lunes, 26 de mayo de 2014

Dibujada en mi mente (TOMO 3) -cap 19-




19.

Las cuatro tomaron juntas un taxi. Esther se sentó al lado del conductor, que resultó ser una mujer a la que se le encendió el chivato en cuanto preguntó a dónde querían ir, y Esther la miró con una gran sonrisa pronunciando “Chueca”. Kate se pasó todo el trayecto observándola con precaución, mientras Esther desplegaba sus dotes sociales, hablando distendidamente con la taxista y riéndose de sus anécdotas. Bea, en medio de Maca y Kate, se colaba de tanto en tanto en la conversación, rellanando la ausencia que Maca dejaba y distendiendo la atención de Kate que parecía algo tensa.

“¡Qué me líe con Esther! Así, sin más…”, pensaba Maca en la conversación que poco antes había tenido. Miró a Bea por el rabillo del ojo cuando ésta soltó una carcajada por algo que habían dicho y que Maca no había ni tan siquiera escuchado. Quería a Bea, la respetaba y confiaba en ella más que en ninguna otra persona. Encontrarla y que se interesara en penetrar sus barreras, cuando lo único que Maca había deseado era meterse bajo tierra y que el mundo al completo se olvidara de ella, había sido algo más que “suerte”. Por ello Maca no podía dejar pasar sus palabras, por eso ahora viajaba a su lado en aquel taxi preguntándose si Bea tenía razón, y debía poner fin a aquel fantasma del pasado que había golpeado con fuerza en su puerta.

Un poco más de la una de la madrugada llegaron a su destino.

-       ¿Entonces no te quedas? –le preguntó por última vez Esther a Paca, “la taxista”, que resultó ser del gremio, muy graciosa y muy dispuesta ella-.
-       Ya me gustaría no te creas, pero no… hoy no puedo –le contestó mientras el resto de las pasajeras despejaban los asientos, y Esther le pagaba el viaje dejándole propina-.
-       Bueno, otra vez será –le dijo Esther con una sonrisa-. No, quédate el cambio… para que te tomes una copa luego –y con eso y un guiño consiguió alegrarle la noche a Paca que estuvo encantada de conocerlas-.
-       A tu salud. ¡Qué disfrutéis de la noche! –les dijo-.
-       Gracias –contestaron Bea y Esther al unísono, y de la gracia que les hizo las dos rieron-.
-       ¿Se te ve de muy buen humor, no? –le dijo Bea con una sonrisa-.
-       Jajaja… tú no pareces ir muy por detrás –le contestó Esther, dejar las cosas claras con Kate le había venido bien, pero tenía que reconocer que el Whisky también había ayudado lo suyo-.
-       Jajaja… yo es que me muero por bailar –reconoció Bea-.
-       Entonces, venga… ¿a dónde vamos? –preguntó Esther. Cuanto antes estuvieran metidas en el ambiente, antes podría dedicarse a lo suyo y alejarse del resto-.
-       Creo que el “N’anas” sigue abierto, no conozco otro –dijo Kate, ya que veía inviable frenar a Esther, sería mejor participar de aquello-.
-       ¿Lo dices en serio? –Maca pareció reaccionar al escuchar que el viejo pub de Ana, su exjefa y amiga, seguía en funcionamiento-.
-       Sí, bueno, el año pasado vine y seguía funcionando. Ya no está ambientado a veinteañeras, ya sabes, es un poco más tranquilo, pero las veteranas siguen apareciendo y sigue siendo agradable para bailar y tomar unas copas –le contó Kate-. ¡La música sigue siendo cojonuda!
-       ¿Qué es el “N’anas”? –se interesó Bea-.
-       El pub donde trabajaba Maca cuando estudiaba –le contestó Kate-.
-       Ohhh… ¡yo quiero ir! –dijo inmediatamente Bea-. Será bonito rememorar viejos recuerdo, ¿no te parece? –y esta vez se colgó del brazo de Maca con una gran sonrisa-.

Maca entendió que Bea seguía en las mismas. Miró a Esther que se había abstenido de manifestarse a favor o en contra de aquello, y se encontró con que ni siquiera las miraba, más centrada en lo que pasaba alrededor que en la toma de decisiones.

-       Sí, claro –cedió Maca, aunque no tenía ninguna intención de hacer caso a Bea con respecto a Esther.-
-       Bien, pues ya tenemos sitio –dijo Bea-. ¿Kate, por dónde vamos?
-       Por aquí, no está lejos –señaló Kate y se pusieron en marcha las cuatro-.

…..

“De todos los putos locales de ambiente de Chueca, tenía que proponer el de Maca… ¡Es que manda huevos!”, pensaba Esther mientras entraban en aquel local, que aunque bastante cambiado, seguía manteniendo recuerdos tan vívidos para ella, como su primer beso con Maca. A Esther se le puso la piel de gallina sólo con pensarlo.

-       ¡Es increíble! –murmuró Maca encantada con encontrar aquella parte de su vida aún en funcionamiento-. ¿Es Ana? –preguntó al fijarse en la barra-. ¡Madre mía, es Ana!

Maca se entusiasmó de pronto, y se dirigió a la barra como una flecha, el resto la siguieron pausadamente, mientras lo miraban todo.

-       ¿Te lo esperabas así? –quiso saber Kate dirigiéndose a Bea-.
-       ¿El qué? –preguntó ella-.
-       ¿Qué va a ser, mujer? ¡Esto! Choca un poco que Maca, la eminente pediatra, fuera la barwoman bollera más activa de estas cuatro paredes, ¿no te parece? –mencionó Kate como si nada-.
-       ¿En serio? –preguntó Bea un poco sorprendida, y Kate frunció el gesto-.
-       ¿No lo sabías? –preguntó-.
-       Jajaja… pues no. Sólo sabía que había trabajado en el pub para costearse la carrera, pero no que fuera lesbiana honorífica de este centro como pareces insinuar –se rió Bea por su cara, aunque le resultó muy interesante todo aquello-.
-       Ups… ¿he metido la pata entonces? –quiso saber Kate-.
-       Jajajajaja –Bea rió con ganas, y negó con la cabeza-. Me parece fascinante conocer las facetas de la gente. El ser humano es el único animal, capaz de sorprendente constantemente.
-       ¿Te han dicho alguna vez que eres un poco extraña? –le preguntó Kate arrugando la nariz-.

Bea se le quedó mirando a aquellos hermosos ojos azules que tenía en frente, eran asombrosamente expresivos.

-       Constantemente –le contestó, y su sonrisa era tan limpia que Kate sonrió sin esfuerzo-.

---

Ana se volvió loca al ver a Maca de nuevo, en carne y hueso. Salió de la barra, se besaron, se abrazaron y se rieron, intentando ponerse un poco al día entre tanto jaleo.

-       ¡Madre mía, es que estoy alucinando! –le dijo-.
-       ¿Tú? Pues anda que yo… ¡No me puedo creer que el pub siga en pie de guerra! ¡Es estupendo! –se alegró por ello Maca-.
-       No creas, tuvimos unos años ahí, ahí… que casi lo cierro. Las más jóvenes no entraban por el tipo de música, ya sabes, y la antigua clientela parecía carne de sofá con noviazgos, tertulias y todo eso. Hasta que mira, cambiamos el chip, y poco a poco han ido volviendo. Ahora abrimos también terracita de tarde, y la disco sólo los viernes y los sábados, pero nos va bien así y no me quejo. Es otra movida, pero en el fondo lo agradezco, porque ya sabes lo cansado que era tener abiertas las noches todo el tiempo –le contó Ana-.
-       Ya lo creo –reconoció Maca, contenta de volver a verla y que las cosas siguieran bien por allí-.
-       ¡Hola! –la saludó Esther cuando llegaron cerca de la barra-.
-       ¡Ohhh, madre mía! ¿Pero esto qué es? ¿la noche de las sorpresas? –Ana abrazó a Esther-. ¡Menudo cambio, bebé! –dijo Ana dándose cuenta de que el look de Esther no tenía nada que ver con el de la joven de veinte años que Maca le presentó un día-.
-       Jajaja… ¿un poquito, no? –se rió Esther por su cariñoso comentario-.
-       ¡Estás estupenda, nena! ¡Me encanta! –le dijo Ana con una gran sonrisa-.
-       Tú estás fantástica, por ti no pasa el tiempo.
-       Ohhh… ya lo creo que pasa, pero cuando una vive del ambiente o se renueva y se cuida, o muere en el tiempo de conteo –contestó Ana satisfecha de que apreciaran sus esfuerzos-. ¿Y vosotras, qué? ¿aún juntitas y bien por lo que veo, no?

Maca y Esther se miraron apenas un segundo.

-       Oh, no, no… Maca y yo lo dejamos hace tiempo, ahora el honor es de Bea –corrigió el error Esther, y tomó a Bea de la cintura para presentarla-.
“¿El honor?”, aquello hizo un poco de eco en la mente de Maca, pero al ver como Esther presentaba desenvuelta a Bea como su novia, se incorporó a la conversación en seguida.

-       ¿Qué metedura de pata, no? Bea, lo siento… jajaja… discúlpame, no lo sabía –Ana en un principio se vio afrontada, pero la actitud de Esther fue tan cordial y alegre, que al ver que Bea y ella no tenían ningún problema con el tema, se tranquilizó y la saludó con dos besos-.
-       Jajaja… no te preocupes. Encantada –le dijo Bea sin preocupaciones-.
-       Desde luego hija, siempre tuviste buen gusto –le dijo Ana a Maca dándole un codazo amistoso-.
-       ¿Lo dudabas? –sonrió Maca por el comentario-.
-       Ni por un segundo. Tu novia me tenía revolucionadita la sala en aquellos tiempos –le contó Ana a Bea-. Para ser sincera, tengo que decir que el que se fuera hasta me costó dinero. ¡No me mires así! ¡Es cierto! –le dijo a Maca al ver que ponía los ojos en blanco, como si exagerara-. Ni te imaginas las de camareras que he tenido que contratar para sustituir el filón que me proporcionaban tus ligoteos. Hasta que no te fuiste no fui consciente realmente de lo activo y animado que me tenías todo esto.

Todas rieron, y Maca se puso un poco roja, mientras Kate y Ana se saludaban, y entre pitos y flautas, rememoraban viejos tiempos.

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Ana las invitó a copas casi toda la noche. De vez en cuando bajaban a la pista, luego se sentaban. Esther se había perdido un par de veces en la barra, y aprovechando que Kate estaba en ese momento saludando a unas conocidas, Bea y Maca se quedaron a solas.

-       ¿Qué, no te animas? –le preguntó Bea-.

Maca siguió el movimiento de su cabeza. Esther bajaba de nuevo a la pista, y se la veía risueña hablando con una chica.

-       ¿Aún sigues con el tema? –Maca dio un sorbo de su vaso, y luego lo dejó en la mesa-. Bea, no voy a liarme con Esther sólo porque creas que entre nosotras hay algo no resuelto.
-       ¿Sólo lo creo? –preguntó Bea-.
-      
-       ¡Vaya! Entonces una de las dos necesita ir al oculista, porque cuando os chocáis yo veo hasta las chispas –le dijo-.
-       Si claro, y confeti cayendo del techo. ¡Venga Bea, por favor! –Maca trataba de ser razonable, aunque recordar sus reacciones corporales no se lo ponía nada fácil-.

Esther se había pasado casi todo el tiempo bailando con unas y con otras. Incluso con Bea. “Manda huevos… no, si hasta se harán amigas ahora”, pensó Maca en ese instante, y aquel pensamiento un poco venido por una especie de celos, hizo que volviera a coger su vaso de encima de la mesa.
-       Vale, entonces es mentira que te atrae físicamente, que estás bastante rara desde el reencuentro y que cada vez que os cruzáis o hablamos de ella te pones tan nerviosa, que hasta ni tu copa aciertas –le dijo Bea alzando una ceja resuelta-.

Maca miró el vaso, acababa de coger el cubata de Bea y no el suyo. Con fastidio intercambió los vasos.

-       Reconozco que me pone nerviosa, eso no lo niego. Pero es que aún es todo un poco raro, ha pasado mucho tiempo, y pues aún no nos hemos familiarizado, forjar de nuevo la amistad… bueno, todo eso –trató de explicarse Maca con respecto a sus sentimientos-. Además, me siento un poco culpable. Me dijo que lo pasó bastante mal cuando me fui, y no sé, no quiero forzar las cosas con lo nuestro.
-       ¡Con lo vuestro! –Bea sonreía, y Maca se desquiciaba-.
-       ¡Ay, Bea! ¡Con lo nuestro, sí! Con tener un trato cordial, ser amigas, tú ya me entiendes… ¿se puede saber cuántas copas te has tomado? –le preguntó Maca. ¡Vale! Bea y ella no estaban juntas en su sentido más amplio, pero a veces sus libertades eran una pesadilla-.
-       Algunas –dijo ella-.
-       ¡Ya, ya lo veo! –sentenció Maca-.

Bea le dio una tregua, le dio un beso y apoyó la cabeza en su hombro. Se encontraba un poco mareada para debatir todo aquello.

-       ¿Cuándo pensabas decirme que eras la rompe corazones del local en tus tiempos? –le preguntó Bea divertida-.
-       Jajaja… no era ninguna rompe… -Bea levantó la cabeza de su hombro y la advirtió con el dedo-. Vale, lo fui un poquito
-       Y del hospital, que Cruz ya me ha ido con el cuento –puntualizó Bea sonriendo-.
-       Jajaja… bueno, pero allí menos –le dijo-.

Bea volvió a colocar su cabeza en aquel hombro, y Maca le besó el pelo con cariño.

-       Me hubiera gustado conocer a aquella Maca –mencionó Bea relajada en lo familiar de sus afectos-.
-       ¡Vaya, gracias! No sabía que la de ahora te resultara tan aburrida –bromeó-.
-       Yo no he dicho eso, pero ahora que lo mencionas, tienes que reconocer que te has acomodado y mucho. Prácticamente sólo te he visto disfrutar en el trabajo, cuando salimos con la gente, sí… bueno, te involucras, pero lo cortésmente preciso. Además –Bea se incorporó y la miró con el ceño fruncido-, ya no bailas.
-       Jajajaja… ¿Ya no bailo? –a Maca le hizo gracia que se lo dijera poniendo morritos-.
-       No. Te limitas a acompañarme a la pista, y después de escuchar a Ana, empiezo a pensar que soy yo la que no te gusto –le soltó Bea haciendo un “puchero”-.
-       Jajajaja… ¡O sea, qué era eso! –Maca se rió y luego alzó una ceja-. ¿Me está usted proponiendo un baile, doctora Arzhue?
-       ¿En serio? –se hizo la luz en la cara de Bea-.
-       ¡En serio! –le dijo Maca tendiéndole una mano para que se movieran del sitio-.

Las dos se pusieron de pie, y con risas llegaron a la pista para mover juntas un poco el esqueleto.

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-       Acabo de abrir una exposición en el centro –le contaba Esther a la chica con la que se había encaprichado hacía cosa de unos veinte minutos-.
-       ¿En serio? ¡Vaya! ¿Y que tipo de pintura realizas? –se interesó ella-.
-       Mmmm… un poco de todo, ahora estoy en una línea más contemporánea, con juegos entre lo abstracto y el retrato. Esta colección en concreto, es una expresión del cuerpo y el deseo femenino. Se titula “Destrozando la piel”, no sé si te suena.
-       ¡Ohh! ¿Tú eres la artista de “Destrozando la piel”? ¡Madre mía! Claro que he oído hablar de tu exposición, ¿cómo no iba a hacerlo? En el ambiente no se habla de otra cosa, mis amigas ya han ido a verla, yo aún no he podido por falta de tiempo pero… -la chica de pronto se vio un poco sobrecogida al tener a aquella mujer delante-.

Esther esbozó una inmensa y lasciva sonrisa.

-       Cuando quieras, yo te invito –le dijo Esther acercándose sutilmente hacia ella-.

La chica sonrió algo más nerviosa que antes, y ni las luces evitaron que Esther notara su sonrojo. Durante unos cuantos minutos más continuaron hablando del tema, hasta que la imagen de Maca bailando con Bea impactó en sus enturbiados ojos. Después de ver aquello, Esther se vino a bajo, y se despidió con prisas de la joven para ir en busca de Kate.

-       ¡Kate! ¡Kate! –la llamó Esther interrumpiéndola mientras ésta hablaba con unas conocidas-.
-       ¿Sí? ¡Dime! –le dijo, girándose hacia ella para prestarle toda su atención-.
-       Voy a coger un taxi, me voy a casa –la informó más que nada, porque sabía que si salía de allí sin decirle algo la preocuparía-.
-       ¡¿Ya?! ¿Ha pasado algo? ¿te encuentras mal? Yo creí que esta noche querías… -Kate no quería decírselo a bocajarro, pero sabía como terminaban aquellas salidas escopetadas de Esther en las que mezclaba alcohol y una buena dosis de desconcierto-.
-       Sí, ya… -Esther se frotó nerviosamente la frente. “No puedo creerlo… ahora resulta que también consigue caparme y desde lejos. ¡Cojonudo!”, pensó con enfado-. Sólo quería que lo supieras para que no te preocupes, ¿vale?
-       Vale, pero espera –Kate la tomó del brazo, Esther tenía prisa por salir de allí, eso estaba claro-. Me despido y me voy contigo. No te vayas sola.
-       Jajajajaja… -Esther se rió nerviosa-… sí, sí me voy sola.

Kate se quedó parada por su respuesta, pero Esther se acercó a ella y la besó en la boca. Tras separarse del deseo de sus labios alcoholizados, Kate lo entendió todo, no quería pagarlo con ella.

-       ¡Me voy sola!, ¿vale? –le dijo Esther, acariciándole la cara con cariño-.
-       Vale –contestó Kate-.


Luego la vio alejarse de allí, mientras ella aún la seguía con la mirada. Aquella era la primera vez que Esther se había frenado por completo, antes de no mirar, y atropellarla. Sin duda, algo estaba cambiando y Kate, sonrió por dentro.

4 comentarios:

  1. Hola Rox puede ayudarme en comprender cuantos anos tienes todas??? porquè estoy bastante perdida....por lo que me parece creo Maca y Claudia tenga 35/36 anos, Esther 30, Laura 32/33????, Bea 46 (puede ser???), Kate 52??????, Encarna 46/47????, Cruz no se...pero lo que me parece puede ser del todo errado

    gracias besitos
    Ferny

    p.s.: ahora que estoy leyendo todo de nuevo escribare algunos comentarios tambien en los capitulos anteriores :)

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  2. Ohhh! Pues claro que sí te puedo ayudar.

    CROQUIS DE EDADES DE LOS PERSONAJES:

    - Encarna (49) y Victor (52)
    - Kate (45) y Bea (43)
    - Verónica (37)
    - Claudia, Eva, y Maca (36... son de la misma quinta)
    - Laura (34)
    - Esther (31... la benjamina del equipo)

    Espero que esto te guíe un poco ;)

    Besitos

    PD: he ido recibiendo tus comentarios, prometo contestarlos todos. Saludos.

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    1. Ahhh... se me ha olvidado Alex (36)... es de la quinta de Maca, Claudia y Eva.

      Creo que ahora sí que si... listo

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    2. Gracias guapa es de gran ayuda ^___^ sobretodo la de Kate jajajajaja no preguntarme porque pensaba que tenia 52 anos que ni yo lo se de verdad :-D

      p.s.: y yo poquito a poco comentare el tomo 2 y los primeros capis de este tomo tambien

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