sábado, 27 de octubre de 2012

Dibujada en mi mente -cap 54-





“DIBUJADA EN MI MENTE"
(Fanfic escrito para el foro Maca&Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.



….
54

Maca miró el reloj con impaciencia mientras se terminaba un zumo de naranja. Llevaba toda la semana despertando a Esther por teléfono porque le encantaba escuchar su voz de recién levantada, y lo cursi de aquella situación la hizo sonreír y cabecear incrédula. Si alguien le hubiera dicho alguna vez que se llegaría a comportar así con alguien, le hubiera dado un ataque de risa, pero con Esther le parecía tan natural que se sorprendía de si misma constantemente. Por fin dieron las diez, y fue hasta el salón con el teléfono en la mano. Mientras se sentaba en el sofá empezó a marcar el conocido número. Un timbre, Esther ni lo habría escuchado…. Dos… el zumbido empezaría a molestarla…. Tres…. Gruñiría aún en el duermevela…. Cuatro, llegados a ese punto ya debía estar dando manotazos en la mesita de noche…. Cinco….

-       ¿sii?

La voz ronca y quebrada de Esther salvó la distancia. Maca sonrió de oreja a oreja, cuánto le gustaría estar allí con ella para despertarla, y sin embargo no podría hacerlo hasta mañana.

-       Buenos días, bebé –le susurró Maca con una ternura que la sobrecogió incluso a ella-.
-       Mmmm… -Esther se desperezó al teléfono-… buenos días, mi amor…. Uffff… -tomó aire tratando de abrir los ojos-…. Mmm ¿qué hora es?

Maca podía verla estirándose entre las sábanas, y parpadeando intensamente un par de veces para tomar conciencia de su alrededor.

-       Hora de levantarse y hacer algo de provecho, son las diez de la mañana –le dijo Maca imitando una voz autoritaria-.
-       Sí, señora…. –le respondió enérgicamente Esther, y Maca no pudo evitar reírse-.
-       Debería haberte dejado dormir un poco más, pero… -Maca se mordió la lengua y Esther que ya estaba más despierta detectó que quería haber dicho algo-.
-       ¿Pero? –le preguntó-.
-       me moría por escuchar tu voz… -se hizo un emotivo silencio entre las dos mientras los sentimientos que fluían entre ellas volvían a ponerles el corazón a funcionar-… ¡te echo de menos!
-       Yo a ti también –le respondió con una sonrisa-. Por suerte, hoy ya es viernes… ¿sabes lo que eso significa?

Maca notó el cambio pícaro en su voz, y le empezó a hervir la sangre.

-       ¿Qué trabajo? –se hizo la tonta Maca-.
-       Grrrr…. –gruñó Esther, aquello era lo que menos le gustaba de que fuera viernes, no le hacía ninguna ilusión el pensar que Maca estaría rodeada de bellas mujeres que la devorarían, quizá no literalmente, pero sí con sus miradas-…. Acabas de fastidiarme todo el día –le espetó en broma-.
-       Jajajajaja…. ¿y eso? ¿pero tú no decías que no eras celosa? –la pinchó Maca, haciendo alusión a una de las conversaciones que habían tenido esa misma semana-.
-       No lo soy –contestó Esther con firmeza-
-       ¡Ya! –lo dudó Maca-. De todas formas, lo comprobaremos esta noche… porque… ¿vendrás, no? –la idea de que Esther no fuera a pasarse por el pub, y tener que aguantar más horas sin verla de pronto la angustió-.
-       ¿no me digas que no tienes bastante con el séquito de tus fans? –aprovechó Esther para hacerla rabiar en broma-.

Pero el silencio que vino a continuación la preocupó, parecía que había metido la pata.

-       Sólo hay una persona a la que quiero ver y con la que quiero estar, y eres tú –le dijo Maca de pronto y a Esther se le paró el pulso por un momento- ¿Esther? –preguntó Maca tras escuchar el vació al otro lado del teléfono-.
-       Tienes mucha suerte de que no esté ahí ahora mismo –le contestó Esther y ni siquiera para ella pasó desapercibida el tono oscurecido de su voz-.
-       ¿por? –se atrevió a preguntar Maca aunque el pulso empezó a latir frenético sin la respuesta-.
-       Porque si te tuviera cerca no se si tendrías fuerzas para trabajar esta noche con la cantidad de cosas que quiero hacerte ahora mismo y no puedo –terminó su frase Esther, y las dos guardaron un silencio cargado de una tensión sexual que no parecía tener fin entre ellas-.
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Aparcó la moto y se quitó el casco. Al mirarse en el espejo de la salida de urgencias sintió la necesidad de pasarse los dedos por el cabello aún húmedo por la ducha que había decidido tomar tras colgar el teléfono con Esther aquella mañana. Aún le repiqueteaba por todo el cuerpo sus palabras, que hablaban de deseo, de amor y de promesas no sólo para esa noche, sino para todo el fin de semana… y Maca tenía la certeza de que aquel mutuo sentimiento no las abandonaría por mucho, muchísimo tiempo. Aún no había podido contarle a Esther que pensaba ir tres días a Jerez para fichar con sus padres, y que luego volvería a Madrid para estar con ella. Ese verano no iba a permitir que los ridículos e hipócritas compromisos de su familia la alejaran de la capital, todo estaba decidido en su cabeza… se quedarían en Madrid, y si a Esther, Encarna le daba la posibilidad, harían algún pequeñito viaje aunque fuera cerca… Maca soñaba con pasar una semana entera con ella, despertar con Esther entre sus brazos, hacer el amor cuando quisieran, desayunar, comer y cenar juntas… leer a su lado, dejar que la dibujara…. Maca arrugó la nariz ante el último pensamiento, pues no sabía si aquello sería tan buena idea, pero aún así sonrió. Aquel fin de semana le propondría sus planes, y esperaba que pudieran hablar de ello y planificarlo juntas. Estaba tan feliz ante la idea, que casi se pasó de planta mientras subía por el ascensor del hospital para ver a Cruz.

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Bajó del ascensor y caminó por el pasillo mientras saludaba a gente que ya conocía. Antes de llegar al puesto de enfermería, ya se dio cuenta de que pasaba algo. Encarna estaba mostrando una revista al resto de compañeras, aún le daba un poco de vergüenza y apuro pensar en cómo se tomaría lo de Esther y ella, pero trató de borrarlo de su cabeza en aquel instante para no ponerse nerviosa.

-       ¡Es precioso! Madre mía…. Ojalá yo pudiera ir a estos lugares, pero hija, me he casado con un zoquete que piensa que ir de vacaciones es pegarse todo el día en un chiringuito y ver los deportes en el bar tomándose litros de cerveza, mientras una tiene que cargar con los niños, las toallas y los kilos de arena que les saco de las orejas –decía una de las enfermeras y el resto reía-
-       Que suerte Encarna, si es que tienes una hija que vale millones… -aquel comentario hizo que a Maca se le plantaran las orejas y ralentizara el paso hacia ellas-.
-       Lo sé, es fantástica… y sé que es una gran oportunidad para ella, pero no sé… -dijo Encarna sin despegar los ojos del libro guía que Kate le había dado a Esther hacía unos días para que su madre pudiera ver a qué sitios irían y supiera en todo momento dónde localizar a su hija, teléfonos, residencias….-… es que la voy a echar mucho de menos. Un año, es demasiado tiempo.

A Maca se le paró el corazón. Sintió un sudor frío bajarle por la espalda, las piernas empezaron a temblarle y la sangre desapareció de su sistema circulatorio por arte de magia.

-       ¿Un año? ¿de qué habláis? –Maca no supo de donde salían esas preguntas, ni tampoco reconoció que esa voz fuera suya, pero todas se giraron para mirarla con extrañeza y aún se quedaron más extrañadas al ver su cara-.
-       Maca…. ¿cómo estas? –la saludó Encarna preocupada- ¡Qué mala cara traes! ¿estás enferma?

Maca se puso alerta ante aquellas palabras, no podía permitir que Encarna sospechara nada, y trató de hacer un esfuerzo para disimular su ansiedad ante lo que creía haber escuchado.

-       No, estoy bien… una pequeña gastroenteritis, pero nada grave. ¿De qué hablabais que estáis todas aquí tan entretenidas? ¿Estáis planificando una huida conjunta de enfermería, tipo fin de curso, o qué? –Maca forzó una sonrisa que quedó torpe y rara en su rostro, pero aún así muchas dejaron de prestarle atención para soltar unas risas ante aquella idea-.
-       Jajaja… ojalá… -dijeron algunas-.
-       Jjajjaa… tendríamos que proponerlo a la junta directiva, ¿eh? Todas de vacaciones, y que pague la empresa… -soltó otra-.
-       No, que va…. Es sobre la beca de Esther, ¿no te ha contado nada? –le dijo Encarna, que era la única que no había apartado los ojos de ella, y que se mostraba aún cauta y preocupada por su estado-.
-       ¿Su beca?... no, la verdad es que con los exámenes y eso, no hemos quedado mucho últimamente –mintió cual bellaca Maca, y en silencio rogó porque Esther, con aquella sinceridad que le caracterizaba, no le hubiera dicho a su madre que cuando salía por las tardes era con ella con la que se marchaba-.
-       Bueno… seguro que te lo cuenta en cuanto os veáis, le han dado una beca para estudiar el próximo curso recorriendo toda Europa, pero no sé, me preocupa que ande por ahí sola –dijo Encarna más centrada ahora en sus preocupaciones que en las reacciones de Maca-.
-       Mujer… pero si se va con una tutora y todo, no te preocupes, no va a estar sola… además, tu Esther es muy sensata, y va a estudiar nada más. Ya verás, que entre las vacaciones de navidad, los puentecitos que se coja y si tú vas a verla, el año se pasa volando –le dijo una compañera a Encarna para animarla, mientras la zarandeaba de los hombros-.
-       Si, tienes razón. La verdad es que, que Katherin vaya con ella es un alivio… No si al final va a resultar que soy una madre sobreprotectora que tiene síndrome de nido vacío y todo, me vais a tener que llevar a la psicóloga nueva de la tercera planta a este paso …jajaja… -hizo un chiste Encarna, y todas se rieron menos Maca-.

La cabeza empezó a retumbarle como si alguien jugara a fútbol dentro de ella, y se despidió del grupo con la excusa de que tenía que ir a ver a Cruz, pero al dar la vuelta a la esquina lejos de sus ojos, se precipitó escaleras a bajo por la salida de emergencia. Aún no había bajado dos tramos, cuando la respiración empezó a fallarle y la visión se le hizo borrosa, sorprendida se llevó las manos a los ojos y se dio cuenta de que estaba llorando. ¿Por qué estaba llorando?... se preguntó racionalmente, pero la presión que estaba estrangulándola por dentro pudo más que ella, y se sentó en las escaleras llorando desconsoladamente. “¿Por qué no me lo ha contado?” se preguntó Maca mientras notaba un dolor estremecedor en su interior.

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Esther llamó a Maca por quinta vez, pero una operadora respondía con aquel desesperante mensaje de voz que decía “el número marcado está apagado o fuera de cobertura” y tuvo que dejar de intentarlo de nuevo.

-       ¿Qué, aún no lo tiene enchufado? –le preguntó Laura mientras terminaban el postre-.
-       No, sigue sin cobertura. ¿Le habrá pasado algo? –Esther empezaba a preocuparse, y ser tan precipitada y asustona no era su naturaleza, así que aún se inquietó más por el amasijo de pensamientos que tenía rondándole la cabeza-.
-       ¿qué le va a pasar?... seguramente se habrá entretenido en el hospital con alguna cosa, o habrá entrado en alguna operación y habrá tenido que apagar el móvil… ya verás como en cuanto salga te llama –la tranquilizó Laura-.
-       Si, tienes razón. Se habrá entretenido con Cruz en algo –miró el reloj y vio que eran casi las cinco, su madre tenía que estar a punto de salir de trabajar, se preguntó si habría visto a Maca en el hospital y empezó a marcar su número-.
-       ¿A quien llamas ahora? –le preguntó Laura-.
-       A mi madre, a ver si ha visto a Maca –le dijo Laura-.
-       ¡Tú estás mal! –cabeceó Laura ante la actitud que estaba viendo en su amiga-… que sepas que vas por muy mal camino, estás súper enganchada…
-       Tú te callas… -le espetó Esther dándole un codazo, y Laura se puso a reír- ¿Mamá?... –Esther saludó a su madre al otro lado de la línea-… ¿ya sales?... ah vale, no yo estoy en casa de Laura comiendo… sí, luego vamos a la piscina… no, no llegaré tarde…. ¿a cenar?... ¿y eso?... ya… vale, vale –a Esther le cambió la cara al escuchar lo del viaje de boca de su madre-… todavía queda mucho para eso mamá... Si, cenaré contigo, claro… ¡estás más “chocha”!...jajaja… -Esther se rió cuando su madre le echó una bronca por burlarse de ella-… Oye, no, espera… que te quería preguntar…. –se lo pensó un segundo-. ¿Has visto a Maca por el hospital?... ¿sii? –se animó ante la respuesta afirmativa de su madre-… ¿aún sigue por ahí?... ¿cómo que Cruz la ha estado llamando?... si creo que iba a habar con…. –Esther se puso de pie lentamente, el corazón se le atragantó mientras escuchaba de su madre lo que había sucedido en el hospital-… ¿y ella…. que… qué dijo? –a Esther le fallaron un segundo las rodillas y se recostó contra la encimara, mientras Laura ya se había puesto en pie para acudir a su lado y preguntaba con su mirada “¿qué pasa?”-… no, no… aún no sabía nada… no pasa nada, mamá… bueno, luego hablamos, haber si la localizo que habíamos quedado hoy para ir todas a la piscina… ya, si claro… si tenía gastroenteritis no le apetecerá, claro… -Esther no podía aguantar más aquella conversación, en su cabeza se hacía una nítida idea de lo que había sucedido… Maca acababa de enterarse de la peor forma posible de lo que ella debería haberle contado hace mucho-. Un beso, nos vemos a la noche… si, yo también te quiero, ciao.

El móvil le resbaló de la mano lentamente hasta ser depositado en la encimera.

-       ¿Qué es lo que pasa, Esther? –le preguntó Laura ansiosa, Esther tenía la cara blanca pese al bronceado que ya lucía-.
-       ¡Lo sabe! –pronunció Esther como si no pudiera creerse lo que acababa de suceder-.
-       ¿El qué? ¿Quién?... ¡por dios, habla! –le inquirió Laura-.

Y Esther volvió lentamente la cabeza hacia su amiga aun repasando en su cabeza lo ocurrido.

-       Maca se ha enterado de lo de la beca esta mañana –le respondió Esther, y Laura se quedó tan blanca como ella-.

….

Kate le abrió la puerta, y esperó a que el ascensor subiera hasta su piso. Le había sorprendido que Maca apareciera llamando a fonoporta sin previo aviso, y en cuanto la vio salir del ascensor supo que algo marchaba francamente mal.

-       ¿Maca? ¿Estás bien? –le preguntó Kate viéndola avanzar hacia ella con la mirada turbia y un aspecto ensombrecido-.
-       ¿Puedo pasar? –preguntó Maca con voz rígida, casi sin poder mirarla-.
-       Claro, adelante… -Kate se apartó de la puerta para que entrara, y se dio cuenta de que toda ella tiritaba “¿qué es lo que pasa?”, se preguntó y cerró la puerta de la calle-.

Durante unos segundos el silencio las rodeó como una densa niebla. Kate no dio un paso hacia ella, despedía una cólera latente que no estaba muy segura de querer conocer en realidad. Finalmente Maca habló.

-       ¿Por qué? –le preguntó Maca-.
-       ¿Por qué, qué? –le devolvió la pregunta Kate tratando de no ponerse a la defensiva, tratando de descifrar el motivo de aquella inesperada visita, de aquel resentimiento que Maca transmitía por cada uno de sus poros sin aún haber pronunciado palabra-.
-       ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué dejaste que ocurriera? –Maca atacó con nuevas preguntas que no dejaban nada a relucir en realidad, sin embargo sólo había una cosa lo suficientemente importante para ambas como para despertar aquella tempestad negra que Maca parecía llevar encima, y tenía un nombre… Esther-.
-       ¿De qué hablas, Maca? No entiendo a lo que te refieres… -mintió en cierta modo Kate, y aquello bastó para que Maca volteara sobre su cuerpo y clavara unos ojos duros y a la vez desconsolados en ella-.
-       ¡¡¡Tú tienes la culpa…!!! Tú y esa manía tuya de llevar al límite los sentimientos… tuviste que ponerla en aquella clase, tuviste que pedir que fuera yo la que posara para ella…. propiciando las situaciones, tratando de que me abriera a ella… ¿te crees que no me daba cuenta? ¡Metiéndomela por los ojos!... ¿Por qué me has hecho esto? ¿qué era, una especie de experimento? ¿la promiscua estudiante de medicina que rechaza el amor, y la jovencita estudiante de bellas artes idealista y ávida de nuevas experiencias? ¿es eso, querías ver cual sería la combinación?.... ¡POR QUE NO ME DEJASTE EN PAZ! ¡POR QUÉ LA PUSISTE EN MI VIDA!.... –Maca gritó, necesitaba escupir aquel dolor que sentía por dentro y le arañaba las entrañas quebrando todo su razocinio, y Kate era perfecta. Siempre fuerte, segura, una celestina sutil tal vez, la persona que iba a apartar a Esther de ella con aquella beca… Maca quería echarle la culpa de todo, se estaba ahogando ante la idea de dejar marchar a Esther, se estaba ahogando y destrozaría con uñas y dientes toda tabla salvavidas que encontrara a su paso, pues sabia que el hundimiento era inminente-.
-       ¡Maca! –a Kate se le atragantó aquella rabia y aquel dolor que hizo que Maca empezara a llorar nuevamente-.

Se acercó a ella, Maca se resistió empujándola para que la soltara, pero Kate no lo hizo, no lo hubiera hecho ni aunque aquel animal herido que peleaba salvajemente entre sus brazos la hubiera tumbado al suelo de un puñetazo.

-       Shhh…. Está bien… shhhh…. Todo va a ir bien….. yo…. yo…. Lo siento…. –Kate la acunó mientras Maca cada vez más abatida lloraba entre sus brazos, poco a poco las dos fueron dejándose caer hasta el suelo, abrazadas-.
-       Kate, no puedo…. No puedo estar sin ella…. me cuesta respirar sólo de pensarlo… -le dijo Maca entre lágrimas que no podía detener, abrazándose tan fuertemente a ella, que Kate podía sentir sus dedos como garras en su espalda, pero no dijo nada-.
-       Lo se…. Lo se….. –le aseguró Kate tratando de tranquilizarla. El recuerdo de haber vivido algo similar la destrozó por dentro, y también hizo que se le resbalara unas silenciosas lágrimas por la mejilla mientras hundía su nariz en la cabeza de Maca y la besaba-…. Todo va a ir bien, hoy lo ves todo negro, pero mañana habrá más luz, te lo prometo…. Shhhh….

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-       ¡Está aquí! –le dijo Kate-.
-       Voy para allá… no dejes que se vaya –le pidió Esther angustiada-.
-       No lo haré, no te preocupes, te esperamos –le aseguró Kate, y luego colgó el teléfono-.

Kate miró a Maca desde el quicio de la puerta de su dormitorio. La había convencido para tomarse un sedante, y tras desahogarse, llorar y hablar de lo ocurrido, Maca cayó agotada y Kate la llevó al dormitorio para que descansara. El miedo irracional y atroz con que Maca había acogido la noticia la tenía desencajada, sabía que no les iba a ser fácil a Esther y a ella soportar una relación a distancia dado lo que había visto que sentían la una por la otra, pero la reacción de Maca ocultaba un miedo al abandono y a la pérdida que le había partido el corazón por la mitad. En el fondo sabía que las palabras de Maca habían sido fruto del dolor y la frustración, pero no podía dejar de pensar, si de algún modo, ella había tenido parte de culpa en todo aquello. Si no fuera porque ella mejor que nadie reconocía que lo que tenían entre ellas era único, hubiera creído que jamás debió dejar que ambas se conocieran.
….
Media hora después Laura acercó a Esther a casa de Kate.

-       ¿Dónde está? –le preguntó Esther ya entrando por la puerta-.
-       En el dormitorio, le di un sedante, está dormida –le dijo Kate y la cogió por los hombros para tranquilizarla, Esther parecía a punto de desmayarse también-.
-       Ey, tranquila…. Estará bien, no se acaba el mundo.
-       Debí decírselo Kate… fui una estúpida, ella me contó lo de Marta y yo…. -Kate sabía lo del pasado de Maca por ella, Esther había necesitado alguien adulto y Kate había estado para escuchar sus dudas-. No sé, pensé que tendría tiempo para hablar con ella, que no era algo tan grave… pero dejé que nos metiéramos de lleno en esta relación, y ahora…. –Esther estaba muy nerviosa, sospechaba por lo que le había contado su madre, cuál había sido la reacción de Maca tras enterarse de la noticia, y se sentía tremendamente mal por no haber afrontado aquella conversación antes con ella… había sido una egoísta cobarde, ahora tenía miedo de que Maca quisiera romper con ella, que viera la beca como algo insondable-.

Kate la abrazó, y luego la tranquilizó contándole lo que había pasado, la conversación que habían tenido una vez Maca se había desahogado, y que parecía haberse tranquilizado ante la idea… que nada era tan grave.

-       ¡Esta juventud! Acabará con vosotras si seguís tomándoos las cosas tan a la tremenda –trató de hacerla reír Kate, pero sólo consiguió una tímida sonrisa de Esther-. Tranquila, vais a estar bien… anda ve con ella.
-       ¿y tú? –Esther se extrañó de verla coger el bolso-.
-       Yo he quedado para salir a cenar, así que cuando salgáis cerrar la puerta y ya mañana me cuentas que ha pasado ¿vale? –le dijo Kate haciéndole un guiño confiado, y Esther esta vez sonrió más convencida-.
-       Gracias Kate –le dijo Esther-.
No hay por qué darlas, sólo cuida de ella –le aconsejó Kate y luego salió del piso-

Continuará...

1 comentario:

  1. Y aquì estamos con otro capitulo que siempre me ha encantado....tanta pasion in tan pocas palabras

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