jueves, 23 de mayo de 2013

Dibujada en mi mente (TOMO 2) -cap 96-



“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.





96

Amsterdam. Mañana siguiente.

-       Deja, invito yo –le dijo Meike pagando los dos desayunos-.
-       Gracias –le agradeció Alex recogiendo su mochila, estaba bastante ausente-.

En quince minutos empezaba su clase, y ambas salieron de la cafetería en silencio hasta que Meike no pudo callarse por más tiempo.

-       En serio Alex, tienes que hacer algo. Dentro de nada se marchará a Londres y perderéis el contacto. No creo que sea sano que os distanciéis de este modo, es evidente que te hace daño –le volvió a sacar el tema Meike, le preocupaba verla tan apática-.
-       No puedo hacer nada, ella es la que decidió que no podíamos ser amigas, no quiere tenerme cerca…
-       Yo eso no lo tengo tan claro, pero ¿y qué si no quiere?
-       ¡¿y qué?! –se sorprendió Alex de que le planteara aquello-.
-       Sí, sois dos en esta ecuación, en esa decisión, y por lo que yo sé parece que ella también tiene sentimientos hacia ti, así que no entiendo por qué se lo estás poniendo tan fácil resignándote sin más. Si lo que en realidad quieres es estar con ella, pelea.
-       No puedo hacer eso –le contestó Alex agachando la cabeza-.
-       ¿Pero por qué no? –Meike no entendía su resignación-.
-       Pues porque ella no me quiere, simplemente está confundida…
-       Alex, te besó, te confesó que no había sido un error, que siente cosas por ti…
-       Ya, pero…
-       No hay pero, Alex. Ésta es tu oportunidad de averiguar lo que hay en realidad entre las dos. Te ha dejado antes de que ni siquiera empiece lo que sea que hay entre vosotras, le da miedo, ¿no lo ves? –le dio su argumento desde fuera-. O te lanzas a por todas ahora, o no tendrás una oportunidad como esta, nunca volveréis a estar tan cerca de que pase –Meike la detuvo poniéndole las manos en los hombros, y la miró a los ojos con anhelo y sinceridad-. ¡Estréllate Alex! En serio, si crees que Esther merece la pena, permítete estrellarte del todo, si sale bien será estupendo si no, deja que tu corazón pase página pero no permitas que esto se quede en eterno paréntesis porque ya te estás perdiendo demasiado en este camino hacia ninguna parte.

Alex entendía lo que Meike le decía, ella misma llevaba días debatiéndose entre ser la buena y apacible amiga, o ir a por todas con la artillería. Nunca se había sentido así, Esther la hacía luchar desde dentro y al mismo tiempo la bloqueaba por entero. Entre el llanto y la pelea no levantaba cabeza, y ya había pasado otra semana. La iba a perder. Tembló.

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Madrid.

El equipo al completo se reunió en la sala de juntas. La operación había sido un éxito y a pesar de estar todos cansados, el ambiente era de júbilo y euforia. Cruz mandó que subieran desayuno para todos, y entre cafés calientes y bollería recién hecha, poco a poco fueron deshaciéndose de la tensión acumulada.

-       ¿Entonces os vais esta misma tarde? –le preguntó Maca a Claudia-.
-       Sí, cogemos vuelo a las ocho, el doctor Izquierdo quiere dejar finiquitada la revisión de sus pacientes allí antes del fin de semana, así que mañana viernes nos tacará levantarnos bien temprano. Cuanto antes nos pongamos a ello, más temprano terminaremos y a disfrutar del fin de semana –le comentó Claudia que sentada en uno de los sofás con su amiga, se relajaba de la emoción de toda la semana-.
-       Ojalá te hubieras podido quedar este “finde”, te voy a echar de menos –le dijo Maca-.
-       Ohh, yo también a ti –le contestó Claudia dándole un abrazo-. Pero bueno, tú la semana que viene ya estarás en Londres.
-       No me puedo creer que sólo quede una semana. El jueves que viene a esta hora ya estaré en el avión, ¿no es increíble? –le dijo Maca con una sonrisa insultante-.
-       Jajajaja… lo que es increíble es la cara que se te pone sólo de pensarlo. Madre mía, espero que Esther no tenga clases, porque no creo que podáis despegaros cuando os veáis. Fuego, veo mucho fuego –le dijo Claudia fingiendo quemarse al tocarla-.
-       Jajajaja… ¡Idiota! –se rió Maca-. Si te digo la verdad, estoy súper nerviosa, no sé…. Hace tanto que no la veo que cuando pienso en la sorpresa y en la cara que pondrá cuando aparezca allí, se me pone un nudo de nervios en mitad del estómago que yo qué sé.

La sonrisa de Maca era magnánima en aquel momento, y Claudia sonrió feliz de verla de nuevo con aquel brillo radiante que sólo le había conocido desde que estaba con Esther.

-       ¡Me das una envidia que te cagas! –le dijo de repente Claudia. Maca se le quedó mirando con la ceja alzada pero sin poder evitar sonreír-. No, en serio, es que a pesar del frenesí que supone todo esto, y de lo difícil que debe ser estar en esta relación a distancia que tenéis, es que te miro, y no sé, te veo bien. Te veo… completa. Cansada y echa una mierda…. –puntualizó Claudia haciendo que Maca pusiera cara de reprimenda-… jajaja… pero pareces en paz contigo, no sé.

Maca sonrió, entendía perfectamente lo que veía Claudia en ella, puesto que cuando no estaba agobiada con el trabajo, o los estudios, se sentía así, en paz, tranquila, llena. Sabía quién era, a quién quería y hacia dónde dirigir sus pasos. Durante años había vivido al margen de todo y de todos, sin involucrarse en nada más que en su vocación, y ahora todo tenía sentido para ella. Su profesión, la persona escogida, la tranquilidad de poder acoger y corresponder a todos aquellos sentimientos que Esther le había devuelto a su corazón. Un corazón que había cerrado todas sus puertas en plena pubertad, y que Esther había derribado a patadas y sin previo aviso.

-       Lo estoy, créeme. Ahora lo único que me falta es a Esther cerca –le dijo Maca-.

Claudia le guiñó un ojo cómplice y las dos volvieron a conversar mientras apuraban el desayuno.

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Beatriz perdió el hilo de conversación con Cruz al quedarse observando a Maca más de la cuenta. No sabía lo que era, pero había algo en aquella chica que la intrigaba. Quizá fuera esa ambigüedad de fortaleza y vulnerabilidad que la vestía. En los diez días que llevaba en el hospital se había cruzado varias veces con ella, la primera Maca ni siquiera supo que la observaba. Beatriz esperaba a que Cruz bajara a boxes para recibirla, y entonces Maca apareció abruptamente haciéndose cargo de un caso pediátrico con parada respiratoria. Vio a la joven tomar el control de la situación, su energía, su seguridad, su temple, y supo que le encantaría aquella mujer. Tenía algo especial, era vital y estaba llena de acción, se veía claramente que amaba lo que hacía, que se dejaba el corazón y el instinto en ello, y aquello la dotaba de una atracción irresistible. La segunda vez Maca estaba frustrada, Beatriz entró en los vestuarios y se encontró con ella. Le pareció hermosa en la corta distancia, pero parecía agotada, triste, y se dejó atrapar por la vulnerabilidad que descubrió en su rostro. La tercera vez ya quería hacerse su amiga, y al quererla aliviar de sus preocupaciones descubrió que Maca era capaz de sonreír, una sonrisa clara y soleada que llamó su atención por lo imprevista y sincera que se mostraba. A partir de ese momento todo lo demás fueron sorpresas mucho mayores, Cruz le habló de la pediatra que había conseguido la beca, y luego le puso nombre a su rostro. Macarena Wilson, aquella chica que ahora sonreía absorbiendo toda la luz de la sala junto a su amiga, y que después del verano se integraría a su equipo de investigación en los países subdesarrollados, había conseguido en diez días lo que hacía muchos años nadie conseguía, que Beatriz Azhue se sintiera interesada.

Continuará...

4 comentarios:

  1. me encanta!! estoy deseando leer más =)
    por cierto, el nombre está mal, pones que es otra vez el cap 95

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    1. Gracias por el aviso María, se me debió ir la pinza... jajaja..

      ;)

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  2. de nada, podías regalarnos el siguiente como agradecimiento... ;)
    (a ver si cuela.. jejeje)

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  3. Cómo te gusta rizar el rizo ;-)
    Me gusta, así se pone más emocionante si cabe.

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