domingo, 5 de mayo de 2013

Dibujada en mi mente (TOMO 2) -cap 93-




“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.


93

Madrid.

Eran las tres de la tarde cuando el despertador de Maca empezó a sonar. Las urgencias se habían complicado y no había podido llegar a casa hasta las ocho y media de la mañana, todo un reto para la carente concentración que gobernaba a Maca desde que no conseguía ponerse en contacto con Esther. Apagó el sonido del despertador y se dirigió al cuarto de baño. A las seis entraba de nuevo en el hospital y sabía que no sería persona hasta pegarse una buena ducha. Se enfundó el albornoz y fue hasta la cocina a prepararse algo de comer en cuanto terminó de asearse. Verónica había dejado una nota en el frigorífico y un taper que llevaba su nombre.

-       Dios, cómo te quiero…. Espaguetis a la boloñesa, mis preferidos.

Maca anotó mentalmente agradecer a Verónica que pensara en ella, últimamente parecía que las tornas se habían cambiado y era Verónica la nueva cocinitas de la casa. Por fin había encontrado un hobby más allá de sus ligues. Puso el taper a calentar en el microondas y mientras fue a su armario a cambiarse. En el proceso miró la pantalla de su móvil y vio que había nuevos mensajes. Distraída cogió unos vaqueros limpios y al ver el icono de Esther en la pantalla, se olvidó del resto. Rápidamente abrió la pantalla que contenía su mensaje:

“Siento mucho no haberte respondido antes. Sé que debes estar preocupada, y no quiero que lo estés, es sólo que… sigo procesando lo de Verónica. No esperaba que entre nosotras hubiera secretos, no de este tipo y me está costando asimilarlo. Sé que quieres hablar, francamente hubiera preferido que lo hubieras hecho antes… ahora mismo soy yo la que no sabe que decirte. Por momentos estoy furiosa, por momentos estoy triste y en cambio hay otros en los que te entiendo, y no comprendo porque me comporto así. Necesito acomodar ciertas cosas, dame tiempo”.

Maca se sentó de golpe en la cama. “¿Qué le dé tiempo? ¿Qué coño significa que le dé tiempo?”. Se puso de pie y cogió el teléfono fijo para marcar la extensión de Amsterdam, nada. No había nadie en casa a aquellas horas. Nerviosa anduvo un rato de un lado para otro releyendo una y otra vez aquel mensaje, finalmente respiró y trató de tranquilizarse.

-       Está bien, no pasa nada…. No te pongas paranoica –se dijo a sí misma Maca y se sentó para escribirle un mensaje a Esther-.

“No quieres que me preocupe, pero me pides tiempo y no entiendo a qué te refieres. De verdad Esther, necesitamos hablar, si tú no sabes que decir, al menos escúchame a mí, porque te aseguro que no soy persona sabiendo que estás enfadada conmigo. Quiero saber qué es lo que pasa, quiero saber cómo estás y qué piensas… Por favor, no te comas la cabeza de esa forma, te aseguro que Verónica es sólo una amiga, nada más. Sé que al ocultártelo parece otra cosa, pero no lo es… te estás haciendo daño inútilmente, tienes que confiar en mí. Por favor, habla conmigo, peléate, grítame, lo que quieras… pero por favor hablemos. Hoy trabajo de tarde noche, pero te llamaré desde el hospital, necesito escuchar tu voz y saber qué es lo que está pasando. Te quiero, no lo olvides”.

Después de aquello, Maca no pudo tomar bocado. Un agujero enorme se instauró en su vientre y su cabeza.

Amsterdam.

A pesar de tener el móvil en silencio, sintió su vibración en el bolsillo. Esther llevaba toda la mañana esperando tener noticias de Maca, y cuando leyó su mensaje el corazón se le puso en un puño. Esther, le había escrito un mensaje antes de desayunar con Alex, antes de confesarle que tenía ciertos deseos, que su beso no era todo lo accidentado que creía… antes de poner palabras a sentimientos que ya no podía obviar sin más. Todo estaba acelerado y confuso en su cabeza, en sus entrañas y empezó a sentirse angustiada. Maca tenía razón, necesitaban hablar, pero ¿qué coño iban a decirse? ¿cómo iban a solucionarlo?

….

-       ¡Por fin te encuentro!

Esther se giró al escuchar la voz de Kate en la puerta. Incapaz de aguantar más la presión que sentía, Esther había decidido aislarse en una de las aulas para alumnos de la facultad y trabajar un poco. El dibujo ahora mismo, era lo único que la mantenía ausente del resto.

-       No sabía que me andabas buscando –le dijo Esther-.
-       Te he llamado un par de veces, pero estás fuera de cobertura. Por suerte, he mirado el registro de las aulas porque tenía que firmar unas cosas y he visto que habías reservado esta –Kate se sentó en el suelo en cuanto llegó al rincón donde Esther se había sentado con un gran bloc de dibujo en su regazo-. ¿Cómo estás? Ayer me dejaste francamente preocupada, ¿lo sabes, verdad?
-       Lo sé, perdona –se disculpó sinceramente Esther por ello-.
-       No te disculpes, simplemente habla conmigo. ¿Qué ha pasado? Sé que últimamente he estado un poco ocupada, pero es que de la noche a la mañana me encuentro con esto, y me sorprende que si estás mal por algo no recurras a mí.

La mirada de Kate tenía un punto de tristeza que Esther nunca le había visto antes y se sintió fatal por ello. La relación que existía entre ambas era difícil de definir, porque no era maternal ni fraternal, pero tampoco era una amiga más como Laura ni tampoco como Alex. Kate para Esther era una mezcla de todas juntas y de ninguna a la vez, y eso hacía que entre las dos hubieran lazos complicadamente estrechos y una distancia nacida desde el respeto y la admiración, que no sentía por nadie más que conociera a esos niveles. Bajo su mirada comprensiva y expectante, Esther empezó a contarle a Kate todo lo que le había pasado últimamente, todo excepto lo de Alex.

-       Esther, ayer hablé con Maca –le dijo finalmente Kate tras escuchas su visión-. Estaba bastante mal porque no te localizaba y al final me contó lo que le pasaba. No voy a disculpar que haya abierto una brecha en vuestra comunicación y que bueno, la distancia, las inseguridades, y el que no haya contado contigo para ciertas decisiones, te haya hecho sentir en cierto modo traicionada; pero en el fondo sabes que te quiere, que os queréis, y pese a que tenga más experiencia con mujeres, Maca no las tienen en el terreno afectivo ni en las relaciones, nunca tuvo que pensar en nadie más que en “uno”, y esto de ser “dos” lo está aprendiendo, supongo que como tú. La conoces, sabes que dice la verdad cuando te dice que sus intenciones eran buenas, tratando de no ponerte celosa o darte preocupaciones que pudieran perjudicar a tus estudios. Ha cometido un gran error y lo sabe, ¿no crees que podéis hablarlo, solucionarlo? Francamente, yo no lo veo tan grave, simplemente trató de ayudar a una amiga y se equivocó en las formas al ocultártelo para no preocuparte.

Esther escuchó todo lo que le dijo Kate, y hasta se sintió mal por el silencio que había mantenido hacia Maca desde que estalló todo. Se sintió mal hasta que Kate pronunció aquel “no lo veo tan grave”, y el recuerdo de la cercanía de Verónica, su risa, su perfume y sus labios, volvieron a ser presente en su memoria besando a su novia.

-       No… no me puedo creer que tú también digas eso –en un segundo por los ojos de Esther pasaron el desconcierto, el dolor y la rabia todos de golpe-.

Kate la vio alzarse del suelo de un bote sin entender qué estaba pasando para que de pronto Esther se pusiera así de alterada.

-       Esther… -Kate quiso averiguarlo-.
-       Quizá es que soy más cría de lo que me pensaba, sí debo serlo, y … ¡Bendita la hora!, porque te juro que no reconozco ese mundo en el que tu novia pueda besarse con su “amiga” en los pubs sin que suponga absolutamente NADA. ¡No puedo creer que todas penséis lo mismo! Hasta Alex le restó toda la importancia, olvidarlo y ya está, eso dijo…. Y yo aquí como una gilipollas, muerta de celos, con toda esta culpa…. pero para vosotras no es nada –Esther ya divagaba, furiosa, y se encogió de hombros expresando resignación e ironía-. Esto de llamarlo madurez tiene que ser todo un chollo. Que Verónica y Maca se enrollan en el pub, pues NADA, como son amigas… que no me contengo y voy y beso a Alex, pues NADA… Borrón, y listo. No pasa nada, lo olvidamos y ya está…. ¡PUES NO, YO NO SOY ASI! –estalló aún más Esther-. No puedo olvidarlo, no quiero olvidarlo… no quiero ser esa persona a la que no le importa que su novia se morree y duerma en la misma cama que una de sus ex amantes a la que ahora llama “amiga”, y me siento como una auténtica mierda porque yo también he besado a alguien que pensaba que era sólo una amiga, y ahora sé que los sentimientos no se están quietos, que lo etiquetado cambia, y que por mucho que quiera no puedo hacer como si nada. Las cosas pasan, los actos importan, y no puedes simplemente ignorarlos. ¡SÍ, ES TAN GRAVE! De ese adjetivo depende el valor e importancia de un sentimiento. La NADA, mide eso… NADA.

Kate se quedó mirando su explosión hasta quedar con la boca abierta, aplastada por la información que no poseía y que Esther acababa de escupir como metralla. Completamente asombrada por descubrir el complejo, profundo, apasionado, racional y a la vez turbador ser que era Esther en realidad. A Kate le pareció excepcional que fuera capaz de expresar todo aquello en voz alta.

Temblando de pies a cabeza, más que de miedo de rabia, Esther luchó por recobrar el aliento. Los ojos de Kate estaban puestos en ella, y durante unos instantes no supo interpretar su mirada.

-       ¿Maca se besa con Verónica? –preguntó entonces Kate, y Esther asintió-. ¿Lo sabes, o es una suposición tuya?
-       Mi amiga Laura las vio enrollándose en el pub, y cuando le mencioné a Maca que sabía lo suyo con Verónica, no lo negó, simplemente dijo que no era lo que parecía y que sólo eran amigas –a Esther le temblaban hasta las pestañas al recordarlo-.
-       Vaya, ese dato no lo sabía
-       Supongo que cómo para ella carece de importancia, ni lo menciona; pero yo no puedo evitar pensar en cuántas cosas más hace y no me dice, en qué más cosas me miente, me excluye, me engaña…

Kate se acercó a ella porque veía que poco a poco volvía a encenderse y francamente, empezaba a temer por el daño que podía hacerse a sí misma de continuar en ese círculo de impotencia y rabia.

-       Kate, ¿por qué lo ha hecho? –Esther se refugió en su pecho y entre sus brazos-.

Kate la acogió y la contuvo lo mejor que pudo.

-       No lo sé cariño, quiero creer que todo ha sido un malentendido, pero si no lo es… no sé por qué ha cometido tan “grave” error

A Esther no le pasó desapercibido el énfasis en la palabra “grave”, y se limpió los ojos para poder mirarla a la cara.

-       Siento lo de antes –se disculpó con ella, Esther-.
-       Yo no –le dijo Kate-

Luego le acarició la cara borrando los restos del llanto y su mirada se volvió tan profunda y seria sobre ella, que Esther quedó petrificada por su presencia.

-       Tú también has cruzado las líneas, por lo que he entendido, has besado a Alex –le dijo Kate, y no parecía ningún reproche sino la constatación de un hecho-.
-       Lo sé –Esther tembló-.
-       ¿Y qué vas a hacer con ello? –quiso saber Kate-.
-       No lo sé, Alex dice que por ella está todo olvidado, lo achaca a lo que me está pasando con Maca y a que bebí esa noche, pero…
-       ¿Pero? –Esther era toda una caja de sorpresas, y Kate la estaba abriendo-.
-       Desde que la besé ya no puedo negarme cosas que me pasan con ella, cosas que ya me pasaban con ella, y eso me hace dudar de que la razón de que haya llegado tan lejos no sea por Maca… quizá sí lo sea, o sólo un poco, pero tengo sentimientos por Alex y no sé ni qué son, ni cómo ni a dónde me conducen, pero están en mí.
-       Pero… ¿tú aún quieres a Maca? –Kate también empezaba a estar confundida. La franqueza apabullante de Esther, la descolocaba por entero, quería entenderla-.

Una lágrima resbalada por la mejilla de Esther contestó a la pregunta más que su propia voz.

-       ¡Madre mía! ¡Madre mía! –Kate volvió a abrazarla sin saber qué más decir-.

Si fuera otra persona la que estuviera entre sus brazos, pensaría que era una confusión juvenil que pronto pasaría, pero era Esther quien se hallaba entre ellos y algo le decía que dentro de ella algo acababa de romperse.

Continuará...

7 comentarios:

  1. No te quiero ni un poquito estas semanas...

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    1. Ohhhh.... que cositas más feas me dices... sniff!! lloro por dentro :P

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    2. Más encima va de cachondeo ella .... (¬_¬)

      A propósito como yo no soy Kate y no tengo su vasta experiencia en humanos (?) quiero una traducción plausible de esa lágrima de Esther ¿Quiere o NO quiere aún a Maca? ...manda egg ufff

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    3. jajaja... tendrás que esperar, doña "practicidad".

      :PPPP

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  2. sin palabras.... OLE, OLE y OLE... la mejor descripción de Esther jamás vista
    Claramente, quiere a Maca, pero también a Alex.... estoy deseando saber cómo sale de esta situación =)

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    1. Gracias María, menos mal que alguien entiende a mi personaje de Esther.

      Estate atenta, porque las fichas se están moviendo.

      Un saludo! gracias por comentar

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    2. Que me estas contandoooooooooooooooooo!!! MEntalmente te quitare el washapp >_<

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