sábado, 19 de abril de 2014

Pretty Bollo -cap 49 y 50-

Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado,  maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer,  se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.

Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.

49

- ¿Señorita Wilson? –la llamó la secretaria-.
- ¿Sí? –preguntó Maca levantando la vista de los papeles que estaba ojeando mientras esperaba para ser recibida-.
- Ya puede pasar, la están esperando –le brindó la amable secretaria, y Maca le dio las gracias mientras se daba cuenta que aquella mujer la miraba con deseo mientras se levantaba del asiento-.

“Dioss… aun no he perdido mi toque, menos mal… ¿Esther también lo apreciará?... ohh, tengo que dejar de pensar en estas cosas”, se reprendió Maca mientras pasaba al despacho que le indicaban.

La “KB internacional” era una empresa de alta distribución que se encargaba del mercado a nivel europeo y americano. Maca había movido cielo y tierra para que su padre le dejara contratarlos, pues quería expandir la empresa empezando por lanzar una colección selecta de sus vinos en el extranjero. Sin embargo, el patriarca de los Wilson se había mostrado reacio: “no sé cariño, es una tarea complicada… y la KB no son lo que nosotros llamamos conservadores precisamente, que es lo que vendemos… nuestros vinos tienen una reputación de tradición y añejo que tenemos que seguir manteniendo” le había dicho, pero Maca estaba convencida de que o eran ellos o nadie. Cada producto que sacaban conseguía una repercusión en el mercado excelente y fruto de aquel patrón “no convencional”, era sobre la que recaía la clave de su éxito. Maca llamó a la puerta antes de entrar y trató de relajarse, sabía que la KB no aceptaba cualquier propuesta, así que aquella presentación era muy importante.

- Adelante –una voz dulce y firme de mujer la invitó a entrar-.

Maca se sorprendió un poco, creía que su cita era con Antonio Gómez, ejecutivo adjunto de nuevos proyectos. Cuando entró se encontró con una mujer de pelo castaño, de unos 38, 40 años… con unas gafas posadas en su nariz mientras nadaba entre papeles al otro lado de un majestuoso escritorio.

- Pasa, pasa… siéntate, estoy contigo en un segundo –la invitó a sentarse aquella mujer, mientras le regalaba una cálida y fugaz sonrisa-.
- Oh, gracias –le dijo Maca aturdida, pero se sentó a la espera de la explicación-.

Mientras aquella mujer seguía escribiendo unas cosas, Maca aprovechó para observarla y determinó que era guapa, muy guapa… de esas personas que de tan normales, resaltan. Bien proporcionada, ni gorda ni flaca, ni exuberante ni del montón, simplemente hermosa, cándida,  sólida… De pronto, la mujer se quitó las gafas y le dedicó una sonrisa tan sincera que Maca se relajó de pronto.

- Hola, mi nombre es Beatriz Prieto, Bea sin más –le dijo la mujer acercándose a ella por detrás del escritorio para estrecharle la mano-. Soy la copropietaria de esta locura, encantada de conocerte.
- Encantada, yo soy Macarena Wilson, puedes llamarme Maca –le contestó nuestra protagonista, totalmente encantada de conocer a una de las socias principales, aquello era toda una sorpresa-.
- Sé quién eres Maca, y supongo que te preguntarás porque te estoy recibiendo yo en lugar del Sr. Gómez –le dijo Bea mientras se cruzaba de brazos y se apoyaba en la mesa para hablar con aquella mujer-… la verdad es que cuando recibimos tu propuesta nos encantó la idea, porque aún no hemos lazado un producto así al extranjero y para nosotras es un reto, pero con honestidad también te tengo que decir, que si hoy te estoy atendiendo yo y no uno de nuestros empleados es porque mi mujer me mataría si no lo hiciera.

La sonrisa de Bea era franca y tranquilizadora, pero a Maca se le cayó la mandíbula de cuajo por la sorpresa… “¿su mujer? ¿Lesbianas?... y yo… ¿yo porque nunca me entero de nada?”, pensaba Maca tratando de poner en orden sus pensamientos, de pronto entendió porque su padre evitaba que ella fuera en persona a hablar con aquella empresa, no era sólo que no le hiciera gracia lo del extranjero, era que no quería que se codeara otra vez con el ambiente… “Dios papá, a ver si te crees que todas las lesbianas nos follamos cuando nos conocemos… aggg…” se molestó Maca, pues aunque su padre la quisiera con locura, seguía albergando estereotipos sociales de lo más retrógados a veces.

- ¡Tu mujer! –Maca lo repitió en voz alta para asimilar el cambio de escena, mientras sonreía a Bea más relajada-.
- ¿No me digas que no te lo dijeron? … jajaja… Bueno, pues no es un secreto, créeme… con Kate sería inútil, ya la conocerás –le dijo Bea y se sentó en la silla que había junto a Maca para que hablaran-. Ni que decir tiene que lo tuyo tampoco, pero esa no es la cuestión, el caso es que estamos emocionadas con el proyecto. ¿Has traído algún boceto de lo que tenéis pensado? ¡Me encantaría echarle un vistazo a tus ideas!

Maca asintió y le tendió una carpeta… aquello había sido una grata sorpresa, y por lo menos el proyecto parecía interesarles sin tan siquiera tener que hacer un esfuerzo por su parte.

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En el apartamento de Esther:

- Dingggg Donnnnn

El timbre alertó a Esther que dejó de hacer sus abdominales.

- Ya voyyyy…. Ya voyyy… -gritó mientras se dirigía a la puerta. Al abrir, su mayor pesadilla la contemplaba con baba caída-. ¡Oh diosssssss no empieces!
- ¿Pero qué he dicho? –se quejó Eva mientras cerraba la puerta y la seguía encantada de la vida hacia el interior-. ¡Oyeee! ¿tú siempre haces los ejercicios en sujetador y short? Porque podrías avisar a la próxima y me vengo antes.
- ¡Serássss zorraaaa!... jajaj… -Esther le lanzó una toalla a la cara, sabía que soltaría alguno de sus comentarios salidos-. Anda, aguántame los tobillos,… que aún no he terminado.

Eva se lanzó al suelo con Esther y le sujetó los tobillos mientras su amiga volvía a sus elevaciones de tronco.

- Tíaaa… ¿y a ti no te desloman estas cosas? ¡Pese a lo que digan los médicos, el ejercicio NO es SANO!! –le dijo Eva con una sonrisa provocativa-… menos si a la que le sujetas los tobillos está tan buena….. ¿coñooooo… desde cuando tienes estos abdominales?

Eva levantó una ceja en forma de queja. Esther trató de no reírse por su mueca, pues había tenido un día de perros…

- ¡Desde que tu buenorra de la moto, me va a matar a pajas…! ¡Diossss…! Nunca hice caso a eso de la adrenalina, pero te juro que me estoy desquiciando… -le espetó Esther sin dejar de hacer abdominales, pues desde que se había despedido de Maca, no había podido pensar en otra cosa que no fuera en su cuerpo saliendo de la ducha… y en el beso que le había plantado en la cara mientras le acariciaba la espalda antes de despedirse-.
- ¿Te estás haciendo pajasssssss? –le dijo Eva escandalizada y divertida a la vez-.
- Ohhhhhhhhhh Diosssssssssssss…. Tú siempre te quedas con la parte de la conversación que te interesa… -le espetó Esther poniendo los ojos en blanco y poniéndose en pie-…
- Coñoo… es que eso es lo más interesante que has dicho… jajajjaja –le dijo Eva y la siguió hasta la cocina-.
- jajjaja… Si tanto te interesa, no, aun no… pero estoy que exploto, y sólo llevamos una noche –le dijo Esther bebiendo un trago de agua-.
- jajjajaj…. ¿Joderr, tan mal ha ido?? –le preguntó Eva-.
- No, si todo fue genial, tranquilo… hasta que me preguntó si podía abrazarme y ya no pegué ojo –le dijo Esther y se arrepintió inmediatamente de irse de la lengua-.
- ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Te estás colando por ella! ¿Tú estás gilipollas o qué? ¿Cuántas veces me has recordado que no me quede pillada con ninguna? ¿Qué esto no es el Pretty Woman de los cojones y que en el fondo sólo nos quieren para pasar el rato? –le dijo Eva con la vena exaltada, pues a ella, una vez, le rompieron el corazón después de que Esther se lo advirtiera repetidamente-.
- ¡Lo sé, lo sé!... estate tranquila, lo tengo presente… no es eso, es que me pone caliente como una caldera… ¡Dios está tan buena la joia! –le dijo Esther tratando de calmarse a sí misma y de calmar a Eva-. Si es que no es por el abrazo, es que esta mañana me tenía pillada la teta sin darse cuenta, y luego se ha metido en el baño y me sale con la toalla esa… agggg… tienes que ver esas piernas, Eva… tienes que verlas…
- jajjajjajajja….. pos sí que te veo calentita, sí –le dijo Eva tranquilizándose viendo a su amiga hablar de sexo y deseo… aquellos dos términos los entendía y no le asustaban-.
- ¡Ya te digo!... –le sonrió Esther pensando en aquel cuerpo espectacular que la tenía absorbida-.
- Entonces… ¿no hay nada más, seguro? –le preguntó Eva cogiéndola por la cintura y mirándole a los ojos-.
- ¡Seguro! –le dijo Esther, pero notó como su corazón le estrangulaba recordando aquella nariz respirando en su nuca, y aquel abrazo necesitado que la había llevado a pasarse el día haciendo ejercicio con tal de olvidar el sentimiento despertado-.

50

Como a Maca se le hacía insoportable estar en casa pensando en Esther, aceptó la invitación para cenar de Bea. Por lo visto ella tampoco tenía ganas de meterse en casa, pues Kate andaba en Italia en aquellos momentos. Al final eligieron un italiano que a Maca le encantó, hablar con Bea era tan sencillo que parecía que se conocieran de toda la vida. Hacia las doce de la noche, Maca volvió a casa sabiendo por unos mensajes que Esther ya la estaba esperando. Al encontrarse frente a la puerta con la llave en mano, el corazón empezó a palpitarle precipitadamente.

- ¡¿Holaa?! –dijo Maca al entrar-.
- ¡Estoy en el dormitorio! –le gritó Esther-.

Maca se deshizo de la cazadora, de las llaves y del casco de la moto. Luego recorrió el pasillo en busca de aquella voz. Cuando entró en el dormitorio vio a Esther en pijama encima de la cama, en sus manos había un libro, el pelo lo llevaba recogido y parecía relajada.

- ¿Te lo has pasado bien? –le preguntó Esther con aquella sonrisa que a Maca la dejaba tonta-.
- La verdad es que sí, la entrevista fue un éxito y aceptan el proyecto –le dijo Maca mientras se sentaba a los pies de la cama-. Dentro de una semana celebran una presentación de no sé muy bien el qué, y me han invitado… ¿podrás venir?

Esther cerró el libro en su regazo, y siguió recostada en la cama mirando a aquella preciosidad.

- Lo miraremos, pero supongo que sí -le dijo Esther con una sonrisa-.
- Genial –se alegró Maca y se levantó para coger el pijama que había debajo de la almohada-.
- ¿No se te olvida algo? –le preguntó Esther pacientemente, Maca elevó la ceja interrogante-. ¿Ni siquiera merezco un beso, por esperarte?

Maca sonrió, se alegraba tanto de que Esther estuviera allí. Sin pensárselo hincó una rodilla en la cama y le dio un rápido beso en la mejilla.

- Eso está mejor  -dijo Esther aunque le había sabido a tan poco que hasta le sorprendía-.
- Bueno, voy a cambiarme  -dijo Maca-.
- ¿A dónde crees qué vas? –la detuvo Esther con aquella pregunta, antes de que saliera de la habitación-.
- Al baño -dijo Maca sin entender-.
- ¿Es que no puedes cambiarte de ropa aquí? No me dirás que te da vergüenza desnudarte delante de mí,–apretó las teclas Esther, pues se moría por no quitar ni un momento los ojos de ella-.

Maca creyó que el rubor en sus mejillas se instauraba como una bengala… “¿quiere qué me desnude aquí mismo? ¿delante de ella?... pero, pero… ¡me moriré!” pensaba Maca hecha un manojo de nervios de pronto. Esther debió notarlo en su mirada, y cogió de nuevo el libro.

- Anda, no seas tonta, cámbiate… yo no miraré, es bueno que empieces a actuar con normalidad delante mía, hazme caso… -le dijo Esther y para alivio de Maca la vio enterrar aquellos ojos que parecían desnudarla en las páginas que sostenía en su regazo-.

Maca se tomó su tiempo para asimilar la petición, Esther se contuvo para no levantar los ojos del maldito libro, aunque era lo que menos le interesaba en aquel momento. Tras unos instantes de indecisión Maca se deshizo de sus zapatos, y luego del suéter que llevaba. Esther no parecía mirarla, pero aun así su timidez hizo que le diera la espalda antes de desabrocharse el sujetador. Esther aprovechó para alzar la vista del libro… “Diosss… que espalda… lo que daría por comerme cada lunar…ggg… no miro, no miro”… pensó Esther mordiéndose el labio inferior en una especie de tic, pues aquella mujer estaba de vicio. Maca se puso la camiseta de manga corta del pijama y luego Esther escuchó cómo se abría la hebilla del cinturón, levantó la vista de pronto: “eso tengo que verlo”, pero Maca recelosa se giró para ver si permanecía aún a salvo, Esther con reflejos felinos volvió a sus páginas antes de que aquella mujer la pillara… “mierda, casi me pilla” pensó, y escuchó el ruido de los vaqueros deslizarse hacia el suelo, sin pensárselo volvió a mirar y aunque Maca se dio tanta prisa como pudo, Esther tuvo unos instantes para contemplar aquel trasero que no hubiera dudado en morder ni un segundo… “Diosss…. Por qué coño estará tan buena”, y Esther dio un gran suspiró en voz alta sin darse cuenta, Maca se giró de pronto subiéndose el pantalón.

- Pensé que no ibas a mirar –se quejó Maca tras pillarla infraganti-.
- Bueno, tampoco es que haya visto mucho… y todo lo que tienes ya lo he visto antes, así que tendrás que acostumbrarte, ¿no te parece? –le dijo Esther con una pícara sonrisa-.

Maca se la devolvió y se tumbó en la cama a su lado, al menos había pasado ya el bochorno, se sentía un poco infantil por sentirse así, pero no podía evitarlo.

- ¿Qué leías? –le preguntó Maca viendo que Esther cerraba el libro y lo dejaba en lo alto de la mesita de noche-.
- ¿Esto? Nada que importe ahora mismo… ¿estás preparada? –le preguntó Esther y Maca sintió que el cuerpo se le volvía de gelatina… “¿a qué se refiere con estar preparada?” pensó Maca-.
- ¿Preparada? ¿para qué? –se atrevió a preguntarle-.
- Para que intimemos, ¿para qué si no? –le contestó Esther con una sonrisa mientras se giraba hacia ella-.

Maca trató de poner en orden el caos que aquellas palabras habían creado no solo en su mente si no también en su cuerpo.

- ¿Intimar? ¡Yo,,… yo… Es..Esther… no creo que… yo … que esté prepa… preparada! –Maca sin darse cuenta descubrió que era capaz de tartamudear con la sola idea de tener intimidad con aquella mujer-.

Esther se sentó en la cama y se acercó peligrosamente a Maca… Maca reculó tanto que se dio en la cabeza con el cabezal.

- ¡Cuidado… te vas a hacer daño! –le dijo Esther y Maca se llevó la mano a la cabeza para aliviar el coscorrón-.
- Esther… -Maca quería decirle algo, pero no le salía, porque aquella mujer acababa de ponerse de rodillas ante ella.
- ¿Te quieres tranquilizar? No voy a hacerte nada sin tu consentimiento, serénate por favor… te estás poniendo más nerviosa de lo que debes –le dijo Esther sin ponerle un dedo encima y esperó a que Maca entendiera de que no iba a lanzársele como aquella primera vez en la suite-.
- Vale, vale… tienes razón, perdona –le dijo Maca tratando de serenarse-. ¿Qué es lo que quieres que hagamos entonces?

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