo arrastrando, y de
repente me encuentro con esto –trató de explicarse Esther abriendo las páginas
de aquella libreta-.
Laura contempló las hojas mientras Esther las
pasaba algo angustiada.
-
¿Qué
coño estoy haciendo Laura? Es peor que antes, no paro de dibujarla… cuanto más
la miraba más diferente se me mostraba… no logro captar sus detalles, la miro y
lo mismo la encuentro fría que de pronto trasmite calor… No sé, quizá es que
estoy volviéndome loca –concluyó Esther pasándose las manos por el pelo-.
-
Tú
no tienes nada de loca, créeme –le dijo Laura pasándole un brazo por los
hombros y dándole un abrazo-.
-
Ya…
pues empiezo a tener mis serias dudas. Se supone que cuando uno tiene material
visible, tangible para trabajar, pues le es más fácil hacerlo… pero a mí me
está pasando lo contrario. Es como si se fuera a esfumar si dejo de dibujarla,
¿entiendes?
-
Lo
que entiendo es que estás sometida a un estrés brutal. ¡No, escúchame! –le dijo
Laura viendo que Esther resoplaba ignorándola-. Te has pasado los últimos seis
meses haciendo trabajos a un nivel que la mayoría no alcanza hasta tercer
curso, y algunos no alcanzan en su puta vida. Tú no te das cuenta, porque te apasiona
lo que haces, pero ya el mero hecho de cambiar del instituto a la facultad es
una mochila de cien kilos a cuestas para la mayoría de nosotros, y tú además de
colgártela a las espaldas te has dedicado a escalar la montaña más empinada que
se te ha puesto por delante… ¿Sabes cuando fue la última vez que saliste un fin
de semana con los chicos y conmigo?
-
Y
eso que tiene que ver, sabes que he estado muy ocupada con… -se defendió Esther
como si Laura se lo estuviera recriminando-.
-
Desde
Enero, Esther… -le contestó Laura ignorándola-.
Esther abrió los ojos
como platos, no podía ser.
-
Sí,
exacto… -le dijo Laura como si contestara a sus preguntas-. Primero fue por los
exámenes, luego por lo del curso con Kate y hasta ahora.
-
Pero
hemos quedado los viernes –le dijo Esther, de pronto tuvo la sensación de que
su vida había transcurrido sin ella en el último año-.
-
Sí,
pero damos una vuelta y luego te recoges… y la última vez que quedaste con la
pandilla para comer y echar una peli hace ya más de un mes –le hizo memoria
Laura-.
-
Joder…
pero si hablé con Rául hace nada… -Esther empezó a tomar conciencia de la
realidad y se dio cuenta de que su concepto del tiempo estaba desvirtuado-… mierda
no, fue hace un par de semanas por lo del nuevo coche.
-
Coche
que todos ya hemos probado porque fuimos a la sierra –le anunció Laura-.
-
¿A
la sierra? ¿cuándo? –Esther no podía creérselo, no se había enterado de nada-.
-
La
semana pasada, te avisé, pero tú tenías que estudiar por lo del nuevo curso del
fin de semana, para que no te pillara el toro ¿lo recuerdas? –le contestó
Laura-.
-
Sí,
es verdad –reconoció Esther, el mazazo de darse cuenta de lo ausente que había
estado para sus amigos empezaba a desentumecerla-.
-
Lo
que trato de decirte es que no te agobies… que llevas tantos meses metida en el
trabajo y los estudios que es normal que ahora esto también se te venga encima,
así no hay ser humano que aguante –concluyó Laura volviendo de nuevo a la
libreta que había abierto la caja de los truenos de su amiga-.
Esther miró de nuevo sus dibujos.
-
Quizá
tengas razón… demasiada presión para funcionar –reconoció Esther y le dedicó
una tímida sonrisa-.
-
Pues
sí… así que tranquila.
-
Sí - contestó Esther-.
-
Venga,
pongámonos a estudiar lo que nos queda y luego nos vamos a dar una vuelta. Creo
que hoy a las nueve y media Javier y
Héctor iban a Twister, podemos quedar con ellos ¿te apetece? –le preguntó
Laura-.
-
La
verdad es que sí –le dijo Esther con una sonrisa, de pronto le apetecía muchísimo
volver a ver a su gente-.
-
Genial…
pues al curro. Cuanto antes empecemos, antes acabamos.
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14
“Rojo. Rojo como la sangre… como amapolas
rojas bajo el pleno sol del medio día, rojo como el carmín desfigurado en una
mejilla, rojo del corazón de la sandía… Rojo. “¿Cómo puede latir tan rápido?”…
Rojo… una luz no invitada incide en su hombro desnudo. “La piel debería ser
pálida”, pienso… pero es carne, color carne que no se conseguir en mis
mezclas…. Y la tela cae como una cortina suave por su espalda… roja, cálida…
rojo. “Necesito más rojo”… su pierna
esconde pliegues y sombras que invitan al misterio, mientras su piel se
estremece bajo el rojo arterial que ahora bombea en su calidez…. “Si pudiera
tocarla”.
-
Esther….
Esther…despierta.
-
¡¡¿Qué?
¿qué?!! –se despertó sobresaltada sin saber dónde estaba-.
-
Tíaaa…
no chilles, que me duele todo –la voz pastosa de Laura le devolvió a la
realidad-.
Miró a su alrededor. Los zapatos por el suelo
de cualquier forma, los vaqueros sobre la silla, su mochila al pie de la mesa
de Laura. Se pasó una mano por el pelo, habían salido por todo lo alto aquella
noche y se había quedado a dormir en casa de Laura porque su madre tenía
guardia. Cerró los ojos un segundo, a ella también le dolía todo.
-
¿Qué
hora es? –le preguntó Esther tratando de ponerse en activo-.
-
Las
ocho… -musitó Laura que dormía a su lado, pues ella no contaba con cama nido
para las visitas-.
-
¡LASSS
OCHOOOO! ¡MIERDAAAAA… MIERDAAAAA! –Esther salió de la cama dando botes, pues a
ese paso llegaría tarde-.
Laura se echó la
almohada por lo alto. Lo último que necesitaba eran aquellos gritos de buena
mañana. Esther se quitó el pijama de camino al baño, se duchó a toda prisa y
volvió a la habitación al cabo de un cuarto de hora.
-
Laura,
coño levanta y échame una mano. Me tienes que llevar, sino llego tarde… -le
dijo Esther destapándola para que espabilara-.
-
Noooo….
Por Dios santo…. Si casi nos acabamos de acostar, ¿no puedes hacer “pellas”
como una adolescente normal? ¡Coño, que es sábado! –le pidió Laura, que a
aquellas horas no estaba para nadie-.
-
Joder
que no…. Venga, espabila…. Un trato es un trato… -Esther esta vez le quitó las sábanas
directamente de la cama, pues Laura se había vuelto a cubrir de pies a cabeza
con ellas-. Yo me desmelenaba un poco y salíamos de fiesta, y tú te asegurabas
de que pudiera llegar a la clase de Kate ¿recuerdas? –le recordó con retintín
Esther a un escaso palmo de su cara-.
-
Mierdaaaa
–musitó Laura rendida-.
-
Pues
eso, venga… -le dio prisa Esther-. Te pillo unos calcetines, que no se donde
coño he soltado los míos. Tía tu habitación es un desastre, que lo sepas –le
fue diciendo Esther mientras terminaba de dar vueltas y vestirse por la
habitación-.
Laura se puso en pie y abrió el armario en
busca del chándal, pues pensaba volverse a meter en la cama en cuanto cumpliera
con su parte del trato. En otros quince minutos ya habían conseguido meterse en
el coche rumbo a la facultad.
-
Tía,
¿cuándo te ha dado tiempo ha ducharte? –sentada ya al volante, Laura se dio
cuenta de que Esther llevaba el pelo mojado-.
-
Mientras
remoloneabas en la cama –le contestó Esther con una sonrisa-. La verdad es que
lo necesitaba, tengo el cuerpo que parece que me han dado una manta de palos.
-
Pues
anda que yo… en cuanto te deje me voy a la cama y no salgo de ella hasta que
sea de noche de nuevo –dijo Laura toda seria-.
Esther la miró y ambas empezaron a reírse. A
pesar de no estar para muchos trotes aquella mañana, las dos sabían que la
noche que habían pasado de fiesta había sido increíble. Esther tuvo la
agradable sensación de retomar aquella otra parte de su vida, donde no existía
la presión de los estudios ni las altas expectativas ni aquel carácter obsesivo
y perfeccionista que se apoderaba de ella cuando no lograba lo que quería.
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El espejo le devolvió su imagen, y Maca se
quedó mirándose como muchas veces antes. ¿Quién era aquella mujer? Se
preguntaba, había tanta gente que se acercaba a ella atraída por aquel aspecto,
y sin embargo para ella el cuerpo era un traje tan frío a veces. “Sólo carne”
pensó, amasijo de músculos, arterias y venas… edredón de vísceras sangrantes,
toscas y a la vez tan perfectas. Cubrió su desnudez con la bata. “Envoltorio en
envoltorio” pensó con una sonrisa cínica… si la gente entendiera lo efímera y
frágil que era aquella carne, si se dieran cuenta que en un segundo toda su
apariencia puede cambiar, que nada de eso importa… El recuerdo de Marta atravesó
su mente y apartó su vista del espejo. A veces, odiaba tanto su aspecto.
…
Esther llegó cuando el resto de compañeros ya
estaban preparando el material para el trabajo de aquel día. Miró a su
alrededor, y atisbó a Kate explicándole alguna cosa a un par de alumnos que le
enseñaban sus trabajos. Cogió el material y soltó en el pupitre lo que no
necesitaba, se acercó hasta Alex que la saludó y le dio dos besos, y se colocó
en su sitio a su lado. A pesar de haber llegado tarde, se sorprendió de lo
tranquila que se encontraba. Sin duda, empezarse a tomar las cosas con un poco
más de calma, sería una buena receta para ella.
---
-
Bueno
pues empecemos –anunció Kate al grupo-.
Maca se quedó quieta en la postura que Kate
le había indicado y a pesar de que siempre escuchaba las explicaciones que daba
a los alumnos, aquel día era uno de esos días en los que su mente no podía
quedarse quieta. Tomó aire tratando de calmarse, su cuerpo debía permanecer
quieto mientras su mente parecía estar frenética, llena de interrogantes e
inquietudes, de viejos fantasmas y nuevas pesadillas en las que no quería
regodearse. Aquella semana había sido tan dura, perder a Andrés, el niño de la
306 había sido…. Maca cerró los ojos apenas un par de segundos, no podía pensar
en eso ahora, los abrió y volvió a tomar aire. Era imposible quedarse quieta
con aquello rondándole por la cabeza, así que empezó a emplear el método que
mejor le venía en aquellos casos, observar a los alumnos. Empezó a fijarse uno
por uno en ellos. Ella también sabía como catalogarlos, leer en los rostros de
la gente siempre había sido una cualidad que había sabido jugar a su favor.
Deseo, concentración, preocupación… más deseo, envidia, sexo… sexo… podía
leerlo en sus ojos, en sus labios, en las arrugas de su frente… en aquella
mandíbula apretada, y otra vez en el dilatar de sus ojos. Sonrió cínicamente,
apenas un segundo antes de volver a relajar su rostro. La historia se repetía
constantemente, podía imaginar como la veían, la mayoría de los varones antes
de terminar el mes habrían soñado con ella, por obsesión creativa o por pura
lujuria, otros y sobretodo en el caso de las chicas, la envidia o la admiración
aparecería, quizá en alguna también despertara el deseo… aquello la volvió a
hacer sonreír. “Dios, que creída y superficial que eres” se dijo a sí misma, y
eso le hizo sonreír todavía más, al menos aquel juego lo conocía, tan volátil,
tan intrascendente, que no entrañaba peligro alguno. Buscó a Kate con la
mirada, le gustaba Kate porque era clara. No se escondía ni se anunciaba, simplemente
era y por eso le gustaba. La observó ayudando a uno de los alumnos y luego la
vio sonreír… sonreír sincera y abiertamente a una muchacha. A Maca le llamó la
atención la candidez de su rostro, Kate no solía brindar aquella mirada de
admiración y orgullo con mucha frecuencia. Las vio hablar en voz baja
intrigada, Kate no podía borrar la sonrisa de su cara, y la joven sin embargo
parecía tan frustrada que empezaba a gesticular para mayor diversión de Kate.
Al cabo de unos minutos, Kate le revolvió el pelo en un gesto que Maca no le
conocía, y dándole un apretón en el hombro se separó de la alumna. Maca siguió
a Kate con la mirada, sorprendida en realidad de descubrir aquella nueva faceta
suya, ¿a caso le gustaba aquella alumna? No, Maca desechó el factor deseo de
aquella ecuación que empezaba a montar considerándolo del todo absurdo, había
otra sensación en su sonrisa, en el modo de mirarla… ¿pero qué era? Kate cambió
de nuevo el rostro cuando empezó a ayudar a otro compañero, siempre amable pero
no tan vivo como el que acababa de verle. El momento se había evaporado, y Maca
sin embargo había encontrado la intriga que la mantendría a salvo de sus
propios pensamientos. Curiosa, barrió con los ojos de nuevo la estancia en
busca de la joven que había desencadenado aquel pasatiempo, y se quedó quieta,
clavada como si la hubieran atado de repente en la silla. La joven también la
miraba, tan profunda y abiertamente que Maca tuvo por primera vez la sensación
de que alguien, de veras, la miraba.
Continuará...
en la última hora me he leido estos 14 capitulos de tu historia... y he de darte mi enhorabuena, creo que es la mejor que he leido nunca. Sobre todo, felicidades por ese ultimo párrafo de Maca, simplemente, genial!! =)
ResponderEliminarMe alegra mucho que hayas dado con mis historias y que te esté gustando. Espero que la disfrutes hasta el final.
EliminarGracias por dejar tu opinión. Un saludo ;)
Ay como me gusta...lo de los suenos colorados de Esther ha siempre sido una de mi parte favorida, se compriende cuanto està envolcrada en ambas la pintura y Maca....
ResponderEliminarY esto de como por primera vez Maca nota de verdad a Esther es practicamente perfecto
Gracias!
EliminarMe alegra que alguien aprecie el detalle de esta "primera apreciación" real de Maca hacia Esther, porque creo que es muy importante en el desarrollo de la relación que las une en el futuro... así como los matices que detecta Maca en Kate con respecto a sus afectos y atenciones hacia Esther.