La
empresa de Pedro Wilson, está a punto de sacar al mercado un láser quirúrgico
que revolucionará el mundo de la medicina, el cual ha sido creado por una joven
prodigio en ingeniería robótica que resulta que además es su hija, Macarena
Wilson. Sin embargo, otros intereses ocultos acechan al proyecto y amenazan con
cambiar el futuro de Maca para siempre, si finalmente su trabajo sale a la luz
en toda su magnitud. Con la amenaza de perder a su hija, Pedro aceptará la
contratación de Esther García, una mujer misteriosa que tomará las riendas de
la empresa en pro de un único fin, proteger a la joven. Algo que no le será
fácil, dado el espíritu rebelde, guerrero y liberar de Maca, que ajena a lo que
sucede a su alrededor, verá a Esther como su única amenaza.
1
El despertador fue acallado con un imperioso manotazo de la joven que
arremolinada bajo las sábanas se negaba a aceptar el comienzo de un nuevo día.
Era desesperante saber que era lunes, atrás quedaba su fantástico fin de semana
de desayunos largamente placenteros, comida con los amigos, horas de asuntos
propios para ella, y desenfreno con él. Apretó los puños sobre la almohada, y a
regañadientes se puso en pie, se miró en el espejo del armario y soltó un
gruñido de desagrado ante el reflejo de sí misma, abrió las puertas y sacó por
inercia un par de vaqueros y una camiseta cómoda, se encaramó la ropa sobre el
hombro, y sacó a rastras sus pies de la habitación dirigiéndolos hacia una
ducha que sin duda necesitaba.
Una hora más tarde, Macarena Wilson salía despedida sobre su moto hacia
el trabajo, sin imaginar que su vida cambiaría ese día.
----
- - ¿Le traigo algo más señorita?
–le preguntó el camarero a la joven que llevaba más de hora y media sentada
frente a la ventana, mientras tomaba un desayuno completo intercontinental y
leía el periódico de la mañana-
- - No gracias. La cuenta
solamente, por favor -le pidió ella-.
- - Ahora mismo –le dijo él.
Esther cerró el periódico, y cogió la taza de café antes de volver su
vista al edificio que había frente a ella. Ni siquiera sabía qué hacía allí,
había rechazado aquella oferta tantas veces, la empresa Wilson no era el tipo
de empresa a la que ella estaba acostumbrada, sin embargo no le había podido
decir que no cuando su directora principal, y vieja amiga, la había llamado
pidiéndole aquel gran favor.
“Debo estar loca por hacer esto”… se dijo a sí misma. Pero pagó la
cuenta, dobló pulcramente el periódico bajo su brazo tras colocarse la
chaqueta, y salió a la calle para cruzarla, dispuesta a afrontar aquel nuevo
reto.
2
- - Eooo, eooo… buenos días, buenos
días -fue saludando Maca a sus compañeros de equipo -mientras entraba en la
sala común para servirse el primer café del día-.
- - Bueno, parece que algunas por
lo menos el fin de semana tuvieron acción –le dijo Eva a Rusti, mientras con un
golpe de cabeza y unas cejas levantadas señalaba a Maca antes de dar otro sorbo
a su taza-.
- - Dicen por ahí que la envidia
mata, Evita -le espetó Maca con una gran sonrisa mientras se calentaba las
manos alrededor de su vaso humeante-. Además, ya te dije que vinieras.
- - Sí ya, para hacer de farola
prefiero quedarme en casa –le dijo Eva sonriendo-.
- - Te hubiera presentado a su
amigo Roberto que está como un tren –le garantizó Maca sonriendo mientras daba
un sorbito al café-.
Se lo pasaba pipa con Eva, sin embargo tenía que reconocer que desde que
su relación con Fernando parecía estabilizarse, salían menos, y aunque no es
que la echara de menos exactamente, había algo de añoranza hacia la relación
con su amiga, y hacia la persona que ella misma era cuando no estaba con él.
-
- Buaa… ¿Cómo de bueno? ¿tanto
cómo tu Fernando o me vendes el segundo plato? –quiso indagar Eva ya entrada en
el juego que siempre las enredaba-.
- - No, no… tanto o más que él,
buenorro de que te cagas… ¡palabrita del niño Jesús! –le aseguró Maca poniendo
cara de circunstancias y alzando la mano en señal de juramento-.
- - Jajaja… ya seguro, por eso no
lo has pillado tú al vuelo primero –le espetó Eva-. Venga Maquita, que nos
conocemos… si estuviera tan bueno, ya te lo habrías tirado tú.
- - ¿Y quién dijo que no lo hice?
–respondió Maca dibujando una sonrisa maléfica y saliendo por la puerta acto
seguido-.
Eva la miró con la boca desencajada, luego miró a Rusti que sonreía sin
atreverse a interferir en aquel ritual entre ellas.
-
- ¡Está de coña… es un farol!
¡Seguro que es un farol, no se ha tirado al amigo del novio! ¡No.. jeje… quiere
que pique! –dijo Eva en voz alta, como tratando de disipar la posibilidad de
que Maca fuera en serio sobre aquel nuevo cotilleo-.
- - ¡A mí no me mires! ¡Hablamos de
Maca! –le dijo Rusti encogiéndose de hombros mientras Eva lo miraba como si él
pudiera tener las respuestas que saciaran su curiosidad-.
Eva dudó un par de segundos más, dirigió la vista a Rusti, luego a Maca
que se alejaba por el pasillo tranquila con su taza en la mano, y acto seguido
miró la suya propia.
-
- ¡Mierda, siempre lo consigue!
–espetó Eva, lanzándole de mala gana la taza a Rusti para que la sujetara
mientras sin poder evitarlo salía tras Maca para averiguar que había de cierto
en aquel bombazo-.
Rusti las vio danzar hacia la sala de proyectos, Maca riendo satisfecha
y Eva alcanzándola y cuchicheándole por lo bajo, tratando de que desembuchara.
Sonriente, Rusti bebió de una de las dos tazas que sujetaba.
-
- ¡Mujeres! –exclamó moviendo la
cabeza de lado a lado-.
Al volverse para depositar los cafés en la encimera, vio que el ascensor
volvía a abrirse. Tras sus puertas una mujer enfundada en un traje de falda
gris impecablemente ceñido y planchado, barrió la estancia con una indescifrable
mirada. Su porte era tan sereno e imperturbable, que Rusti se quedó clavado por
unos instantes en el sitio incapaz de asimilar la imagen que aquella mujer
daba, sin duda estaba fuera de lugar. Cuando la mujer se acercó a un compañero
para preguntarle algo, Rusti deparó en que no era el único que la miraba, sin
embargo ella no parecía percatarse de las miradas interrogantes que había
despertado, y devolviéndole una sonrisa cortés y un “gracias” articulado con
rotundidad al muchacho que le había dado la información que necesitaba, enfiló
sus tacones de aguja hacia el despacho de dirección, seguramente sin sospechar
que aquel silencio que había generado en la pequeña oficina no era, ni mucho
menos, habitual.
Continuará...
Wohoooo! Un nuevo fic!! Siiii :) te sigo... no tardes en los capitulos sale?? jejeje
ResponderEliminarSigo tambien con el dibujada en mi mente ehh ;)
Un abrazo desde Mexico!
;-) ¡Eso está hecho! Por aquí iremos colgando capítulos y más capítulos de ambas, con un poco de paciencia claro... que no me da pa más. Pero al pie del cañón.
EliminarGracias por participar... que ilusión me hace, y desde México... jaja.
Un beso.
Sage
Esto pinta muy bien.
ResponderEliminar