Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado, maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer, se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.
Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.
61
La cena
fue tranquila y agradable. Esther llevó a Maca a un íntimo restaurante de unas
amigas suyas y gracias al enchufe pudieron gozar de una velada sin prisas. Maca
estaba insultantemente radiante, hablaba, comía, reía… escuchaba atenta cada
anécdota que Esther quería contarle y la miraba como si no existiera nada más
en aquel momento que ella. Esther se sentía extraña con Maca a su lado, pero
inmensamente feliz, su humor y su diálogo hacían que pareciera que la conocía
desde siempre y el incidente carnal que habían protagonizado, y del que parecían
no estar dispuestas a hablar, pasó a un segundo plano en aquella complicidad
que se estaba creando.
- Bueno
pues ahí estaba yo en el telesillas cuando me dice mi amiga, “ahora cuando
lleguemos al tejado nos tiramos que ya hemos llegado” –le contaba Maca a Esther
una anécdota de juventud de cuando fue a esquiar por primera vez-, y yo claro
está, el grito en el cielo porque no había ido en mi vida y la tía me estaba
diciendo que nos íbamos a tirar de aquel trasto en marcha y a aparcar en aquel
trozo de tejado de nieve donde había un hombre esperando. Yo le dije que estaba
loca, que no me tiraba ni por asomo, pero cuando llegamos a la altura levantó
la barra cogió mi mano y allí que fuimos. Yo no sé ni cómo no nos
descalabramos.
- jajajaj…
¡No me lo puedo creer! –se reía Esther de ella, porque acababa de descubrir que
Maca cuando se animaba era muy graciosa y empezaba a gesticular para contar las
cosas-.
- jajaj…
pues créetelo porque aún hay más. Nos meten en una pista cerrada y un tío nos
dice que nos va a dar las nociones básicas, cuatro tonterías del equipo, que
por cierto yo me sentía un robot con las botas esas puestas. ¡Por Dios que
incomodidad… jajajaj…! -siguió contándole Maca-. Así que imitamos todos al tío,
y llega la hora de los frenos, y el monitor nos dice que hay que girar los
esquís hacia dentro sin que se lleguen a cruzar. Pues bueno, ¿tú podías? Porque
yo desde luego no… jajajja… no sé si sería el acojone del principiante o que
mis adductores eran tremendamente fuertes, porque cada vez que los giraba se me
cruzaban los esquís y allí no había manera.
-
jajjajajajaj…. ¡Pero si es súper fácil…! jajajjaja –se sorprendía Esther sin
parar de reír por las caras de Maca-.
- Sí súper
fácil, dice… el tío nos suelta en la pista así sin más, yo miré a mi amiga y le
digo: “¿y ya está? ¿así pretende soltarnos por el mundo?” , a lo que ella me
responde lo mismo que tú, porque ya había esquiado antes, que era súper fácil y
que empezaría por enseñarme la pista de novatos –Maca hizo un alto en su
conversación para recalcar bien lo que venía a continuación-… jamás, jamás,
jamás… me destrocé el culo como lo hice en aquella puta pista de nieve, por más
que quería frenar, los bichos esos se me cruzaban y me caía, al final dejé de
intentar juntar las putas piernas y me tiraba de culo directamente, porque era
el único modo de frenar. ¡Horrorosoooo!
Esther empezó
a reír como una loca, no se podía creer lo que Maca le estaba contando, pues
aunque aquello hubiera ocurrido cuando tenía unos 14 años, viendo a la mujer
que tenía delante, le parecía imposible que hubiera algo en lo que fuera una
patosa chistosa.
- jajjaja…
¿me estás diciendo que no aprendiste a esquiar? …jajajajja –le preguntó Esther
entre risas-.
- ¡Nop!
Apreciaba y sigo apreciando demasiado mi trasero como para volver a dejármelo
en aquellas pistas… jajajjajaj…. –le dijo Maca-.
-
jajjajaj… esto sí que es grande, una pija que no sabe esquiar…jajajaj… -se reía
Esther mientras terminaban los postres y pagaban la cuenta-.
- jajajaj…
¡se te cayó el mito, verdad!.. jajajaj… -se rió Maca también de los hechos-
- jajjaja…
¡totalmente!…jjajaja –siguió Esther fingiendo cara de desolación-.
Prolongaron
un poco más la sobremesa y luego salieron rumbo al Dulcinea. Esther estaba
encantada con aquella nueva Maca cercana y relajada, ninguna de las dos trataba
de coquetear con la otra, simplemente se encontraban extrañamente a gusto
juntas.
Cuando
llegaron a la puerta Emma, la guarda de seguridad, abrazó a Esther como siempre
y Maca sonrió ante el afecto que se tenían. Le tendió una mano a Emma para
saludarla cuando Esther las presentó, pero la mujer le propinó un abrazo al
cual Maca respondió agradecida. Luego se encaminaron dentro del local, Esther
sin pensarlo cogió la mano de Maca y tiró de ella…
- Ven, Eva
debe estar ya en algún palco –le dijo Esther a Maca acercándose a su oído-.
Maca le sonrió
y se dejó guiar hasta la zona alta donde Eva empezó a hacerles gestos con ambas
manos para que la vieran. Cuando llegaron a la altura del reservado, Esther
presentó a Eva.
- Maca, te
presento a Eva, mi mejor y más loca amiga –le dijo Esther sin tanto grito
porque allí se podía hablar mejor que a ras de pista-. Eva esta es Maca.
-
¡Encantada! –le dijo Maca dándole dos besos -.
- Igualmente
–respondió Eva un poco cortada por la divinidad que tenía frente a sus ojos. Aquella
mujer era más impresionante de frente-. Pero sentaros, sentaros… Maca, tú ponte a mi lado, que a ésta la tengo
muy vista ya.
- ¡Oye!
¡No tengas morro! .. jajjaja… -se quejó Esther-.
-
jjajajja… la verdad es que yo también la tengo un poco vista sí… jajaj… -se
animó Maca a chincharla también y se sentó junto a Eva con Esther a su otro
lado dándole un codazo-.
Maca y Eva
se miraron y se rieron por la cara que había puesto Esther. Luego empezaron a
hablar las tres de cosas, Eva preguntó a Maca sobre a qué se dedicaba y el
típico interrogatorio preliminar, al que Maca no tuvo ningún reparo en
contestar. Eva se sorprendió de lo fácil y divertida que era Maca, pues por lo
que le había sonsacado a Esther, no se la había imaginado así.
-
¡Entonces tú eres la que me bautizó como la “buenorra de la moto”! ¿no? –le
espetó de pronto Maca mientras Eva estaba bebiendo un sorbo de su bebida-.
De la
sorpresa, Eva escupió al frente el trago atragantándose con la pregunta.
-
jajajjaja… ¡que te ahogas!... –le dijo Maca dándole unos golpecitos en la
espalda mientras ella y Esther se reían-.
-
jajjajaja… ¡eso te pasa por dejarme mal a mí! … -remató Esther a su amiga-.
-
¡joder!... ¡cugrafas! –tosió Eva-… Sí es que eres una chivata tía
-
jajajajaj… no cambies de tema anda … -le dijo Esther-.
-
jajajajaj… ¿fuiste tú, no? –le volvió a preguntar Maca-.
Eva se
repuso, y se colocó la mano en el pecho en acto teatral.
- ¡Mea
culpa, mea culpa!... ajjajaj… pero joder, mira que estás buenaaaa tía -le dijo
Eva volviendo a su estado natural-.
Las tres
empezaron a reír por aquel arrebato de sinceridad de Eva, incluida Maca que más
que avergonzada y tímida, como solía mostrarse con Esther, se sentía en su
salsa con aquel humor descarado de Eva.
La velada
continuó, hasta que a la una y media llegó Laura con una mujer de su mano. Era
más o menos igual de alta que Eva, pero más morena y con ojos oscuros. A Eva se
le cambió la cara nada más verla, aquella tía era guapísima y babeaba con Laura
a su lado.
- Irene
esta es Esther –las presentó Laura-.
- Hola
Irene –le saludó Esther-.
- Ella es
Eva –le señaló Laura a su amiga-.
- Hola –le
dijo Eva extendiéndole la mano aprovechando que estaba lejos para no tener que
darle dos besos-.
- Y… ella
es… -dijo Laura poniendo cara de alucinación total-.
- La
Diosa… -soltó Eva de pronto con una sonrisa-.
Laura la
miró perpleja, no podía creer que Eva lo estuviera diciendo en voz alta. Maca
sonrió y luego miró a Eva interrogante, pues Esther trataba de no reír por la
cara de Laura y el descaro de Eva.
- Es que
Laura te llama la “Diosa”.. yo “buenorra de la moto”.. y ella “Diosa”… -terminó
de rematar la faena Eva haciendo que a Laura se le agolpara todo el calor del
local en las mejillas, mientras Irene miraba primero a Laura, luego a Eva y
luego a aquella mujer de la que no conocía el nombre aunque le sonara su cara-.
-jjajaj…
bueno no sé si soy esas cosas, pero me llamo Maca, encantada de conocerte Irene
–le dijo Maca a la joven-, y tú debes de ser Laura por lo que dice Eva –siguió
presentándose Maca dándole dos besos a Laura que se había quedado más que
avergonzada-.
- Anda
sentaros, creo que es hora de pedir otra copa…jajajaj… -concluyó Esther que
llamó a la camarera para que les tomara nota de una ronda-.
62
La
camarera sirvió las copas, y poco a poco se fueron poniendo al día. Laura se
acercó a Maca para hablar con ella aprovechando que Esther iba al baño, y le
contó que tenía su número de la revista “Nosotras” con ella subida en la Harley
desde hacía ya tiempo, entonces Irene cayó en la cuenta de por qué le sonaba
Maca… Laura no se podía creer estar hablando con aquella mujer cara a cara,
pero así era y lo mejor de todo es que no sólo era guapa, sino también muy agradable.
- ¿Entonces
os conocéis desde hace mucho? –preguntó Maca a Laura refiriéndose a su
acompañante-.
- No, la
verdad es que hace sólo apenas un par de semanas –dijo Laura-.
- Sí, pero
en cuanto le puse el ojo encima me encandiló, sólo que se hizo la remolona y no
aceptó salir conmigo hasta hace un par de días, ya no sabía que inventarme para
ir a verla –explicó Laura y Eva que estaba al lado de Maca atenta, apuró su
copa y le pidió otra a la camarera-.
- Un
whisky… doble… -puntualizó Eva-
Laura la
miró interrogante, Eva solía beber pero siempre moderadamente.
- Es que
estoy sedienta –dijo Eva a la pregunta no formulada-.
Irene no
pareció percatarse, pero Maca sí tras ver la expresión entre ellas, allí pasaba
algo. Siguieron hablando de trivialidades y Esther volvió a la mesa.
- ¿Me he
perdido algo? –preguntó con una sonrisa, aunque su mirada estaba plenamente
centrada en Maca-.
- Nada
importante –le dijo Maca devolviéndole la sonrisa-
Luego le
hizo un hueco a su lado mientras Laura volvía a prestarle atención a Irene que
no dejaba de acariciarle el muslo. Eva miraba a la parejita sin saber qué era
lo que la ponía tan furiosa, pero lo estaba y como no llegaba su copa, buscó
una forma de distracción.
- Esther,
¿bailamos? –le preguntó poniéndose de pie-. ¡Necesito un buen apretón!
Laura dejó
de mirar a Irene para atender a Eva, sabía qué pasaría después de bailar con
Esther, y aunque lo tenía asumido desde hacía mucho, no podía evitar que le afectara.
Esther miró a Laura aunque sus ojos no se cruzaron, luego miró a Eva y por
último a Maca como pidiéndole permiso.
- Ve, ve
con ella… -la animó Maca y le dio un empujoncito para que se levantara del
asiento-.
- Venga
vamos, pero las manos quietas –le dijo Esther con sorna-.
- Eso lo
discutiremos allí abajo –se animó Eva coqueteando con su amiga y la siguió a la
pista de baile-.
A pesar de
que Irene le hablaba, Laura no podía evitar mirar hacia la pista de baile de
vez en cuando. De pronto Maca, que había permanecido en silencio mirando a
Esther y Eva para no molestar a la pareja, habló.
- ¿Qué
bien bailan, verdad? –mientras las contemplaba con envidia, ella sería incapaz
de moverse así junto a Esther, estaba segura que se desmayaría-
- Sí, Eva
no se movía mal antes, pero Esther ha sido en muchas cosas su mentora… y este
baile lo tienen muy ensayado, a Eva le ayuda a ligar –dijo Laura como si no
hubiera nadie que pudiera escuchar sus palabras-.
Maca e
Irene se le quedaron mirando, hasta que su chica se animó a entrar en la
conversación.
- ¿Eva
utiliza a Esther para ligar? No lo entiendo, es muy mona, no lo necesita
–determinó Irene prestando atención a la pista-.
- Bueno,
claro que no la necesita, pero es un juego para ella. ¿Ves lo que hace Esther?
–les indicó a ambas mujeres-, parece que es Eva la que la lleva pero ves dónde
pone las manos, y la pierna… en realidad es Esther quien la guía, pero Eva
queda de puta madre al lado de ella, ya verás la cantidad de chicas que se
acercan cuando Esther se aparte. Todas querrán bailar con ella… ¡cabrona
insaciable!
Maca e
Irene se miraron de nuevo, y luego la miraron a ella, pero Laura ya estaba con
la pajita de su vaso en la boca sin prestar atención a nadie. Aquel “cabrona
insaciable” le había salido del alma, de aquello no cabía la menor duda, pero
ninguna se atrevió a preguntar. El silencio se rompió cuando la camarera dejó
la bebida de Eva en la mesa, entonces Irene se animó para pedirle a Laura que
bailaran, y ella aceptó. Maca se quedó en la mesa contemplando, aquel local le
gustaba, pero lo que más le gustaba era ver a Esther moverse.
De pronto
una mujer se acercó a la mesa.
- ¡Hola!
Perdona que te moleste –le saludó la chica-, pero no he podido evitar acercarme.
¿Eres Macarena Wilson, verdad?
Maca de
pronto dejó el refresco para mirar a aquella mujer de pies a cabeza, era de
estatura media, pelo corto, más joven que ella y sonrisa dulce… no estaba mal,
pero evidentemente no le interesaba.
- Sí, ¿nos
conocemos? –le preguntó Maca aturdida-.
- Mi madre
y yo fuimos hace un par de meses a las bodegas, somos las propietarias de
“Vinos Nuñez” –le aclaró la chica-.
Entonces
Maca cayó en la cuenta de quién era y la invitó a sentarse con ella, el mundo
desde luego era un pañuelo.
En la
pista de baile, Laura bailaba con Irene más despreocupada y alegre, mientras
Eva bailaba con Esther cada vez más tensa.
- ¿De
dónde coño habrá salido “esa”? “Me encandiló…No sabía que inventarme para ir a
verla”… -dijo Eva remedando a Irene, mientras se agarraba a Esther porque la
música ahora era lenta-… por favor, así no liga ni mi abuela.
- ¿Detecto
celos? –le pinchó Esther con una sonrisa-
- ¿Yooo?
¿De qué? ¿De ESO? –señaló con desprecio a Irene con la cabeza aprovechando que
no las veían-.
- jajajja…
¡sí, ya veo que no! –sentenció Esther y trató de apartarla con un par de giros
de la proximidad de Laura e Irene-.
Al
levantar la vista y buscar a Maca se dio cuenta de que había alguien sentado a
su lado, se puso tensa de pronto.
- ¿¡Quién
es esa!!? –preguntó parándose en la pista-.
Eva miró
hacia el palco.
- ¡Una!
¡Está buena, yo me la tiraría! –dijo Eva despreocupadamente-.
- aggg… ¡tú
eres una salida! –le pegó Esther un codazo-. No me lo puedo creer, la dejo unos
minutos sola y se le echan encima. ¡Ya no respetan nada!
- ¡Bueno,
normal! Es que Maca está tremenda… a ella no dejaría de tirármela que es
distinto – y Esther la miró con un cabreo evidente-… jajajaj… ¿Celosa?
- ¡No
digas tonterías! ¡Es libre de hacer lo que quiera! –le dijo Esther, pero volvió
a abrazarse a Eva para que no le viera la cara mientras no dejaba de contemplar
la escena en el palco.. “¿¿quién coñooo es esa, joder??” siguió pensando-.
- Ella
también es libre –dijo Eva apoyando la cabeza en el hombro de Esther-.
- ¿Quién?
–Esther estaba demasiado atenta a Maca para prestar atención-.
- Laura…
hace mucho que no sale con alguien, me tendría que alegrar por ella –dijo Eva
en un momento de cordura, pero cuando volvió a mirar a Laura y vio que la policía
la estaba besando la locura volvió a aparecer-…. HOSTIAAAAAAA QUE SE LA COMEEEE
Esther se
sobresaltó por el grito de Eva en su oído…
- Mierda…
Evaaaa… -le gritó Esther apartándose de ella-.
- Ven aquí,
joder… -se quejó Eva, y tiró de Esther para que siguieran bailando-. ¡Se la
está comiendo la muy cerda!
Le susurró
Eva bajito, pues ya había llamado la atención a su alrededor, y dando una
vuelta, dejó a Esther mirando hacia Laura para que viera de quién hablaba.
- Bueno,
están saliendo… es normal, ¿no? Acabas de decir que es libre –le recordó
Esther-.
-
gggrrrgrgg… ¡ten amigas pa esto! –gruñó Eva y dejó de bailar enfilando para el
palco-.
- ¿A dónde
vas? –le preguntó Esther con sorpresa-.
- Ha
espantar a la hija puta que se ha sentado con tu Maca y a mamarme de whisky –le
dijo-.
Y antes de
que Esther pudiera ir tras ella, una chica que conocía le pidió que bailara con
ella. A Esther no le apetecía, pero le sabía mal rechazarla, además no quería
que Maca pensara que volvía al palco por algo que no era… así que continuó en
la pista de baile esperando que Eva apartara al moscardón que reía animadamente
con Maca.
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