viernes, 4 de enero de 2013

Dibujada en mi mente (TOMO 2) -cap 71-




“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.




71


Amsterdam.

Era sábado por la mañana y Esther ya llevaba varias horas trabajando en el estudio sobre uno de sus cuadros. Mientras retocaba los sutiles matices de color carmesí, las insinuaciones de Maca volvieron a su mente. Al principio simplemente no había entendido lo que quería decirle, luego el tono de Maca había sido mucho más tenso y Esther comprendió que eran celos. Le resultó curioso. ¿Cómo una palabra con connotaciones tan negativas como violencia, maltrato o nulidad, podía a la vez despertar en una persona ese sentimiento satisfactorio de pertenencia, esa sensación de importarle tanto a alguien que provocaba miedo a la perdida? Sí, Esther se había sentido feliz por ver el reflejo de lucha en Maca cuando había sentido celos hacia Alex y le había advertido de que aunque ella no lo viera, sospechaba que siempre había estado interesada en Esther. Se había sentido importante para alguien y su autoestima había dado un salto apenas sin contención, pero ahora que reflexionaba sobre los celos en su cabeza también vio nítido el fuego y lo devastador de ese sentimiento de impotencia que ella misma había experimentado no hacía mucho hacia Maca sólo de pensar en que estuviera en otros brazos. “Que extraño y complejo el ser humano”, pensó. Era tan nueva para ella esa explosión tan física de sentimientos, que apenas llegaba a entenderla muy bien del todo. Por supuesto sabía que jamás sería capaz de usar la violencia si alguna vez alguien le robaba el amor de Maca o simplemente se cansaba de ella, sabía que la dejaría marchar, y aún así el dolor sólo de aquel pensamiento hizo que dejara el pincel por un momento y se limpiara las manos con un trapo nerviosa. La quería tanto que incluso el temor a lo posible la devastaba y aquello sin duda, aún le aterraba más, ser tan conscientemente de su dependencia hacia ella le hacía replantearse muchas cosas.

“Es ridículo, aunque la perdiera jamás me dejaría morir de amor”, pensó para tranquilizarse, pero lo cierto era que pensamientos como aquellos jamás hubieran cruzado por su cabeza si no fuera por Maca. Si plantearse todas esas dudas, si tener esos miedos y tener que afrontarlos para no convertirse en otra persona a la que apenas conocía, era estar creciendo como le había dicho Kate, tenía que reconocer que era una mierda, pues su vida era sin duda mucho más alegre y despreocupada antes de enamorarse.

-       ¡Hola! –la saludó Alex desde el quicio de la puerta-.

Esther volvió a la realidad un poco aturdida. Durante un minuto eterno se quedó clavada mirando a Alex sin acabar de situarla. Desde hacía unas tres semanas Kate le había propuesto a Alex dejar la residencia donde le había ubicado la facultad y compartir piso con ellas para que no se sintiera sola. A fin de cuentas, pasaban casi todo el día las tres juntas cuando no estaban trabajando o estudiando.

-       ¿Qué haces despierta tan temprano? –pronunció Esther-.

Alex la miró extrañada, había sorprendido a Esther seria mirando al vacío y tenía la impresión de haber interrumpido algún pensamiento importante.

-       ¿Y tú? Son sólo las ocho de la mañana… ¿cuánto llevas despierta? –le contestó con otra pregunta-.
-       No podía dormir, así que me puse a trabajar un poco, me queda por terminar este cuadro para la exposición en Florencia. El de París lo envié la semana pasada, pero con éste voy con retraso –volvió a centrarse Esther dejando aparcadas aquellas absurdas divagaciones del ser que no le llevarían a ninguna parte. “Lo importante es el presente”, se dijo-.

Esther volvió a coger el pincel en su mano y puso su concentración en el cuadro. Alex la observó un momento, y luego se acercó un poco a mirar lo que estaba terminando. Los trazos eran exquisitos. Una amalgama de líneas finas y de colores en espiral trepaban por la silueta de unas piernas de mujer de tez blanquecina, luego el tronco de la mujer se contorsionaba no dejando visible el rostro y una capa de sombras azules la envolvía como en un abrazo… “¿Cómo ha conseguido que los azules parezcan cálidos?”, Alex estaba muy impresionada. La figura central de su cuadro recordaba a los desnudos femeninos realistas de segunda mitad del siglo XIX, y en concreto aquella palidez de piel tan conseguida en su textura le trajo a la memoria las mujeres del pintor norteamericano Jeremy Lipking. Era simplemente increíble que alguien de apenas 20 años fuera capaz de alcanzar tanta perfección en técnicas como aquella, y además darle ese aire contemporáneo con colores vivos sin romper la armonía o composición de la obra. Sin darse apenas cuenta Alex se quedó sin aliento atraída por la sensualidad que iba descubriendo a medida que trepaba por las femeninas piernas de la mujer sin rostro que había pintado su amiga. Esther se detuvo cuando notó que Alex se acercaba extasiada hacia el cuadro. Sonrió.

-       Veo que te gusta –le dijo-.

Y Alex parpadeó un poco, tenía la boca abierta.

-       Es… es increíble… ¡Esther! –Alex no dudó en acercarse al lienzo una vez Esther se separó de él para dejar que lo contemplara. Casi tenía ganas de tocarlo, los trazos eran tan limpios, la piel era… parecía porcelana… y aquella línea color carmesí unida a otra azul eléctrico, finas y proporcionadas, paralelas en la espiral trepadora de aquellas piernas- Guauuuu tienes un pulso perfecto… realmente impresionante. Esto no tiene nada que ver con lo que mostraste de Maca en el postgrado… está claramente a otro nivel, y ¡qué nivel!

Esther estaba muy complacida con el reconocimiento que le estaba otorgando Alex.

-       Me alegra saber que mi estancia en Italia ha dado sus frutos, la verdad es que me ha ayudado bastante en mis desnudos -contestó Esther admirando el cuadro-.
-       ¿Estás de coña? –Alex se le quedó mirando como si estuviera loca-. Creo que no te das cuenta, pero tu desnudo le da en toda la boca a los desnudos renacentistas italianos, es de tal realismo que… yo que se… ¡estoy flipando! Te entran ganas de tocarlas… -le dijo Alex volviendo a aquellas piernas, y Esther se avergonzó un poco pues sabía en quién pensaba mientras las había creado y para ella no tenían nada que ver con la textura y el aroma que poseían en realidad, hasta había sacrificado el color de su piel en favor de la composición final-.
-       jajajaja… ya me doy cuenta de que estás flipando, ya… estás diciendo palabras mayores, pero gracias. Cómo se nota que me quieres –dijo Esther sin pensar, y tras recordar las insinuaciones de Maca sobre los sentimientos de Alex hacia ella, se cortó un poco-
-       Te quiero, pero no te lo diría si no creyera que es cierto –contestó Alex sin inmutarse ni despegar los ojos del cuadro, y Esther sonrió pensando que la paranoia de Maca se le había subido a la cabeza sin motivo-.

Madrid.

-       ¡Bella durmiente, ya era hora! –le dio a modo de buenos días Verónica cuando la vio levantarse de la cama para ir al salón-.
-       Bufff! Llegué destrozada a noche, ni te imaginas la de gente que había en el pub, nos costó un montón echarlas –le contó Maca dejándose caer en el sofá. Aunque fueran cerca de las dos del medio día, aún tenía sueño-.

Verónica la vio cerrar los ojos, no le gustaba nada que Maca tuviera que trabajar tanto para salir adelante. Había insistido infinitas veces para pasarle parte del alquiler, pero Maca se había ofendido muchísimo con aquella propuesta, y Verónica la había dejado aparcada pensando en asumir los gastos de la compra, la gasolina y todo aquello que se terciara que pudiera recompensar mínimamente la hospitalidad y apoyo de su amiga.

-       Sé que no quieres ni oírlo, pero me parece del todo estúpido que no aceptes mi dinero en concepto de compartir piso, que es lo que estamos haciendo. Sabes de sobra que puedo permitírmelo sin que suponga nada a mi economía, mientras que tú prefieres deslomarte innecesariamente como una mula –no pudo callárselo Verónica-.

Maca abrió los ojos, pero no se molestó ni en alzar la cabeza, aquello ya estaba decidido.

-       Te he dicho que no lo necesito, pero gracias –le dijo-.
-       Eres súper cabezota, ¿lo sabías? –Verónica refunfuñó-. Si aceptaras a que colaborara económicamente podrías dejar de tener que hacer los fines de semana en el bar, y emplear ese tiempo en descansar y tu carrera, que por cierto terminas dentro de nada.
-       Gracias, pero en serio que no me hace falta el dinero. Además, aunque contara con él no dejaría a Ana tirada en el pub, es mi amiga, y me gusta el ambiente. Me despeja después de ver tantas cosas en el hospital –le aclaró Maca-. A veces los días son muy duros allí, ni te lo imaginas, así que no pienso renunciar a un poco de diversión y banalidad en mi vida, ¿de acuerdo?
-       Lo entiendo, pero si te conceden la beca de investigación en el equipo de Médicos del Mundo, tarde o temprano tendrás que dejarlo -le dijo Verónica y en aquel punto captó toda su atención-.
-       Cómo… ¿Cómo sabes tú eso? –le preguntó, Maca no se lo había dicho a nadie todavía. Hace tan sólo una semana que Cruz le había hablado del proyecto y le había anunciado que había presentado su expediente a la comitiva sin pedirle permiso, ya que sabía que Maca jamás se presentaría para la plaza-.
-       El otro día mientras esperaba, tras la sesión de radioterapia pasó por casualidad Cruz por allí y se encontró con algún pez gordo que parecía bastante emocionado con la candidatura que ella le había presentado, imagínate mi sorpresa cuando escuché tu nombre. ¿Es que no pensabas contármelo? –quiso saber Verónica-.
-       Ehh!… la verdad es que ando todavía un poco descolocada. Ni siquiera he sido yo la que me he presentado, la semana pasada Cruz me llamó a su despacho y me soltó de golpe que había entregado mi expediente así, sin más… -Maca estaba bastante aturdida con todo aquel asunto-.
-       ¿Lo sabe Esther? –le preguntó Vero-.

Maca la miró a los ojos y Verónica supo que no había sido capaz ni de mencionárselo, al igual que tampoco había sido capaz hasta la fecha de decirle que estaban compartiendo piso.

-       Por el amor de Dios, Maca… no he tenido que rendirle cuentas nunca a nadie, y menos a una novia, pero no hay que ser muy lista para saber que te estás equivocando en tu silencio –le quiso aconsejar Verónica-.
-       ¿Te crees qué no lo sé? Pero es que todo se complica… yo ni siquiera quería esa beca, no pensaba en marcharme de aquí ni… -Maca empezó a divagar-.
-       Espera, espera un momento… Me estás diciendo que si te la conceden, la beca digo, ¿te gustaría aceptarla? –Verónica no se imaginaba que Maca pensara en aceptar una beca que la alejaría de su “gran amor”, así lo había catalogado Vero después de vivir de primera mano los esfuerzos y las tonterías que se decían la parejita cuando hablaban por teléfono o al skype en el último mes-.
-       ¡Dios, yo que sé!... sí… no… sí, yo que sé estoy hecha un lío. ¡Es que no es tan fácil! ¿Tienes una idea de lo que significaría que me concedieran una oportunidad así? Sólo conceden dos becas de este tipo cada cinco años, no es una beca común, sino que durante cuatro años financian toda tu tesis de investigación, toda tu carrera. Primero te mandan dirigiendo tu propio equipo dos años a países del tercer mundo y luego te dan sede en Suecia para crear tus planes de actuación, además de trabajo en uno de los hospitales más prestigiosos en cirugía pediátrica… ¿sabes cuántos niños podría ayudar en el tercer mundo? ¿qué posibilidades en medicina infantil supondría poder trabajar con los mejores? –Maca estaba muy asustada, sabía lo que quería, el problema era que las dos únicas cosas por las que daría su vida podían no ser reconciliables. Esther y su carrera-.

Continuará...

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