miércoles, 8 de mayo de 2013

De Blanco y Negro a Color - 51 -




La empresa de Pedro Wilson, está a punto de sacar al mercado un láser quirúrgico que revolucionará el mundo de la medicina, el cual ha sido creado por una joven prodigio en ingeniería robótica que resulta que además es su hija, Macarena Wilson. Sin embargo, otros intereses ocultos acechan al proyecto y amenazan con cambiar el futuro de Maca para siempre, si finalmente su trabajo sale a la luz en toda su magnitud. Con la amenaza de perder a su hija, Pedro aceptará la contratación de Esther García, una mujer misteriosa que tomará las riendas de la empresa en pro de un único fin, proteger a la joven. Algo que no le será fácil, dado el espíritu rebelde, guerrero y liberar de Maca, que ajena a lo que sucede a su alrededor, verá a Esther como su única amenaza.



51

Maca anduvo desliando los archivos que ELISA había comprobado, no sabía que buscaba exactamente, pero de lo que sí estaba segura era de que no se trataba de nada de lo que estaba leyendo. Las carpetas estaban llenas de información que ya conocía, actualizaciones del proyecto, maquetas, porcentajes, estadísticas... albergaba la esperanza de hallar algo que explicara todo el embrollo, aquel interés desmedido por su proyecto, pero allí no había nada. Se dejó caer sobre el respaldo de su sillón decepcionada mientras jugaba con el cubito de hielo que quedaba en su vaso de refresco.  Lo hizo girar en el vaso distraídamente y de pronto, fue como si se lo susurraran. Miró el hielo derretirse, y luego miró a la pantalla, para volver a recaer en el agua en que se trasformaba el hielo.

-         ¿Y si?... -la posibilidad le aceleró el pulso sin pretenderlo-.

Buscó entre sus aplicaciones, y encontró un procesador de fotografía, pero no le servía. Buscó entre varios filtros de retoque fotográfico, y entonces abrió la base de programación... modificó a toda prisa el lenguaje básico, creando un código que pudiera servirle. Cuando lo terminó, aplicó los cambios a las carpetas de archivos del DMIT. Mientras esperaba que finalizara el proceso, sus dedos tamborileaban nerviosos sobre la mesa, por fin ELISA le dio la confirmación. Volvió a abrir las carpetas, pero no había cambios, todos los archivos permanecían iguales, hasta que de pronto... ¡Allí estaba! En una de las carpetas, habían aparecido dos subcarpetas con código de seguridad que antes habían permanecido ocultas. Maca aplicó un programa descifrador para las contraseñas, pero eran códigos de 26 dígitos alfanuméricos con combinación de cuatro niveles.

-         Mierda.... -no era imposible descifrarlo, pero le frustraba tener que esperar para hacerlo-. ELISA, carga el ABRE-LATAS...
-         Listo! -le indicó ELISA mientras aplicaba el programa que se le pedía a ambas carpetas-.
-         ¿recuento? -le preguntó Maca-.
-         Proceso de nivel 8, probabilidad del 93% de acierto, tiempo estimado 20 minutos -le dijo ELISA-.

Maca resopló, tendría que esperar. Incapaz de permanecer sentada anduvo por la habitación, eran casi las nueve pero Eva aun no había llegado aunque había hablado con ella y sabía que pronto llegarían a recogerla. Se preparó otro refresco y se entretuvo como pudo. Ya iba a tirarse de los pelos cuando ELISA le dio luz verde. Maca se sentó enseguida frente al monitor, lo que estaba buscando estaba allí. Clickeo sobre una de las carpetas e introdujo la contraseña, y entonces se abrió un sin fin de carpetas catalogadas por fechas. De pronto una fecha le llamó especialmente la atención, y al abrirla soltó un grito ahogado. Ante ella aparecieron fotos del entierro de su madre. No podía creerlo. Tras la sorpresa abrió frenéticamente una por una aquellas carpetas, lo que estaba allí era su vida. Un seguimiento exhaustivo de lo que habían sido sus tres últimos años. Maca se obligó a repetirse que Esther ya la había advertido de que hacía tiempo que la vigilaban, pero que te lo dijeran y verlo con tus propios ojos eran dos cosas muy diferentes. Entonces encontró archivos de texto, y ante ella se abrió una especie de diario con notas que describían su trayectoria.

-         Premio académico de ciencias experimentales... control de radio frecuencia... diseña sistema rudimentario de alerta en su cuarto, programación avanzada.... -todo estaba allí, desde su currículum académico hasta los diseños y proyectos que había llevado a cabo de adolescente sólo por pura rebeldía y con pretensiones de guardar su intimidad-.

De pronto Maca se sentía mareada. Se había dado cuenta de que todo había sido inútil, pues frente a ella se plasmaba toda la intimidad que había pretendido guardar, y toda aquella información había sido recopilada por desconocidos. Era extraño  y asustaba.
Incapaz de detenerse ante la verdad, se obligó a seguir revisando una por una cada carpeta. Había tanta información que cada dato era una apuñalada. Le llevaría días revisar con detalle cada foto, cada nota... entonces se preguntó que abría en la otra carpeta que tenía contraseña, le parecía imposible que se pudiera almacenar más información dado lo que estaba viendo. Clikeo la carpeta y marcó la segunda contraseña, sólo habían dos archivos y aquello despertó más su curiosidad. Pinchó sobre el primero...

“Esther García.... nacida en.... expediente militar.... expediente académico.... habilidades.... relaciones conocidas.... informe perfil psicológico... familia.... antecedentes...”

En un primer momento sintió rechazo ante la idea de invadir una intimidad que no era la suya, pero se sintió atraída como un imán pese a lo que esperaba, y pronto se vio devorando cada párrafo con avidez. Por lo visto la vida de la “Comandante” Esther García también estaba sujeta a inspección y escrutinio.

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Eva esperó a que Laura se marchara, aquella noche dormiría en casa de Maca, pese a que los cambios de última hora no le entusiasmaban a Laura.

-         Creo que se ha mosqueado -le dijo Eva a Maca subiendo las escaleras detrás de ella-.
-         Siento haberos chafado el plan -se disculpó Maca arrugando la nariz-.
-         No creo que sea por eso, creo que su mosqueo tiene que ver con que sospecha que estamos tramando algo -le dijo Eva imitando su cara-.
-         ¿Lo dices en serio? -se preocupó Maca ante aquello-.
-         Tranquila, no creo que se imagine ni de lejos que entramos en la DMIT, más bien creo que piensa que saldrás corriendo de un momento a otro burlando su seguridad o algo así. Esta tarde me preguntó por Nando -le dijo Eva-.
-         ¿por Nando? ¿y eso? -quiso saber Maca-.
-         Bueno, llevas casi dos semanas sin verlo, y creo que piensa que estás tramando escaparte para ya sabes... darte un homenaje a telón echado -le dijo Eva con una sonrisa-. No te lo reprocha, pero es tan estirada con su trabajo como lo era Esther, y creo que aunque de buena gana se daría la vuelta para darte un poco más de intimidad, teme no hacer bien su trabajo y defraudar a Esther con ello. Me he dado cuenta de que la idolatra, hasta he llegado a pensar si no han estado juntas en plan íntimo, ya sabes.
-         No, no han estado juntas -le dijo de pronto Maca con tal seguridad que Eva la miró con recelo-
-         ¿cómo estás tan segura? -le preguntó-.
-         Es lo que trataba de decirte, pero no he podido porque Laura no nos ha dejado ni un segundo a solas. Creí que nos iba a pillar cuando te pasé la nota donde te pedía que te quedaras en casa esta noche -le decía Maca-.
-         Uf, a mí también se me pusieron de corbata, ni te haces una idea de lo persuasiva que puede llegar a ser cuando quiere -dijo Eva y en sus ojos resplandecía algo lujurioso que a Maca le hizo poner los ojos en blanco-.
-         Estuve mirando los archivos del DMIT -la atajó Maca antes de que volviera a ponerse en plan meloso-.
-         ¿Qué? ¿Cuándo? ¿por qué no me lo dijiste antes? -las preguntas salieron atropelladas de la boca de una Eva sorprendida-.
-         Esta tarde, mientras llegabais para recogerme y te lo estoy diciendo ahora, porque tu novia no nos ha dejado ni a sol ni a sombra -le respondió Maca-.
-         ¿Y qué había? -le preguntó con apremio Eva sentándose en la cama de Maca, pues ya estaban encerradas en el dormitorio.
-         Tienen un sin fin de archivos sobre mí, y no me refiero a cosas públicas, sino a fotos y a datos que no se podrían conseguir sin investigarme de cerca. Ha sido... asqueroso -dijo Maca tratando de controlar su reacción repulsiva ante aquel hecho-.
-         Ohhh... -exclamó Eva con un hilo de voz-. Esther dijo algo de eso, pero creí que era exagerado como en las películas.
-         Pues créeme, las películas se quedan cortas para los detalles que he visto. Tienen hasta una copia de mi expediente médico ¿sabes lo que te digo? -reaccionaba Maca con rabia esta vez-.
-         Que hijos de puta... -masculló Eva poniéndose del lado de su amiga-.
-         También había información sobre Esther -le dijo Maca mientras apoyaba en la mesa de su escritorio de cara a Eva, esperaba su reacción-.
-         ¡¿De Esther?¡ -la sorpresa se reflejó en los ojos de Eva-.
-         Sí, sus datos académicos, personales... ¿sabías que es comandante? Bueno, ex comandante, porque dejó el cuerpo hace unos años -le dijo Maca, ella no lo hubiera creído de no ser por la hoja de honores militar que había visto adjunta a su historial-.
-         ¿Lo dices en serio? -Eva estaba flipando tanto como ella-.
-         Y tan en serio. No sé, cuando me dijo que había dirigido durante un tiempo el departamento de la DMIT me imaginé que había hecho vida militar, pero creo que me esperaba ese rollo que anuncia la tele de obtener tu carrera universitaria por medio del alistamiento ¿entiendes? -Eva asintió con la cabeza-. Pero no es así, su padre es General... ¡General! Ella se ha criado en base militar toda su vida, a los 18 ingresó en el cuerpo, tiene licenciatura en derecho, es especialista en armamento, ingeniería industrial, nueva tecnología y aerodinámica... Es increíble, si hasta tiene una medalla al honor. ¡Su carrera ha sido meteórica! ¿Puedes imaginarlo? No me extraña que camine tan raro -soltó de pronto Maca, pues necesitaba relajar la imagen intachable, perfecta y hasta sacrificada que había visto reflejada en su hoja de vida-.
-         ¡Estoy flipando! -anunció Eva con la boca abierta-.
-         Y que yo -se sumó a ese hecho Maca-.

La calidad y cantidad de actos que hablaban de la entrega, disciplina y fortaleza de Esther era difícil de explicar con palabras, por eso recordar la pérdida de voluntad que había visto en sus ojos y en su rostro cuando le había dicho que se había enamorado de ella y que no podía controlarlo, la paralizaba por completo.

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Pasaron varios días hasta que Maca y Eva consiguieron revisar la totalidad de la documentación extraída de la DMIT. Tras completar aquella fase, la verdadera razón de la presencia del gobierno fue difícil de ignorar.

-         Maca, tendríamos que hablar con Esther -tanteó Eva el terreno con cuidado pero con firmeza-.
-         Ya te he dicho que no -le dijo Maca-.
-         Es evidente que esto no va del láser y que están buscando como conseguirte a ti. Mira esto... “excepcional capacidad en estrategia de protección y seguridad informática.... necesaria incorporación de recurso humano... previsión de seguimiento INDEFINIDO”... ¡Maca, INDEFINIDO! -le repitió Eva, y al hacerlo era consciente de que le temblaba la voz. No podía imaginarse algo así-.
-         ¡Crees que no lo sé! ¡Estoy cagada de miedo coño! Pero no pienso ir a refugiarme en las faldas de Esther, está claro que prefiere no estar aquí, y yo no voy a ir a aprovecharme de sus sentimientos para pedirle que vuelva -estalló Maca saturada-

Desde que habían descubierto aquel informe la noche anterior, no había podido dormir, su cabeza le daba vueltas como una noria y sus perspectivas de tranquilidad se habían esfumado. De nada serviría que el consejo considerara que el láser era suficiente, ellos volverían a buscar una excusa en su trabajo para abrir de nuevo la petición. ¿Qué tenía que hacer? ¿dejar de crear?... no podía, era como pedirle a alguien que dejara de pensar. Por su cabeza había pasado de todo en las últimas horas, pero no se le ocurría nada. Nada excepto pensar en Esther y en lo reconfortante que sería que estuviera allí para tomar el control de aquello, ella tenía esa cualidad, siempre encontraba la salida. Pero Esther no estaba, en su lugar había un boceto de macho ibérico con el que ni siquiera hablaba. La perspectiva de contarle lo ocurrido a Raúl le parecía inviable e inverosímil, correría a decírselo a su padre en el mejor de los casos y eso supondría mantener a las personas que más le importaban en una tensión constante. ¿Qué haría su padre o Cruz? Seguramente destinarla a asuntos empresariales, la consignarían a su función como legítima heredera de la empresa y se pasaría la vida viendo como otros desarrollaban cosas mediocres sabiendo que ella podría hacerlo mucho mejor. Sólo tenía 24 años... ¿cómo iba a atarse de pies y manos a esa edad? Sería como prejubilarse, ¿qué iba a hacer?

-         Puedo ir yo -dijo de pronto Eva deteniendo por un segundo aquel remolino de pensamientos-.
-         ¿tú? -preguntó aturdida Maca-.
-         Yo le pediré a Esther que vuelva, me inventaré algo con respecto a cómo conseguí los archivos de la DMIT.
-         Sabrá que fui yo, Eva -la interrumpió Maca con cansancio-.
-         ¿Bueno y qué? Somos impulsivas y estamos jodidamente locas, pero mierda... al menos nos hemos enterado de lo importante -Eva detuvo a Maca que ya empezaba a negar con la cabeza-. NO, Maca, escúchame... necesitamos a Esther, necesitas a Esther. Ya has visto su expediente, no hay nadie mejor... nadie. Y si ellos van a seguir ahí fuera esperando, Esther debería entrar en nómina permanente, porque es la única que va a saber qué hacer al respecto. Te conozco, tu vida será un infierno si no puedes hacer lo único que sabes hacer, ¿vale? ¡La necesitas!

Maca la miró con el miedo reflejado en los ojos, sabía que tenía razón pero, ¿cómo pedirle a Esther aquello?
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Esther se movió deprisa. Desde el apagón de luz, sus días habían sido ajetreados e inciertos, pues albergaba sospechas de que algo andaba mal. Aquella mañana sus sospechas se confirmaron al recibir la llamada de una persona que le debía un favor.

Miró el reloj, Kate no salía. Le dio una intensa calada a un cigarrillo y cuando levantó la mirada la vio bajar por las escaleras, se apresuró a interceptarla.

-         ¡¡¡¡¿Has vuelto a fumar?!!!! -Kate no daba crédito a lo que habían visto sus ojos-.
-         No, es sólo un cigarro.... ¿te has enterado de algo? -la apremió Esther, no tenía tiempo para reprimendas-.
-         Aquí no, vamos al coche -le dijo Kate más seria de pronto-.

Esther se dio cuenta de que se mostraba demasiado alterada para pasar como una visita amistosa. De pronto relajó el rostro, y le dio un gran beso a Kate en la mejilla para disimular. Kate le sonrió entendiendo lo que hacía y la cogió del brazo. Luego se fueron hacia el coche simulando un simple encuentro entre amigas. Cuando salieron del aparcamiento, Kate empezó a hablar.

-         Tenías razón, lo del apagón, fue una sobrecarga de energía y el punto de concentración parte de la planta de la empresa Wilson. Han solicitado permisos para realizar registro y aunque no se ha concedido pinchar las comunicaciones, creo que lo están haciendo desde ayer. Esta mañana llegó el recurso, lo han catalogado bajo presunción de atentado informático, así que no tardarán en hacer incursiones. Lo extraño es que no lo hayan hecho ya -le dijo Kate mientras Esther conducía-.
-  No, no es extraño -le corrigió Esther-. Ellos saben perfectamente qué lo produjo, y no les conviene que otras agencias lo descubran, lo quieren sólo para ellos así que tratarán de retener la información hasta la vista. No sé cómo van a hacerlo, pero está claro que van a incorporarlo a la petición del proyecto. ¡Mierda! ¡En qué coño estarían pensando! -se lamentó Esther enfadada, pues lo que acababa de comunicarle Kate era lo único que le faltaba para verificar la información que ya tenía-. Gracias Kate, te debo una.
-         No seas tonta, no me debes nada. ¿Qué piensas hacer? -le preguntó Kate preocupada, pues sabía que a Esther este caso le afectaba especialmente-.
-         Aun no lo sé.... no lo sé -dijo Esther por lo bajo, mientras su cabeza trataba de trabajar todo lo rápido que podía-.

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A la hora de la comida Laura se mostró mas inquieta de lo normal.

-         Voy a por la cuenta -les dijo a Maca y a Eva antes de levantarse-.
-         ¿habéis discutido? -aprovechó Maca para preguntarle a Eva-
-         No -le respondió ella-.
-   ¿Entonces qué le pasa? No ha abierto la boca en todo el día -observó Maca a su amiga-.
-         No tengo ni idea, lleva un par de días más tensa de lo normal. Será porque pronto se celebra la vista, quizá tenga miedo de que nos separemos. Ves, otra magnífica razón para que hablemos con Esther y que Cruz la convenza de que se quede dentro del equipo -aprovechó Eva para traer a colación el tema-.
-         No empieces. Ya sabes lo que opino  -le dijo Maca por lo bajo-.
-         Sí, pero yo no pienso que seas una egoísta por pedirle que vuelva. Además, no eres tan irresistible, y seguro que tampoco eres la primera en rechazarla, así que sólo tendrá que apechugar. Tú te portarás bien y ella hará su trabajo, y todos contentos -resumió su teoría Eva terminándose el postre-.
-         Déjalo Eva -le dijo Maca apuntándola con un dedo-.

Eva la miró pero no dijo nada. Quería a Maca, pero ese sentimiento era precisamente el que esta vez la empujaría a jugar en su contra.

En cuanto Laura dejó a ambas en el trabajo, salió del edificio. Recorrió media ciudad en moto, asegurándose que no la seguían y aparcó en un callejón para dirigirse a su punto de encuentro andando. En cuanto cruzó la puerta del parque, la vio. Se encaminó hacia ella.

-         Perdón por el retraso -le pidió Laura esperando su permiso para sentarse a su lado-.
-   Llegas a tu hora, como siempre -la corrigió con suavidad Esther y palmeó el lado del asiento libre para que se sentara- ¿Cómo va todo?
-         Hemos ido a comer y luego las he dejado en la oficina. ¿Se ha confirmado lo de los permisos? -Laura no estaba para preliminares. Desde que Esther la había puesto al corriente, su adrenalina estaba a flor de piel. Aquello ya no era un caso, sino un asunto personal, y es que Eva ahora era su máxima prioridad-.
-         Sí, y Kate cree que han empezado con las escuchas a pesar de la denegación de permisos -la informó Esther-.
-         Mierda... -Laura no pudo refrenar el impulso-. Lo siento, es que..
-         No te disculpes Laura, es una mierda, lo sé -la alivió Esther. No estaban ahora para diplomacias-.
-         ¿En qué coño estaban pensando? ¡Ni siquiera las vi venir! ¡Joder! -Laura luchaba entre la culpa y su propio temor personal con respecto a lo que estaba pasando-.
-         No lo sé, pero lo que quiera que hicieron ha vuelto a poner sus ojos de lleno sobre Maca -convino Esther pensativa-.
-         ¿Tenemos alguna posibilidad? -se atrevió a preguntar Laura, a la espera de que Esther le dijera qué tenía que hacer para que todos aquellos temores se evaporaran con una solución-.
-         Aun no lo sé, tengo que estudiarlo un poco. De momento, encárgate de instalar distorsionadores de sonido en las líneas telefónicas del edificio, y duplica el suministro de vigilancia. Por ahora ésto queda entre las dos, no quiero que Raúl altere ningún patrón en vistas a la resolución de la próxima semana, cabe la posibilidad de que guarden esta baza para otra ocasión, y dar un paso en falso podría decantar al consejo a tomar una decisión precipitada que no deseamos -le dijo Esther-.
-         Entendido -le dijo Laura, mas tranquila tras ver que Esther seguía allí, al mando-. ¿Alguna otra cosa?

Esther se giró esta vez a mirarla, Laura esperó pacientemente.

-         ¿Tendrías algún problema en preparar un plan logístico de salida? -le preguntó entonces Esther-.

A Laura se le puso la piel de gallina ante la sorpresa que le había producido aquella noticia.

-         Nnn…no -le tembló sin querer la respuesta-.
-         Entonces hazlo, puede que lo necesitemos -le dijo Esther y se dejó caer contra el respaldo del banco-.

Laura hizo lo mismo y ambas guardaron silencio con la mirada al frente. A Laura el corazón le cimbraba, pero no dijo nada. La idea de que Esther pensara que iban a necesitar un plan de salida significaba armas, reclusión, retención y sobretodo... peligro. No era la primera vez, por supuesto, sólo que ahora estaba Eva. ¿De verdad Esther creía que iba a ser necesario? La sola idea de emprender una huida al margen de la ley con Eva, ya era suficiente para que le invadiera el miedo.

Continuará....

2 comentarios:

  1. Me tienes en ascuas! Acabo de leer el relato y ya estoy pensando en cuando publicarás el siguiente.
    Haces un trabajo magnífico, me encanta como escribes... siempre me quedo con ganas de más.
    Un saludo.

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    1. Gracias Ana por leer lo que escribo y por hacerme llegar tu opinión comentando en esta entrada.

      Se que la espera en estas cosas no es nada fácil, pero espero que merezca la pena hasta el siguiente capítulo.

      Encantada de entreteneros.
      Un saludo.

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