La empresa de Pedro Wilson, está a punto de sacar al mercado un láser quirúrgico que revolucionará el mundo de la medicina, el cual ha sido creado por una joven prodigio en ingeniería robótica que resulta que además es su hija, Macarena Wilson. Sin embargo, otros intereses ocultos acechan al proyecto y amenazan con cambiar el futuro de Maca para siempre, si finalmente su trabajo sale a la luz en toda su magnitud. Con la amenaza de perder a su hija, Pedro aceptará la contratación de Esther García, una mujer misteriosa que tomará las riendas de la empresa en pro de un único fin, proteger a la joven. Algo que no le será fácil, dado el espíritu rebelde, guerrero y liberar de Maca, que ajena a lo que sucede a su alrededor, verá a Esther como su única amenaza.
47
El timbre de la puerta sonó. Esther dejó el
cuchillo en la tabla de cortar y se dirigió hacia la puerta. Miró por la
mirilla y suspiró.
-
Abre la puerta, que sé que estás ahí -le dijo Kate esperando apoyada en
su quicio-.
Esther abrió.
-
Estoy preparando la cena, supongo que te quedas ¿no? -le dijo poniendo
rumbo de nuevo a la cocina-.
- Me quedo -le confirmó Kate
siguiéndola tras cerrar la puerta-.
-
¡Estupendo! -exclamó Esther, aunque lo decía con ironía-.
-
¿sigues autofragelándote? -le preguntó Kate mientras se sentaba en el
banco de cocina donde Esther volvía a cortar verduras-.
-
No me autofragelo, no empieces con eso -le contestó Esther
tranquilamente-.
-
Lo que tú digas. Nunca entenderé por qué pusiste a Raúl al frente del
caso, es un capullo. La pobre las estará pasando putas -pensó Kate en voz alta
mientras cogía un poco de zanahoria-.
-
Puede que sea un capullo, pero hace las cosas cuando se deben hacer. No
importa como lo esté pasando ahora, lo que realmente importa es que dentro de
once días podrá olvidarse de todo esto -dijo Esther algo cansada de aquella
disputa absurda-.
-
¿También de que la besaste? -le entró Kate-.
-
¡Ya basta! -gruñó Esther-.
-
¿El qué basta? ¿El que pretendas negar que pasó? ¿o el que te comportes
como una gilipollas por no afrontar lo que pueda o no pasar entre vosotras?
-Kate no se amedentró-.
-
En serio Kate -Esther de pronto cambio su cara de ira por la de abatimiento-.
No puedo, ¿vale?
Kate le sostuvo la mirada en silencio. Luego
abrió los brazos y la llamó.
-
Vale. Anda ven -le dijo-.
Esther dejó de cocinar y se dejó abrazar por
ella. Kate era de las pocas personas con las que podía mostrarse vulnerable, y
a pesar de que fuera su más dura conciencia, agradecía tenerla cerca.
-
Esto es grande, creo que lo sabes -le dijo Kate conteniéndola-.
-
Lo sé -reconoció Esther, hacía
tiempo que veía ridículo negárselo-.
-
No piensas hacer nada, ¿no es eso? - añadió Kate-.
-
No hay nada que hacer Kate -le contestó Esther separándose suavemente de
ella-. Fue una locura desde el principio, un error que nunca debí cometer.
-
Quien no se arriesga nunca gana -le dijo Kate-.
-
Sí, pero fue egoísta por mi parte lanzarme así -Esther negó con la
cabeza como si con ello pudiera alejar aquella tormenta-. De todas formas al
menos sirvió para que diera el paso, de otro modo no sé si hubiera sido capaz
de retirarme del caso. La puse en peligro por el egoísmo de querer tenerla
cerca, y eso no puedo disculpármelo.
-
¡Vete a la mierda! -le espetó de pronto Kate con fuerza-.
Esther se sobresaltó, no era propio de ella.
-
Fuiste humana y te dejaste llevar, pero jamás pusiste en peligro a Maca,
jamás podrías. Y no me jodas con lo referente a Rául, todos sabemos que le has
dejado el trabajo hecho. Lo único que tú no pudiste hacer fue tratar a Maca
como un ser impersonal sin voz ni voto, eso no te hace una mala profesional,
sino todo lo contrario pese a quien le pese.
-
Da igual Kate -dijo Esther, estaba cansada de hablar de ello-.
-
No da igual, pero vale... dejémoslo si quieres. Aunque sigo pensando que
no debiste abandonar el barco -volvió Kate al ataque-.
Esther suspiró, la noche iba a ser muy larga.
....
Maca durmió inquieta aquella noche. No era
la primera, pero esta vez sus pastillas para el insomnio habían dado peor
resultado. Eva había tratado de persuadirla para no hacerlo, pero Maca se había
mostrado rotunda en su decisión y al día siguiente asaltaría la base de datos
del DMIT. Como sería muy sospechoso que Eva y ella se quedaran hasta tarde en
el despacho para hacerlo, Maca determinó que lo harían por la mañana, a plena
luz del día mientras todos trabajaban. Aquello aumentaba el riesgo, pues habría
más efectivos controlando el servidor, a diferencia de lo que pasaba por la
noche que el número de operarios siempre disminuía. Maca repitió en su cabeza
cada detalle de lo que planeaba realizar, quizá por ello, su duermevela fue una
constante en el transcurso de la noche.
-
Buenos días Maca -la saludó Laura recogiéndola en la puerta principal
por la mañana-.
-
Buenos días Laura, ¿cómo os va a Eva y a ti? -preguntó de pronto Maca
como si fuera lo más normal del mundo.
Laura se sobresaltó, pues era la primera vez
que Maca se dirigía a ella en un tono personal.
-
Creo que bien... digo bien -trató de ser cortés y segura al
contestarle-.
-
¡Me alegro! Pórtate bien con ella, es buena chica -le dijo Maca con una
sonrisa-. ¿Nos vamos?
-
Si claro, cuándo quieras -le contestó Laura incapaz de no corresponder a
su calidez-.
...
Cuando Eva salió tras Laura y Maca del
ascensor, las manos y las piernas le temblaban. Por un momento le hubiera
gustado que Laura fuera capaz de leer sus pensamientos sólo con mirarla y así
impedir que cometieran aquella locura, pero cuando Laura se despidió de ella
rozándole a escondidas la mano, supo que aún les quedaba mucho camino por
recorrer hasta desarrollar aquel estrecho lazo. Entró resignada en la oficina
de Maca, deseosa de que por alguna extraña y divina razón, su amiga hubiera
pensado en desistir de su idea; pero cuando la vio preparar los programas y
entrar en la página oficial de seguridad nacional, supo que iban a hacerlo.
-
¿quieres dejarlo? -le preguntó Maca. Pues curiosamente entre ellas dos
si existía el lazo de leerse los pensamientos-.
- Me gustaría que lo dejáramos
ambas, pero tú no vas a retirarte ¿no? -le contestó Eva-.
-
No puedo, hay cosas que necesito saber -le dijo Maca con sinceridad-,
pero entenderé que no quieras participar en esto.
Eva se le quedó observando, y lo que vio en
sus ojos hizo que se decidiera.
-
A la mierda... -dijo Eva sentándose a su lado-. Dijimos que lo haríamos
juntas, ¿no? ¡Pues hagámoslo! ¡Venga!
Maca le tocó el hombro con su mano, Eva se
giró y le sonrió.
-
¡Gracias! -le dijo Maca devolviéndole la sonrisa, y ambas se pusieron
manos a la obra para preparar el asalto informático-.
Laura esperó a quedarse a solas para poder
realizar la llamada. Marcó la tecla rápida y al otro lado apareció Esther.
-
Buenos días Laura -la saludó Esther- ¿Cómo va todo?
-
Buenos días Esther, va bien. Maca sigue colaborando, y Raúl ya tiene
preparados los documentos y cambios que indicaste -la mantuvo informada Laura,
algo que no había dejado de hacer desde el mismo instante en que Esther le había
comunicado que pondría a Raúl al mando de cara a la empresa, pero que seguiría
controlando todo lo referente al caso personalmente. Laura y el propio Raúl,
eran los únicos que sabían que Esther era la verdadera directora de hilos de
aquella función de marionetas.
- Genial. ¿Y el prototipo? ¿consiguió Maca
reestructurar la carga? -preguntó Esther-.
-
Sí, y la estadística que he recogido del laboratorio confirma que se ha
reducido en un 23'2 el RaE –le indicó Laura-.
-
Mándamelo por fax, le echaré un vistazo, y mantenme informada de si hay
novedades. Por cierto, dile a Raúl que el presidente del comité aún no está
claro, que trate de averiguarlo por su parte, yo trataré de hacer lo mismo por
la mía -le dijo Esther-.
-
De acuerdo -Laura dudó en si decirle o no la novedad que había percibido
aquel día-.
-
¿Algo más? -preguntó Esther tras detectar que Laura parecía haber
cortado la frase-.
-
No es nada, pero quizá quieras saber que parece que Maca se muestra mas
comunicativa -terminó por comentárselo Laura-.
Esther permaneció callada. Pese a lo que el
resto pensara, incluida Kate, Esther no había dejado de conocer perfectamente
la situación en la que se encontraba Maca. Incluso se había ocupado varias
veces de su guardia para dejar que Laura descansara. Velaba por ella, y sufría
con ella y aquella actitud tan carente de vida que había manifestado aquellos
días. En silencio, le atormentaba saberse la causante de aquella letanía. A fin
de cuentas, era ella la que la privaba de libertad desde el anonimato, como una
cobarde.
-
Me alegro por ella. Ojalá pronto vuelva todo a la normalidad y podamos
dejarla en paz. Gracias por mantenerme informada Laura -concluyó Esther la
conversación con aquellas palabras-.
-
De nada... hablamos -contestó Laura-.
....
48
Eva miró el cronómetro, tan sólo quedaban 4
minutos antes de que quedaran al descubierto.
-
Maca, tenemos que ir borrando -le dijo Eva con apremio, mientras se
encargaba de cubrir la retaguardia de los datos que Maca iba dejando a medida
que iba entrando en archivos de mayor profundidad en el sistema-.
-
Aun no -dijo Maca, por más rápido que iba no había logrado todavía
encontrar los archivos que le concernían, tan sólo había podido copiar asuntos
superfluos del proyecto que no le decían más que lo que ya sabían-. Tiene que
haber algo más.
-
Igual no hay nada, Maca... tenemos que cerrar -le decía Eva con el
tiempo jugándoles ya en contra.
La cabeza de Maca corría vertiginosamente. En
contra a lo que se esperaba, las carpetas de los casos no estaban archivadas ni
por el número de expediente ni por el nombre de las empresas ni por el
seudónimo que se adjuntaba al proyecto, en su lugar aparecía un código alfanumérico
que parecía carente de sentido.
-
Tiene que tener algún nexo, no es posible que la catalogación sea al
azar -pensaba Maca en voz alta, absorta en conseguir descifrar aquel código-.
-
Maca... tres minutos, no hay tiempo -le gritó Eva-.
De pronto a Maca se le ocurrió una idea.
-
¿Cuándo se llevaron la copia del último prototipo? -le preguntó Maca de
pronto-.
-
El viernes... -le contestó Eva sin entender-, ¿por qué?
Maca ni siquiera contestó. Introdujo la
fecha y rebuscó entre la lista que el ordenador escupió, con la esperanza de
que la actualización de aquella base de datos fuera rigurosa y pudiera
encontrar la adherencia de los últimos datos del láser a la carpeta que ella
iba buscando.
-
¡Bingo! -exclamó Maca de pronto y empezó a copiar los datos al disco
duro-.
-
Dos minutos Maca... no nos da tiempo... -a Eva le iba a dar un ataque-.
-
Mierda.... desvía al servidor de Qüenty -le sugirió Maca-.
-
Eso ya lo he hecho... Maca, nos vamos a quedar al descubierto... ¡cierra
ya! -rugió Eva-.
Maca miró la línea de progreso de los
archivos que se estaban copiando, aún quedaba un 15% para que se completara.
-
Joder... -exclamó Maca y empezó a teclear comandos a una velocidad
vertiginosa en el ordenador central-.
-
¿Qué haces? -le preguntó Eva sin dejar de sellar lo suyo-.
-
ELISA... redirección de recursos al 80% -ordenó Maca-.
-
Requerimiento superior a la energía existente, ¿desea continuar? -le
preguntó ELISA-.
Eva miró a Maca con cara de
asombro y terror mal disimulado, Maca también la miró antes de decidirse.
-
Sí, continúa -dijo Maca-.
-
Redireccionando -comunicó ELISA-.
De pronto la sala quedó a oscuras a
excepción del monitor central de ELISA. Maca y Eva escucharon voces fuera de la
habitación.
-
¿Qué está pasando? -preguntó Eva-.
-
No tengo ni idea, es la primera vez que lo hago -dijo Maca encogiéndose
de hombros-.
-
¡Macaaaaaaaa.... estamos fuera de tiempo! ¡Mierda, cierra! -le gritó de
pronto Eva al darse cuenta que con la sorpresa del apagón de luz había apartado
su atención de lo más importante. Al mirar el monitor-. ¡Pero que coño...!
En la pantalla un sin fin de enlaces a
distintos servidores del mundo se había puesto en funcionamiento creando una
red de cortafuegos que desviaba la señal lejos de ellas.
-
¡¡¿Cómo lo has hecho?!! -le preguntó Eva atónita-.
Maca también parecía sorprendida con
aquello.
-
No lo sé, programé un software de redirección de señal tipo los que
utilizamos para solventar el problema de saturación del Elipse 2000, pero sólo
configuré unos quinientos, aquí debe haber unos dos mil por lo menos -decía
Maca mientras miraba con ceño concienzudo la pantalla a la par que ELISA seguía
tomando el control de aquella operación-. ELISA debe estar utilizando los
recursos de la DMIT.. .
-
¿Pero cómo va a estar cogiendo recursos que no son suyos? -preguntó Eva
alucinada-.
-
Bueno, no es tan descabellado, está programada para hacer sus propias
bases de datos, y al permitirle un porcentaje de autonomía muy superior a su
media debe haber “chupado” recursos también de la del DMIT, a fin de cuentas la
hemos conectado al adentrarnos en ella -supuso Maca-.
-
¡Que alucine! -concluyó Eva ya sonriendo-.
-
Y que lo digas -se sumó Maca satisfecha-.
De pronto aporrearon la puerta. Maca y Eva
se miraron tras ponerse rígidas de golpe. Maca trató de ser la primera en
mantener la calma, y pretendió mirar por la cámara para saber quien llamaba al
otro lado, pero ELISA aun no había terminado y había anulado todas las fuentes
de energía para concentrarlas en el proceso.
-
Mierda, no puedo ver quien es -dijo Maca-.
-
Joder, no pueden habernos pillado tan pronto ¿no? -Eva no sabía que
pensar, estaba acojonada-.
-
No seas ridícula -le espetó Maca pero tampoco las tenía todas consigo-.
-
Chicas, abrir... -la voz de Laura al otro lado de la puerta las
tranquilizó de golpe-.
-
¡Es Laura! -saltó de la silla Eva con alegría-.
-
¡Espera! ¡No podemos abrir! -la retuvo Maca antes de que abriera la
puerta sin pensar-.
Eva se dio cuenta de que tenía razón, ELISA
seguía escupiendo y copiando datos. No podían permitirse involucrar a Laura en
aquello.
-
¿Y qué hacemos? -preguntó en tono más bajo a la desesperada-.
Maca apartó a Eva de la puerta y ocupó su
lugar.
-
Laura, no podemos abrir. Ha de haber algún cortocircuito porque se nos
ha ido la luz aquí dentro -trató de ganar tiempo Maca contándole una verdad a
medias-.
-
Sí, lo sé, toda la planta está igual. No os preocupéis, ya hemos llamado
a los técnicos para que lo revisen, pero quería saber que estabais bien ahí
dentro -les informó Laura-.
-
¡¡Toda la planta!! -exclamó Eva en un susurro mirando a Maca con
sorpresa-.
Maca se encogió de hombros, estaba tan
sorprendida como Eva, jamás había tenido necesidad de probar la potencia de
ELISA a aquellos extremos, y por lo que parecía su requerimiento de energía
abarcaba mucho más campo del que esperaba.
-
Nosotras estamos bien, no te preocupes -le notificó Maca bajo la mirada
de Eva-.
-
Vale, voy a ver si agilizo esto. Vuelvo enseguida -les dijo Laura y las
dos se despidieron con un hasta luego de ella-.
Quince minutos después ELISA concluyó su
trabajo y todo volvió a la normalidad.
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