“DIBUJADA EN MI MENTE"
(Fanfic escrito para el foro Maca&Esther –Hospital Central-, por Sageleah)
DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.
Fin (Tomo 1)
55
Las cortinas estaban echadas, el silencio
acunaba la estancia, y Maca dormía a un lado de la cama hecha un ovillo. Esther
se acercó despacio y se arrodilló en el suelo a su lado… parecía tan tranquila,
su rostro era tan sereno… “Maca…” su nombre resbaló dulcemente de entre sus
labios, el miedo a haberle hecho daño con su silencio la atemorizaba quizás más
que el hecho de perderla. Le acarició la cara mientras apartaba aquellos suaves
mechones de pelo que tan bien conocía, y suspiró intensamente… consciente en
ese momento de que estaba aguantando la respiración, tenía miedo. “¿Qué voy a
decirle?... ¿qué pasará ahora?” se preguntaba, pero aquellas dudas no se
resolverían hasta que afrontaran la situación cara a cara y escuchara de boca
de Maca lo que tuviera que decirle. Siguió acariciándola, velando su sueño, a
la espera… y casi como si Maca pudiera escuchar los engranajes que no dejaban
de correr en la cabeza de Esther, Maca terminó abriendo con lentitud sus párpados
hasta conseguir focalizar su imagen.
-
¡Estás
aquí! –pronunció Maca adormecida todavía, y a Esther le alegró y al mismo
tiempo le entristeció que en sus palabras se reflejara una muestra de alivio-.
-
Sí
–contestó Esther aun sabiendo que no había sido una pregunta, y cerrando los
ojos depositó un beso dulce y lento en sus labios-. ¡Me quedo contigo!
Esther pronunció aquellas palabras de la
nada, no había pensado en ello, pero tampoco se sorprendió ni se mostró
arrepentida tras escuchar de su propia voz una decisión que no sabía que su
corazón ya había tomado.
-
¿qué
quieres decir? –le preguntó sin entender Maca, sorprendida, despertándose más
tras escuchar aquellas palabras-.
Esther sonrió para ella, y acarició con las
yemas de sus dedos su lindo rostro.
-
Que
me quedo contigo, no voy a aceptar la beca –le respondió Esther y luego volvió
a besarla-…. Perdóname, lo siento… no debí dejar que te enteraras de esta
forma.
Maca estaba aturdida, un remolino de
felicidad se asentaba en su pecho, y sin embargo la pesadez de un rotundo “no”
martilleaba su cabeza. Se apartó lentamente de ella y se incorporó en la cama
mientras Esther la seguía en silencio con la mirada.
-
Esther,
espera un momento… -Maca trataba de entender lo que estaba sucediendo, de hecho
creía entenderlo perfectamente pero esperaba no estar en lo cierto-… creí que
ya habías aceptado la beca, Kate me dijo que teníais los trámites hechos… que
es una gran oportunidad para ti y que estabas contenta.
-
Bueno
si, pero eso no importa… lo anularemos, no pueden obligarme a ir, y yo quiero
estar contigo –le respondió Esther sentándose en la cama a su lado-.
Maca la miró como si no la conociera. Veía
sus ojos decididos defender sus palabras, y veía su risa tranquila revolotear
en su cara, y sin embargo lo que decía chocaba frontalmente con aquella Esther
apasionada por lo que hacía, llena de ganas de vivir, de volar, de aprender…
que sin duda se moría por una oportunidad como la que Kate le había contado a
Maca que estaba al alcance de su mano.
-
NO!....
¡no vas a quedarte! –le dijo Maca bruscamente, no por ella, sino porque el
dolor que el puñal que ella misma había acabado por clavarse, le había
retorcido las tripas, y aun así luchaba por ignorarlo con todas sus fuerzas-.
-
Maca
no pasa nada yo… -Esther se arrimó a ella para hacerle entender su decisión, su
dureza de pronto le dio miedo-.
-
No,
Esther… -Maca detuvo aquellas manos que pretendieron sujetar su cara-…
escúchame tú. No voy a permitir que renuncies a una oportunidad así por mí, por
nosotras –corrigió Maca y luego alzó la mirada hacia Esther. Al mirar sus ojos
se dio cuenta de que temblaba-. Sería una carga en nuestro equipaje que quizá
no llegáramos a superar, y no podría soportar sentirme culpable por ello.
-
Pero
Maca, es mi decisión… yo no quiero… no puedo pensar en... –Esther había tratado
de evitar pensar en ello, y ahora que notaba como todo su cuerpo la ahogaba se
daba cuenta de por qué-… me mata no estar cerca de ti, no sé si puedo hacerlo.
Se miraron. La profundidad y la consciencia
de entender perfectamente aquellos miedos, aquellos sentimientos, las envolvió
a ambas aislándolas del resto. El amor no entiende de razón, pero la razón
tampoco al corazón… y allí estaban ellas, en medio de aquel juego que llaman
vida, con sus caminos y sus senderos de cuatro vías en la que sólo tú decides
cual tomar hasta el siguiente cruce, hasta la próxima toma de decisiones… y
andar, y andar con la esperanza de que aquella persona que has encontrado en
una de esas curvas, y que hace que te olvides de que estabas sola, no vuelva a
perderse en mitad de aquella jungla.
----
Un mes
después.
El fin del verano asomaba sus orejas de lobo
hasta entonces ignoradas. Maca y Esther no se habían separado más que lo
imprescindible en sus vacaciones, y tácitamente evitaban pensar en aquella
separación inevitable que se avecinaba. Ambas luchaban porque los lazos de su
relación cada vez fueran más firmes y resistieran aquel acuerdo de estar unidas
pese a la distancia, a pesar de que en la oscuridad de sus soledades, los
demonios y las dudas seguían atemorizándolas.
-
¿Cómo
llevas el tema del equipaje? –le preguntó Maca mientras comían en su apartamento-.
-
Ufff…
es de locos. Mi madre se cree que me voy al tercer mundo o algo así, y no hace
más que comprar cosas… voy a necesitar cien mil maletas –le contestó Esther y
volvió a agachar la mirada hacia el plato-.
Maca la observó. No era la primera vez que
notaba a Esther abatida, a medida que se acercaba la fecha de partida era más
frecuente ver en ella la ilusión y la desolación en pocos segundos de
diferencia, luego conseguían cambiar de tema y volvía a tratar de mostrarse tan
llena de vida como siempre. Le preocupaba.
Dejó el cubierto sobre la mesa y se levantó
de la silla, Esther alzó la cabeza y la vio andar hasta ella.
-
Hazme
sitio –le pidió Maca-.
-
¿Qué?
–Esther se sorprendió, pero se retiró un poco de la mesa cuando vio que Maca
pensaba sentarse en su regazo-…jajaja… ¡Estás loca! –le dijo, normalmente era
ella la que se sentaba en sus rodillas, y el cambio la hizo reír, era muy
agradable tenerla entre sus brazos, aunque francamente, al ser más alta pesaba
más que ella-. ¿A qué viene este arrebato?
Maca se acurrucó sobre ella y hundió la cara
en su cuello.
-
Quiero
ver si aún puedes conmigo, porque no creo que esta vez pueda yo sola –le
susurró Maca, y Esther cerró los ojos entendiendo lo que le decía. Ambas iban a
tener que ser fuertes-.
-
Te
quiero –le dijo Esther al cabo de unos segundos mientras la besaba en el
hombro-.
-
Y
yo a ti… -le respondió Maca mirándola ya a la cara. Las dos se besaron en los
labios-… Esto no va a ser ninguna despedida, lo sabes ¿no?
-
Sí
–respondió Esther, pero entonces ¿por qué se le partía el alma en dos sólo de
pensar en estar lejos de ella?... le entraron ganas de llorar, pero recordó lo
que acababa de pedirle Maca sutilmente, tenía que ser más fuerte por ella, por
las dos. Recurrió a lo único que podía evitar que se hundiera más, su humor-.
¿Tendremos cibersexo?
-
Jajajajaja…
¿qué? –Maca se rió ante aquel cambio de atmósfera radical-.
Esther sonrió, escuchar su risa franca y
escandalosa era lo mejor del mundo.
-
Ya
sabes, web cam, tú y yo... –Esther alzó una ceja divertida y luego añadió
arrugando la nariz mientras hacia una mueca pícara y lasciva-… ¡hagamos
guarrerías!
-
Jajajajaja…
con que guarrerías ¿eh? –Maca reía, su espontaneidad y sus locuras eran un
bálsamo para sus oscuridades-.
-
Ohhhh
siii…. Tengo la mente llena de ellas ahora mismito –le verificó Esther
insinuándose a ella-.
-
¿ah
si? –Maca entró en el juego de su mutuo coqueteo. Era increíble como la sangre
se le encendía sólo ante aquella mirada despierta y hambrienta que Esther
siempre lucía cuando empezaba a desearla-. Pues eso, tengo que verlo…
Y el susurro de sus últimas palabras hizo que
ambas cayeran en la trampa de aquel beso profundo que fue preludio de un
desenfrenado sexo en plena mesa de la cocina.
….
Noche
previa al viaje.
Las cuatro amigas habían salido aquella
noche. Cenaron y trataron de divertirse un rato todas juntas, pero Laura no
podía creerse aún que Esther fuera a estar tan lejos de ella, y Maca pese a sus
esfuerzos por distender la atmósfera melancólica que las envolvía, se iba
ahogando a cada minuto que pasaba. A la una de la mañana, todas decidieron
finalizar aquel teatro. Laura se abrazó a Esther, y se despidió de ella… ambas
lloraron y luego rieron avergonzadas por el arrebato, prometiéndose que se
conectarían por el msn y el facebook para estar informadas una de la otra. Eva
también abrazó a Esther y le dio un beso de cariño en los labios… “cuídate,
preciosa… que disfrutes de la experiencia”, le dijo… y Esther se lo agradeció,
y le pidió que cuidara a Laura, ya que ella no iba a poder vigilarla, y tras un
par de bromas con las que se rieron todas, se dieron las buenas noches y las
dos parejas se separaron. Maca enlazó sus dedos con los de Esther mientras
caminaban en silencio hasta el coche. Había sido duro convencer a la madre de
Esther de que aquella noche la pasaría fuera de casa, pero le prometió llegar a
tiempo para el desayuno y el resto del día lo pasaría con ella, ya que el avión
no salía hasta las nueve de la noche del día siguiente.
-
¿Estás
bien? –le preguntó Maca pese a saber la respuesta, pero el silencio la estaba
matando-.
Esther alzó la cara, hasta ahora puesta en
sus pasos, y los ojos se le enturbiaron.
-
Oh,
cariño…. –Maca la abrazó y la atrajo hacia sí. Esther soltó algunas lágrimas
entre sus brazos. Nunca imaginó que una oportunidad que le había hecho tan
feliz, se transformaría en algo tan triste-.
-
Lo
siento –se disculpó Esther tras reponerse, sintiéndose mal por no cumplir con
su parte del trato-.
-
No
pasa nada, mi amor… ¿mejor? –Maca le secó la cara con sus manos y se esforzó
por brindarle una cálida sonrisa-.
-
Sí
–le dijo Esther, sabiendo que mentía, pero si no se autoconvencía y cogía
fuerza, no dejaría de llorar en toda la noche y ese no era el tipo de recuerdo
que quería dejar a Maca en las últimas horas que pasaran juntas hasta volver a
verse-.
-
Vayamos
a casa –le dijo Maca tras darle un beso, y la atrajo hacia sí mientras caminaba
a su lado con el brazo en su cintura-.
El apartamento de Maca hizo que Esther
suspirara. En el último mes había pasado tantas horas entre aquellas paredes,
haciendo el amor con Maca en casi todos sus rincones. Esther sonrió al recordar
aquello.
-
¿En
qué piensas? –le preguntó Maca que no la perdía de vista, atenta a cada una de
sus necesidades-.
-
En
que voy a echar de menos asaltarte en cada rincón de esta casa –le dijo, y el
recuerdo de besar a Maca, el acariciarla desnuda, sus gemidos, sus besos… sus
palabras de amor imprevistas… hizo que un brillo bailara en sus pupilas-. Creo
que hemos sabido aprovechar el tiempo, ¿no crees?
Maca vio como la fugaz vitalidad de Esther de
pronto volvía a tornarse dramática y oscura. Se le acercó.
-
Aún
nos queda mucho que disfrutar por delante –le dijo Maca, que Esther hablara tan
derrotista la angustiaba-.
-
Es
cierto… -reconoció Esther cabeceando, tenía que dejar de hacer aquello. No era
el fin del mundo. Atrajo a Maca rodeándole la cintura con sus brazos-.
Hablaremos todos los días.
-
Claro
que sí –le aseguró Maca, aunque no hubiera sido una pregunta-.
-
Y
nos veremos vía cámara web –le dijo Esther y Maca le recolocó el cabello detrás
de la oreja mientras asentía-. Yo te contaré que he estado pintando a mujeres
desnudas o quizá sean hombres…
-
Mmm…
no sé cuál de los dos prefiero –dijo Maca arrugando la nariz, y el gesto hizo
reír a Esther que la besó-.
-
Pensaré
en ti constantemente, lo sabes –le aseguró Esther, y sus ojos empezaron a
brillar de nuevo. Maca se quedó sin aliento ante aquella mirada que tan bien conocía-.
Las dos se quedaron en silencio. Maca tuvo
unas ganas locas de gritarle “¡no te vayas!”, pero se mordió la lengua hasta
que el dolor se equiparó con el que sentía internamente. Esther volvió a
acercarse a su boca, y la besó lentamente… había un mar de sentimientos
escondidos en su saliva, y Maca abrió sus labios para que la inundara con
ellos. Despacio se dijeron todo lo que sus voces no decían, se hicieron el amor
despacio, sin prisas… sus bocas hablaron de anhelo, sus gemidos del deseo y sus
caricias de la melancolía que sentían. Hicieron el amor incansables, con una
intensidad que las rompió en llanto, para luego volver a prenderlas con una
pasión desmesurada… aquello no era una despedida, pero se le parecía tanto, que
ambas se aferraron a cada recuerdo que estaban construyendo beso a beso, hora
tras hora… Cuando se fueron a dar cuenta, ya era hora de volver a casa. Maca la
llevó en el coche con la sensación de que lo que debería de hacer en realidad
era raptarla… no dejar que cogiera ese avión nunca.
-
¿De
verdad no vas a venir al aeropuerto? –le preguntó por undécima vez Esther, pues
Maca había dicho que no quería despedirse de ella en un aeropuerto, además
estaba el tema de que la madre de Esther aun no sabía que salían juntas, y no
quería montar una escena que no podría explicar delante de Encarna-.
-
¡No
me lo pongas más difícil! Ya lo hemos hablado –le pidió Maca, ya al límite de
sus fuerzas-.
-
Sí
lo se… perdona –Esther guardó silencio, no quería salir de aquel coche, no
quería-.
Maca vio claramente que Esther necesitaba un
empujón, sino nunca sería capaz de hacer lo que debía.
-
Tu
madre debe de estar deseando pasar tiempo contigo –le dijo Maca-.
-
Lo
sé, me siento como una mala hija –le dijo Esther mirando por el cristal hacia
la puerta de su casa, y luego se giró para clavar sus ojos en ella-, pero es
que sólo tengo deseos de estar contigo.
Maca le acarició la cara, se lo estaba
poniendo tan, tan difícil.
-
Bueno,
pues hagamos una cosa… ahora desayunas, te duchas, te acuestas o haces lo que
tengas pensado hacer con tu madre, al medio día hablamos, y cuando vayas a
coger el avión me pones un mensaje…. En unas horas estarás en Francia, y yo te
prometo que me quedaré despierta toda la noche si es necesario para hablar
contigo vía webcam o lo que quieras, ¿tienes el módem que te di? –le preguntó
Maca con una sonrisa-.
-
Si
–le aseguró Esther, recordando que la última semana Maca se había pasado parte
del tiempo configurándole el ordenador y contratándole un operador que
funcionara en cualquier país de Europa al que fuera, hasta que Esther se
situara y pudiera conectarse a la red local, en previsión a que pudiera contar
con ella en cualquier momento vía informática-.
-
Perfecto…
pues esta noche tendremos nuestra primera velada romántica en París –le dijo
Maca guiñándole un ojo mientras sonreía, y Esther sonrió también a su pesar,
porque se deba cuenta del gran esfuerzo que Maca estaba haciendo-.
Esther se quitó el cinturón y se abalanzó
sobre ella. Maca recibió aquel desesperado beso sintiendo que todo su ser se
rompía a pedazos y sin embargo debía mantenerse entera.
-
Te
quiero… -le dijo Esther y las lágrimas silenciosas volvían a empaparle la
cara-.
-
No
llores más… yo también te quiero –le dijo Maca tratando de limpiarle el rostro
mientras seguían besándose, pero al cabo de unos segundos empezó a sentirse
también la cara mojada-.
-
No
llores mi amor… lo siento –le dijo Esther cuando se dio cuenta de que Maca
había reventado, pero ninguna fue capaz de contener el llanto-.
Al cabo de unos minutos ambas se controlaron
y trataron de no despedirse la una de la otra… se besaron, quedaron en hablar
más tarde, y fingieron que era sólo una mañana más tras un apasionado fin de
semana que habían pasado juntas. Cuando el coche enfiló la calle, Esther se
tomó un tiempo antes de abrir la puerta de su casa. Maca sin embargo tuvo que
pararse un par de manzanas después para poder desahogar todo el peso que
llevaba dentro. Aquel iba a ser sin duda el año más largo de sus vidas.
Ooohh!!!
ResponderEliminarPara cuando el tomo 2??? ;-)
Pronto... No te preocupes. La historia continua de todas todas.
EliminarUn saludo y gracias por seguir por aqui
Sigh....sabes lo que pense cuando esta leendo de nuevo todo esto??? Algo que sonaba como "no se si quiero de verdad leer de nuevo el tomo dos".....siiiiiiiiiiiiiiigh
ResponderEliminary despues de un segundo naturalmente me he ido a leer de nuevo el tomo dos porquè no puedo frenarme