Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado, maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer, se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.
Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.
9:
-
¿Pero ha entrado al trapo? –le preguntó incrédula Eva al teléfono-.
-
¿Tú qué crees? –se rió Esther-. Tú y Laura me debéis un pedazo de cena de las
que hacen historia, lo digo en serio, y esta vez elegiré a lo grande.
-
¡Eres una guarraaaaaaaaa! ¿cómo lo consigues?
Eva
no daba crédito a lo que le decía su amiga. Después del trabajo de Laura habían
decidido ir al bar de una antigua amiga de Eva, entre pitos y flautas, la loca
de Eva había retado a Esther a hacerse pasar por una de las prostitutas de la
calle baja. Esther al principio no había entrado en el juego, pero Eva bajó los
requisitos y simplemente la retó a ligarse a la primera que pasara, con la
condición de que no podía utilizar ni su lenguaje fino ni sus armas de
acompañante cotidianas, y que además debía de sacarle dinero. Aunque estaba
cansada, Esther aceptó con tal de darle un escarmiento, con tan buena o mala
suerte, que entre risas había terminado casi siendo atropellada por la
“buenorra de la moto” como la había bautizado recientemente Eva. Sin saber por
qué, Esther vio en aquel encuentro una oportunidad y decidió que ella también
podía divertirse.
-
Seguro que has hecho trampas ¿Has sacado tus encantos? –le preguntó
amenazadoramente Eva-.
-
No –se rió entre dientes Esther, aquello al final había sido entretenido-.
-
¿Y te vas a quedar con ella toda la noche? –se extrañó Eva, pues aquella no era
la forma de actuar de Esther-. Hay algo que no me has dicho, sino no te
hubieras quedado con ella ni loca.
-
Tienes razón, hay algo que no te he dicho –confesó Esther-
-
¿El qué? –quiso saber Eva intrigada-.
-
Cumple las dos normas, es todo lo que puedo decirte de momento –concluyó
Esther-.
-
¡Diossss… las putas dos normas! ¡Esto es la leche! ¿La primera tía que pasa por
la calle, resulta que es guapa, rica, bollera y encima cumple tus dos putas
normassssss? –Eva puso los ojos en blanco, Esther había nacido con una estrella
pegada al culo porque sino era inexplicable-. Te juro que me voy a meter a
monjaaaa… porque contigo creo en los putos milagros.
-
jajajajajja…. Ya te contaré cómo termina esto, voy a seguir esperándola. Un
besito y buenas noches –se despidió Esther de su amiga-.
-
Buenas noches, y ten cuidadooooo –le dijo Eva y luego colgaron el auricular-.
Esther
trató de permanecer despierta el máximo tiempo posible viendo una película,
pero la realidad era que aquel día se había levantado muy temprano, como
siempre le sucedía en sus días libres, y no pasó mucho tiempo hasta que se
quedó dormida con el mando en la mano.
Cuando
Maca llegó a la habitación, vio que la luz estaba apagada y escuchó la
televisión de fondo. Al acercarse a la cama una sonrisa se dibujo sin querer en
su rostro, ver a aquella mujer en albornoz plácidamente dormida y con el
cabello enredado, era la guinda de luz que necesitaba su dia oscuro. Apagó el
televisor y se puso de nuevo el pijama, agradeciendo enormemente que aquella
criatura no se despertara cuando le quitó el albornoz y la metió en la cama.
Aquello era todo lo que había necesitado Maca, un cuerpo tibio junto al suyo
sin la tensión que le producía el sexo. Sientiéndose nuevamente humana, se
aferró a aquella piel cálida que abrazó como a una tabla salvavidas. El olor
del cabello de Esther acariciando su nariz, la ayudó a conciliar sueños
agradables.
……
Los
primeros rayos de sol empezaron a colarse por la cortina. Los ojitos perezosos de
Esther se quejaron por la intromisión del día y con acto reflejo estiró su
cuerpo entre las sábanas. Pronto se dio cuenta de que no estaba sola, abrió los
ojos y se vió desnuda y rodeada por unos brazos de mujer fuertes y gráciles.
Volvió la cabeza para mirar, aquella guapa mujer permanecía a su espalda con la
nariz pegada a su nuca mientras dormía. “Dios, eres un encanto. ¿Qué te habrán
hecho para estar tan a la defensiva?”, pensó Esther para sí. Como si Maca la
hubiera escuchado, ronroneó de un modo muy gracioso y estrechó su abrazo.
Esther tuvo que contenerse para no reír pues parecía una niña aferrándose a su
osito, pero pronto su sonrisa inicial desapareció cuando notó como la mano de
Maca había encontrado por casualidad uno de sus pechos y jugaba con él
distraídamente. “Mierda, mierda…mmm…oh, por favor…”. Esther estaba a punto de
poner los ojos en blanco, Maca estaba dormida pero la acariciaba con deseo y
precisión. Maca volvió a ronronear, apretándose contra la espalda de Esther. Ésta
por su parte no sabía como zafarse de aquella preciosidad sin despertarla. Temía
que si Maca seguía deslizando sus manos más abajo iba a tener problemas para
controlarse, pues aquella mujer la excitaba aunque no quisiera. Un gemido de
Maca en su oído cuando consigió alcanzar el calor de los muslos de Esther,
hicieron que ella misma también gimiera sin poder contenerse. Los ojos de Maca
se abrieron como platos, cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo retiró
sus manos con delicadeza.
-
Per… perdona… estaba soñando –se disculpó Maca con la mujer, algo confundida -.
A
Esther le dio vergüenza confesar que ella sí estaba despierta, así que mintió.
-
No tranquila, yo también estaba… estaba dormida. De todas formas soy yo la que
se tendría que disculpar, me quedé dormida anoche, así que si tú quieres
podemos hacer lo que te apetezca ahora –Esther estaba más cohibida de lo que lo
había estado nunca con nadie-.
Maca
la miró con interés, se sentó en la cama y se peinó el cabello con las manos
aunque no lo necesitaba. Tras una pausa que Esther no supo identificar, la
mujer volvió a sonreir.
-
Anoche me diste todo lo que necesitaba –le dijo Maca sonriente y con un tono
tan dulce en la voz que Esther pensó que era otra persona-. Hueles muy bien,
¿sabes?
Esther
se ruborizó sin pretenderlo.
-
Gra.. gracias. Pero la verdad es que me siento un poco en deuda contigo, no sé…
no es típico de mí quedarme dormida, pero ayer era mi día libre y bueno… –a
aquellas alturas Esther ya balbuceaba-.
-
¿Era tú día libre? –le preguntó Maca, apartándose un poco para que Esther
pudiera cubrirse con las sábanas, pues también se había sentado en la cama
junto a ella-.
-
Sí, pero no importa.
-
¿Y que hacías allí entonces?
Estaba
claro que Maca se refería a qué hacía en una calle de prostitución si estaba
librando.
-
Bueno, en realidad aquel no es mi ambiente de trabajo, pero fui con unas amigas
a tomarme una copa en el bar de una conocida –Esther se sentía un poco incómoda
por tanta pregunta, pero pensaba que aquella mujer se merecía una explicación
como mínimo-.
-
¿A que te refieres con tu ambiente de trabajo? – quiso saber Maca, que parecía
despejarse por momentos-.
-
Bueno, yo no trabajo en la calle si es lo que creíste. Fingí que lo hacía
porque pensé que a ti te atraía que yo proviniera de la calle, exageré mi
posición y lenguaje supongo –Esther mintió como una bellaca incapaz de contarle
a aquella mujer que había sido fruto de una apuesta infantil con su amiga.
Tras
mirar a Maca, Esther sonrió ante la arruga de maldad que se le había dibujado
en el rostro a aquella preciosidad.
-
De todas formas no te apures, sigo siendo una prostituta, ¿contenta?
A
Maca se le desencajó la mandíbula tras su contestación, y Esther se echó a reir
a pleno pulmón.
-
Suelo trabajar en citas mucho más privadas y selectas, y sólo acepto a aquellas
clientas que son de mi agrado. Soy una prostituta, pero no una cualquiera. Ya
te dije que mi especialidad era la de acompañante –le susurró Esther antes de
ponerse de pie-.
Maca
se quedó mirando a aquella mujer, su cuerpo desnudo era sin duda un plato muy
apetecible a la luz de la mañana. Esther se enfundó el albornoz que había en el
asiento, y volvió a la cama.
-
Me siento un poco engañada –fingió molestarse Maca, pero parecía feliz, mucho
más relajada que la noche anterior-.
-
Ohhh, pobre niñaaaa… jajaja… -las dos se rieron y Esther se sorprendió de lo
fácil que resultaba hablar con ella cuando estaba sobria-. Mira, haremos una
cosa. Como me quedé dormida, te dejaré a deber una cita real conmigo, es lo
menos que puedo hacer después de que me pagaras.
Maca
se puso seria de repende.
-
De verdad, todo está bien como está, no me debes nada. Tuve lo que pagué y
quería –Maca se levantó de la cama-. Sólo necesitaba dormir al lado de alguien,
alguien que no supusiera ningún compromiso, y gracias a ti he dormido como
hacía muchos meses no dormía, así que por favor no lo estropeemos con negocios.
Esther
pareció entender los verdaderos deseos de Maca, así que tras meditarlo se
levantó de la cama y buscó algo en su abrigo. Maca la miraba intrigada, y
contempló extrañada la tarjeta morada que Esther le tendió, en ella sólo había
un número de móvil.
-
Guárdala, quizá la necesites -le dijo Esther. Maca se percató de que aquella
mujer no la tocaba, ni siquiera la rozaba cómo le había pedido la noche
anterior-. Mira, no te estoy vendiendo mi cuerpo, pero al menos acepta mi
servicio, quizá algún día necesites una acompañante para alguna cena o cualquier
otro evento que no quieras que suponga un compromiso sentimental contigo. Si me
necesitas, iré… no te voy a atar, y respetaré el no tocarte ¡Conmigo será
fácil! ¿De acuerdo? –argumentó Esther con una jovialidad que a Maca la cautivó-.
-
Gracias, supongo –dijo Maca aceptando la tarjeta-.
-
De nada, es lo mínimo que puedo hacer. Me bañé en tu piscina, he dormido en una
suite de lujo, y me he despertado con
una preciosidad a la espalda. ¿No me puedo quejar, no te parece? –le guiñó un
ojo Esther y Maca sonrió-.
-
Tú tampoco estás mal -le dijo Maca-.
-
Ohh, gracias. Aunque por la cara que pusiste de asco cuando casi me atropellas llegué
a pensar que no era tu tipo –le dijo Esther mientras recogía su ropa-.
-
No te miré con asc… -Maca quería rebatir aquel comentario-.
-
jajajaj… no te preocupes… ya me di cuenta que cambiabas de opinión cuando me
quité el abrigo –le dijo Esther, que disfrutaba torturando a aquella mujer que
le había parecido de hielo la noche anterior-.
-
Creo que disfrutas burlándote de mí -sonrió Maca algo avergonzada-.
-
¡Tienes razón, disfruto… y mucho! –le dijo Esther sensualmente acercándose a un
palmo de su rostro-.
Cuando
Esther se disponía a perderse en dirección al baño, Maca la sujetó de la muñeca
y la obligó a girarse. Sus cuerpos quedaron tan cerca que Esther no sabía bien
a dónde mirar, los ojos de Maca volvían a tener ese aura oscura y de deseo que
había vislumbrado la noche anterior. Sin darse cuenta, empezó a contener la
respiración cuando Maca le acarició el cuello.
-
¿Te puedo preguntar una cosa? –le susurró Maca cerca de su oído mientras
acariciaba aquel albornoz que la cubría-.
-
Si, claro –le contestó Esther un poco más fuera de sí de lo que solía estar en
aquellas situaciones-.
-
¿Las condiciones de las que hablaste… lo de no besar en la boca y eso… eran
ciertas? –quiso saber Maca que seguía acariciando lánguidamente el cuello de
Esther, la soltó un poco para poder mirarla a los ojos antes de que
respondiera-.
-
Si, era cierto -le contestó Esther, aunque se arrepentía de no poder hacer una
excepción con aquella preciosidad de ojos color miel que tenía una boca de
ensueño-.
-
Entonces me conformaré con esto si no te importa -y antes de que Esther pudiera
contestar, Maca posó sus labios en la yugular de la joven con un beso tan
húmedo y caliente, que Esther tuvo que cerrar los ojos mareada-.
Cuando
Maca soltó su abrazo, Esther apenas pudo moverse pues tenía miedo de que se le
notara que perdía el equilibrio. Como medida de escape adoptó la ironía.
-
¡Sabía que eras una gatita malvada! -le espetó acusándola con el dedo índice,
Maca se rió y se apartó como una niña buena-.
-
No podía permitirme que te fueras sin saborearte, soy una adicta a las “catas”
-respondió Maca y la dejó perderse en el lavabo a pesar de que se había quedado
con más ganas de probarla-.
10:
Hacia
las dos del medio día, Maca se reunió con sus padres para el almuerzo. Cuando
su madre la vio entrar en el restaurante enfundada en sus vaqueros y con la
chupa de cuero casi le da un infarto.
-
¡Por Dios Macarena! Ha este sitio hay que venir con un mínimo de etiqueta –le
regañó su madre cuando Maca se agachó a darle un beso-.
-
No empieces mamá, además creo que no tendremos problemas con las formalidades
La
madre de Maca siguió la dirección de la mirada de su hija, y se topó con la
jovencita de recepción, que no dejaba de sonreír a Maca con una adoración
atontada.
-
¡Ay señor! Pedro, tu hija se ha convertido en una ligona enfermiza. Yo no sé
cuándo piensas sentar la cabeza Macarena. Con lo bien que estabais Azucena y
tú, cariño no entiendo como la dejaste escapar –le dijo su madre-.
A
Maca se le borró toda sonrisa de la cara.
-
Deja a la niña. Sentará la cabeza cuando quiera y con quien quiera. Por favor
cariño siéntate, y tengamos una comida tranquila los tres juntos –Maca obedeció
a su padre y se contuvo para no responder a su madre-. Estoy muy contento con
la presentación de ayer, no dejaron de comentar sobre la “encantadora y
profesional hija que tengo”… y me pasé la noche pavoneándome de ti. Lástima que
te fueras cariño.
-
Estaba muy cansada papá, ya sabes que con los problemas que hemos tenido para
sacar el nuevo marketing a tiempo no he parado ni un segundo. Necesitaba
dormir, eso es todo –contestó Maca mientras ojeaba la carta-.
-
¿Y has podido descansar? –le preguntó con un brillo en los ojos su madre-.
Maca
supo al instante lo que estaba insinuando, pues todavía no había olvidado la
encerrona que ella y Azucena habían tramado aquella misma noche.
-
Si te refieres a si he dormido sola o acompañada, ha sido sola y he dormido
como un lirón. El hotel era estupendo y las sábanas olían de ensueño –Maca
esbozó una sonrisa radiante recordando lo bien que olía Esther, el darle en
todos los morros a su madre con una mentira le hacía sentirse mejor consigo
misma-.
-
Se te nota que has descansado cariño, estás guapísima -reafirmó su padre con
cariño-.
….
Mientras,
en el otro lado de la ciudad Eva le servía a Esther una hamburguesa con queso.
-
¿Entonces te la tiraste o no te la tiraste? –preguntaba a voz en grito Eva
desde su cocina mientras salía con los platos en las manos.
-
No, ya te he dicho que no, sólo dormimos. Cuando llegó yo ya estaba frita y
ella no debía tener muchas ganas porque ni se molestó en despertarme –le
contestó Esther mientras miraba la hamburguesa grasienta que Eva le había puesto
delante-. Joder Eva, ¿dónde coño se supone que tengo que meterme esta cantidad
de grasa? Me va a costar horas de gimnasio quemarla, y trabajo esta noche. ¿No
ibas a prepararme tus espaguetis especiales?
-
Mira, no sea guarra, si yo tuviera tus proporciones iría todo el día en bolas.
Además, no me ha dado tiempo de pasar por el super -le contestó Eva-.
Esther
le pegó un bocado a su hamburguesa.
-
mmm… si está buenísima, pero sabes que cuando trabajo me gusta comer ligero.
Además, hoy tengo que ver a Daniella, y ya sabes lo mucho que le gusta el
chocolate -se excusó Esther dándole otro bocado a su improvisado manjar-.
-
jajajaj… yo no sé cómo te dejas hacer esas cosas, de verdad -se descojonó Eva
de ella-. Tienes cada tía rara en el arsenal.
-
jaja… Joder, no te rías –aunque a ella también le costaba no reírse recordando
la anécdota-, me costó un huevo quitarme todo el chocolate del cuerpo. Mierda,
insistió en comerme entera y casi me cuesta una infección. Ya le dije que no
todo era tan fantástico como en las películas.
-
jajajajjaja… lo que he dicho, que están locas. ¿Dónde coño se han quedado las
personas que quieren hacerlo en una cómoda cama, sin grandes odiseas ni
películas en la cabeza? ¡Joder, follar bien y punto! Que no es tan malo, ¿o sí?
–continúo con su parloteo Eva-.
-
Pues no, es estupendo, pero la gente ve mucho cine, y quiere cosas que no se
atreverían a pedirle a su pareja, por eso nos contratan –le contestó Esther-.
-
Sí, supongo que sí, pero lo tuyo es distinto. Contigo más que follar hacen
terapia, nunca entiendo cómo lo haces –Eva volvía a sacar su tema preferido-. ¿Por
qué no te haces psicóloga de una puta vez? ¡Con el don que tienes!
-
No empecemos otra vez, quieres. Me gusta lo que hago, disfruto con ellas y les
ayudo a superar sus frustraciones, cuando creo que están listas las suelto y
cojo a otras… y eso es todo. Además, gano una pasta, así que cambiemos de tema
–le rogó Esther-.
-
Vale, pues entonces háblame de la motorista buenorra. ¿Qué desperfecto tiene
ella? Porque a simple vista no parecía tener ninguno – le preguntó Eva con una
sonrisa pícara en la cara que delataba lo mucho que a Eva le había gustado
Maca-.
-
jajajaja… ¿está buena, verdad? –contestó Esther mientras Eva silbaba reafirmándose-.
Su desperfecto es que está a la defensiva, no quería que la tocara, es dominante
pero a la vez es muy sensible -Esther hablaba pero desde un punto de vista
reflexivo. Maca era una de esas clientas que creía haber calado, pero que a la
mañana siguiente la había desconcertado -. Aún no tengo muy claro la raíz del
problema, pero la encontraré.
-
¡Eh, eh… espera un momento! ¿La encontrarás? ¿Hablas en futuro? –Eva entrecerró
los ojos suspicaz- ¿Es que piensas volver a verla?
-
Sí, sé que llamará. ¡Lo necesita! –dijo Esther con una mirada enigmática que
indicó a Eva que era mejor posponer el tema de momento-.
me había propuesto escribir mis historias cuando viera una tuya subida, pero este ritmo que llevas es imposible de igualar (y obviamente la calidad tampoco), ¿cómo lo haces? o.O?
ResponderEliminarMe encanta el nuevo fanfic, enhorabuena ^^
Pues es cuestión de organización, pero bueno... la verdad es que ahora mismo el único que estoy escribiendo "día por día" es el fanfic "Dibujada en mi Mente". El "Pretty Bollo" es una reedición-reescritura que estoy llevando a cabo simplemente.
EliminarÁnimo y lánzate a tu ritmo. Aquí no ha que igualar nada, simplemente hay que hacer lo que a una le gusta... A más diversidad mejor, cabemos todas ;)
Besos, y gracias.
Cuando más leo, más me gusta.
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