jueves, 25 de octubre de 2012

Dibujada en mi mente -cap 53-



“DIBUJADA EN MI MENTE"
(Fanfic escrito para el foro Maca&Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.



53

Tras el regreso de Maca hicieron el amor, una y otra, y otra vez. Nada parecía saciarlas, y entre bromas, momentos únicos de ternura y estruendos de pasión, se les pegaron las sábanas hasta bien entradas las cuatro de la tarde. Las dos se estaban conociendo, conociéndose de un modo muy distinto al que ya les era familiar, y disfrutaron de aquella nueva intimidad que sus pieles desnudas habían abierto para ellas.

-       Menos mal que hoy no trabajo, no creo ni siquiera que sea capaz de levantarme de esta cama, ¡me duele todo el cuerpo! –confesó Maca en uno de los descansos que seguían a sus incesantes e inesperadas batallas-.

Esther levantó la cabeza del hombro de Maca, pues aun se reponía del último asalto entre sus brazos, y la miró con una sonrisa en los ojos.

-       Pensé que eras…. ¿cómo lo diría?... ¿una pantera negra? –Esther estaba dispuesta a burlarse de ella las veces que hiciera falta, el estado de felicidad y éxtasis en el que vivía en aquellos momentos después de hacer el amor con ella, era maravilloso, nunca se había sentido tan viva-.
-       ¿pantera negra?!! –Maca la miró extrañada, sin entenderla, pero consciente de que iba a hacerle otra de las suyas-.
-       Sí, ya sabes… una especie de fiera salvaje en la cama, insaciable y esas cosas… pero ya veo que no, va a ser verdad eso de que estás mayor para mí, ¿no? –atacó con toda la artillería Esther burlona-.
-       Espera, espera un momento… ¿Estás insinuando que tengo poco aguante? –le preguntó Maca con una ceja alzada a modo de advertencia-.

Esther se encogió de hombros sin poder evitar sonreír.

-       ¡Es a ti a la que le duele todo! –le dio como respuesta Esther y a Maca le entraron unas ganas locas de amordazarla a la cama, y hacerle cosas, cosas bastante pecaminosas, hasta que le suplicara clemencia-.

Sin embargo, era consciente de lo demoledor que había sido para ella convivir con todo ese deseo y esa calentura en el cuerpo durante la última semana, y la pasión y energías de Esther la habían cogido totalmente por sorpresa, lo cual justificaba el agotamiento físico que sentía, por no contar con el hambre que ya no podía obviar por más tiempo. Internamente se debatía entre la subsistencia, y aquel incontrolable anhelo de estar junto a ella, externamente no pudo controlar su lado más perverso en sus dotes seductoras. Clavo sus ojos en los sonrientes de Esther, y sin decir palabra terminó tumbándola de espaldas contra la cama. A Esther empezó a acelerársele la respiración sólo con el hecho de que Maca la mirara tan intensamente, aunque sentir su peso encima de ella, suave y caliente, tampoco es que no ayudara.

-       Entonces, ¿es a mí a la única que le duele…? -susurró Maca a escasos milímetros de su boca-.

El calor de su voz prendió a Esther como una antorcha. Era increíble lo tórrida que era cada palabra cuando Maca la pronunciaba de aquella forma, Esther no se atrevió a contestar a aquello, no cuando Maca la miraba con ojos encendidos mientras sutilmente frotaba su cuerpo contra el de Esther, tan leve como una pluma, tan eficaz y tangible que le cortaba la respiración, y apenas había empezado a hacer nada.

-       Será mejor que lo compruebe… -dijo esta vez Maca, y a Esther se le escapó un quejido, cuando el muslo de su chica se apretó contra su sexo abruptamente-.
-       Ohhh…. Mierdaa… -musitó Esther mordiéndose el labio-.
-       oh, no, no, no… ¿qué lenguaje es ese?... –la reprendió Maca ya sonriendo para sí por la reacción de Esther, y a continuación succionó con ímpetu uno de sus pezones ya erectos-.
-       Oohhh…. Jod….. mmmm… -Esther se mordió la lengua para no decir otro taco. Su obediencia hizo sonreír a Maca instintivamente, Esther era tan rebelde y tan generosa, era una combinación encantadora y a Maca la volvía del revés-.

Maca volvió a apretar su cadera contra la de ella, y a encajar su muslo entre los de Esther, las dos aguantaron la respiración durante un eterno segundo ante la envestida. De pronto, al mirarse, ambas olvidaron que estúpida provocación había hecho que se desencadenaran de nuevo… los labios, rojos y agrietados por los besos, volvieron a la caza de más, dispuestos a no hacer prisioneros y sonsacar el mayor número de gemidos… cosa que no les fue muy difícil a aquellas alturas.

-       Quiero llegar contigo… quiero que sintamos juntas… -pronunció de pronto Esther, en medio de un huracán de saliva, sudor, y jadeos-.

Maca entendió perfectamente lo que le pedía, y aunque era consciente de que aquello no era tan fácil como en las películas parecía, no quiso defraudarla ni romper sus expectativas. La besó en la boca con pasión y dulzura, una mezcla difícil de conseguir cuando las llamas abrasan más que calientan, y cambió de postura. Se arrodilló en la cama, separó y alzó una de las piernas de Esther mientras besaba su tobillo, y luego encajo su cadera a la de ella. Cuando Esther sintió conducir su sexo contra el de Maca estuvo a punto de desmayarse, sin saber cómo ni lo que hacía, pronto la necesidad de sentir aquella humedad y, suave y sensible dureza contra la suya, hizo que acompasara el ritmo de su pelvis con el de Maca. Nunca había deseado tanto sentir dentro suyo a alguien, como deseaba que lo estuviera Maca, y sin embargo sus cuerpos no estaban dotados para cumplir aquel deseo, lo cual hizo que Esther se sorprendiera aún más cuando Maca hundió sus dedos en sus nalgas, la ladeó intensificando más la proximidad entre sus pliegues y se frotó contra ella hasta que Esther sintió con toda claridad su clítoris duro y henchido reclamando cara a cara el placer del suyo. El placer mental se transformó en un placer corporal tangible y apremiante, el aire empezó a escasear para Esther, consciente al cien por cien del placer que Maca le producía, y Maca empezó a alcanzarla tratando de cumplir sus deseos. Minutos más tarde, ambas alcanzaron el clímax con escasos segundos de diferencia… abatidas juntas, jadearon apretando sus cuerpos sin ser capaces de detener aun el balanceo de sus caderas. Esther disfrutó tanto de aquel momento mutuo que no pudo reprimirse.

-       ¡Te amo! –le dijo Esther tomándole la cara con sus manos y besándola repetidamente en la boca-. Ha sido maravilloso… te quiero.

Maca se sintió feliz de protagonizar aquel arrebato de amor verbal, y se dejó querer por ella mientras se reponía. Realmente acababa de terminar de destrozarse del todo.

-       ¿Eso significa que ya he cumplido como “fierecilla salvaje”? ¿o tengo que cumplir con algún requisito más de tu mente fantasiosa? –le preguntó Maca sonriendo mientras Esther ya la había tumbado en la cama y le seguía acariciando la cara con sus pequeñas y tiernas manos-.
-       Jajaja… no, creo que has cumplido como una campeona –se rió Esther de que aún siguiera con aquello, y luego la besó-.
-       Cariño… -le dijo Maca tras un par de besos dulcísimos que saboreo con los ojos cerrados-.
-       ¿qué? –le preguntó Esther separándose un poco de ella para mirarla-.

Maca abrió los ojos.

-       Te quiero mucho, pero me muero de hambre y no sólo de sexo vive el hombre, en este caso, la mujer… osease yo –le dijo Maca lanzándole una tímida y a la vez pícara sonrisa-.
-       Jajajajajaja…. Creo que lo he captado –le dijo Esther tras estallar en unas sonoras carcajadas-. Voy a prepararte algo.
-       Espera… -Maca la volvió a tirar a la cama cuando Esther pretendía levantarse-.
-       ¿pero no me acabas de decir que tienes hambre?...jajaja… -le reprochó Esther viendo que Maca la volvía a envolver entre sus brazos y tenía aquella mirada embaucadora que no la había abandonado desde la noche anterior-.
-       Sí, me muero de hambre, pero no quiero separarme de ti –le dijo Maca besándola-.
-       ¿Entonces como lo hacemos? –le preguntó Esther sonriente tras el beso-.
-       Mmm…. ¿vamos las dos? –propuso Maca-.
-       Vale… -aceptó Esther-.

Y tras un beso, y un mutuo acuerdo de ponerse alguna prenda de vestir que hiciera la tortura visual menos apetecible, ambas por fin salieron de la cama para probar bocado.

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Lunes. Dos días más tarde.

Esther se precipitó escaleras abajo cuando escuchó el timbre de la puerta. Había quedado con Laura para pasarse por la facultad a ver unas notas, y luego irían de compras al centro.

-       Voy!! –gritó ya llegando a la puerta-.

Al abrirla unos ojos igual de relampagueantes que los suyos le devolvieron el saludo.

-       ¡Que cara de felicidad que traes! –le dijo Esther sin poder dejar de sonreír, pues sabía que por fin Eva y Laura se habían acostado juntas aquel fin de semana, y por lo poco que habían podido hablar por teléfono, parecía que las puertas entre ellas seguían abiertas-.
-       Pues anda que tú…. –le contestó Laura, con una sonrisa idéntica a la que Esther tenía en los labios-.

Sin previo aviso, las dos se abrazaron y empezaron a dar botes y a chillar histéricas, ante lo que callaban pero que sus cuerpos y sus caras delataban a voces. Las dos habían tenido un fin de semana increíble, y era hora de ponerse al día y contárselo.

….

Maca terminó de mirar los tablones. Había aprobado todo hasta el momento, pero una anotación en una de las notas le decía que tenía que acudir a una tutoría el jueves. Aquellas cosas siempre le agobiaban, y justo en aquel momento en el que se pasaba una mano por el pelo y metía otra en el bolsillo trasero de su vaquero llegó Claudia.

-       ¿problemas? –le preguntó acercándose por detrás a su oído-.
-       ¡Diosss…. –Maca pegó un salto-… que susto. ¿No te enseñaron en la escuela que esa no es forma de acercarse a la gente?
-       Jajaja… bueno, depende de en qué momento a mí me funciona… y bastante bien, por cierto –se rió Claudia-. ¿Qué, que tal ha ido?
-       Bien, de momento seis de seis, pero el doctor Ricard quiere verme en la tutoría del jueves. Odio las tutorías post examen. Una sólo quiere perderlos de vista, y ellos no hacen más que prolongar la tortura del año –le contestó Maca, en realidad lo que más le fastidiaba de aquello es que pensaba aprovechar la tarde libre para secuestrar a Esther, pero ahora aquella tutoría se la partía por la mitad-.
-       Bueno, ya sabes como son. Anda vamos, salgamos de aquí y tomémonos algo, ¿te parece? –le propuso Claudia-.
-       Me parece –le contestó Maca, y ambas salieron de la facultad empezando a contarse lo que habían estado haciendo ese fin de semana-.

….

Conversaciones Esther-Laura.

-       ¿Entonces estáis juntas? –le preguntó Esther mientras iban en el coche-.
-       Bueno si y no… -respondió ambiguamente Laura arrugando la nariz-.
-       ¿Qué significa exactamente sí y no? –quiso saber su amiga-.
-       Significa que en la práctica sí, pero que teóricamente no hemos hablado mucho sobre lo que estamos haciendo. ¡Dios, es que este fin de semana ha sido maravilloso! Apenas hemos salido de la cama, ¿sabes? –le empezó a explicar Laura exaltada y a la vez nerviosa-.
-       Me hago una nítida idea, sí –le contestó Esther con una sonrisa de oreja a oreja y un matiz de regocijo en la voz tal, que Laura tuvo que girarse unos instantes aprovechando un semáforo en rojo para mirarla-.

Esther le devolvió una mirada difícil de malinterpretar y Laura entornó los ojos suspicazmente-.

-       ¡Serás zorrón!.... jajajajajaja…. Tienes una cara de haber “cogido” de lo lindo… ahora me lo cuentas –le espetó Laura feliz por ella, y luego prosiguió con su historia mientras volvía a reanudar la marcha con el vehículo-… pues eso, que todo parecía tan perfecto, que no me atreví a sacar el tema de qué iba a pasar con nosotras a partir de ahora.
-       Pero, ¿no habéis quedado, o hablado por teléfono o algo? –le preguntó Esther extrañada-.
-       Sí, claro que sí. Hablamos anoche, y esta tarde hemos quedado en que me pasaría por su casa… pero no me atrevo a planteárselo de frente…. –Laura no terminaba de atreverse a exponer en voz alta sus deseos e inseguridades-
-       Que quieres salir con ella en exclusiva, nada de una relación abierta ¿no? –terminó Esther sus pensamientos por ella-.
-       Sí, la verdad es que me gustaría –confesó Laura, y trató de sonreír feliz, pero sólo le salió la expresividad de sus temores-.
-       Bueno, no te comas mucho la cabeza con el tema. En mi opinión, creo que Eva se muere por ti desde hace bastante tiempo, y puede que te lleves una gran sorpresa cuando se lo propongas –le dijo Esther-.
-       ¿tú crees? –le preguntó Laura, ávida de creerla -.
-       Sí, lo creo. Además, cuanto antes aclaréis ese punto mejor. Seguro que no eres tú sola la que se está comiendo la cabeza pensando si lo que ha sucedido este fin de semana es sólo un escarceo o va más en serio… Eva parece ir de lanzadilla, pero en realidad es más insegura de lo que parece –la radiografió Esther, y Laura tuvo que reconocer que en aquello, su amiga, solía ser una experta. No conocía a nadie que supiera observar mejor que ella-.
-       Tienes razón, cuanto antes lo aclaremos mejor. Espero que no se tuerzan las cosas esta tarde –se animó Laura pensando en el consejo de su amiga-. Bueno, y ¿vosotras, qué? ¿Cómo se siente una después de confirmar sexualmente sus tendencias lésbicas? –Laura dejó de pensar en lo suyo, para centrarse en las novedades de Esther. La miró-.

Esther no pudo controlar la risa floja que le entraba al pensar en lo que habían estado haciendo Maca y ella todo el fin de semana. Los descubrimientos que había hecho no sólo de su cuerpo, sino del cuerpo de Maca, y sobretodo aquella sensación tan poderosa de ser capaz de proporcionarle un placer tan intenso como el que ella misma había descubierto aquellos dos últimos días, aún la hacían estremecerse sin previo aviso.

-       Ha sido una auténtica locura… Si mi obsesión por ella ya era preocupante, ni te imaginas lo adicta que me he vuelto a Maca en sólo un fin de semana. ¡Nunca me sentí tan viva! –le confesó Esther, y Laura se alegró de la magia que trasmitían sus ojos y todo su contexto gestual, pero aún así una pequeña sombra sobre sus cabezas no la dejó sentirse tranquila del todo-.

….

Conversaciones Maca-Claudia.

-       Venga, ya… ¡¡¿en serio no me lo vas a contar?!! –Claudia no se podía creer que Maca no quisiera contarle como había sido su fin de semana con la primeriza Esther-.

Maca la miró por encima de su cerveza con una sonrisa en los ojos. Claudia estaba a punto de perder los papeles de pura curiosidad.

-       Joder Maca... al menos dime si Kate tenía razón en sus suposiciones –le pidió su amiga de pronto-.
-       ¿Kate? ¿qué suposiciones? –Maca no recordaba nada al respecto-.
-       Sí, ya sabes… eso que siempre decía de sus cuadros… que encerraban una pasión desmedida y que la pintura era un reflejo de la profundidad del artista…. ¿es cierto? ¿la pequeñita es tremenda en la cama? ¿sí o no? –le preguntó Claudia acercándose más a ella por encima de la mesa a la espera-.

Maca no tuvo necesidad de responder, la comisura de su boca se elevó pícaramente y sus ojos centellearon ante el recuerdo de la arrolladora e inesperada pasión que había desplegado sobre ella Esther.

-       ¡LO SABÍAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!! ¡Eres una jodida perra!... ¡Tienes una estrella pegada en el culo! ¿lo sabías?.... –estalló Claudia tras ver aquella cara radiante que no había visto en Maca nunca antes-… Mierda… debió verme a mí primero.

Y las dos empezaron a reírse de aquello.
Continuará...

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