lunes, 30 de septiembre de 2013

Dibujada en mi mente (TOMO 2) -cap 114-


undefined“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.



114

Kate bajó a recoger a Alex al portal del edificio. Esther y Maca estarían a punto de regresar de su paseo, y miró a los alrededores deseando tener tiempo de avisar al menos a Alex de que Maca estaba allí con ellas.

-       ¡Kateee! –la saludó Alex nada más bajarse del taxi. Abrazándola y dándole un fuerte beso en la mejilla-. No sabes las ganas que tenía de veros.

Kate correspondió a su afectuoso saludo, no sin sentir una punzada de dolor por estar a punto de informarla de que su burbuja de amor con Esther, no era tan esférica ni perfecta como ella imaginaba.

-       Yo también a ti. Espera, ya pago yo el taxi –se ofreció Kate y tras dar al taxista el importe, cogió el poco equipaje que llevaba Alex y dio un último vistazo antes de subirla al piso-.
……………


-       Vale, vale… tú ganas –se rindió Maca llegando al portal del apartamento, con la mano en el costado y algo resoplando por la carrera que acaba de echarse con su novia-.
-       Jajajaja… te dije que podía contigo –la machacó un poco más Esther pasándole los brazos por el cuello-. No sabía que eras tan competitiva.
-       ¿Yo?... –Maca aún recobraba el aliento, pero consiguió sonreírse pese a todo. Tener su boca tan cerca siempre le daba un plus de energía-. De toda la vida, además esto ya era una cuestión de amor propio… acabas de llamarme abuela.
-       Jajaja… menuda falacia, sólo te he dicho que tantas horas de hospital te han dejado fondona. Me he tenido que chupar casi sola el pedaleo en el patinete acuático del lago –le recodó Esther apretándole los hombros divertida por el juego-.
-       Jajajaja.. bueno, pero eso es porque soy inteligente, no porque no esté en forma –se burló Maca de ella regalándole una mirada traviesa-.
-       Serás…

Esther fue a darle un par de tortas por cara dura, pero Maca soltó aquella carcajada magnánima mientras la atrapaba entre sus brazos, y terminaron besándose hasta quedar mudas.

-       ¿Sabes una cosa? –le susurró Maca después de hallar la forma de liberarla de aquel beso-.
-       ¿Qué? –musitó Esther ya plenamente consciente del calor que sentía correr por sus venas, y de lo mucho que deseaba a aquellas alturas, ser el “sin aliento” que Maca respirara hasta el fin de sus días-.
-       Estoy convencida de que aún puedo ganarte –la sonrisa burlona de Maca volvió a aparecer en su rostro-.
-       ¡¡¿Cómo?!! –Esther no entendió a lo que se refería, hasta que Maca se soltó de ella y tiró corriendo escaleras arriba, advirtiéndola que la competición proseguía-. ¡Serás tramposa!

---

Alex hablaba, claramente nerviosa y emocionada por lo improvisado de su viaje, y Kate la escuchaba sin tener muy claro cómo cortar aquel parloteo extasiado de su amiga. Le enseñó apenas el salón de la casa, y pronto la pregunta más obvia salió a la palestra.

-       Bueno, ¿y Esther? La verdad es que no he querido llamarla para no arruinar la sorpresa, todo fue tan inesperado –dijo Alex-.
-       Esther… -Kate alcanzó el móvil de Esther y lo desconectó de la luz. Si al menos hubiera hecho caso a su madre y lo hubiera llevado encima en lugar de dejarlo cargando, ahora podría estar avisada de que Alex se encontraba allí-. ¡Ya la conoces! Es un poco despistada, ha tenido el móvil desconectado desde que aterrizamos y la verdad es que aún no sabe que estás aquí.
-       Ohhh, eso es genial, se va a morir cuando me vea –dijo Alex ilusionada-.
-       Tú lo has dicho –dijo Kate, estando segura de que Esther caería en redondo cuando la viera allí-.
-       ¿Y bueno, dónde se ha metido? No me digas que ya está haciendo horas en la universidad –Alex conocía muy bien las obsesiones de Esther, y se temió que estuviera ya volcándose en sus estudios-.
-       No, no… no empieza hasta el lunes. De eso te quería hablar… ven, sentémonos –le indicó Kate poniéndose seria-.

----------------------

Esther adelantó a Maca cerca del segundo piso. Maca había tratado de impedirlo cogiéndola de un pie pero en cuanto vio que Esther perdía el equilibrio y podía caerse, se rindió y dejó que pasara. Estaba claro que los años de más en aquello sí se le notaban. Las dos, con las risas de la carrera, fueron pisándose los talones entre burlas y sin alientos, hasta que una mujer en el cuarto piso salió con una manada de perros, impidiéndole el paso a Maca en su ascenso, cosa que Esther aprovechó para sacarle cabeza.

-       Tramposa… eso no vale –le gritó Maca esperando a que la mujer desenroscara un par de correas y que los perros le permitieran el paso-.
-       Jajaja… Es de sabios aprovechar las ventajas. Te espero arriba –le dijo Esther burlándose de ella, y subiendo el último piso que les quedaba-.

A trompicones llegó a la puerta y sacó la llave de prisa de su bolsillo, pues acababa de escuchar la puerta del ascensor cerrarse, y los ladridos de los caniches apenas ya se oían. Corrió hacia el interior muerta de risa, y de pronto…

-       ¡Esther! –a Alex no le dio tiempo de acompañar a Kate hasta el sofá. La puerta de la calle se abrió de golpe, y ante ella la figura acalorada de la mujer que amaba, apareció borrando todo lo demás-.

Esther se quedó parada en seco, completamente desconcertada por lo que veía. No podía ser real. Mareada, boquiabierta y confusa, no tomó consciencia de lo que estaba sucediendo hasta que Alex se abalanzó sobre ella y la besó en la boca.

-       ¡Dios mío! Apenas unos días y no sabes cómo te he echado de menos… -le musitó Alex tan cerca de ella, que Esther notó sobre sus labios helados el aliento abrasador de Alex, escaldándola-.

La boca de Alex atrapó nuevamente la de Esther, y un tremendo portazo las hizo girarse bruscamente hacia el recibidor.

-       M… ¡Maca! –pronunció palideciendo Alex-.

La mirada de Maca se volvió alquitrán puro mientras clavaba sus ojos en Alex, para luego atravesar a Esther en busca de explicaciones.

Alex confusa, incómoda y sin saber a qué atenerse, casi brincó soltando a Esther de golpe. Con temor, buscó en Esther algún indicio que la guiara en lo que estaba sucediendo. ¿Habría Esther ya cortado con Maca?, o ¿acababa de pillarlas infraganti, enterándose así de la infidelidad? Pronto obtuvo la respuesta a sus preguntas.

-       ¿Esther? –la interrogó Maca con la mirada a la espera de alguna reacción por su parte-. ¿Hay algo que quieras decirme?
-       Yo… Maca… yo no sabía… no quería –Esther estaba tan blanca como las paredes de la casa. Paralizada por aquel tsunami que ella sola se había buscado y que acababa de arrollarla por completo, sin darle tiempo a reaccionar-.

Maca las miró, y de pronto todos los instantes de silencio al mencionar a Alex, las llamadas y aquellos gestos extraños que había detectado en Esther aquellos días, cobraron significado.

-       ¡Soy una estúpida! –pronunció Maca con un tono agrio y dolido en su voz-.

Luego salió tan rápido por la puerta, que el silencio se hizo atronador y palpable.
-----

Solo fueron unos segundos pero a Esther le parecieron eternos, mientras se daba cuenta de que la mujer que amaba salía por la puerta y que la perdería para siempre.

-       ¡Maca! –susurró, y al darse cuenta de la realidad la llamó con más fuerza-. ¡Macaaa!

Por fin sus pies y su corazón consiguieron reaccionar y se pusieron en marcha tras de ella. La mano de Alex detuvo su voluntad de pronto.

-       Déjala sola, sé que es duro, pero es mejor así. Tarde o temprano lo iba a saber, ya no tenemos que escondernos –murmuró Alex tratando de hacerle entender que aunque doliera, ya habían dado el paso hacia su futuro-.

Esther la miró incrédula de pronto, como si apenas la conociera. Para nada era mejor así. Acababa de arrancarle el corazón a Maca del peor modo posible, y con ello, el suyo propio.

-       Suelta… tengo que ir a buscarla. ¡Alex, suelta! –se despojó del obstinado agarre de Alex con fuerza, y salió corriendo en busca de Maca-

Alex la dejó marchar y quiso ir detrás de ella preocupada como estaba por el rostro desfigurado que acababa de ver en Esther. Pero la mano de Kate en su hombro la hizo anclar sus pies al suelo. Alex se giró hacia ella sintiéndose confusa, abatida y algo culpable, Kate sólo tuvo que cobijarla entre sus brazos para que se desahogara. Todo había salido mal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario