viernes, 29 de marzo de 2013

Dibujada en mi mente (TOMO 2) -cap 87-




“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.




87

Madrid.

Maca se levantó con una energía como hacía tiempo no sentía. Las clases apenas le pesaron, y cuando entró para cubrir su turno en el hospital estaba fresca como una rosa pese a no haber descansado demasiado. Saber que volvería a ver a Esther muy pronto, la mantenía feliz. Sólo imaginar su cara de sorpresa cuando la viera entrar por la puerta, hacía que se le erizaran los pelos de la nuca. Maca ya se había puesto en contacto con Kate, la cual estaba encantada con la idea y la mantendría al corriente de la dirección, el día y de quién iría a recogerla al aeropuerto. Por suerte para ella Kate tenía bastantes amigos en Londres y se ocuparía de todo.

Eran casi las siete de la tarde cuando al salir de quirófanos y sentarse un rato en la sala de descanso vio una llamada perdida de Esther. Se extrañó. Ellas nunca se llamaban a los móviles, normalmente se dejaban mensajes con la hora en la que estarían en casa para conectar el skype o hablar desde el fijo. Sacó de su cartera una tarjeta precarga para llamar al extranjero. Marcó la numeración y a continuación el número fijo de Esther para saber lo que pasaba.

-       ¿Diga?
-       Hola cariño, ¿me has llamado? –preguntó inmediatamente Maca al reconocer la voz de Esther al otro lado del auricular-.
-       ¡Maca! –susurró-

A Esther por un instante le flaquearon las rodillas tras escuchar su voz. No había reconocido la numeración larga que aparecía en el identificador de llamada, y no se la esperaba. Después de haberle dado vueltas al asunto durante un día entero, había decidido afrontar el asunto directamente con ella. Su nerviosismo la había hecho llamarla sin darse cuenta que aún estaría trabajando. Por lo visto al ver la llamada perdida Maca se había alarmado.

-       Eh sí…
-       ¿ha pasado algo? ¿Estás bien? Me ha extrañado que me llamaras al móvil tan temprano sabiendo que no estoy en casa.

Maca claramente estaba nerviosa, y Esther se lamentó por preocuparla. Luego recordó que no era ella la que tenía que dar explicaciones, y se recompuso.

-       No, estoy bien… pero si ha pasado algo, si quieres lo hablamos cuando llegues a casa –le dijo-

Maca frunció el ceño extrañada, Esther sonaba muy rara.

-       Esther, ¿ocurre algo? ¿qué es lo que ha pasado? –insistió Maca-.
-       ¿no lo sabes? –Esther sin darse apenas cuenta empezó a ceñirse la armadura del rencor-.
-       ¿yo? ¡no te entiendo!
-       ¿no tienes nada qué contarme? –sólo pensar en Verónica la enfurecía, y aprovechó aquel hecho para no dejarse llevar por la tristeza de la traición que sin aviso la doblegaba-.

Maca se quedó un poco fuera de juego, ¿es que acaso Kate se había ido de la lengua y le había contado la sorpresa? Dudó por un instante, pues Esther parecía enfadada. ¿Acaso no quería que fuera a visitarla?

-       ¿algo sobre Verónica? –le espetó Esther viendo que Maca callaba-.
-       ¡Verónica! –a Maca apenas le salió un hilo de voz. De pronto le sudaron las manos y tuvo que sentarse de nuevo en una silla para que no le fallaran las piernas. “Mierda… lo sabe”, pensó-. ¿Cómo te has enterado?
-       ¿eso es todo lo que se te ocurre decirme? –Esther no podía creérselo, Maca ni siquiera lo negaba, lo estaba asumiendo sin más. Un nudo atroz se instauró en su estómago-.
-       ¡No, Esther! Lo siento, no…. no te dejes cegar por los celos, por favor, no es lo que tú te piensas. Sólo estoy echando una mano a una amiga, nada más….
-       ¡¡¿Cómo?!! ¿A eso llamas tú echarle una mano a una amiga? ¡PERO QUÉ COÑO ME ESTÁS CONTANDO, MACA! –Esther estaba alucinando por momentos, y un fuego abrasador fue trepando hasta su cara haciéndola rugir-.

Maca se quedó desconcertada por la furia de su reacción. ¿Tan mal le parecía a Esther que pudiera echarle una mano a su amiga en un momento tan duro como aquel? Su falta de confianza en ella, le dolía enormemente, en parte por ello no había querido afrontar el problema y hablar con Esther sobre el tema, tenía miedo de que su reacción celosa dejara al descubierto su falta de confianza y el reproche de su vida pasada. Algo que Maca no podía cambiar, y aun así, Dios cómo dolía verse bajo la injusta mirada recriminatoria que hacía que Maca no se sintiera a su altura.

-       Escúchame… no sé cómo te has enterado, pero iba a contártelo yo en breve, sólo que estos meses han sido un puro infierno y no sé, todo se ha complicado…
-       ¿meses? –a Esther apenas le salió la voz. Una sensación de vértigo le hizo sentarse. Verónica y Maca llevaban meses liadas, no se lo podía creer. Maca ni siquiera la oyó-.
-       Un par de días antes de que te marcharas en Navidad, Verónica me confesó que le habían diagnosticado cáncer de mama, y estaba tan desolada y tan perdida, que no pude negarme a ayudarla… soy médico y es mi amiga, no podía dejarla en la estacada, no conforme estaba que ni se quería operar… -siguió hablando Maca y Esther entró en un bucle de desconcierto-.
-       ¿Vero tiene cáncer? –preguntó totalmente aturdida-.
-       No, ya no. La operaron y ha estado recibiendo radioterapia hasta hace poco –Maca evitó mencionar la ayuda de su madre en todo aquello, porque no quería involucrar a su suegra en aquel problema. Lo que Encarna le contara a Esther era cosa suya. No se excusaría bajo su abrigo de apoyo en aquel asunto-, por eso la acogí en mi piso. No conoces a su familia, no se entienden, no tenía dónde acudir y quise hacerme cargo de su cuidado. Entiéndeme, no es lo que tú te crees, sólo somos amigas… no podía dejarla en la estacada frente a esto. Sé que debería haberte dicho antes que estábamos compartiendo piso, pero es que no quería que te preocuparas, sé que Verónica no es de tu agrado… apenas os conocéis.

Esther no pudo procesar toda aquella información de golpe. La enfermedad de la rubia, que Maca y ella vivían juntas desde hace meses, la ocultación de toda aquella información durante tanto tiempo… Por un momento su instinto más primario recordó la imagen explosiva de Verónica moviéndose en la pista de baile, sus labios sobre su novia, su risa que hasta a ella le había parecido maravillosa, y la imagen de la única cama que había en el piso de Maca resbaló por su memoria jugándole una fatídica pasada.

-       Dormís juntas desde hace meses –susurró Esther casi sin aliento, totalmente ida por el shock recibido en sólo dos días-.
-       ¡Oh, Dios mío! No puedo creerme que sólo te importe ese detalle. Verónica y yo sólo somos amigas, ni siquiera nos hemos puesto una mano encima… ¿es acaso así cómo me ves? ¿cómo alguien incapaz de controlarse, que se tira a todo lo que tiene cerca? –a aquellas alturas, el agobio de Maca hizo que estallara-.
-       No soy yo la que tiene un largo currículum de amantes de una noche en su haber –le lanzó aquel dardo envenenado Esther, furiosa. Sus dientes estaban tan apretados como sus puños. Ya no había rastro de aquel llanto desolado en ella, saber que Maca era capaz de mentirle tan descaradamente, que Maca y Vero habían estado tonteando a sus espaldas de seguro durante tantísimo tiempo, sacó una parte de ella que desconocía-.

Maca se quedó totalmente petrificada en su asiento por la última acusación de Esther. Aquella daga que sin piedad acababa de clavarle la dejó dolida en lo más profundo y sin apenas fuerzas para continuar.

-       Ya veo… -dijo Maca sin apenas voz-.
-       Maca, Cruz te anda buscando –las interrumpió de pronto una compañera de trabajo de Maca-.
-       Enseguida voy –indicó-. Te tengo que dejar, estoy trabajando –le anunció a Esther, de todas formas ahora mismo no tenía ni fuerzas ni ganas de seguir aquella conversación. Se sentía decepcionada por la reacción de Esther frente a la situación que estaba viviendo, y aunque no podía culparla por estar enojada tras enterarse después de tanto tiempo de aquella forma de que Verónica vivía con ella, aquello no la excusaba para que le hiciera daño atizándole un golpe tan bajo como el que acababa de darle-.
-       Sí, tú siempre tan ocupada. No te molesto más –le dijo Esther a modo de reproche y le colgó el teléfono-.

Maca cerró los ojos y se frotó la frente cansada mientras se dejaba caer hacia atrás en su asiento. Respiró profundamente pensando en por qué todo había ido tan mal. “Quieres que ella confíe en ti, pero tú no has confiado en ella al no contarle lo de Verónica a tiempo”, se reprochó a sí misma y volvió a incorporarse en el asiento decidida a llamarla de nuevo para pedirle perdón y suavizar las cosas.

-       Uf, por fin te encuentro –Cruz la interrumpió desde la puerta-. Necesito que vengas conmigo, hay una operación de urgencia en pediatría, entro en quirófano ya. ¡Vamos!

Maca se quedó con el móvil en la mano mirando como Cruz emprendía de nuevo el paso a la espera de que la siguiera. Tardó unos segundos en poder reaccionar, pero lo primero era lo primero… así que se levantó de la silla, apagó de nuevo el móvil y lo guardó en su bolsillo, siguiendo rápidamente a Cruz por el pasillo, para intentar ayudarla a salvar una vida.

Amsterdam.

Cuando Alex entró por la puerta de casa supo que algo marchaba mal. La música sonaba fuertemente en el estudio, hasta tal punto que nadie la escuchó cuando avisó de que ya estaba allí. Soltó sus cosas y se dirigió hacia la gran sala, y allí frente a un caballete Esther se estaba peleando con un cuadro que casi apuñalaba con la espátula.

-       Ho… Hola –saludó tímidamente Alex, pero Esther no la escuchó debido al ruido y lo enfrascada que estaba, así que se dirigió a la cadena de música y bajó el volumen. En cuanto lo hizo, Esther se giró hacia ella como si la sacaran de golpe de un sueño-. Hola, ¿estás bien?
-       ¿qué si estoy bien? – Esther se repuso de la sorpresa, pero no de la pregunta, y se volvió de nuevo hacia su cuadro. Cada vez que pensaba en qué Maca le había estado ocultando que vivía desde hace meses con Verónica, y todo lo relacionado a ella, un fuego abrasador le trepaba hasta las orejas quemándola de forma sobrehumana-. ¡Y yo como una idiota, aquí… pensando en ella! ¡Imbécil! ¡Soy una imbécil!

Escupió Esther frente al cuadro, mientras apretaba los dientes impotente y aplastaba una mezcla de amarillo contra el lienzo. Los gestos se volvieron repetitivos y bruscos, tanto que Alex se vio en la necesidad de detenerla.

-       Eh… eh… -la paró Alex sujetándole la mano-. Creo que deberías soltar esto, acabarás haciéndote daño –le aconsejó calmadamente mientras le quitaba la espátula que casi ya había doblado Esther estampándola con violencia sobre la tela-.

Esther se dejó hacer, estaba furiosa, triste y agotada. No entendía nada, y lo que llegaba a comprender era una auténtica mierda que la desolaba. Maca estaba viviendo con Verónica, le había ocultado lo de su enfermedad y todo lo referente a aquella parcela de su vida, la había engañado y mentido descaradamente en su cara diciéndole que no tenía nada con la rubia, que eran sólo amigas…. “JA… y una mierda, ¿cómo puede ser tan cínica? ¿Es que tan poco le importo? ¿Cómo puede comerse la boca con Verónica en el pub, delante de todas, y decir que sólo son amigas?”, pensaba Esther con gran furia mientras todo a su alrededor se tambaleaba.

-       Esther, ¿qué ha pasado? –Alex se vio en la obligación de agarrarla de la cara para que se miraran. Esther parecía estar muy lejos de allí en aquel momento-.
-       Está viviendo con ella, Alex… desde hace meses comparten piso y no tengo ni puta idea, ni valor para preguntarle desde cuándo están enrolladas –le soltó Esther-.
-       Oh, cielos… -a Alex aquella información la cogió desprevenida. No confiar en Maca era una cosa, pero que la cosa fuera tan en serio con aquella otra era bien distinto-. ¿Te lo ha dicho ella? ¿Cuándo habéis hablado?
-       Hace un rato, y no me lo ha negado, simplemente me ha dado más motivos para no confiar en ella. ¡Por Dios Santo! ¡Sabía que la visita de Verónica en Navidad no podía ser mera coincidencia! Qué bien ha sabido utilizar la escusa de su enfermedad para atrapar a Maca… le ha salido todo rodado.
-       Espera, ¿qué enfermedad? –Alex trataba de ligar las palabras de Esther con lo ocurrido-.
-       A Verónica le diagnosticaron cáncer de mama en Navidad, y Maca se ha estado ocupando de ella cómo si no tuviera a nadie más en el mundo. ¿Te parece normal eso? ¿qué una ex con la que te has montado tríos, y has vivido la vida loca se instale en un piso que sólo tiene una cama durante meses, en lugar de quedarse rodeada de su familia para pasar ese mal trago? ¡Es que no se lo cree nadie!... bueno, nadie no…. la tonta de mi novia por lo visto sí. A Maca se ve que le convenía sentirse la única persona capaz de ayudarla… o es que es incapaz de dormir sola y ha decidido esperarme entre sábanas calientes.

Esther se embalaba, estaba cegada completamente por aquella tempestad que ni siquiera sabía de dónde procedía, y no quería entrar en razón. Una vez agotado el llanto, sólo tenía ganas de pelear, de pegar patadas, de rugir, de hacer daño… de hacerle daño a ella, a Maca, por no haber sido sincera con ella desde el principio, por ocultarle a Verónica, por haberla besado y a saber cuántas cosas más habían hecho que no le confesaba. A Maca, por partirle el corazón de aquella forma, empujarla a aquel abismo en el que sus pies parecían no tener equilibrio y sus emociones estaban al rojo vivo. Quería hacerle daño por no luchar por ellas, por no resistirse, por no importarle. Porque cada vez que recordaba las palabras de amor y ánimo que se decían a través de la red, ahora no podía evitar pensar en que cada noche había dormido al lado de Verónica mientras ella, sola, soñaba con estar entre sus brazos. 

Continuará...

6 comentarios:

  1. No quise decirlo en semana "santa" pero te pasaste y te odio!!

    Besos corazón :D

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    1. jajaja... no "remugues" tanto, que sé que además de estar esperándolo, te gusta.

      ;) Kisses pa ti!

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    2. Más encima te recochineas ....como dice tu amiga T ¡Seras perra! ;-)

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  2. Ya está liado el bollodrama... :-P

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    1. Totalmente! jajajaja...

      gracias por el comentario y la compañía que genera.

      ;-)

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  3. hmmm aca la unica q le pude llamar "perra" impunemente soy yo!!!!!
    cuidadin!!!!!!!!!!!!!!!!!! ;)

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