(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)
DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.
114
Kate bajó a
recoger a Alex al portal del edificio. Esther y Maca estarían a punto de
regresar de su paseo, y miró a los alrededores deseando tener tiempo de avisar
al menos a Alex de que Maca estaba allí con ellas.
-
¡Kateee! –la saludó Alex nada más bajarse del
taxi. Abrazándola y dándole un fuerte beso en la mejilla-. No sabes las ganas
que tenía de veros.
Kate
correspondió a su afectuoso saludo, no sin sentir una punzada de dolor por
estar a punto de informarla de que su burbuja de amor con Esther, no era tan
esférica ni perfecta como ella imaginaba.
-
Yo también a ti. Espera, ya pago yo el taxi –se
ofreció Kate y tras dar al taxista el importe, cogió el poco equipaje que
llevaba Alex y dio un último vistazo antes de subirla al piso-.
……………
-
Vale, vale… tú ganas –se rindió Maca llegando al
portal del apartamento, con la mano en el costado y algo resoplando por la
carrera que acaba de echarse con su novia-.
-
Jajajaja… te dije que podía contigo –la machacó
un poco más Esther pasándole los brazos por el cuello-. No sabía que eras tan
competitiva.
-
¿Yo?... –Maca aún recobraba el aliento, pero
consiguió sonreírse pese a todo. Tener su boca tan cerca siempre le daba un
plus de energía-. De toda la vida, además esto ya era una cuestión de amor
propio… acabas de llamarme abuela.
-
Jajaja… menuda falacia, sólo te he dicho que
tantas horas de hospital te han dejado fondona. Me he tenido que chupar casi
sola el pedaleo en el patinete acuático del lago –le recodó Esther apretándole
los hombros divertida por el juego-.
-
Jajajaja.. bueno, pero eso es porque soy inteligente,
no porque no esté en forma –se burló Maca de ella regalándole una mirada
traviesa-.
-
Serás…
Esther fue a darle
un par de tortas por cara dura, pero Maca soltó aquella carcajada magnánima
mientras la atrapaba entre sus brazos, y terminaron besándose hasta quedar
mudas.
-
¿Sabes una cosa? –le susurró Maca después de
hallar la forma de liberarla de aquel beso-.
-
¿Qué? –musitó Esther ya plenamente consciente
del calor que sentía correr por sus venas, y de lo mucho que deseaba a aquellas
alturas, ser el “sin aliento” que Maca respirara hasta el fin de sus días-.
-
Estoy convencida de que aún puedo ganarte –la
sonrisa burlona de Maca volvió a aparecer en su rostro-.
-
¡¡¿Cómo?!! –Esther no entendió a lo que se
refería, hasta que Maca se soltó de ella y tiró corriendo escaleras arriba, advirtiéndola
que la competición proseguía-. ¡Serás tramposa!
---
Alex hablaba,
claramente nerviosa y emocionada por lo improvisado de su viaje, y Kate la
escuchaba sin tener muy claro cómo cortar aquel parloteo extasiado de su amiga.
Le enseñó apenas el salón de la casa, y pronto la pregunta más obvia salió a la
palestra.
-
Bueno, ¿y Esther? La verdad es que no he querido
llamarla para no arruinar la sorpresa, todo fue tan inesperado –dijo Alex-.
-
Esther… -Kate alcanzó el móvil de Esther y lo
desconectó de la luz. Si al menos hubiera hecho caso a su madre y lo hubiera
llevado encima en lugar de dejarlo cargando, ahora podría estar avisada de que
Alex se encontraba allí-. ¡Ya la conoces! Es un poco despistada, ha tenido el
móvil desconectado desde que aterrizamos y la verdad es que aún no sabe que
estás aquí.
-
Ohhh, eso es genial, se va a morir cuando me vea
–dijo Alex ilusionada-.
-
Tú lo has dicho –dijo Kate, estando segura de
que Esther caería en redondo cuando la viera allí-.
-
¿Y bueno, dónde se ha metido? No me digas que ya
está haciendo horas en la universidad –Alex conocía muy bien las obsesiones de
Esther, y se temió que estuviera ya volcándose en sus estudios-.
-
No, no… no empieza hasta el lunes. De eso te
quería hablar… ven, sentémonos –le indicó Kate poniéndose seria-.
----------------------
Esther adelantó
a Maca cerca del segundo piso. Maca había tratado de impedirlo cogiéndola de un
pie pero en cuanto vio que Esther perdía el equilibrio y podía caerse, se
rindió y dejó que pasara. Estaba claro que los años de más en aquello sí se le
notaban. Las dos, con las risas de la carrera, fueron pisándose los talones
entre burlas y sin alientos, hasta que una mujer en el cuarto piso salió con
una manada de perros, impidiéndole el paso a Maca en su ascenso, cosa que Esther
aprovechó para sacarle cabeza.
-
Tramposa… eso no vale –le gritó Maca esperando a
que la mujer desenroscara un par de correas y que los perros le permitieran el
paso-.
-
Jajaja… Es de sabios aprovechar las ventajas. Te
espero arriba –le dijo Esther burlándose de ella, y subiendo el último piso que
les quedaba-.
A trompicones
llegó a la puerta y sacó la llave de prisa de su bolsillo, pues acababa de
escuchar la puerta del ascensor cerrarse, y los ladridos de los caniches apenas
ya se oían. Corrió hacia el interior muerta de risa, y de pronto…
-
¡Esther! –a Alex no le dio tiempo de acompañar a
Kate hasta el sofá. La puerta de la calle se abrió de golpe, y ante ella la
figura acalorada de la mujer que amaba, apareció borrando todo lo demás-.
Esther se quedó
parada en seco, completamente desconcertada por lo que veía. No podía ser real.
Mareada, boquiabierta y confusa, no tomó consciencia de lo que estaba
sucediendo hasta que Alex se abalanzó sobre ella y la besó en la boca.
-
¡Dios mío! Apenas unos días y no sabes cómo te
he echado de menos… -le musitó Alex tan cerca de ella, que Esther notó sobre
sus labios helados el aliento abrasador de Alex, escaldándola-.
La boca de Alex
atrapó nuevamente la de Esther, y un tremendo portazo las hizo girarse
bruscamente hacia el recibidor.
-
M… ¡Maca! –pronunció palideciendo Alex-.
La mirada de
Maca se volvió alquitrán puro mientras clavaba sus ojos en Alex, para luego
atravesar a Esther en busca de explicaciones.
Alex confusa,
incómoda y sin saber a qué atenerse, casi brincó soltando a Esther de golpe.
Con temor, buscó en Esther algún indicio que la guiara en lo que estaba
sucediendo. ¿Habría Esther ya cortado con Maca?, o ¿acababa de pillarlas
infraganti, enterándose así de la infidelidad? Pronto obtuvo la respuesta a sus
preguntas.
-
¿Esther? –la interrogó Maca con la mirada a la
espera de alguna reacción por su parte-. ¿Hay algo que quieras decirme?
-
Yo… Maca… yo no sabía… no quería –Esther estaba
tan blanca como las paredes de la casa. Paralizada por aquel tsunami que ella
sola se había buscado y que acababa de arrollarla por completo, sin darle
tiempo a reaccionar-.
Maca las miró, y
de pronto todos los instantes de silencio al mencionar a Alex, las llamadas y
aquellos gestos extraños que había detectado en Esther aquellos días, cobraron
significado.
-
¡Soy una estúpida! –pronunció Maca con un tono
agrio y dolido en su voz-.
Luego salió tan
rápido por la puerta, que el silencio se hizo atronador y palpable.
-----
Solo fueron unos
segundos pero a Esther le parecieron eternos, mientras se daba cuenta de que la
mujer que amaba salía por la puerta y que la perdería para siempre.
-
¡Maca! –susurró, y al darse cuenta de la
realidad la llamó con más fuerza-. ¡Macaaa!
Por fin sus pies
y su corazón consiguieron reaccionar y se pusieron en marcha tras de ella. La
mano de Alex detuvo su voluntad de pronto.
-
Déjala sola, sé que es duro, pero es mejor así.
Tarde o temprano lo iba a saber, ya no tenemos que escondernos –murmuró Alex
tratando de hacerle entender que aunque doliera, ya habían dado el paso hacia
su futuro-.
Esther la miró
incrédula de pronto, como si apenas la conociera. Para nada era mejor así.
Acababa de arrancarle el corazón a Maca del peor modo posible, y con ello, el
suyo propio.
-
Suelta… tengo que ir a buscarla. ¡Alex, suelta!
–se despojó del obstinado agarre de Alex con fuerza, y salió corriendo en busca
de Maca-
Alex la dejó
marchar y quiso ir detrás de ella preocupada como estaba por el rostro
desfigurado que acababa de ver en Esther. Pero la mano de Kate en su hombro la
hizo anclar sus pies al suelo. Alex se giró hacia ella sintiéndose confusa,
abatida y algo culpable, Kate sólo tuvo que cobijarla entre sus brazos para que
se desahogara. Todo había salido mal.
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)
DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.
114
Kate bajó a
recoger a Alex al portal del edificio. Esther y Maca estarían a punto de
regresar de su paseo, y miró a los alrededores deseando tener tiempo de avisar
al menos a Alex de que Maca estaba allí con ellas.
-
¡Kateee! –la saludó Alex nada más bajarse del
taxi. Abrazándola y dándole un fuerte beso en la mejilla-. No sabes las ganas
que tenía de veros.
Kate
correspondió a su afectuoso saludo, no sin sentir una punzada de dolor por
estar a punto de informarla de que su burbuja de amor con Esther, no era tan
esférica ni perfecta como ella imaginaba.
-
Yo también a ti. Espera, ya pago yo el taxi –se
ofreció Kate y tras dar al taxista el importe, cogió el poco equipaje que
llevaba Alex y dio un último vistazo antes de subirla al piso-.
……………
-
Vale, vale… tú ganas –se rindió Maca llegando al
portal del apartamento, con la mano en el costado y algo resoplando por la
carrera que acaba de echarse con su novia-.
-
Jajajaja… te dije que podía contigo –la machacó
un poco más Esther pasándole los brazos por el cuello-. No sabía que eras tan
competitiva.
-
¿Yo?... –Maca aún recobraba el aliento, pero
consiguió sonreírse pese a todo. Tener su boca tan cerca siempre le daba un
plus de energía-. De toda la vida, además esto ya era una cuestión de amor
propio… acabas de llamarme abuela.
-
Jajaja… menuda falacia, sólo te he dicho que
tantas horas de hospital te han dejado fondona. Me he tenido que chupar casi
sola el pedaleo en el patinete acuático del lago –le recodó Esther apretándole
los hombros divertida por el juego-.
-
Jajajaja.. bueno, pero eso es porque soy inteligente,
no porque no esté en forma –se burló Maca de ella regalándole una mirada
traviesa-.
-
Serás…
Esther fue a darle
un par de tortas por cara dura, pero Maca soltó aquella carcajada magnánima
mientras la atrapaba entre sus brazos, y terminaron besándose hasta quedar
mudas.
-
¿Sabes una cosa? –le susurró Maca después de
hallar la forma de liberarla de aquel beso-.
-
¿Qué? –musitó Esther ya plenamente consciente
del calor que sentía correr por sus venas, y de lo mucho que deseaba a aquellas
alturas, ser el “sin aliento” que Maca respirara hasta el fin de sus días-.
-
Estoy convencida de que aún puedo ganarte –la
sonrisa burlona de Maca volvió a aparecer en su rostro-.
-
¡¡¿Cómo?!! –Esther no entendió a lo que se
refería, hasta que Maca se soltó de ella y tiró corriendo escaleras arriba, advirtiéndola
que la competición proseguía-. ¡Serás tramposa!
---
Alex hablaba,
claramente nerviosa y emocionada por lo improvisado de su viaje, y Kate la
escuchaba sin tener muy claro cómo cortar aquel parloteo extasiado de su amiga.
Le enseñó apenas el salón de la casa, y pronto la pregunta más obvia salió a la
palestra.
-
Bueno, ¿y Esther? La verdad es que no he querido
llamarla para no arruinar la sorpresa, todo fue tan inesperado –dijo Alex-.
-
Esther… -Kate alcanzó el móvil de Esther y lo
desconectó de la luz. Si al menos hubiera hecho caso a su madre y lo hubiera
llevado encima en lugar de dejarlo cargando, ahora podría estar avisada de que
Alex se encontraba allí-. ¡Ya la conoces! Es un poco despistada, ha tenido el
móvil desconectado desde que aterrizamos y la verdad es que aún no sabe que
estás aquí.
-
Ohhh, eso es genial, se va a morir cuando me vea
–dijo Alex ilusionada-.
-
Tú lo has dicho –dijo Kate, estando segura de
que Esther caería en redondo cuando la viera allí-.
-
¿Y bueno, dónde se ha metido? No me digas que ya
está haciendo horas en la universidad –Alex conocía muy bien las obsesiones de
Esther, y se temió que estuviera ya volcándose en sus estudios-.
-
No, no… no empieza hasta el lunes. De eso te
quería hablar… ven, sentémonos –le indicó Kate poniéndose seria-.
----------------------
Esther adelantó
a Maca cerca del segundo piso. Maca había tratado de impedirlo cogiéndola de un
pie pero en cuanto vio que Esther perdía el equilibrio y podía caerse, se
rindió y dejó que pasara. Estaba claro que los años de más en aquello sí se le
notaban. Las dos, con las risas de la carrera, fueron pisándose los talones
entre burlas y sin alientos, hasta que una mujer en el cuarto piso salió con
una manada de perros, impidiéndole el paso a Maca en su ascenso, cosa que Esther
aprovechó para sacarle cabeza.
-
Tramposa… eso no vale –le gritó Maca esperando a
que la mujer desenroscara un par de correas y que los perros le permitieran el
paso-.
-
Jajaja… Es de sabios aprovechar las ventajas. Te
espero arriba –le dijo Esther burlándose de ella, y subiendo el último piso que
les quedaba-.
A trompicones
llegó a la puerta y sacó la llave de prisa de su bolsillo, pues acababa de
escuchar la puerta del ascensor cerrarse, y los ladridos de los caniches apenas
ya se oían. Corrió hacia el interior muerta de risa, y de pronto…
-
¡Esther! –a Alex no le dio tiempo de acompañar a
Kate hasta el sofá. La puerta de la calle se abrió de golpe, y ante ella la
figura acalorada de la mujer que amaba, apareció borrando todo lo demás-.
Esther se quedó
parada en seco, completamente desconcertada por lo que veía. No podía ser real.
Mareada, boquiabierta y confusa, no tomó consciencia de lo que estaba
sucediendo hasta que Alex se abalanzó sobre ella y la besó en la boca.
-
¡Dios mío! Apenas unos días y no sabes cómo te
he echado de menos… -le musitó Alex tan cerca de ella, que Esther notó sobre
sus labios helados el aliento abrasador de Alex, escaldándola-.
La boca de Alex
atrapó nuevamente la de Esther, y un tremendo portazo las hizo girarse
bruscamente hacia el recibidor.
-
M… ¡Maca! –pronunció palideciendo Alex-.
La mirada de
Maca se volvió alquitrán puro mientras clavaba sus ojos en Alex, para luego
atravesar a Esther en busca de explicaciones.
Alex confusa,
incómoda y sin saber a qué atenerse, casi brincó soltando a Esther de golpe.
Con temor, buscó en Esther algún indicio que la guiara en lo que estaba
sucediendo. ¿Habría Esther ya cortado con Maca?, o ¿acababa de pillarlas
infraganti, enterándose así de la infidelidad? Pronto obtuvo la respuesta a sus
preguntas.
-
¿Esther? –la interrogó Maca con la mirada a la
espera de alguna reacción por su parte-. ¿Hay algo que quieras decirme?
-
Yo… Maca… yo no sabía… no quería –Esther estaba
tan blanca como las paredes de la casa. Paralizada por aquel tsunami que ella
sola se había buscado y que acababa de arrollarla por completo, sin darle
tiempo a reaccionar-.
Maca las miró, y
de pronto todos los instantes de silencio al mencionar a Alex, las llamadas y
aquellos gestos extraños que había detectado en Esther aquellos días, cobraron
significado.
-
¡Soy una estúpida! –pronunció Maca con un tono
agrio y dolido en su voz-.
Luego salió tan
rápido por la puerta, que el silencio se hizo atronador y palpable.
-----
Solo fueron unos
segundos pero a Esther le parecieron eternos, mientras se daba cuenta de que la
mujer que amaba salía por la puerta y que la perdería para siempre.
-
¡Maca! –susurró, y al darse cuenta de la
realidad la llamó con más fuerza-. ¡Macaaa!
Por fin sus pies
y su corazón consiguieron reaccionar y se pusieron en marcha tras de ella. La
mano de Alex detuvo su voluntad de pronto.
-
Déjala sola, sé que es duro, pero es mejor así.
Tarde o temprano lo iba a saber, ya no tenemos que escondernos –murmuró Alex
tratando de hacerle entender que aunque doliera, ya habían dado el paso hacia
su futuro-.
Esther la miró
incrédula de pronto, como si apenas la conociera. Para nada era mejor así.
Acababa de arrancarle el corazón a Maca del peor modo posible, y con ello, el
suyo propio.
-
Suelta… tengo que ir a buscarla. ¡Alex, suelta!
–se despojó del obstinado agarre de Alex con fuerza, y salió corriendo en busca
de Maca-
Alex la dejó
marchar y quiso ir detrás de ella preocupada como estaba por el rostro
desfigurado que acababa de ver en Esther. Pero la mano de Kate en su hombro la
hizo anclar sus pies al suelo. Alex se giró hacia ella sintiéndose confusa,
abatida y algo culpable, Kate sólo tuvo que cobijarla entre sus brazos para que
se desahogara. Todo había salido mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario