domingo, 3 de febrero de 2013

Dibujada en mi mente (TOMO 2) -cap 77-




“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.




77

Madrid. Saturday Night.

A Maca le costó salir de casa para irse a trabajar al pub, pero en cuanto el ambiente se fue animando, su cansancio y sus preocupaciones se fueron disipando. Sirvió un par de copas, habló con clientas habituales, se rió con alguna insinuación que otra y siguió otra vez sirviendo más copas. Todo era tan familiar y relajado allí… nada de sonidos de ambulancia entrando por urgencias, ni rastro del silencio sepulcral de la sala de operaciones con el pitido de los monitores, no debía concentrarse, ninguna vida dependía de sus conocimientos ni de su saber hacer, solamente…. música, mujeres que sonreían, bebían, charlaban, ligaban, bailaban… copas, buen rollo, alguna que otra pesada… de nuevo música. Sonrió. Aquel revuelo frenético le devolvía la vida, por eso rechazó la proposición de Ana de sustituirla mientras realizaba sus exámenes, el viernes y sábado noche eran los únicos días que Maca se concedía para cerrar sus libros, el hospital y todo lo que tuviera que ver con la medicina. Eran sus noches de moderado desenfreno. No quería pensar, ni estudiar ni operar, sólo quería estar allí y olvidarse de sus responsabilidades, sumergirse en aquel mundo femenino tan colorido y que tanto la había apasionado antes, que en realidad aún seguía apasionándola aunque ahora, todo se veía tan diferente, ella era tan diferente.

---

Amsterdam.

-       No, en serio… parecían muy entusiasmados con la idea. Me he quedado gratamente sorprendida de que sean tan receptivos pese al esfuerzo extra que tendrán que hacer a la altura de curso en la que estamos –les contaba Alex sus impresiones sobre el grupo de alumnos-.
-       Ya te dije que funcionaría. Para un artista nobel el simple hecho de poder mostrar su trabajo ya le motiva, pero si encima les premias con algún otro incentivo, se sienten más valorados y responden rápido –comentó Kate terminándose el café-.
-       La verdad es que te tengo que dar las gracias por la idea, y por brindarte a posar para el premio, por supuesto.
-       Bah, no es nada –Kate no quería que le diera las gracias-. Además ya sabes que tengo mis propios intereses ocultos en ello.
-        Si lo dices porque me ponga las pilas, te aseguro que ya empiezo a sentirme bastante inquieta al respecto –le aseguró Alex con una sonrisa plena-.
-       Eso está bien, un poco de adrenalina extra no nos viene mal a ninguna –concluyó Kate y llamó al camarero para pedirle la cuenta-. ¿Alguna quiere ir al aseo antes de irnos?
-       Yo fui antes –contestó Alex-.
-       No, yo estoy bien –habló Esther, en realidad prefería quedarse a solas con Alex, últimamente nunca coincidían y quería tener la oportunidad de preguntarle si estaba enfadada con ella-.
-       Entonces voy yo… ni se os ocurra pagar nada –les advirtió Kate, y ambas negaron con la cabeza-. Ahora vuelvo.

En cuanto Kate salió de escena, el silencio se apoderó de la mesa. Esther quiso decir algo, pero en realidad estaba muy perdida con el repentino cambio de actitud de Alex y no sabía muy bien cómo abordarla. De pronto sonó un móvil.

-       Ah… es el mío –dijo Alex, y en su voz pareció ir impresa una muestra de alivio-. ¿Sí?

Esther aguardó mientras Alex atendía la llamada. Rápidamente se dio cuenta de que hablaba con Meike, pues a su inglés se intercalaron frases en español y connotaciones de clase.

-       Ok. Ten minutes. Bye –concluyó Alex-.
-       ¿Vas a salir? –le preguntó Esther aunque ya sabía la respuesta-
-       Sí, un rato nada más –le contestó Alex e hizo un esfuerzo por mirarla con aparente normalidad-.
-       ¿Con Meike?
-       Sí, bueno… y algunas de sus amigas. ¿Quieres… quieres venir? –Alex se sintió en la obligación de proponérselo aunque sabía que no podría llevar aquella locura camicace a cabo con Esther por en medio-.
-       Estoy muy cansada, prefiero irme a casa con Kate. Además, no quisiera haceros de carabina –aquel tono molesto salió de la garganta de Esther casi sin darse cuenta-.

Alex se le quedó mirando con sorpresa y tristeza por igual. Sabía que Esther empezaba a sentirse enfadada con ella por la distancia que estaba tomando, ¿pero qué otra cosa podía hacer? La había besado, sin su consentimiento, a escondidas. Aquel hecho había hecho que Alex tocara fondo finalmente, dándose cuenta de la frágil línea que había entre conservar al menos su amistad o que desapareciera completamente de su vida despavorida. Si para ello tenía que poner distancia, o llenar aquellas ansias de contacto físico con otra, estaba dispuesta a intentarlo al menos.

-       Entonces al final, te has decidido ¿no? –le preguntó Esther al cabo de un instante viendo que Alex no añadía nada-.
-       ¿cómo? –Alex estaba saturada, y no entendió lo que le preguntaba-.
-       ¿con Meike? ¿os estáis dando una oportunidad? –le aclaró Esther-.
-       Si… bueno, es raro… vamos a ver, pero sí –Alex se puso nerviosa, pero quiso ser contundente-.
-       Me alegro por vosotras. Seguro que os va bien –le dijo Esther prestándole apoyo-.
-       Gracias, eso espero.

El silencio se volvió a instauran donde antes todo eran risas y conversación  sin presión entre ellas. Aquel hecho entristecía a Esther de forma malsana, no entendía el cambio de Alex, ni por qué le afectaba tanto el saberse apartada de su lado.

-       Alex, yo…
-       ¿Nos vamos?

Kate apareció junto a ellas cuando Esther se había lanzado para poner las cartas sobre la mesa y preguntarle a Alex qué problema tenía con ella. En su lugar, Esther se le quedó mirando a los ojos, y una mirada que llevaba días obsesionándola en sus bocetos volvió a hablarle de frente antes de que Alex se pusiera de pie silenciándola.

-       Vamos –dijo Alex poniéndose al lado de Kate-.

Esther las siguió en silencio, Kate pagó la cuenta y después salieron a la calle.

-       ¿Tú no vienes? –le preguntó Kate al escuchar la noticia de que Alex no les acompañaría a casa-.
-       No, he quedado –le contestó Alex-.
-       ¿Y tú no vas? ¿no te apetece salir? –le preguntó Kate a Esther ajena a lo ocurrido-.
-       No, es que no es una salida de amigas… Alex tiene una cita –le comunicó Esther-.
Aquella noticia fue toda una sorpresa para Kate. Miró a Esther, y luego a Alex, en cuanto sus ojos se encontraron ésta le apartó la mirada. “¿Qué estás haciendo pequeña?”, se preguntó Kate al ver el dolor y las dudas en los ojos de Alex.

-       Meike –le señaló Esther a Alex, mientras alzaba una mano en señal de saludo-.

Su compañera de clase, y ahora cita de Alex, acababa de aparcar en la acera de enfrente con el coche en marcha, esperándola.

-       Eh, sí… bueno, luego nos vemos en casa –Alex les dio besos a ambas-. Gracias por la cena chicas.
-       Pásalo bien… y cuidado con lo que haces –le gritó Kate mientras Alex cruzaba la calle y se metía en el coche con Meike-.

Tanto Kate como Esther esperaron a que se marcharan en silencio. Luego Kate se quedó mirando a Esther, y ella le devolvió la mirada no entendiendo su gesto fruncido ni sus interrogantes.

-       ¿Qué? –le preguntó Esther-.
-       ¿Qué? ¿Se puede saber qué es lo que pasa entre vosotras últimamente? ¿acaso ha ocurrido algo que yo no sepa? –le preguntó Kate directamente-.
-       ¿Algo? ¿cómo qué? –le espetó Esther y sin saber porqué se puso a la defensiva-.
-       Dímelo tú, primero no os despegabais ni con espátula y las dos súper happies, y ahora cada cual por su lado, tú dibujándola y ella liándose con una alumna que no le interesaba un carajo. Así que tú me dirás –le dejó caer Kate cruzándose de brazos-.
-       Pues no, no lo sé Kate. No sé qué decirte, porque realmente no sé lo que le pasa a Alex. De la noche a la mañana ha puesto barrera entre nosotras y no tengo ni idea de si está enfadada conmigo por algo, si está estresada o yo que sé qué coño le pasa… -Esther estaba enfadada, con la situación, con Alex, con aquel sentimiento de abandono que sentía por la exclusión que le estaba haciendo su amiga sin darle un motivo… por sus ojos y esa mirada dolida que le partía el corazón y no dejaba de dibujar una y otra vez-.
-       Está enamorada –le dijo Kate viendo que Esther se alteraba-.
-       Bueno, pues muy bien, me alegro por ella pero no entiendo por qué tiene que deshacerse de mí por enamorarse de Meike. Nunca pensé que sería de las que aparta a sus amigas cuando sale con alguien, yo no lo haría –aquello no tranquilizó a Esther, sino que la decepcionó aún más-.
-       Está enamorada de ti, Esther, no de Meike –Kate le lanzó el martillo directamente a la cabeza. Esther a veces no se enteraba de nada-.

Continuara...

No hay comentarios:

Publicar un comentario