miércoles, 5 de diciembre de 2012

Dibujada en mi mente (TOMO 2) -cap 64 y 65-



“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca & Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.

64

5 de enero

Maca entró por la puerta de urgencias. Sabía que llegaría tarde a su cita con Esther, pero no podía obviar aquella llamada. En cuanto Teresa, la mujer responsable de recepción la vio, le indicó el box al que debía dirigirse. Maca se lo agradeció con prisas y entró derechita a la sala de observaciones. Verónica se alegró de verla pese a la situación.

-       Menos mal que has venido… no sabía a quién llamar –le dijo Verónica con una sonrisa que pretendía ser desenfadada, pero Maca pudo ver su miedo y tristeza aún sin que le dijera nada-.
-       Sabes que puedes contar conmigo… -trató de ser tranquilizadora. Le habían explicado brevemente lo sucedido, pero prefirió que fuera Verónica quien se lo contara-. Vero, ¿qué ha pasado?

Verónica la miró a los ojos sin decidir si debía implicarla en lo que realmente le sucedía o simplemente mantener aquella imagen inaccesible y feliz que siempre se calzaba ante la gente, ante ella.

-       Mezclé un poco y me puse fatal –le dijo Verónica encogiéndose de hombros, no tenía el valor suficiente-.

Maca le cogió una mano entre las suyas y se sentó a su lado en la cama.

-       No es a eso a lo que me refiero, y lo sabes. ¿Qué es lo que te pasa? Hacía mucho que no tomabas drogas y nunca has sido de las que pierde el control, ¿qué es lo que está pasando?  Dime la verdad –le volvió a preguntar Maca, y esta vez no le dio opción a Verónica a contarle la versión corta-.

Verónica apartó por un momento la mirada de ella para dirigirla hacia la mano que Maca aún le sostenía y se sintió inquieta por sus miedos.

---

Maca se había disculpado con Esther por haberla dejado plantada sin ni siquiera llamarla, y a pesar de esperarse su mal humor, tenía que admitir que estaba un poco cansada de ser siempre la que iba tras ella para construir un poco de paz entre las dos. Sus inseguridades, sus propios miedos, y ahora la preocupación añadida que sentía por Verónica, le revolvían las entrañas, y aquel cóctel explosivo no tardó en dar la cara cuando Esther lanzó el doceavo comentario sobre Verónica delante  de Eva y Laura.

-       Creo que ya he tenido suficiente… -Maca se levantó de un salto ante la sorprendida mirada de todas, y se puso la cazadora-.
-       ¿A dónde vas? –le preguntó Esther perpleja-.
-       A casa. Cuando te dignes a perdonarme por llegar tarde, y dejes de comportarte como una niñata con una rabieta delante de tus amigas, sólo porque recién has descubierto unos celos estúpidos que no puedo aplacar… -Maca alzó los brazos en señal de enfado y luego los dejó caer a los lados con cansancio-… sabes dónde encontrarme.

Con paso decidido Maca salió de la cafetería a toda prisa, Esther se quedó clavada durante un eterno minuto en la silla procesando qué había hecho o dicho para conseguir que Maca se pusiera así… “Ohhh… Dios mío…. Ohh… Dios mío”, pensó.


-       ¡¡Maca, Maca…!! ¡¡Espera…!

Maca se detuvo cansada frente a su moto tras escuchar a Esther a su espalda.

-       Maca, por favor… perdóname –le pidió Esther con algo de temor, pues nunca le había visto enfadada y sabía que tenía razón para estarlo-.

Al ver que Maca no se giraba a mirarla se atrevió a tocarle el brazo. Esther se relajó en el mismo momento que la escuchó suspirar.

-       Lo siento, cariño… soy una idiota, perdóname –se animó a repetir Esther, esta vez dándole la vuelta por la cintura-. ¿Me perdonas?
-       ¿Acaso tengo alguna otra alternativa? –preguntó Maca ya rendida. Lo único que ella quería era que estuvieran bien juntas, como antes, sin reproches, sin ver llorar a Esther, divirtiéndose juntas, disfrutar de sus besos… de su compañía y su eterna sonrisa-.

Esther cogió las solapas de la cazadora de Maca y la atrajo posesivamente hacia ella.

-       No –le dijo Esther a un escaso centímetro de su boca y luego la besó hasta sentir de nuevo la conexión entre las dos-.


65

Amsterdam. 1 mes después –Febrero-.

El despertador de Kate empezó a sonar frenético, tras un manotazo de su dueña se silenció en el acto, sin embargo el sonido familiar de los pinceles y el particular taconeo que Esther hacía cuando trabajaba frenéticamente en algo siguió sonando en la sala adjunta. “Dios mío, ¿cuándo va a parar?”, pensó Kate. Desde que habían vuelto de España, Esther había vuelto a trabajar obsesivamente… se despertaba en la noche con colores e imágenes en la cabeza, ya no eran meros bocetos de Maca, ahora había abstracciones de lo que Kate sospechaba eran sensaciones que Esther tenía respecto a ella, se lo había preguntado un día, pero Esther no les ponía nombre y Kate sospechaba que algo pasaba entre las dos, ya que su humor cambiaba con frecuencia de un día para otro. Se levantó de la cama, y tras ir al aseo se asomó a la sala donde sabía que la encontraría.

- Buenos días –la saludó Kate-.

Esther se interrumpió al escuchar su voz.

- Ah, buenos días… ¿te he despertado? –le preguntó Esther-.
- No, el despertador. Tengo reunión con el claustro de profesores ¿y tú, no tienes clase hoy? –Kate sabía que sí, pero aún así no quiso comportarse como una madre avasalladora y reñirle nada más comenzar el día-.

Esther arrugó la nariz y dejó de mirarla.

- Sí, pero iré más tarde… total, no creo que me pierda mucho –pronunció Esther más para ella que para justificarse ante Kate-.

Kate se pasó una mano por el cabello y decidió sentarse en uno de los taburetes.

- A ver, Esther. No soy y no voy a hacer de tu madre, pero sí soy tu tutora aquí. Evidentemente no voy a hacer un drama porque no asistas a un par de clases, pero últimamente han sido más de un par, y lo que más me preocupa es que estás desganada frente al aprendizaje… últimamente no sé lo que te pasa, y lo más importante, estás desaprovechando una oportunidad única. ¿Sabes cuánta gente mataría por esta oportunidad? ¿por estar estudiando y poderse codear con los profesores que te estoy brindando? –le dijo Kate para que recapacitara un poco y tocara tierra, tenía la sensación de que Esther últimamente estaba viviendo aquella experiencia como un calvario, en lugar de un tremendo regalo-. ¿Es que acaso no quieres estar aquí? ¿no quieres esto para ti, para tu carrera? Si es así puedes decirlo con libertad.

Esther dejó el pincel sobre el caballete, luego se giró para dignarse a mirarla.

- Claro que sí. Claro que se que es una oportunidad única, y te agradezco todo lo que has hecho, haces por mí… -Esther estaba triste pese a todo-.
- ¿Pero? –la empujó Kate-.
- Quiero estar aquí, aprender… esto es un sueño para cualquier estudiante, pero se me hace cuesta arriba no ver a la gente que quiero algunas veces.
- ¿lo dices por tu madre, o más bien por Maca? –Kate sospechaba a que venía toda aquella desgana, pero como siempre prefería que Esther pusiera las palabras-.

Esther arrugó la nariz nuevamente, se sentía bastante estúpida cuando tenía que responder sinceramente a aquellas cuestiones.

- Vale, es Maca. ¡Dios! –se desesperó Esther- ¡¿Por qué nadie me dijo que podría llegar a convertirme en una lesbiana encoñada?!

Kate empezó a reírse tras escucharla pronunciar aquellas palabras tan impropias de ella. A Esther se le contagió la risa, y pese a ponerse colorada, relajó un poco sus facciones.

- Oh, Kate. Estoy en un sube-baja constante de emociones, y quiero que pare de una vez. Yo no sirvo para estar así –le confesó Esther-.
- ¿Estás segura de eso? –le preguntó Kate con una sonrisa-.
- ¿Qué quieres decir? –Esther frunció el ceño, quería saber a qué conclusión la llevaría Kate-.

Kate se levantó del taburete y se dirigió hasta un par de trabajos que Esther había terminado recientemente. Con cuidado los extrajo y los colocó contra la pared del fondo, luego enchufó los focos que alumbraban aquella parte de la habitación. Esther se quedó mirando sus obras un tanto extrañada y a la vez sorprendida. Kate sonrió al percibir el cambio analítico en el rostro de Esther, sabía que ella también podía ver a lo que se refería.

- Lo ves, ¿verdad? –le preguntó Kate colocándose a su lado-. A veces el descontrol de las emociones, sirve para explorar recodos de nosotros mismos que no imaginábamos ni siquiera que tuviéramos guardados.

Esther no pudo apartar la mirada de sus cuadros. Estaba sorprendida de que hubieran salido de ella.

-  Se que puedes verlo. No estás volviéndote loca, simplemente estás madurando… tranquila –le dijo Kate y la besó en la cabeza cariñosamente, mientras la dejaba un rato a solas para que recapacitara-.

Continuará...

4 comentarios:

  1. Pobre Esther :( sigo super enganchada a tu lectura ehh..no hay dia que no revise haber si hay capitulos nuevos...



    Saludos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ohhh, muchas gracias Anónimo...

      A mí también me da un poco de penita que Esther esté tan sobrepasada por lo que siente, pero eso nos supone nuevas formas de ver la vida y afrontarla, así que espero que ella encaje estos cambios, sensaciones y sentimientos lo mejor posible, para que todo les vaya bien. Ya veremos que pasa.

      Un saludo.

      Eliminar
  2. Ya se va mascando el bollodrama. No todo iba a ser color de rosa ;-)

    Sigue enganchando el tema

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajajaja... sí, eso parece. ¿Por qué seremos tan masoquistas? En fin, vamos a ver en qué sigue la cosa.

      Me alegra saber que sigues enganchada a los pasos de esta historia.

      Gracias por comentar. Un saludo

      Eliminar