“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)
DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.
90
Amsterdam
Esther no pegó
ojo en toda la noche. Lo ocurrido con Alex había detonado por completo no sólo
sus principios, sino también cada uno de los pilares que firmemente la
mantenían anclada a la tierra. No sabía qué pensar ni qué sentir ni qué decir,
no había excusa plausible tras la que esconderse después de lo ocurrido. En un
segundo no sólo había traicionado a Maca y el compromiso que tenían juntas,
sino que además había vapuleado su amistad con Alex aprovechándose de sus
sentimientos. ¿Qué iba a ocurrir ahora? ¿Cómo iba a disculparse y a mirar a la
cara a Alex? ¿Y Maca? ¿Qué pasaría entre ellas? Aún no estaba preparada para
perdonarla por su engaño con Verónica, ni siquiera era capaz de pensar en ellas
juntas sin que una furia turbadora se apoderada de su vientre
desestabilizándola, y sin embargo ¿debía ser justa y contarle aquella pérdida
de papeles con Alex? Por un lado Esther quería hacer daño a Maca, contárselo y
que entendiera lo mucho que dolía saberse traicionada. En el otro lado estaban
sus miedos, miedo a la reacción de Maca tras saber que Esther había escogido
precisamente a Alex para hacerle daño, pero sobretodo miedo a pensar o poner
nombre a aquel remolino de energía que se había apoderado de ella en cuanto
besó a Alex.
La gran noria de
dudas y preguntas para las que aún no se sentía con respuestas, estuvo
rondándola durante toda la mañana. Pasó por las clases sin prestar atención,
como una autómata, y no fue a casa a comer temerosa de que Kate comenzara a
hacer preguntas ante su estado turbado. No estaba preparada para estar con
gente, para hablar, pensar o resolver nada. Se sentía dolida, confusa, extraña
consigo misma por todo lo que estaba pasando. La furia se avenía al llanto, y
el llanto a los miedos, las dudas, los reproches y la culpa. Esther tenía la
sensación de que iba a explotar, y absorta como estaba en sus problemas se topó
de bruces con Alex al girar en uno de los pasillos.
- ¡Alex!
-exclamó Esther con sorpresa-.
Alex la sujetó
de los brazos para que no se chocaran de cara por el impulso y al darse cuenta
de que era Esther la soltó de inmediato.
- ¡Ah! ¡Hola!
-las dos se sintieron nerviosas y extrañas mientras evitaban mirarse a los ojos
-.
Desde el beso
ninguna había sido capaz de poner palabras a lo vivido y mutuamente se habían
estado evitando. Ahora se encontraban de frente sin saber muy bien cómo
solventar aquella incomodidad y tensión formada entre las dos.
- ¿Entras? -le
preguntó Alex señalando la puerta-.
Esther miró
extrañada hacia dónde la invitaba a pasar, y se dio cuenta de que estaban junto
al aula de Alex. Mentalmente había desestimado acudir a su clase desde primera
hora de la mañana, pues no estaba preparada para enfrentarse a ella tan pronto,
y sin embargo ahora que la tenía frente a sí, ahora que la notaba esquiva,
nerviosa y reservada, todo su ser quería permanecer próximo a ella, quería
saber lo que pensaba, lo que sentía… quería que la perdonara. Asintió
automáticamente y la siguió cuando Alex cruzó la puerta.
- ¡Buenas
tardes, chicos! -saludó Alex a sus alumnos mientras se colocaba tras su
escritorio-.
Esther tomó el
primer asiento que encontró libre, las piernas le temblaban y le dio miedo dar
un tras pies y caer ante todos. Miró a Alex, que tras el saludo inicial no
parecía mucho más entera que ella. Sin poder evitar su nerviosismo, Alex
comenzó un juego malabar con sus cosas, se quitó la chaqueta torpemente
atascándose con una de sus mangas y al liberarse finalmente tropezó con unas
carpetas que casi se cayeron al suelo si no hubiera sido por sus ágiles
reflejos. Sin embargo, Alex no pudo evitar que la clase entera se fijara en
ella cuando su pie enganchó con la pata de la silla giratoria y el sonido del
apoyo de su cuerpo contra la pizarra para no caer, retumbó en el aula. Esther
casi dio un salto de la silla para ir a ayudarla, pero otras voces retumbaron
tras ella preocupándose por si Alex se había hecho daño.
-
Tranquilos, estoy bien… -Alex se rió a su pesar
por el tropiezo. Era increíble lo mucho que conseguía alterarla Esther. Había
sido sólo verla, sólo tocarla unos segundos, y todo su cuerpo se había alterado
por completo-. ¡Estoy bien! –reafirmó mirando ya al frente para asegurar sus
palabras-.
Y al hacerlo se
encontró con la mirada preocupada e interrogante de Esther. Alex la evitó
intencionadamente. “Si sigo mirándola, acabará conmigo”, pensó. Se giró de cara
a la pizarra y respiró profundamente unos segundos. El corazón le galopaba en
mitad del pecho, y el recuerdo de los labios de Esther la abrasaba por dentro.
Había sido lo suficientemente fuerte como para detenerse y evitar que la locura
de anoche llegara a más, pero una parte de ella aún ansiaba que Esther no se
hubiera detenido nunca. El silencio a su espalda se hizo palpable, si no daba
comienzo pronto a la clase tendría que salir corriendo de allí y no sabía si
podría parar de hacerlo llegado el caso, así que empezó a escribir.
La actitud de
Alex inquietó a Esther, se sentía preocupada por su estado, pero aún lo estaba
más por sus propias emociones hacia ella. El impulso de correr a sujetarla,
evitar que cayera o se hiciera daño, y abrazarla, había sido tan intenso que la
había dejado petrificada en su silla. Incapaz de pensar en nada más, se
sorprendió cuando el ruido de júbilo general se materializó en el aula. Interrogante,
se fijó entonces en lo que Alex había escrito:
“Los
ganadores del incentivo en artes plásticas son… TODOS”
Los compañeros se fueron animando
cada vez más, entre aplausos y vítores cuando Alex dio la explicación a su
decisión de que todos participarían del premio final por su maravilloso
esfuerzo y entregar buenos trabajos para el departamento.
---
Conversación telefónica entre Madrid y Amsterdam.
Maca llamó por teléfono al medio
día para poder hablar con Esther, pero en su lugar se encontró con Kate que le
indicó que Esther había avisado de que no iría a comer.
-
¿Quieres que le diga algo? –le preguntó Kate. La
cual había estado tan ocupada últimamente con los detalles del cambio de
residencia que pronto tendrían que hacer, que no se había dado cuenta de que
algo le ocurría a su protegida-.
Maca se quedó callada, no se
esperaba que no estuviera y ya le había costado sacar aquel par de horas libres
para poder estar en casa y llamarla. Se miró el reloj, aquella tarde la
empalmaría con una guardia nocturna y no sabía si podría contar con el tiempo
necesario para hablar con Esther tranquilamente.
-
Dile que he llamado y que aunque tengo guardia
esta noche, trataré de encontrar tiempo para llamarla. Que me coja el teléfono,
por favor –le indicó Maca-.
Fue entonces cuando Kate plantó la
ceja, que ella supiera jamás había hecho falta un ruego como aquel entre
aquellas dos, Esther normalmente se lanzaba cual águila al acecho en cuanto
sonaba el teléfono si había la posibilidad de que fuera Maca la que llamaba.
-
Claro, yo se lo digo –entre las dos hubo un
incómodo silencio-. Maca, ¿todo bien?
-
Si te digo la verdad Kate, no lo sé. Creo que la
he cagado más de lo que me imaginaba –le contestó Maca abatida-.
-
Soy toda oídos, ¿quieres contármelo?
Maca se desahogó
con Kate, necesitaba confiar en alguien externo y Kate era excelente cuando se
trataba de escuchar. Después de media hora, Maca ya tenía claro cuál había sido
su principal error en aquella situación, y la imagen que Esther podía estar
teniendo de lo ocurrido.
-
Soy una idiota –sentenció Maca-.
-
No eres ninguna idiota Maca, simplemente estáis
aprendiendo a ser una pareja. Pensaste por las dos, con la excusa o la
intención de no perjudicar a Esther en sus estudios, y te olvidaste que para
bien o para mal, a ella le correspondía estar también en la ecuación. No digo
que no se hubiera puesto seguramente peleona, y hubiera saltado más de una vez
con sus ataques de celos, Verónica no es precisamente una simple “amiga” al uso
y para Esther eres su única experiencia, pero apoyaros la una a la otra os
hubiera reforzado porque seguro que no ha sido fácil lidiar con ello. Además,
al ocultárselo y descubrirse ahora, todo parece mucho más oscuro de lo que
realmente es, así que se debe estar haciendo todo un mundo en su cabeza. Esther
te quiere, pero se siente bastante insegura con todo lo que le está pasando,
todo es nuevo para ella…
-
Lo sé, para mí también lo es en muchos sentidos,
no te creas –le contestó Maca-.
Kate dejó que Maca pensara que se estaba refiriendo sólo a sus estudios,
aunque internamente también pensó en Alex, y las emociones no ubicadas que Kate
veía reflejadas en los últimos cuadros de Esther. Maca por su parte pensó en su
amor por Esther, en su carrera y en aquella beca que había abierto un mundo
desconocido ante ella que ansiaba con demasiada fuerza pese a sentirse culpable
por ello.
Continuará...
Creo que hoy te odio un poco menos :P
ResponderEliminarAunque esos sentimientos que rondan a Esther con Alex ainssssssss no se yo donde acabe esooooooo, espero que no acabe en el ring de 4 perillas ;)
jajajja me parece que vas a estar odiándome y queriéndome por igual un tiempito... y sino, espera a ver lo que tengo guardado con esta historia.
Eliminar:PPP
El dia despues.....y ahora Esther tiene más dudas sobre sus sentimientos hacia Alex, aunque le da un poco el beneficio de la duda Maca...y en cuanto a esta...ya podría haberse desahogado con Kate antes coño!
ResponderEliminarBesos y gracias