sábado, 22 de junio de 2013

Dibujada en mi mente (TOMO 2) -cap 101-



“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.

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101

Amsterdam. Viernes.

Alex estuvo inquieta toda la mañana. Desde que Kate las había interrumpido la noche anterior, Esther se había escondido bajo su caparazón y no la había vuelto a ver. En cuanto llegaron a casa Esther se encerró en su habitación, Alex quiso llamar a su puerta varias veces en la noche, pero no se atrevió y a cambio se había pasado casi toda la noche en vela pensando en lo ocurrido entre ellas. Aquel beso simplemente había sido… increíble. Había demasiado en él como para obviarlo u olvidarlo, Alex tenía cada vez más claro que tenía que luchar. Cuando se levantó esa mañana temprano esperó más de lo que podía antes de irse a la facultad con el único propósito de tener un encuentro con ella, pero Esther no abrió la puerta y ella llegaba tarde a su clase, así que lo pospuso. Ahora eran casi las tres del medio día, el claustro de profesores se había alargado más de la cuenta y sus compañeros la habían convencido para quedarse a comer allí. Intentar dar conversación a aquella gente era misión imposible, estaba agotada por no haber dormido, a pesar de que su cuerpo ardía con el recuerdo de los labios de Esther sobre los suyos, con las caricias de su lengua, su saliva y su aliento, que se habían transformado en puro veneno que la estaba consumiendo a cada hora que pasaba sin volver a verla. Tenía tantas ganas de besarla de nuevo que no podía pensar en nada más. Nunca le había pasado algo así. Sentirse tan afín a otro ser y que al mismo tiempo existiera aquella energía tan pura como devastadora en el terreno físico, y sólo había sido un beso. Alex se ruborizaba sólo de pensar en todo lo que quería hacer con ella. Si tan sólo bajara la guardia lo suficiente para poder demostrarle cuál perfectas eran la una para la otra.

-       Alex, ¿qué si quieres postre? –le preguntó un compañero por segunda vez-.
-       Eh, no, no gracias. Sólo café –volvió al presente Alex-.
-       ¿Mañana es lo de la clase magistral con Hollimake, no? –le preguntó el mismo compañero después de que pidieran los postres y el café-.
-       Sí, es mañana –le contestó Alex. La verdad es que se había despertado un gran interés cuando se supo que la mismísima Katherin Hollimake iba a posar para unos alumnos. Era un verdadero honor, del que Alex era muy consciente-.
-       ¡Guauu, es muy emocionante! –expresó su compañero, y muchos se unieron a su conversación-.
-       Sí, la verdad es que tener a Kate de modelo es muy emocionante y todo un lujo que conlleva una abrumadora responsabilidad, la verdad sea dicha de paso –reconoció Alex sus nervios-.
-       No lo decía sólo por Katherin –le corrigió su compañero, y Alex tuvo la sensación por su mirada y la de otros compañeros, de qué se le escapaba algún detalle-. Bueno, eres AxShei… una escultura tuya de Hollimake es, francamente, algo sobrecogedor. Se me pone la piel de gallina sólo de pensar en la combinación brutal de ambas. Corrígeme si me equivoco, pero creo que no has expuesto nada nuevo al gran público desde hace unos tres años y Katherin lleva como ¿cinco? –preguntó al resto-
-       Seis –apuntó la profesora de pintura-.
-       Eso, seis años sin hacer una exposición. Lo que salga de la clase de mañana será toda una pieza de coleccionista y tener el honor de verla expuesta en primicia en esta facultad, ufff es muy emocionante –concluyó el compañero con una amplia sonrisa que Alex vio también reflejada en el resto de comensales. Por primera vez en mucho tiempo el terror volvió a sus venas-.
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Alex llegó a casa descompuesta tras ser consciente del enorme peso que acababa de recaer en sus manos. Ni siquiera había sido consciente de lo aislada y desentrenada que estaba de todo aquel mundo de exposición y elitismo artístico. ¿Tres años? Ella no tenía aquella percepción del tiempo, Alex creaba todo el tiempo, en sus clases, en la privacidad de su estudio, sobre bocetos, materiales y hasta durmiendo. “Llevo tres años sin exponer nada”, pensó aterrada. No porque le importara el reconocimiento, el dinero o la fama, sino porque se daba cuenta de que hacía mucho que no mostraba su trabajo al gran público como “AxShei”, apenas había expuesto algunas piezas sueltas en su escuela y en la facultad siempre bajo un tema académico. Se angustió. Su trabajo cambiaba a cada día que pasaba, un trabajo en el que ella se sentía evolucionar y con el que se sentía a gusto a solas, pero… ¿y si lo que ella hacía ahora era una auténtica mierda? ¿y si no era la AxShei que todos esperaban?

-       Alex –Kate la vio parada en el recibidor, blanca y quieta-. ¿Estás bien?

Alex la miró a los ojos desconcertada. Kate le devolvió la mirada preocupada.

-       ¿Ha pasado algo? Si es por Esther… -se aventuró Kate-.
-       No, no es por ella –la cortó Alex, y luego de un silencio, la miró con pánico-. Kate, hace tres años que no expongo una pieza nueva –le dijo-.
-       ¿Cómo? –se perdió Kate-.
-       Estaba en la comida de profesores y empezamos a hablar de lo de mañana y… -Alex cabeceó, aún estaba en shock-. Todos están como locos por ver qué hago con tu posado, es como si esperaran ver una obra maestra o algo así. Estaban en plan: “Hollimake y AxShei juntas”, y “guauuu” y todos emocionados porque hace muchos años que no se ve nada tuyo y que yo llevo tres años sin presentar un trabajo públicamente como artista…. Y me cagué. ¿Qué coño esperan que haga mañana? ¡Sólo tengo dos horas! ¡No puedo crear nada espectacular en dos horas! Iba a ser simplemente el resultado de una clase, como fin de curso, y ahora por lo visto ya hay todo un público expectante por esta obra. ¿Sabías que en Junio han organizado una exposición y esperan poner lo que salga mañana como obra central? Si hasta van a poner tu nombre y el mío como reclamo publicitario, por el amor de Dios –histeriqueó Alex-.

-       Jajajaja… vale, ven aquí, siéntate –Kate no pudo evitar reírse. Ahora sí que reconocía a aquella Alex, y era sorprendente lo mucho que se parecía a Esther cuando se ponía así-.

Ambas tomaron asiento en el sofá.

-       Tranquilízate. Salga lo que salga mañana, hagas lo que hagas, yo sé que va a ser brillante –le aseguró Kate mirándola a los ojos-.

Alex puso en blanco los suyos y se puso de pie de un salto.

-       ¡Oh, Dios mío, tú también….! ¡Tú también esperas algo espectacular! –se echó las manos a la cabeza Alex, se estaba agobiando por momentos. Por eso mismo le encantaba la enseñanza, crear sin aquella estúpida presión ante la expectativa de ser “un fuera de serie”-. Genial, me voy a practicar para que no sea todo un desastre.

Kate se incorporó antes de que saliera de allí pitando, y la detuvo cogiéndola por la cintura. Su risa se transformó en una sonrisa abierta.

-       Alex, mírame… -le pidió Kate para transmitirle confianza-. Hagas lo que hagas mañana sé que va a ser espectacular, ¿sabes por qué lo sé? –Alex puso los ojos en blanco nuevamente, y Kate la atrajo más hacia ella hasta que sus caderas se tocaron-. ¿Sabes por qué? –le volvió a preguntar-.
-       ¿Por qué? –le preguntó Alex ya completamente centrada en ella. Era difícil no hacerlo a aquella distancia y con esa mirada azul atravesándola-.
-       Porque siempre he creído en tu potencial, y tengo confianza ciega en tu trabajo. Lo que tus manos son capaces de hacer, es un don, como el de Esther. Además, tú y yo sabemos que no partes de cero conmigo como modelo – Kate la miró con un brillo cómplice en los ojos y una sonrisa pícara en su boca-. Estoy segura de que tus manos reconocerán mi cuerpo, porque aunque no llegáramos a acostarnos aquel día, sé que te pasaste meses tratando de sacarlo a fuera en tus obras, y jamás te atreviste a pedirme que posara para ti –por primera vez en mucho tiempo Kate habló de lo que pasó entre ambas sin medias tintas, y Alex no pudo evitar temblar ante su voz y su mirada-.

Kate soltó su cintura para coger sus manos.

-       Siempre has tenido manos inquietas, mágicas –sonrió Kate y ambas sabían el motivo-. Tienes una sensibilidad y una ternura que siempre consiguieron emocionarme, y toda esa pasión refrenada … -a Kate le brillaron los ojos peligrosamente-.

Alex retrocedió de golpe cuatro años. Ella y Kate, las risas bajo la sorpresa de la lluvia, la atracción tan latente que sintió por ella cuando Kate se desnudó en el apartamento frente a ella para no coger una pulmonía. El sabor de sus labios que acogieron su ansiedad sin reproches cuando de improvisto se lanzó sobre Kate. Su piel que era suave, tersa y caliente, y lo inevitable de querer tocarla en todas partes como si su motor se hubiera puesto de cero a doscientos de golpe. Deseosa de guardar para sí, cada uno de los recodos y detalles de su cuerpo. Tan mareada, aterrada, y confundida, que cuando se dio cuenta sobre quien se había lanzado se apartó y huyó. Alex recordaba bien su sin aliento, su pulso acelerado y esa sensación de vértigo corriendo por sus venas debido al deseo. En un segundo, se vio a sí misma aún con la ropa mojada, bajo la lluvia, mientras en su boca resbalaba el sabor de Kate, y sus manos vibraban por el contacto con su piel desnuda.

-       Anoche, volví a ver esa parte tan dormida de ti y que has aprendido a anular tan bien refugiándote en la enseñanza. Parecías dispuesta a no frenarte esta vez -le dijo Kate sacándola de sus pensamientos-. Si fuera mi condición, hasta me habría puesto un poco celosa.

Alex se quedó con la boca abierta y no supo que decir ante aquello. Kate la liberó con una sonrisa sincera y apacible.

-       Lo que quiero decir es que, todo va a salir bien mañana no sólo porque confío en ti, sino porque todo lo que necesitas lo tienes en tu poder –le dijo Kate apoyando su dedo índice sobre el esternón de Alex-, dentro de ti. Así que nada puede salir mal de esas manos si dejas de bloquearte y simplemente te dejas ir. Confía en ti. Lo harás bien, lo sé –le dijo Kate acariciándole la cara-. ¿De acuerdo?
-       De acuerdo.
-       Buena chica –le dijo Kate guiñándole un ojo y volviendo de nuevo al sofá para seguir leyendo-.

Alex hizo el intento de salir de allí en silencio, pero algo la detuvo.

-       Kate –la llamó-.
-       ¿Sí? –le contestó Kate levantando la vista-.
-       ¿Alguna vez te planteaste que hubiera un “nosotras”? –en su momento ambas decidieron dejar aquel momento como un tonteo que surgió. Simplemente las cosas siguieron funcionando entre ellas, Kate se convirtió en alguien importante en su vida, y la admiración que sentían por sus respectivos trabajos hizo el resto, conservando su especial amistad-.

Kate la miró haciendo una pausa, pensando bien en su respuesta. A veces volvía a ver a aquella chica de 21 años mojándose bajo la lluvia, temblorosa y empapada bajo su portal, mientras ella la observaba desde la ventana preguntándose por qué huía de sí misma y sus emociones.

-       Alex, sabes cómo soy. No le doy vueltas a lo que ocurre, lo vivo y lo dejo ir cuando se desvanece. Lo nuestro, el “nosotras”, simplemente está aquí, en nuestra amistad. Eres alguien que admiro, respeto, y con quien comparto cosas de mi vida –le dijo Kate aunque sabía que Alex conocía perfectamente su concepción del mundo-. Pero si lo que quieres saber es si me hubiera dejado arrastrar por ti aquella tarde, la respuesta sin ninguna duda es sí. Parecías tan despierta, tan viva, y eres tan hermosa –Kate le regaló un brillo de sus ojos que a Alex le hizo tragar saliva-… ¿quién en su sano juicio se hubiera resistido a una mujer así? No sé si hubiera durado, no sé si nuestra relación hubiera sido lo que tú esperabas o si hubiera fracasado estrepitosamente. Para mí hubiera sido maravilloso estar contigo, pero también lo es no estarlo de esa forma, porque te disfruto en los detalles y así funciono.
-       Odio cuando te pones en plan liberal y misterioso, es tu arma seductora más peligrosa y la más desquiciante –le reprochó Alex con una sonrisa apaciguada y una mirada recriminatoria. Aquella mujer tenía el don del desconcierto-.
-       Jajajajajaja… bueno, ahora ya sé que arma emplear si algún día me arrepiento y decido ir a por ti –bromeó también Kate-.

Alex se acercó a ella y le dio un ligero beso en los labios. Kate lo recibió sin más.

-       Gracias… por todo –le dijo Alex con cariño-.
-       De nada –le contestó Kate con una sonrisa-. Ah Alex…
-       ¿Sí? –se detuvo antes de salir del comedor en dirección a su cuarto-.
-       Por si te interesa, Esther tampoco ha aparecido en todo el día, creo que también se ha dado a la fuga. Deberíais hablar. ¿No crees?
-       Sí –Alex golpeó nerviosamente el marco de la puerta. Sabía perfectamente cómo debía sentirse Esther y no podía reprocharle el huir. Aún así no estaba dispuesta a permitírselo, no ahora-. Hablaré con ella.


Kate asintió y siguió leyendo como si nada. Alex por el contrario fue hasta su habitación a trabajar y pensar en cómo abordar a Esther cuando la viera.

Continuará... 

1 comentario:

  1. Ya te lo dije...que caliente se está poniendo la cosa... me gusta este enjambre de emociones, eso pasa por ponerte límites tácitos jojojoj

    Yo quiero saber más sobre ese "nosotras" de Ale con Kate ...que jejejej me da que eso es más que un verbo pasado };)

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