“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca&Esther –Hospital Central-, por Sageleah)
DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.
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Todo estaba en
calma menos sus sentidos, menos sus manos. Un mechón suave de pelo acariciaba
la mejilla de Maca mientras dormía, Esther podía sentir lo cálido de su rubor…
“rosado, pizcas de blanco… debería hacer más caso a Kate”, pensaba Esther
mientras se lamentaba por no llevar consigo un kit de pinturas en el bolso,
ahora tenía que conformarse con el folio y el lápiz que había encontrado entre
las cosas de Maca. Los detalles que definirían la sensual línea que describía
la forma curvilínea del perfil de su novia desnuda, empezaron a plasmarse en el
papel… Esther no había podido dormirse. Habían hecho el amor nada más cruzar la
puerta de aquel apartamento hasta quedar saciadas y rendidas, pero la imagen de
su desnudez impresa en las retinas, la electricidad que sentía cuando la
tocaba, cuando se entregaba a ella, cuando la hacía suya…. habían despertado a
Esther con una necesidad angustiosa de poseerla nuevamente, y sólo había dos
modos de conseguirlo para ella, despertarla y volverle a hacer el amor, o
poseer cada recodo de su cuerpo mientras lo plasmaba con sus dibujos. Esther
decidió dejarla descansar, pero su ansiedad la consumió hasta ser más fuerte
que el placer de permanecer a su lado quieta, y tuvo que salir de la cama para
dibujar, dibujarla. Hacía tanto que no sentía aquella fuerza invisible,
electrizante y a la vez enloquecedora entre sus manos…. Esther volvió a sentir
como Maca la engullía, cada detalle que perfilaba sobre el papel era un paso
más hacia la profundidad de perderse a si misma para perecer en ella, pero no
podía evitar dar cada paso, adentrarse en aquel laberinto más y más. Las manos
empezaron a obsesionarse en sus recodos… las sombras de la unión de sus muslos,
bajo sus senos y su mentón… la respiración de Esther estaba agitada, su corazón
golpeaba el pecho con demasiada fuerza, pero ¿cómo parar? Difuminó con la yema
de su dedo algunos trazos de lápiz… “¿por qué nunca puedo…?”, se acomplejó
Esther de no lograr hacerle justicia… dejó a un lado los hombros, repasó su
cuello… pequeños trazos para trasmitir profundidad y mayor perspectiva… y de
nuevo su boca, Esther se mordió los labios mientras retocaba los suyos… su
nariz, sus pómulos…. Maca se movió en aquel instante, a Esther casi se le
resbaló el lápiz de entre los dedos idiotizada. El momento mágico de verla
despertar había llegado, llevaban tanto tiempo no pudiendo compartirlo que se
quedó sin respiración, a la espera… un pequeño gesto para desperezarse, y el
primer intento de abrir los ojos… Maca
arrugó la nariz e hizo una graciosa mueca por la luz, pronto se daría cuenta de
que Esther no estaba a su lado y cuando su rostro reflejó aquel instante de
lucidez, Esther sonrió por haber sido capaz de predecirlo. Sus ojos. A Esther
le escocieron las manos, pero ya era tarde para el lápiz y el papel… ya no
podía desanclar sus pupilas de sus preciosos y adormilados ojos.
-
¿Qué haces ahí? –le preguntó Maca aún
despertándose-… Anda ven… vuelve a la cama.
La reclamó Maca,
y Esther dejó el boceto encima del taburete donde se había sentado para
dibujarla. En cuanto su cuerpo se envolvió de la calidez de la piel de Maca,
gimió. Maca la estrechó más fuertemente contra ella tras escucharla, siempre la
cogía por sorpresa su predisposición, pues en el fondo nunca creía ser digna de
un amor tan noble como el que Esther le brindaba.
-
¿Qué hacías ahí sentada? ¿dibujabas? –volvió a
preguntarle Maca en un susurro-.
Esther tenía
enterrada la cara en su cuello, ese que había intentado dibujar unos minutos
antes… sus labios lo besaron allí donde la sangre corre tan superficial que la
piel adquiere otro sabor, una temperatura distinta… ¿cómo pretender plasmar un
detalle así con pintura? Ahora le parecía tan ridículo si quiera intentarlo, su
lengua trazó con saliva lo que su talento jamás conseguiría… el escalofrío que
recorrió a Maca por lo que Esther le estaba haciendo reafirmó sus pensamientos.
-
Soy distinta cuando te tengo cerca –musitó
Esther casi como si de un embrujo se tratara mientras sus dientes pellizcaban
ya el lóbulo de su oreja-.
A Maca se le
cerraron los ojos, en un segundo volvía a estar tan caliente como la primera
vez.
-
¿distinta? –preguntó Maca casi sin saber lo que
decía, las manos de Esther empezaban a pasearse por su piel lentas pero
imparables-.
-
Es como si rellenaras vacíos que no sabía que
tenía… potencias aspectos de mi personalidad que hacen que me sienta casi
siempre descontrolada –contestó Esther antes de introducir la punta de su
lengua en el pabellón auditivo de Maca consiguiendo robarle un sonoro gemido-.
-
Descontrolada… sí… ya entiendo –y por supuesto
que Maca lo entendía, ¿acaso no le pasaba a ella lo mismo cuando la tenía
cerca, cuando pensaba en ella?-.
-
Soy más impulsiva, más impaciente… -las manos de
Esther se escabulleron entre los muslos de Maca directamente sin cortapisas
hasta su sexo-… mucho más cariñosa de lo que de por sí ya soy –Maca tuvo que
abrir la boca para respirar, porque Esther empezaba a demostrarle cada palabra
que iba diciendo, se encontraba totalmente excitada-… hay cosas de mí que ni
tan siquiera conocía, que no creí posibles… -le confesó Esther llevándose a la
boca el dedo que había impreso de la humedad de Maca apenas un instante antes,
Maca tembló al observarla chupándolo. Esther podía tener en un momento un
aspecto angelical y al siguiente, el deseo la distorsionaba haciéndola bastante
peligrosa, el brillo que había en sus ojos en aquel instante lo demostraba-…
esta fuerza que siento… -Esther volteó a Maca y atrapó sus brazos anclándola de
espaldas contra el colchón-… es increíble, es como si estuviera tan viva… pero
también es aterradora… -musitó Esther suavizando la presión de sus manos
mientras se dejaba caer rendida sobre aquel torso desnudo tan parecido y tan
distinto al suyo-… lo que siento por ti me nubla la razón, a veces creo que
sería capaz de morir por ti… y me asusto –Maca cerró los ojos ante aquello, y
sintió su entrega en un beso sensual y dulce… ligero como una pluma sobre sus
labios ya húmedos, enloquecedor como el más exquisito néctar-… pero lo que más
me aterra es este veneno que atiza mis impulsos haciendo que no me reconozca…
-Esther descendió por su barbilla, por sus clavículas mordisco a mordisco,
distanciándose un poco sobre ella para contemplarla-… cuando imagino que otras
te han tocado, que podrían tocarte en un futuro... –la tempestad creció en
Esther como el escozor de un látigo… gracias a Maca también conocía lo amargo
de la furia, lo irracional de los celos-… por un instante pierdo la razón, me
enfurezco y yo… -Esther no lo dijo, pero el arañazo que sintió Maca entre sus
pechos producido por sus uñas describió perfectamente a lo que Esther se
refería. Maca ahogó un quejido de dolor y la miró a los ojos. La expresión que
tenía Esther reflejada en ellos era una mezcla entre la disculpa, el miedo y
algo mucho más oscuro. Maca lo reconocía, había vivido allí durante mucho
tiempo. Rápidamente pensó que por hoy ya habían cumplido el cupo de las
introspecciones y decidió rescatarla-.
-
Soy sólo tuya… -le dijo, y Esther tembló
reconociendo su voz y el presente-
-
Lo… lo siento… -Esther se dio cuenta del
arañazo, aun sus dedos permanecían engarrotados sobre su piel… sus ojos se
llenaron de desconcierto y tristeza tras comprender su exceso-.
-
Soy sólo tuya…-volvió a repetir Maca despegando
la espalda de la cama y atrapándola entre sus brazos-.
Los labios de
Maca cubrieron con dulzura los temblorosos labios de Esther hasta que la sintió
rendirse finalmente… tranquila. Cuando la sintió calmada, volvió a buscar su
deseo acariciándola, tocando en sitios tan secretos que arrancaron de Esther
gemidos aún presa de su boca. Maca la despertaba. Esther volvió al punto en
donde se encontraban antes de la interrupción en muy poco tiempo, y su lengua y
sus manos buscaron de nuevo la piel de Maca olvidando por completo aquel pasaje
en el que le había producido daño físico.
-
Quiero sentirte dentro de mí…. –jadeo Esther
mordiéndole el lóbulo de la oreja-… quiero que estés dentro de mí –le suplicó,
pero la fuerza con que Esther la atraía apretándole los músculos de la espalda,
era más como una orden, una exigencia. Maca deslizó como pudo una mano entre
ellas y la penetró con sus dedos, estaba ya tan húmeda-.
El gruñido de
Esther hizo que Maca se desbordara. ¿Cómo alguien con un cuerpo tan pequeño
podía contener esa pasión, esa energía? Maca había tenido amantes muy activas,
increíblemente calientes e impetuosas, pero con Esther era otra cosa. Ella se
entregaba incondicionalmente, sin miedos, sin reservas, sin ese pulso invisible
que en un grado u otro siempre aparece entre dos personas que se acuestan
juntas, por diversión, por miedo o por pura inseguridad. En Esther no existía
nada de todo eso, no había dobleces, ella se abandonaba con fe ciega, sin
tapujos, sin medidas… sin más… y exigía,
nunca le era suficiente, Maca a veces temía no ser lo bastante para ella y se
arrojaba a las llamas de su pasión como un camicace. ¡No!, Esther era y sería siempre para ella la
única, la irremplazable, no sólo por quien era, sino porque Maca recordaba muy
bien quien había sido antes de que Esther entrara en su vida y nunca dejaría
volver a aquella mujer fría e incompleta, no ahora que la luz llenaba cada
recodo de su ser, de su cuerpo...
-
¡Maca..! –pronunció su nombre Esther, rota-
Y Maca volvió a
la realidad enviando bien al fondo sus inseguridades, sus temores. En un
instante, sus envestidas fueron más precisas y sus caricias más certeras, Maca
supo que había llegado el momento y la presión en el interior de Esther se
cernió más sobre sus dedos. La dejó jadeante descansar con la cabeza en su
hombro, mientras ambas tomaban aliento tras el clímax. A Maca le dolía la
muñeca, pero se resistió a sacar los dedos de su interior aún y aguantó un poco
más sin moverse hasta que se recompusiera.
-
¿Dónde estabas? –le preguntó de pronto Esther
con una voz que volvía a ser dulce, como la de una niña-.
Maca aprovechó
para liberarse de sus pliegues, y la vio entrecerrar los ojos mientras lo
hacía.
-
Dentro de ti, ¿no lo recuerdas? –bromeó Maca
pese a saber a qué se refería-.
Esther le
acarició el pelo con ambas manos, hundiendo con ternura sus dedos en lo suave
de aquel pelo que adoraba, adormeciéndola como si de un canto de sirenas se
tratara… Preguntándose si había sido cosa suya, o había perdido por un instante
a Maca entre sus sombras, al final decidió desistir del tema.
-
Lo recuerdo perfectamente –musitó Esther
besándola. Maca se dejó convencer, se dejó embriagar por ella y sus mieles-… y
es hora de que tú también lo recuerdes.
Esther volvió a
hacerle el amor, y Maca volvió a tocar el cielo con sus manos.
--
Encarna vio a
Esther esquivando gente para dirigirse a la mesa. Al final habían decidido
comer en el búrguer del centro comercial para no tener que preocuparse de
llegar o no a la película.
-
Las hamburguesas… por fin –anunció Esther
sentándose con ella-. Estaba deseando salir de la cola… tengo tanta hambre que
al final he pedido el tamaño gigante… -Esther sonrió enseñándole a su madre el
tamaño de su refresco, sus patatas y su hamburguesa-… ¿crees que me cabrá en la
panza?
-
Jajaja… no lo sé, pero estoy segura de que harás
tu mejor esfuerzo –se rió su madre por sus cosas-.
-
Jajaja… estoy hambrienta –se rió Esther, y luego
le dio un buen bocado a su hamburguesa-.
Su madre la vio
disfrutar de la comida, el apetito nunca le había faltado a su hija, pero ahora
parecía famélica… sin querer pensó en Maca.
-
¿A dónde habéis ido a comer que te has quedado
con tanta hambre? –le preguntó Encarna-.
Esther la miró
por encima de su refresco, el cual estaba utilizando para bajar un par de
patatas por su garganta. Su madre seguía echando kétchup a su comida y no
parecía preguntarlo por nada en especial, ella sin embargo si pensaba en algo
muy concreto… en Maca y ella haciendo el amor hasta las cinco de la tarde y en
la hora tarde que habían llegado a su cita con Laura y Eva, olvidándose de
comer en el proceso.
-
mmm… no se como se llamaba, era un sitio pijo de
esos que le gustan a Maca. Muy bonito, pero con raciones escasas –se inventó
Esther, y no pudo evitar sonreír tras pensar en la cara que pondría Maca cuando
se lo contara-
-
Que raro que haya escogido un sitio así… ella
también suele tener buen apetito cuando come conmigo, de hecho es algo que
siempre me recuerda a ti –soltó su madre de un modo casual, aunque era cierto-.
Esther ésta vez
si se atragantó con el mordisco, y tuvo que esforzarse en tragar antes de poder
preguntar.
-
Coméis…grgrrr –carraspeó para poder hablar-…
¿soléis comer juntas? ¿Maca y tú?
-
Últimamente bastante… Ya sabes que Maca pasa
mucho tiempo en el hospital, y Cruz la está metiendo en sus operaciones… creo
que quiere meterle el gusanillo de la cirugía pediátrica, pero no veo a Maca
muy por la labor, aunque se le da francamente bien…. No sé…. En fin…
últimamente formamos un buen equipo, ya sabes que Cruz prefiere que esté yo en
sus intervenciones, y Maca y yo le hacemos alguna que otra broma cuando se nos
pone muy pesada… a las dos nos lleva de cabeza. De hecho tuve que ayudar a Maca
en un trabajo el mes pasado, nos llevó una semana dar con la tecla que le pedía
Cruz a la pobre… esa niña trabaja demasiado, siempre lo he dicho… demasiado.
Esther estaba
sorprendida. Maca le había mencionado algo al respecto, pero sólo de pasada, y
por lo que comentaba su madre parecía que sus lazos eran mucho más estrechos
que de simple pasada en el hospital.
-
¿Y Laura y Eva? ¿Cómo están? –le preguntó su
madre pareciendo cambiar de tema-.
-
Tan locas como siempre…jajaja… -se rió Esther
tras recordar su reencuentro con ellas. Era increíble que después de estar
tanto tiempo dando vueltas en círculo, finalmente se hubieran decidido a estar
juntas… formaban toda una auténtica pareja, alocada, pero pareja a fin de
cuentas-.
-
Me alegro… y ¿qué? ¿Laura se ha decidido ya a
decirle a su madre que quiere compartir piso con ella cuando termine la
carrera? –le preguntó su madre-.
Esther abrió los
ojos como platos.
-
¿Tú?... ¡¡¿Tú sabías eso?!! –le preguntó
asombrada. Esther se había enterado aquella misma tarde, pues Laura le había
guardado la sorpresa-
-
¿El qué? ¿lo de que quiere irse a vivir con Eva?
¿o lo de que son pareja? –le preguntó Encarna la mar de tranquila-.
A Esther se le
olvidó por completo la comida, incluso el cerrar su mandíbula que se había
quedado descolgada ante las palabras de su madre.
-
No pongas esa cara, tu madre no es tonta y Laura
es como si fuera mi segunda hija… la veía angustiada, tú no estabas para hablar
y yo sí –resumió la situación su madre-. Además, no creo que le resultara tan
difícil contármelo… no soy ninguna madre retrógrada, me considero más bien una
madre tolerante y moderna, ¿no crees?
-
Ehh… sí, claro –contestó Esther, sin saber muy
bien en realidad que decir-.
Se había quedado
muerta tras los nuevos acontecimientos. De pronto le entró el pánico… Laura
había podido hablar con su madre, pero ella no de lo suyo con Maca.
-
Y bueno…. ¿tú no tienes nada que contarme?
–atacó de nuevo Encarna antes de darle un sorbo a su refresco-.
Esther sintió
que le temblaban las piernas cuando su mirada y la de su madre se encontraron
por encima de la mesa, ambas a la espera.
-
Esto…. Que… ejggggrrr –carraspeo Esther, porque
se había quedado sin voz-… ¿qué … qué quieres que te cuente?
-
Mmmm… no se, déjame que lo piense….. –Encarna
empezaba a divertirse con aquello-… ¿Maca?
Esther dio un
respingo en su asiento… “Dios, lo sabe” se dijo para sí, y la sonrisa que lució
su madre en el rostro se lo confirmó.
-
Mamá yo…. No…. –Esther no quería que su madre
pensara que no le tenía confianza-.
-
¿Estáis juntas? Digo… como pareja, novias… como
se llame ahora, tú ya me entiendes –la ayudó a aligerar su madre. Esther se
puso toda roja de golpe-. Ohhh, sí…. ¡Estáis juntas! ¿Desde cuándo?... ¿no será
desde el verano pasado cuando empezasteis a trabajar juntas, no? No me puedo
creer que en tanto tiempo no te hayas atrevido a contármelo…
-
No, mamáaa… -se apresuró a desmentirlo Esther-,
empezamos a salir juntas este verano, cuando terminamos los exámenes de junio…
y de verdad… no me puedo creer que estemos hablando de esto.
Esther estaba
sintiendo una vergüenza horrible, se sentía como en un mundo surrealista del
cual parecía ser la protagonista.
-
¿La quieres? –le preguntó su madre
calmadamente-.
Esther levantó
la cara para mirarla, sus ojos decían más que cualquier cosa que pudiera decir
así que sólo dijo “sí”.
-
Entonces todo está bien. Lo único que yo siempre
he querido para ti es que seas feliz, y Maca parece dispuesta a hacerte feliz
–le dijo su madre y el alivio que sintió Esther de pronto fue como si le dieran
alas. Hasta ese momento no se había dado cuenta de lo mucho que le importaba
que su madre las aceptara, a ella y a Maca-.
-
Mamá… -la llamó Esther, pues Encarna había
vuelto de nuevo a su comida-.
-
¿Si?
-
Gracias –le dijo Esther-.
Encarna la miró
interrogante, no creía que fuera necesario que su hija le agradeciera nada…
simplemente se había enamorado, de una mujer sí, no de un hombre, pero esas
cosas no podían controlarse con la razón y en realidad Encarna estaba feliz de
ver que su hija no se cerraba en banda al amor por las desilusiones vividas con
su padre y ella.
-
Anda ven aquí… -la reclamó su madre, y Esther no
tardó en colocarse a su lado para dejar que la abrazara-. Eres mi hija, yo
siempre te querré y no me gustaría que al crecer te alejaras de mí… yo siempre
estaré para escucharte ¿de acuerdo? Quiero estar en tu vida.
Le hizo saber su
madre.
-
Lo se, siento no habértelo contado antes pero…
es que pasó muy rápido, luego lo de la beca y… no sabía como sacar el tema,
pero iba a contártelo, te lo juro –quiso dejarlo claro Esther-. Mamá, yo no
esperaba que pasara esto pero… la quiero de verdad, te lo hubiera contado tarde
o temprano, Maca no es un capricho.
Y no, no lo era…
Encarna podía verlo en sus ojos, también lo había visto durante la cena en los
de Maca. Sentían una atracción y una debilidad la una por la otra tan bonita
como inquietante. Su madre tenía miedo de que fueran demasiado jóvenes para
esperar toda una vida juntas basándose en lo que ahora sentían. Conocía bien a
su hija y por mucho que se aferrara a su lado práctico de la vida, en el fondo
Esther era una romántica, como lo era ella a su edad, como aún lo era ahora.
-
No, ya me di cuenta anoche de que no… ¿no os
besaríais en la cocina? ¿u otras cosas? –le preguntó de pronto su madre-.
Esther ahora sí
que estaba roja y avergonzada, eso era cruzar el límite de lo que una hija
podía contarle a su madre, de todas, todas.
-
¡Mamáaa! –le llamó la atención Esther-.
-
¿qué?...jajajaja…. –Encarna se rió, porque nunca
había visto a su hija así, tan roja, tan nerviosa y tan azorada, no pudo evitar
pincharla… de hecho, Esther había heredado de ella aquella picardía traviesa
que tanto le gustaba emplear contra Maca y ahora la sufría en sus propias
carnes-… ¡¡Cómo si hubierais disimulado mucho las ganas que os teníais!! Maca
no hacía más que pegar brincos en la silla cada vez que la mirabas, y tú no
hacías más que torturarla lanzándole indirectas en la cena… No se si será
cierta o no la reputación que tiene Maca con las chicas, pero te aseguro que si
hay algo de cierto, he de reconocerle que hizo un esfuerzo sobrehumano anoche…
¿sabías que la llaman la Diosa de fuego?...jajaja
-
Ohhh mamáaaaaa….
Esther se tapó
la cara con las manos muerta de la vergüenza, si hubiera podido se hubiera
metido en un agujero allí mismo para desaparecer, pero no fue posible y tuvo
que soportar un par de burlas más de su madre antes de que la liberara de
cumplir aquella condena que era la pena que debía pagar por no haberse
sincerado antes con ella.
Continuará...
Para cuando el siguiente? De verdad que estoy enganchadisima con tu historia... Se puede sentir tanta pasion asi por alguien? Todos los dias reviso tu pagina para ver si hay novedades... Te felicitooo!!! Me encanta tu manera de escribir, haces magia con las letras...
ResponderEliminarWowwww gracias!! ¡Me halagas!
EliminarMe alegra que estés enganchadísima a mi historia, porque a mi también me trae de cabeza aunque en muchos más sentidos y no todos adorables...jajaja.
Gracias por seguir el blog de cerca en busca de más, por supuesto el próximo capítulo está al caer... tranquil@.
Un saludo!!