miércoles, 17 de abril de 2013

Dibujada en mi mente (TOMO2) -cap 90-




“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.





90

Amsterdam

Esther no pegó ojo en toda la noche. Lo ocurrido con Alex había detonado por completo no sólo sus principios, sino también cada uno de los pilares que firmemente la mantenían anclada a la tierra. No sabía qué pensar ni qué sentir ni qué decir, no había excusa plausible tras la que esconderse después de lo ocurrido. En un segundo no sólo había traicionado a Maca y el compromiso que tenían juntas, sino que además había vapuleado su amistad con Alex aprovechándose de sus sentimientos. ¿Qué iba a ocurrir ahora? ¿Cómo iba a disculparse y a mirar a la cara a Alex? ¿Y Maca? ¿Qué pasaría entre ellas? Aún no estaba preparada para perdonarla por su engaño con Verónica, ni siquiera era capaz de pensar en ellas juntas sin que una furia turbadora se apoderada de su vientre desestabilizándola, y sin embargo ¿debía ser justa y contarle aquella pérdida de papeles con Alex? Por un lado Esther quería hacer daño a Maca, contárselo y que entendiera lo mucho que dolía saberse traicionada. En el otro lado estaban sus miedos, miedo a la reacción de Maca tras saber que Esther había escogido precisamente a Alex para hacerle daño, pero sobretodo miedo a pensar o poner nombre a aquel remolino de energía que se había apoderado de ella en cuanto besó a Alex.

La gran noria de dudas y preguntas para las que aún no se sentía con respuestas, estuvo rondándola durante toda la mañana. Pasó por las clases sin prestar atención, como una autómata, y no fue a casa a comer temerosa de que Kate comenzara a hacer preguntas ante su estado turbado. No estaba preparada para estar con gente, para hablar, pensar o resolver nada. Se sentía dolida, confusa, extraña consigo misma por todo lo que estaba pasando. La furia se avenía al llanto, y el llanto a los miedos, las dudas, los reproches y la culpa. Esther tenía la sensación de que iba a explotar, y absorta como estaba en sus problemas se topó de bruces con Alex al girar en uno de los pasillos.

- ¡Alex! -exclamó Esther con sorpresa-.

Alex la sujetó de los brazos para que no se chocaran de cara por el impulso y al darse cuenta de que era Esther la soltó de inmediato.

- ¡Ah! ¡Hola! -las dos se sintieron nerviosas y extrañas mientras evitaban mirarse a los ojos -.

Desde el beso ninguna había sido capaz de poner palabras a lo vivido y mutuamente se habían estado evitando. Ahora se encontraban de frente sin saber muy bien cómo solventar aquella incomodidad y tensión formada entre las dos.

- ¿Entras? -le preguntó Alex señalando la puerta-.

Esther miró extrañada hacia dónde la invitaba a pasar, y se dio cuenta de que estaban junto al aula de Alex. Mentalmente había desestimado acudir a su clase desde primera hora de la mañana, pues no estaba preparada para enfrentarse a ella tan pronto, y sin embargo ahora que la tenía frente a sí, ahora que la notaba esquiva, nerviosa y reservada, todo su ser quería permanecer próximo a ella, quería saber lo que pensaba, lo que sentía… quería que la perdonara. Asintió automáticamente y la siguió cuando Alex cruzó la puerta.

- ¡Buenas tardes, chicos! -saludó Alex a sus alumnos mientras se colocaba tras su escritorio-.

Esther tomó el primer asiento que encontró libre, las piernas le temblaban y le dio miedo dar un tras pies y caer ante todos. Miró a Alex, que tras el saludo inicial no parecía mucho más entera que ella. Sin poder evitar su nerviosismo, Alex comenzó un juego malabar con sus cosas, se quitó la chaqueta torpemente atascándose con una de sus mangas y al liberarse finalmente tropezó con unas carpetas que casi se cayeron al suelo si no hubiera sido por sus ágiles reflejos. Sin embargo, Alex no pudo evitar que la clase entera se fijara en ella cuando su pie enganchó con la pata de la silla giratoria y el sonido del apoyo de su cuerpo contra la pizarra para no caer, retumbó en el aula. Esther casi dio un salto de la silla para ir a ayudarla, pero otras voces retumbaron tras ella preocupándose por si Alex se había hecho daño.

-       Tranquilos, estoy bien… -Alex se rió a su pesar por el tropiezo. Era increíble lo mucho que conseguía alterarla Esther. Había sido sólo verla, sólo tocarla unos segundos, y todo su cuerpo se había alterado por completo-. ¡Estoy bien! –reafirmó mirando ya al frente para asegurar sus palabras-.

Y al hacerlo se encontró con la mirada preocupada e interrogante de Esther. Alex la evitó intencionadamente. “Si sigo mirándola, acabará conmigo”, pensó. Se giró de cara a la pizarra y respiró profundamente unos segundos. El corazón le galopaba en mitad del pecho, y el recuerdo de los labios de Esther la abrasaba por dentro. Había sido lo suficientemente fuerte como para detenerse y evitar que la locura de anoche llegara a más, pero una parte de ella aún ansiaba que Esther no se hubiera detenido nunca. El silencio a su espalda se hizo palpable, si no daba comienzo pronto a la clase tendría que salir corriendo de allí y no sabía si podría parar de hacerlo llegado el caso, así que empezó a escribir.

La actitud de Alex inquietó a Esther, se sentía preocupada por su estado, pero aún lo estaba más por sus propias emociones hacia ella. El impulso de correr a sujetarla, evitar que cayera o se hiciera daño, y abrazarla, había sido tan intenso que la había dejado petrificada en su silla. Incapaz de pensar en nada más, se sorprendió cuando el ruido de júbilo general se materializó en el aula. Interrogante, se fijó entonces en lo que Alex había escrito:

“Los ganadores del incentivo en artes plásticas son… TODOS”

Los compañeros se fueron animando cada vez más, entre aplausos y vítores cuando Alex dio la explicación a su decisión de que todos participarían del premio final por su maravilloso esfuerzo y entregar buenos trabajos para el departamento.

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Conversación telefónica entre Madrid y Amsterdam.

Maca llamó por teléfono al medio día para poder hablar con Esther, pero en su lugar se encontró con Kate que le indicó que Esther había avisado de que no iría a comer.

-       ¿Quieres que le diga algo? –le preguntó Kate. La cual había estado tan ocupada últimamente con los detalles del cambio de residencia que pronto tendrían que hacer, que no se había dado cuenta de que algo le ocurría a su protegida-.

Maca se quedó callada, no se esperaba que no estuviera y ya le había costado sacar aquel par de horas libres para poder estar en casa y llamarla. Se miró el reloj, aquella tarde la empalmaría con una guardia nocturna y no sabía si podría contar con el tiempo necesario para hablar con Esther tranquilamente.

-       Dile que he llamado y que aunque tengo guardia esta noche, trataré de encontrar tiempo para llamarla. Que me coja el teléfono, por favor –le indicó Maca-.

Fue entonces cuando Kate plantó la ceja, que ella supiera jamás había hecho falta un ruego como aquel entre aquellas dos, Esther normalmente se lanzaba cual águila al acecho en cuanto sonaba el teléfono si había la posibilidad de que fuera Maca la que llamaba.

-       Claro, yo se lo digo –entre las dos hubo un incómodo silencio-. Maca, ¿todo bien?
-       Si te digo la verdad Kate, no lo sé. Creo que la he cagado más de lo que me imaginaba –le contestó Maca abatida-.
-       Soy toda oídos, ¿quieres contármelo?

Maca se desahogó con Kate, necesitaba confiar en alguien externo y Kate era excelente cuando se trataba de escuchar. Después de media hora, Maca ya tenía claro cuál había sido su principal error en aquella situación, y la imagen que Esther podía estar teniendo de lo ocurrido.

-       Soy una idiota –sentenció Maca-.
-       No eres ninguna idiota Maca, simplemente estáis aprendiendo a ser una pareja. Pensaste por las dos, con la excusa o la intención de no perjudicar a Esther en sus estudios, y te olvidaste que para bien o para mal, a ella le correspondía estar también en la ecuación. No digo que no se hubiera puesto seguramente peleona, y hubiera saltado más de una vez con sus ataques de celos, Verónica no es precisamente una simple “amiga” al uso y para Esther eres su única experiencia, pero apoyaros la una a la otra os hubiera reforzado porque seguro que no ha sido fácil lidiar con ello. Además, al ocultárselo y descubrirse ahora, todo parece mucho más oscuro de lo que realmente es, así que se debe estar haciendo todo un mundo en su cabeza. Esther te quiere, pero se siente bastante insegura con todo lo que le está pasando, todo es nuevo para ella…
-       Lo sé, para mí también lo es en muchos sentidos, no te creas –le contestó Maca-.

Kate dejó que Maca pensara que se estaba refiriendo sólo a sus estudios, aunque internamente también pensó en Alex, y las emociones no ubicadas que Kate veía reflejadas en los últimos cuadros de Esther. Maca por su parte pensó en su amor por Esther, en su carrera y en aquella beca que había abierto un mundo desconocido ante ella que ansiaba con demasiada fuerza pese a sentirse culpable por ello. 

Continuará...

3 comentarios:

  1. Creo que hoy te odio un poco menos :P
    Aunque esos sentimientos que rondan a Esther con Alex ainssssssss no se yo donde acabe esooooooo, espero que no acabe en el ring de 4 perillas ;)

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    1. jajajja me parece que vas a estar odiándome y queriéndome por igual un tiempito... y sino, espera a ver lo que tengo guardado con esta historia.

      :PPP

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  2. El dia despues.....y ahora Esther tiene más dudas sobre sus sentimientos hacia Alex, aunque le da un poco el beneficio de la duda Maca...y en cuanto a esta...ya podría haberse desahogado con Kate antes coño!
    Besos y gracias

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