miércoles, 27 de febrero de 2013

Dibujada en mi mente (TOMO 2) -cap 81-




“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.


81

Madrid. 3:15 a.m.

Maca terminó de echarle una mano a Ana tras la barra, era increíble la cantidad de chicas que salían los jueves por la noche, casi más que los viernes que ella trabajaba. Apuró una copa que tenía a medias, y se fue en busca de Verónica. La había visto desaparecer con una pelirroja tremenda hacía ya rato, y se preguntaba si tendría que volverse sola a casa a aquellas alturas. Verónica era imparable cuando se ponía, y sonrió ante aquel pensamiento que tanto le recordaba a sus viejos tiempos.

“Uf… viejos tiempos… jajajaja… ni que hubieran pasado mil años”, aquel pensamiento le hizo reír. Bajó a la pista de baile sin poder evitar saludar a más gente. Se apoyó en uno de los rincones estratégicos del local y la buscó con la mirada, por fin la divisó. Definitivamente le iba a tocar volver sola a casa, aquellas dos estaban entrando en materia en un rincón de la pista de baile. Maca se alegró por ella, saber que Verónica volvía a ser la misma era señal de que se encontraba bien. Una antigua conocida la saludó en ese momento y se entretuvo con ella poniéndose al día, cuando de pronto se vio interrumpida por Verónica.

….

-       Laura, pero si es súper tarde, ¿por qué no nos vamos a casa? –le sugirió Eva-.

Hacía tiempo que no salían por el ambiente, y aquella noche, aprovechando un cumpleaños, se habían demorado más de la cuenta yendo de pub en pub. Sus amigas ya se habían ido a casa hacía un rato, pero ellas se habían encontrado con algunos compañeros de facultad y se habían entretenido. Desde que se habían ido a vivir juntas, Laura tenía la sensación de que se estaban anquilosando en la comodidad de los arrumacos de sofá, por eso aquella noche se revelaba ante la idea de volver a casa. Quería que ambas recordaran que aún podían ir de juerga juntas y bailar hasta que el local cerrase. Cuando vio que el pub de Maca aún seguía en plena ebullición quiso entrar aun sabiendo que la novia de su amiga no estaría para ponerles alguna copa gratis.

-       Venga, sólo un rato. Desde luego, te estás convirtiendo en un muermo… esto es de libro, que sea yo la que tenga que arrastrarte ahora, manda huevos. De aquí nada me pedirás que adoptemos un gatito, y me follarás una vez al mes con suerte –le espetó Laura para que espabilara-.

Eva se quedó con la mandíbula desencajada ante aquellas perspectivas infundadas.

-       ¡Qué fuerte lo que me estás insinuando! –se hizo la ofendida Eva, pero la cogió de la mano y tiró de ella hacia el pub-. Sabes de sobra que no me gustan los gatos, y para que te enteres, vamos a quemar este local y al llegar a casa te voy a follar hasta que revientes.
-       jajajaja… esa es mi chica. Sí, por favor –se rió Laura, y se agarró a su mano, ilusionada por volver juntas a las andadas-.


-       ¿Uy, y tu pelirroja? –le preguntó Maca desconcertada-. Pensé que estabais congeniando.
-       Nah, sólo estaba tonteando un poco, no es mi tipo –le dijo Verónica-.
-       jajaja… ¿Qué no es tu tipo? ¿desde cuándo tienes de eso? –Maca rió, claramente Vero debía estar bromeando-.
-       ¿Qué quieres?, una que se hace exigente con la edad –le contestó Vero con una sonrisa tonta-.
-       jajaja… no venga, en serio, ¿dónde te has dejado a la pelirroja? ¿habéis quedado para más tarde o qué? Yo puedo irme sola en taxi sin problemas –le hizo saber Maca, la temperatura que había visto entre Vero y la otra chica sabía cómo iba a acabar-.
-       No hace falta, ya te he dicho que no es mi tipo. Vamos a casa si quieres, por mí ya ha terminado la noche –le dijo Verónica y Maca por primera vez la vio nerviosa-.

Se le quedó mirando, algo no cuadraba.

-       Pero… Vero, ¿estás bien? ¿ha pasado algo?
-       No, ¿qué va a pasar? Simplemente no era mi tipo y punto –le contestó Verónica cada vez más alterada-.
-       ¿pero qué gilipollez es esa? –Maca se dio cuenta de que algo no marchaba bien, no sabía si era que Vero iba muy bebida o si le había pasado algo, pero empezó a ser consciente de su inquietud y la cogió por el brazo-. Eh, soy yo… ¿qué pasa?

Verónica sintió su mano sobre ella y no tuvo más remedio que mirarla a la cara. El desazón que sentía por dentro casi la hacía temblar, aún no podía creerse que aquel miedo se estuviera apoderando de ella tan rápidamente. Se sintió desesperada.

-       Oye, aquella no es…. no es ¿Maca? –le preguntó Eva deteniéndose ya en mitad del local-.
-       ¿Maca? No creo… -Laura se extrañó pero miró hacia donde señalaba Eva-. O sí, es Maca y esa es….

Las dos se miraron mutuamente al darse cuenta que la rubia con la que estaba era Verónica. Aquello no le iba a hacer nada de gracia a Esther.

-       Vamos a saludarlas –le dijo Laura tirando de Eva-.
-       ¿En serio? No sería mejor que… -Eva quería evadir el problema que veía avecinarse. Laura era fiel a Esther, y sabía que aquello, fuera lo que fuera, acabaría explotándoles en la cara-.
-       Maca y Vero, ¿juntas? Ni de coña… vamos a saludarlas y enterarnos de lo que pasa –le dijo Laura y no había nada más que añadir, así que Eva dejó de oponerse-.


-       ¡No lo entiendo! Esto no puede estar pasándome, no a mí –balbuceó Verónica pasándose una mano nerviosa por la cara-.
-       ¿Qué no entiendes? ¡Vero! –Maca ya estaba preocupada, y no lo disimuló, la giró para que no la esquivara-.

Verónica estaba un poco ida presa de sus propias divagaciones, miró los ojos preocupados de Maca, la única persona en el mundo que le había demostrado apoyo incondicional, la única persona en la que confiaba plenamente y con la que se sentía a salvo y segura. Sin darse cuenta su desazón se convirtió en desesperación, su temor en latidos, y su angustia en una necesidad abrumadora de comprensión. En menos de un segundo, Verónica ya se había lanzado sobre los labios de Maca cogiéndola totalmente desprevenida con su necesidad y su frustración ceñidas.

-       Están…
-       Liadas –sentenció Laura y ambas se pararon en seco en mitad del recorrido, sin saber que hacer-.

Laura no se podía creer que Maca le estuviera haciendo aquello a Esther. Le había costado mucho asimilar las cosas que las amigas lesbianas de Eva le habían contado sobre Maca, pero ahora que la veía besándose con aquella rubia asquerosa, toda la mala fama cosechada le venía que ni pintada. “Hija de puta”, pensó Laura enfureciéndose por momentos, su amiga no se merecía algo así.

-       Laura, vámonos, no nos incumbe –tiró de ella Eva viéndola venir-.
-       ¿Qué no nos incumbe? ¡Está besándose con Verónica! –le espetó Laura-.

Eva la cogió con fuerza y la miró severamente.

-       Laura, no… nos vamos.

Y esta vez fue Laura la que tuvo que ceder bajo la mirada de su novia.

---

Maca se sintió mareada por el alcohol y por aquel remolino de sangre que le trepó hasta la cabeza desde algún rincón remoto de su cuerpo, ya olvidado. Desconcertada y totalmente desprevenida, tardó en ser plenamente consciente del arrebatado beso que Vero le estaba robando. Como pudo se separó de ella.

-       Vero… ¡NO! –Maca la separó con cuidado pero tajantemente-.
-       YO… Maca, lo siento –Vero también parecía aturdida cuando sus ojos se encontraron-.
-       ¿En qué estabas pensando? ¡Sabes que no puedo! –Maca no estaba enfadada con ella. Aquel beso entre las dos apenas significaba nada, ambas lo sabían-. ¿Qué coño te pasa? ¡En serio!

Verónica alzó la mirada avergonzada. Ni siquiera podía explicarle por qué había sentido la necesidad de hacer aquella estupidez, aquel nudo atroz se agazapaba a su garganta. En cuanto se vio reflejada en los ojos de Maca, empezó a llorar.

-       Maca, no puedo… no puedo –balbuceó Verónica entre lágrimas-. Perdóname.
-       ¡Oh! ¡Ven aquí! –Maca la abrazó con fuerza, quería que se calmara-.

Las explicaciones, las palabras… tendrían que esperar.

Continuará...

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. jajajaja... ¿y lo dudabas? :P

      Un poquito nada más... tengo que divertirme, ya me conoces.

      Besos

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