miércoles, 7 de noviembre de 2012

Dibujada en mi mente (TOMO 2) -cap 57-



“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca&Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.

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57



22 de diciembre


Kate se sentó a su lado y se abrochó el cinturón de seguridad después de solicitarle a la azafata que en cuanto se pudiera le llevara un vozka con hielo. Esther sacó un bloc de su bolso de mano antes de guardarlo, y conservó el ipod en el bolsillo de su pantalón a la espera de que se pudieran encender los aparatos eléctricos, estaba tan nerviosa.

-       ¿Todo bien? –quiso saber Kate-.
-       Estoy como un flan, no veo la hora de que este trasto aterrice –le contestó Esther con la ansiedad escrita en sus ojos-.

Kate se rió porque aun no habían ni tan siquiera despegado. La última semana Esther se la había pasado en Babia, no paraba quieta y hasta había dejado de pintar. Su madre la llamaba al menos tres veces al día ansiosa por tenerla ya en casa y Kate se hacía cargo de lo duro que había sido para ellas no verse desde Septiembre. Kate sabía que Esther necesitaba volver, desconectar para volver a cargar las pilas, un respiro… y ella, también.

-       En dos horas estaremos allí, tranquila –le susurró Kate cogiéndole la mano-.

Esther miró sus manos enlazadas, la quería tanto, le debía tanto. No sólo profesionalmente hablando, sino también por todo el cariño, las horas de escucha, el apoyo incondicional y sobretodo aquella libertad a la que le empujaba para descubrirse a sí misma, sin trabas ni juicios. Kate había ejercicio de profesora, de madre, de amiga y de compañera, Esther se daba cuenta del gran privilegio que aquello constituía y muchas veces se preguntaba el por qué, ¿por qué Kate la había elegido a ella?

-       Kate…
-       ¿Sí? –le preguntó Kate con suavidad-.

Esther se encontró de nuevo sumergida en la profundidad clara y apacible de sus ojos azules. ¿Por qué nunca la había pintado?... era tan… tan…

-       Te quiero –le dijo Esther sin tan siquiera pensarlo, y en cuanto escuchó sus palabras en voz alta se sonrojó por dejar que escapara de su mente aquel sentimiento tan real-.

Una sonrisa inconmensurable fue creciendo progresivamente en el rostro de Kate iluminándola como un gran sol. Despacio le acarició el pelo, y luego su linda cara que ya ardía avergonzada mientras sus ojos divagaban para no enfrentarla. Kate la besó en la sien.

-       El sentimiento es mutuo. ¡Estoy muy orgullosa de ti! –le susurró Kate antes de liberarla-.

Y cuando sus ojos volvieron a encontrarse ambas sonreían. Encontrar a alguien que te comprendiera de un modo tan limpio… tan fácil y sencillo… era muy difícil, y ellas se habían encontrado en la jungla del mundo.

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 En cuanto salieron por la puerta de salida del aeropuerto, Esther divisó a su madre en primera fila y las dos corrieron hacia la otra para reencontrarse.

-       Ay, mi niñaaaaa!!!!.... ¿Has crecido? ¡Que mayor te veo! ¡Estás guapísima!... Guapísima mi amor… -le decía su madre mientras se la comía a besos y la miraba como si se la hubieran cambiado por otra. Aquellos meses sin ella habían sido difíciles-.
-       Mamáaa… estoy igual…. Jajajaj… -Esther reía por sus cosas, pero también se le habían contagiado las lágrimas de felicidad que había empezado a soltar su madre entre achuchón y achuchón-… van a pesar que no nos vemos en años…jajaja
-       ¡Ay… que guapa estás!.... estás más delgada –pasaba del tema su madre besándola de nuevo-, ¿has comido algo? ¿te compro un bocadillo para el camino?... te he hecho el flan de huevo que te gusta, y la ensaladilla y….
-       Jajjaja… Mamá, ¿ya vas a empezar a cebarme? –Esther la había echado mucho de menos, el calor que le brindaba su madre en la vida era inigualable-.

Kate se acercó finalmente a ellas viendo que no podían desprenderse la una de la otra. En cuanto Encarna la vio tras su hija fue hacia ella y la abrazó. Kate le devolvió el cariñoso gesto con sencillez.

-       Gracias por cuidar de ella… no se cómo… -Encarna estaba muy emotiva, porque durante toda su joven vida se había dedicado a cuidar y luchar por su hija sola, y ahora que Esther era toda una mujer se daba cuenta de que ella no podía darle todo lo que su hija era capaz de alcanzar, de ser… agradecía enormemente que en el camino de Esther hubiera buenas personas como Kate que pudieran velar por ella en su lugar-.
-       Ha sido un placer, gracias a ti por dejar que te la robe para ayudarla a progresar… –le reconoció Kate ya separándose de ella, mientras le daba un último apretón en el hombro ante el que Encarna asintió-. Bueno, creo que es hora de irse…
-       ¿Quieres que te acerquemos? –le preguntó Esther-.
-       Sí, claro…. Te llevamos –se apuntó inmediatamente Encarna al ofrecimiento de su hija-.
-       Gracias, pero no es necesario, han venido también a recogerme –les dijo Kate-.

Esther se sorprendió de aquella información, Kate no le había mencionado que irían a recogerla en ningún momento, y el corazón empezó a bombearle extrañamente cuando Kate interceptó su mirada y sonrió pícaramente. Como si le hablara, un pálpito se apoderó de ella y las pulsaciones se le dispararon cuando un leve asentimiento de la cabeza de Kate precedió a una amplia sonrisa. De pronto la mirada de Esther se puso a buscar ansiosamente en los alrededores hasta que topó con ellas. ¡No podía ser! Maca sonrió nerviosamente, mientras Claudia a su lado la tenía cogida de la mano… Esther no se esperaba que estuviera allí, se lo había pedido, pero Maca había insistido en que era mejor no encontrarse en el aeropuerto pues no se veía con fuerzas para contenerse y aún no le habían dicho nada de su relación a Encarna, así que sería un martirio para ambas tener que medir su comportamiento, por no hablar del tremendo desastre que supondría actuar frente a su madre. Sin darse cuenta Esther empezó a andar hacia ella atraída como un imán, Encarna se giró al ver a su hija moverse y dio con la creciente ansiedad de Esther.

-       Claudia y… ¡Maca!  –las reconoció Encarna con una sonrisa-.
-       Si, les pedí que vinieran a por mí, son amigas mías –justificó su presencia Kate cubriendo aquella tapadera-.

Pero Encarna se giró hacia Kate con una sonrisa autosuficiente en su rostro. Hacía mucho que sospechaba sobre los lazos que existían realmente entre su hija y Maca, había visto el cambio que habían experimentado ambas desde que se conocían y aquellos cuatro meses en los que la lejanía de Esther la había unido silenciosamente más a Maca durante las horas de hospital, lo habían puesto más de manifiesto si cabía.

-       Pues espero que tengas un plan B para volver a casa, porque creo que a Maca acaba de olvidársele por completo que es a ti a quien venía a recoger –le soltó Encarna con cierta maldad, y la cara sorprendida pero alegremente satisfecha por la tolerancia de aquella mujer que lució Kate, hizo que Encarna riera-. Creo que tengo que hablar con mi hija… no la eduqué para tenerme miedo y mucho menos para ser cobarde –añadió-.
-       No, definitivamente no la educó para acobardarse, de eso doy fe –le dijo Kate dándole un cariñoso apretón en el hombro a aquella menuda mujer que cada día le caía mejor. En realidad no sabía porqué se había sorprendido tanto de su empatía, a fin de cuentas de ella había nacido Esther-.

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-       Esther, que bueno que estés aquí –Claudia la interceptó antes de que aquellas dos perdieran del todo la compostura delante de las atentas miradas de Kate, pero sobretodo de la jefa de enfermeras y madre de Esther. Claudia nunca se había sentido tan incómoda y tan carabina como en aquellos momentos, tenía la sensación de interponerse entre el fuego que ambas despedían cuando abrazó a Esther y le dio dos besos-.
-       Gracias Claudia, yo también me alegro de verte –la saludó Esther sin poder apartar los ojos de Maca-. Pensé que habías dicho que no ibas a venir, que era una pésima idea… -casi susurró Esther dirigiéndose ya a Maca-.

Maca introdujo nerviosamente las manos en sus bolsillos porque sabía muy bien lo que realmente quería hacer con ellas, se sentía a punto de cometer una locura y de las gordas. Esther la vio temblar y su inquietud la hizo sonreír, siempre envuelta de aquella energía tan pura y fuerte, tan frágil y adorable… su imagen chocaba tanto con la dulzura e inseguridad que existían en ella, y Esther la deseaba tanto que sólo tenía ganas de perderse en su boca y en su cuerpo para siempre.

-       Y ha sido una pésima idea, creo que voy a desmayarme…. –la sorprendió con aquella confesión Maca, que aún luchaba entre acercarse a darle el abrazo o quedarse allí parada, pues no sabía si podría soltarla después… su olor, incluso a medio metro de distancia, la estaba matando-. ¡Tenía que verte! –le dijo finalmente-.

Claudia quería que la tierra se le tragara, definitivamente aquellas dos estaban locas la una por la otra, y ella empezaba a verse no como una vela, sino como todo un rascacielos con las luces encendidas. A Esther en cambio se le detuvo el corazón ante la voz tomada que había salido del cuerpo de Maca, sin esperar a que ella se decidiera borró la distancia y se abrazó a su cuerpo. Cuando Claudia escuchó sus hondos suspiros entendió que ambas habían mantenido la respiración hasta entonces.

-       ¡Oh, por Dios santo! –exclamó Claudia. Aquellas dos iban a necesitar mucho más que un abrazo en mitad de todo aquel bullicio-.

Ni Maca ni Esther la escucharon. Esther hundió su cara en el cuello de Maca y la besó bajo el manto que le proporcionaba su pelo, Maca gimió pero tampoco pudo contenerse a respirar lo afrutado de su champú, y la estrechó con tanta fuerza contra si que todas sus terminaciones nerviosas se encendieron ante el pleno contacto.

-       Una pésima idea… -repitió Maca apenas sin voz en su oído-.
-       Muy mala idea… -tuvo que reconocer Esther, ella tampoco estaba segura de poder separarse de Maca… la había echado tanto de menos-.
-       Eh, chicas… vienen hacia aquí… que corra el aire –las avisó Claudia-.

Maca y Esther tuvieron que hacer un esfuerzo sobrehumano para soltarse, y Claudia se arrepintió de haber convencido a Maca para aceptar la propuesta de Kate para ir a recogerla, pues parecía a punto de desmayarse de verdad de pura ansiedad. Se agarró a su brazo para estabilizarla mientras Encarna ya las saludaba.

-       Claudia… Maca…. No sabía que ibais a venir, podríamos haber venido juntas –les dijo Encarna con alegría-.
-       Fue una decisión de última hora… -empezó a decir Claudia, y tras ver que Encarna miraba con interés a Maca, la cuál era incapaz de comportarse con normalidad, continuó hablando para centrar su atención en ella y no en su amiga-… Kate nos avisó en el último momento, es un desastre.

Kate recibió la bofetada por sorpresa, y el descaro de Claudia la hizo sonreír.

-       Que le voy a hacer, las artistas excéntricas solemos tener ese defecto, somos unos desastres –se echó la culpa Kate con gracia, estaba deseando ver por dónde saldría todo aquello-.
-       Bueno, se está haciendo tarde. Tendríamos que pensar en irnos… -cogió las riendas Encarna. Esther miró a su madre y luego miró a Maca, querer estar con ambas la estaba matando-… ¿Tenéis planes para cenar?

De pronto Encarna concentró todas las miradas. Kate pensaba que aquello cada vez se ponía mejor.

-       Pues no habíamos pensado en nada, la verdad –contestó Kate por Claudia y Maca que se le quedaron mirando-.
-       Entonces veniros a cenar con nosotras, a ver… son las ocho y cuarto… ¿a las diez y media está bien, Kate? Así tendrás tiempo de descansar un poco del viaje y soltar el equipaje, y a mí de disfrutar de esta niña que me has devuelto aún más guapa si cabe –les propuso Encarna con voz de mando dirigiéndose especialmente a Kate, mientras le acariciaba la cara a su hija que la miraba con los ojos como platos, pero con una sonrisa magnánima tras la invitación que les había hecho… Esther no quería separarse de Maca, aunque aun no fuera consciente de lo difícil que iba a ser compartirla con más gente en la misma habitación-.
-       ¡¡¡Mamá!!! –se avergonzó Esther del comentario, aunque era la mirada abrasadora de Maca la que la estaba asfixiando-.
-       Es que ya no es ninguna niña Encarna, es toda una mujer –apuntó Kate haciendo que ahora sí, Esther enrojeciera y con razón, Kate se rió ante su mirada gacha-.
-       ¡Una linda mujer! –admitió su madre dándole un beso, y Esther no sabía ya dónde meterse-. Bueno, pues a las diez y media en casa…
-       Encarna… eh! –Maca por fin habló-… te agradezco la invitación, pero es que yo no voy a poder… yo…
-       ¿Y eso, por qué? ¿has quedado con alguien? ¡Ahhh… ya se! ¿Un ligue tal vez? –le insinuó Encarna divertida-.

Maca la miró espantada ante lo que sugería, y miró a Esther que se puso por un momento tensa hasta que vio lo horrorizada que estaba su novia.

-       No, nooo… claro que no, yo no… hace mucho que yo no… no tengo ningún ligue –Maca se escuchó tartamudear para su pesar, mientras se apresuraba a desmentir aquella sugerencia-.
-       Entonces decidido, a las diez y media en casa…. –zanjó por segunda vez el tema Encarna-. Así que vamos… había una cola terrible en el parking, si no nos movemos tendremos que cenar todas aquí –empezó a andar Encarna y Kate se puso a su altura dándole conversación-.

Claudia las siguió de cerca creando la segunda barrera, y Esther esperó a que Maca se recompusiera ante el giro que había supuesto que su madre las invitara a cenar.

-       Esto va a ser un desastre… -dijo Maca aterrada-.

Esther sin embargo sonrió.

-       Estás guapísima cuando te pones tan nerviosa –le susurró ella feliz al menos de tenerla allí-.
-       Calla –le ordenó Maca poniendo los ojos en blanco, y Esther no pudo evitar reírse-, eso no me ayuda.
-       Jajaja… tengo ganas de besarte, de… -Esther tuvo que morderse el labio para no seguir por aquella línea, ella también luchaba contra el deseo de lanzarse sobre ella y olvidar que era su madre la que andaba a tres escasos metros de ellas dirigiendo la comitiva-.

Maca cerró los ojos y levantó una mano en señal de stop.

-       Esther… estoy que me va a dar un ataque, así que por lo que más quieras, no me tientes, no me provoques, ni te me acerques… casi no quiero ni que me hables, porque me estoy volviendo loca por hacerte mía aquí mismo, y no puedo… así que… -Maca estaba desbordada, no sólo por los nervios que había soportado sabiendo que Esther llegaba ese día, sino porque luego había decidido ir a verla con la excusa de recoger a Kate y al final se había encontrado en la enredadera de una cena con Encarna, la suegra que no sabía que era suegra de nadie y que le cosería el culo a patadas como se enterara de que le había puesto las manos encima a su única y hasta lo que ella sabía, heterosexual hija… así que sí, estaba a punto de tener un ataque de pánico cuando Esther se abalanzó contra ella aprovechando el recoveco de la máquina de refrescos del aeropuerto, y la besó apasionadamente-.

Cuando Esther la liberó, Maca ya no se acordaba ni de su nombre.

-       ¡Te quiero! –le susurró Esther acariciándole la cara-.
-       Yo también te quiero –le contestó Maca-.

Y Esther volvió a darle un beso, esta vez más ligero y breve antes de tirar de su brazo para que volvieran a ponerse en marcha.

Continuará...

4 comentarios:

  1. Las madres no son tontas y si no se lo hacen.
    Qué tensión, por Dior!!!!

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    1. Eso es cierto!
      En cuanto a lo de la tensión... mmm... viene bastante más! :P

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  2. Esta historia es maravillosa!!!!!!! Estoy enganchadisima.... Me encanta tu forma de redactar y de transmitir la pasion que hay entre ellas.

    Felicidades! Te sigo todos los dias checando novedades ;)

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    1. WooW... me he quedado un poco KO y ruborizada... pero evidentemente, muchísimas gracias por tu comentario y por seguir el blog, es de agradecer, pues si solo lo hiciera para mí al final creo que pensaría que estoy un poco loca...jajaja.

      En fin, muchas gracias por animarte a comentar. Me alegro de que te esté gustando la historia.

      Un saludo.

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