19.
Las cuatro
tomaron juntas un taxi. Esther se sentó al lado del conductor, que resultó ser
una mujer a la que se le encendió el chivato en cuanto preguntó a dónde querían
ir, y Esther la miró con una gran sonrisa pronunciando “Chueca”. Kate se pasó
todo el trayecto observándola con precaución, mientras Esther desplegaba sus
dotes sociales, hablando distendidamente con la taxista y riéndose de sus
anécdotas. Bea, en medio de Maca y Kate, se colaba de tanto en tanto en la
conversación, rellanando la ausencia que Maca dejaba y distendiendo la atención
de Kate que parecía algo tensa.
“¡Qué me líe
con Esther! Así, sin más…”, pensaba Maca en la conversación que poco antes había
tenido. Miró a Bea por el rabillo del ojo cuando ésta soltó una carcajada por
algo que habían dicho y que Maca no había ni tan siquiera escuchado. Quería a
Bea, la respetaba y confiaba en ella más que en ninguna otra persona.
Encontrarla y que se interesara en penetrar sus barreras, cuando lo único que
Maca había deseado era meterse bajo tierra y que el mundo al completo se olvidara
de ella, había sido algo más que “suerte”. Por ello Maca no podía dejar pasar
sus palabras, por eso ahora viajaba a su lado en aquel taxi preguntándose si
Bea tenía razón, y debía poner fin a aquel fantasma del pasado que había
golpeado con fuerza en su puerta.
Un poco más de
la una de la madrugada llegaron a su destino.
-
¿Entonces no te quedas? –le preguntó por última vez Esther a
Paca, “la taxista”, que resultó ser del gremio, muy graciosa y muy dispuesta
ella-.
-
Ya me gustaría no te creas, pero no… hoy no puedo –le
contestó mientras el resto de las pasajeras despejaban los asientos, y Esther
le pagaba el viaje dejándole propina-.
-
Bueno, otra vez será –le dijo Esther con una sonrisa-. No,
quédate el cambio… para que te tomes una copa luego –y con eso y un guiño
consiguió alegrarle la noche a Paca que estuvo encantada de conocerlas-.
-
A tu salud. ¡Qué disfrutéis de la noche! –les dijo-.
-
Gracias –contestaron Bea y Esther al unísono, y de la gracia
que les hizo las dos rieron-.
-
¿Se te ve de muy buen humor, no? –le dijo Bea con una
sonrisa-.
-
Jajaja… tú no pareces ir muy por detrás –le contestó Esther,
dejar las cosas claras con Kate le había venido bien, pero tenía que reconocer
que el Whisky también había ayudado lo suyo-.
-
Jajaja… yo es que me muero por bailar –reconoció Bea-.
-
Entonces, venga… ¿a dónde vamos? –preguntó Esther. Cuanto
antes estuvieran metidas en el ambiente, antes podría dedicarse a lo suyo y
alejarse del resto-.
-
Creo que el “N’anas” sigue abierto, no conozco otro –dijo
Kate, ya que veía inviable frenar a Esther, sería mejor participar de aquello-.
-
¿Lo dices en serio? –Maca pareció reaccionar al escuchar que
el viejo pub de Ana, su exjefa y amiga, seguía en funcionamiento-.
-
Sí, bueno, el año pasado vine y seguía funcionando. Ya no
está ambientado a veinteañeras, ya sabes, es un poco más tranquilo, pero las
veteranas siguen apareciendo y sigue siendo agradable para bailar y tomar unas
copas –le contó Kate-. ¡La música sigue siendo cojonuda!
-
¿Qué es el “N’anas”? –se interesó Bea-.
-
El pub donde trabajaba Maca cuando estudiaba –le contestó
Kate-.
-
Ohhh… ¡yo quiero ir! –dijo inmediatamente Bea-. Será bonito
rememorar viejos recuerdo, ¿no te parece? –y esta vez se colgó del brazo de
Maca con una gran sonrisa-.
Maca entendió
que Bea seguía en las mismas. Miró a Esther que se había abstenido de
manifestarse a favor o en contra de aquello, y se encontró con que ni siquiera
las miraba, más centrada en lo que pasaba alrededor que en la toma de
decisiones.
-
Sí, claro –cedió Maca, aunque no tenía ninguna intención de
hacer caso a Bea con respecto a Esther.-
-
Bien, pues ya tenemos sitio –dijo Bea-. ¿Kate, por dónde
vamos?
-
Por aquí, no está lejos –señaló Kate y se pusieron en marcha
las cuatro-.
…..
“De todos los
putos locales de ambiente de Chueca, tenía que proponer el de Maca… ¡Es que
manda huevos!”, pensaba Esther mientras entraban en aquel local, que aunque
bastante cambiado, seguía manteniendo recuerdos tan vívidos para ella, como su
primer beso con Maca. A Esther se le puso la piel de gallina sólo con pensarlo.
-
¡Es increíble! –murmuró Maca encantada con encontrar aquella
parte de su vida aún en funcionamiento-. ¿Es Ana? –preguntó al fijarse en la
barra-. ¡Madre mía, es Ana!
Maca se
entusiasmó de pronto, y se dirigió a la barra como una flecha, el resto la
siguieron pausadamente, mientras lo miraban todo.
-
¿Te lo esperabas así? –quiso saber Kate dirigiéndose a Bea-.
-
¿El qué? –preguntó ella-.
-
¿Qué va a ser, mujer? ¡Esto! Choca un poco que Maca, la
eminente pediatra, fuera la barwoman bollera más activa de estas cuatro
paredes, ¿no te parece? –mencionó Kate como si nada-.
-
¿En serio? –preguntó Bea un poco sorprendida, y Kate frunció
el gesto-.
-
¿No lo sabías? –preguntó-.
-
Jajaja… pues no. Sólo sabía que había trabajado en el pub para
costearse la carrera, pero no que fuera lesbiana honorífica de este centro como
pareces insinuar –se rió Bea por su cara, aunque le resultó muy interesante
todo aquello-.
-
Ups… ¿he metido la pata entonces? –quiso saber Kate-.
-
Jajajajaja –Bea rió con ganas, y negó con la cabeza-. Me parece
fascinante conocer las facetas de la gente. El ser humano es el único animal,
capaz de sorprendente constantemente.
-
¿Te han dicho alguna vez que eres un poco extraña? –le
preguntó Kate arrugando la nariz-.
Bea se le
quedó mirando a aquellos hermosos ojos azules que tenía en frente, eran
asombrosamente expresivos.
-
Constantemente –le contestó, y su sonrisa era tan limpia que
Kate sonrió sin esfuerzo-.
---
Ana se volvió
loca al ver a Maca de nuevo, en carne y hueso. Salió de la barra, se besaron,
se abrazaron y se rieron, intentando ponerse un poco al día entre tanto jaleo.
-
¡Madre mía, es que estoy alucinando! –le dijo-.
-
¿Tú? Pues anda que yo… ¡No me puedo creer que el pub siga en
pie de guerra! ¡Es estupendo! –se alegró por ello Maca-.
-
No creas, tuvimos unos años ahí, ahí… que casi lo cierro.
Las más jóvenes no entraban por el tipo de música, ya sabes, y la antigua
clientela parecía carne de sofá con noviazgos, tertulias y todo eso. Hasta que
mira, cambiamos el chip, y poco a poco han ido volviendo. Ahora abrimos también
terracita de tarde, y la disco sólo los viernes y los sábados, pero nos va bien
así y no me quejo. Es otra movida, pero en el fondo lo agradezco, porque ya
sabes lo cansado que era tener abiertas las noches todo el tiempo –le contó Ana-.
-
Ya lo creo –reconoció Maca, contenta de volver a verla y que
las cosas siguieran bien por allí-.
-
¡Hola! –la saludó Esther cuando llegaron cerca de la barra-.
-
¡Ohhh, madre mía! ¿Pero esto qué es? ¿la noche de las
sorpresas? –Ana abrazó a Esther-. ¡Menudo cambio, bebé! –dijo Ana dándose
cuenta de que el look de Esther no tenía nada que ver con el de la joven de
veinte años que Maca le presentó un día-.
-
Jajaja… ¿un poquito, no? –se rió Esther por su cariñoso
comentario-.
-
¡Estás estupenda, nena! ¡Me encanta! –le dijo Ana con una
gran sonrisa-.
-
Tú estás fantástica, por ti no pasa el tiempo.
-
Ohhh… ya lo creo que pasa, pero cuando una vive del ambiente
o se renueva y se cuida, o muere en el tiempo de conteo –contestó Ana
satisfecha de que apreciaran sus esfuerzos-. ¿Y vosotras, qué? ¿aún juntitas y
bien por lo que veo, no?
Maca y Esther
se miraron apenas un segundo.
-
Oh, no, no… Maca y yo lo dejamos hace tiempo, ahora el honor
es de Bea –corrigió el error Esther, y tomó a Bea de la cintura para
presentarla-.
“¿El honor?”,
aquello hizo un poco de eco en la mente de Maca, pero al ver como Esther
presentaba desenvuelta a Bea como su novia, se incorporó a la conversación en
seguida.
-
¿Qué metedura de pata, no? Bea, lo siento… jajaja…
discúlpame, no lo sabía –Ana en un principio se vio afrontada, pero la actitud
de Esther fue tan cordial y alegre, que al ver que Bea y ella no tenían ningún
problema con el tema, se tranquilizó y la saludó con dos besos-.
-
Jajaja… no te preocupes. Encantada –le dijo Bea sin
preocupaciones-.
-
Desde luego hija, siempre tuviste buen gusto –le dijo Ana a
Maca dándole un codazo amistoso-.
-
¿Lo dudabas? –sonrió Maca por el comentario-.
-
Ni por un segundo. Tu novia me tenía revolucionadita la sala
en aquellos tiempos –le contó Ana a Bea-. Para ser sincera, tengo que decir que
el que se fuera hasta me costó dinero. ¡No me mires así! ¡Es cierto! –le dijo a
Maca al ver que ponía los ojos en blanco, como si exagerara-. Ni te imaginas
las de camareras que he tenido que contratar para sustituir el filón que me
proporcionaban tus ligoteos. Hasta que no te fuiste no fui consciente realmente
de lo activo y animado que me tenías todo esto.
Todas rieron,
y Maca se puso un poco roja, mientras Kate y Ana se saludaban, y entre pitos y
flautas, rememoraban viejos tiempos.
----
Ana las invitó
a copas casi toda la noche. De vez en cuando bajaban a la pista, luego se
sentaban. Esther se había perdido un par de veces en la barra, y aprovechando
que Kate estaba en ese momento saludando a unas conocidas, Bea y Maca se quedaron
a solas.
-
¿Qué, no te animas? –le preguntó Bea-.
Maca siguió el
movimiento de su cabeza. Esther bajaba de nuevo a la pista, y se la veía
risueña hablando con una chica.
-
¿Aún sigues con el tema? –Maca dio un sorbo de su vaso, y
luego lo dejó en la mesa-. Bea, no voy a liarme con Esther sólo porque creas
que entre nosotras hay algo no resuelto.
-
¿Sólo lo creo? –preguntó Bea-.
-
Sí
-
¡Vaya! Entonces una de las dos necesita ir al oculista,
porque cuando os chocáis yo veo hasta las chispas –le dijo-.
-
Si claro, y confeti cayendo del techo. ¡Venga Bea, por
favor! –Maca trataba de ser razonable, aunque recordar sus reacciones
corporales no se lo ponía nada fácil-.
Esther se
había pasado casi todo el tiempo bailando con unas y con otras. Incluso con
Bea. “Manda huevos… no, si hasta se harán amigas ahora”, pensó Maca en ese
instante, y aquel pensamiento un poco venido por una especie de celos, hizo que
volviera a coger su vaso de encima de la mesa.
-
Vale, entonces es mentira que te atrae físicamente, que
estás bastante rara desde el reencuentro y que cada vez que os cruzáis o
hablamos de ella te pones tan nerviosa, que hasta ni tu copa aciertas –le dijo
Bea alzando una ceja resuelta-.
Maca miró el
vaso, acababa de coger el cubata de Bea y no el suyo. Con fastidio intercambió
los vasos.
-
Reconozco que me pone nerviosa, eso no lo niego. Pero es que
aún es todo un poco raro, ha pasado mucho tiempo, y pues aún no nos hemos
familiarizado, forjar de nuevo la amistad… bueno, todo eso –trató de explicarse
Maca con respecto a sus sentimientos-. Además, me siento un poco culpable. Me
dijo que lo pasó bastante mal cuando me fui, y no sé, no quiero forzar las
cosas con lo nuestro.
-
¡Con lo vuestro! –Bea sonreía, y Maca se desquiciaba-.
-
¡Ay, Bea! ¡Con lo nuestro, sí! Con tener un trato cordial,
ser amigas, tú ya me entiendes… ¿se puede saber cuántas copas te has tomado?
–le preguntó Maca. ¡Vale! Bea y ella no estaban juntas en su sentido más
amplio, pero a veces sus libertades eran una pesadilla-.
-
Algunas –dijo ella-.
-
¡Ya, ya lo veo! –sentenció Maca-.
Bea le dio una
tregua, le dio un beso y apoyó la cabeza en su hombro. Se encontraba un poco
mareada para debatir todo aquello.
-
¿Cuándo pensabas decirme que eras la rompe corazones del
local en tus tiempos? –le preguntó Bea divertida-.
-
Jajaja… no era ninguna rompe… -Bea levantó la cabeza de su
hombro y la advirtió con el dedo-. Vale, lo fui un poquito
-
Y del hospital, que Cruz ya me ha ido con el cuento
–puntualizó Bea sonriendo-.
-
Jajaja… bueno, pero allí menos –le dijo-.
Bea volvió a
colocar su cabeza en aquel hombro, y Maca le besó el pelo con cariño.
-
Me hubiera gustado conocer a aquella Maca –mencionó Bea
relajada en lo familiar de sus afectos-.
-
¡Vaya, gracias! No sabía que la de ahora te resultara tan
aburrida –bromeó-.
-
Yo no he dicho eso, pero ahora que lo mencionas, tienes que
reconocer que te has acomodado y mucho. Prácticamente sólo te he visto
disfrutar en el trabajo, cuando salimos con la gente, sí… bueno, te involucras,
pero lo cortésmente preciso. Además –Bea se incorporó y la miró con el ceño
fruncido-, ya no bailas.
-
Jajajaja… ¿Ya no bailo? –a Maca le hizo gracia que se lo
dijera poniendo morritos-.
-
No. Te limitas a acompañarme a la pista, y después de
escuchar a Ana, empiezo a pensar que soy yo la que no te gusto –le soltó Bea
haciendo un “puchero”-.
-
Jajajaja… ¡O sea, qué era eso! –Maca se rió y luego alzó una
ceja-. ¿Me está usted proponiendo un baile, doctora Arzhue?
-
¿En serio? –se hizo la luz en la cara de Bea-.
-
¡En serio! –le dijo Maca tendiéndole una mano para que se
movieran del sitio-.
Las dos se
pusieron de pie, y con risas llegaron a la pista para mover juntas un poco el
esqueleto.
----
-
Acabo de abrir una exposición en el centro –le contaba
Esther a la chica con la que se había encaprichado hacía cosa de unos veinte
minutos-.
-
¿En serio? ¡Vaya! ¿Y que tipo de pintura realizas? –se
interesó ella-.
-
Mmmm… un poco de todo, ahora estoy en una línea más
contemporánea, con juegos entre lo abstracto y el retrato. Esta colección en
concreto, es una expresión del cuerpo y el deseo femenino. Se titula
“Destrozando la piel”, no sé si te suena.
-
¡Ohh! ¿Tú eres la artista de “Destrozando la piel”? ¡Madre
mía! Claro que he oído hablar de tu exposición, ¿cómo no iba a hacerlo? En el
ambiente no se habla de otra cosa, mis amigas ya han ido a verla, yo aún no he
podido por falta de tiempo pero… -la chica de pronto se vio un poco sobrecogida
al tener a aquella mujer delante-.
Esther esbozó
una inmensa y lasciva sonrisa.
-
Cuando quieras, yo te invito –le dijo Esther acercándose
sutilmente hacia ella-.
La chica
sonrió algo más nerviosa que antes, y ni las luces evitaron que Esther notara
su sonrojo. Durante unos cuantos minutos más continuaron hablando del tema,
hasta que la imagen de Maca bailando con Bea impactó en sus enturbiados ojos.
Después de ver aquello, Esther se vino a bajo, y se despidió con prisas de la
joven para ir en busca de Kate.
-
¡Kate! ¡Kate! –la llamó Esther interrumpiéndola mientras
ésta hablaba con unas conocidas-.
-
¿Sí? ¡Dime! –le dijo, girándose hacia ella para prestarle
toda su atención-.
-
Voy a coger un taxi, me voy a casa –la informó más que nada,
porque sabía que si salía de allí sin decirle algo la preocuparía-.
-
¡¿Ya?! ¿Ha pasado algo? ¿te encuentras mal? Yo creí que esta
noche querías… -Kate no quería decírselo a bocajarro, pero sabía como
terminaban aquellas salidas escopetadas de Esther en las que mezclaba alcohol y
una buena dosis de desconcierto-.
-
Sí, ya… -Esther se frotó nerviosamente la frente. “No puedo
creerlo… ahora resulta que también consigue caparme y desde lejos. ¡Cojonudo!”,
pensó con enfado-. Sólo quería que lo supieras para que no te preocupes, ¿vale?
-
Vale, pero espera –Kate la tomó del brazo, Esther tenía
prisa por salir de allí, eso estaba claro-. Me despido y me voy contigo. No te
vayas sola.
-
Jajajajaja… -Esther se rió nerviosa-… sí, sí me voy sola.
Kate se quedó
parada por su respuesta, pero Esther se acercó a ella y la besó en la boca.
Tras separarse del deseo de sus labios alcoholizados, Kate lo entendió todo, no
quería pagarlo con ella.
-
¡Me voy sola!, ¿vale? –le dijo Esther, acariciándole la cara
con cariño-.
-
Vale –contestó Kate-.
Luego la vio
alejarse de allí, mientras ella aún la seguía con la mirada. Aquella era la
primera vez que Esther se había frenado por completo, antes de no mirar, y
atropellarla. Sin duda, algo estaba cambiando y Kate, sonrió por dentro.
Hola Rox puede ayudarme en comprender cuantos anos tienes todas??? porquè estoy bastante perdida....por lo que me parece creo Maca y Claudia tenga 35/36 anos, Esther 30, Laura 32/33????, Bea 46 (puede ser???), Kate 52??????, Encarna 46/47????, Cruz no se...pero lo que me parece puede ser del todo errado
ResponderEliminargracias besitos
Ferny
p.s.: ahora que estoy leyendo todo de nuevo escribare algunos comentarios tambien en los capitulos anteriores :)
Ohhh! Pues claro que sí te puedo ayudar.
ResponderEliminarCROQUIS DE EDADES DE LOS PERSONAJES:
- Encarna (49) y Victor (52)
- Kate (45) y Bea (43)
- Verónica (37)
- Claudia, Eva, y Maca (36... son de la misma quinta)
- Laura (34)
- Esther (31... la benjamina del equipo)
Espero que esto te guíe un poco ;)
Besitos
PD: he ido recibiendo tus comentarios, prometo contestarlos todos. Saludos.
Ahhh... se me ha olvidado Alex (36)... es de la quinta de Maca, Claudia y Eva.
EliminarCreo que ahora sí que si... listo
Gracias guapa es de gran ayuda ^___^ sobretodo la de Kate jajajajaja no preguntarme porque pensaba que tenia 52 anos que ni yo lo se de verdad :-D
Eliminarp.s.: y yo poquito a poco comentare el tomo 2 y los primeros capis de este tomo tambien