jueves, 19 de junio de 2014

Pretty Bollo -cap 63 y 64-


Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado,  maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer,  se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.

Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.


63

Eva llegó al palco y miró a la niña que estaba junto a Maca riendo.

- Hola, ¿tú quién eres? –le preguntó directamente, no tenía ganas de ser elocuente-.

Maca miró a Eva sentarse y coger el whisky, aquello no pintaba muy bien por la cara que traía.

- Es Nuria, una cliente de las bodegas. Nuria te presento a Eva, una amiga –las presentó Maca y Nuria le tendió la mano-.
- Es un placer, por cierto bailas muy bien, te he visto ahí abajo con tu novia –le dijo Nuria distendida-.
- No es mi novia, es la de Maca –le soltó Eva pegándole otro trago al vaso, sin dar importancia a lo que acababa de decir-.

Nuria miró a Maca, pero ella no se inmutó, no solía entrar en aquellos derroteros, además en cierto modo era cierto. Maca estaba con Esther ahora, y hasta que no fuera capaz de salir de aquel pozo, no se veía preparada para estar con nadie que no fuera capaz de manejar la situación. No quería que volcaran en ella sentimientos ni estaba preparada para volcarlos en otra persona con igualdad.

- Ah, no lo sabía –dijo Nuria un poco desconcertada, y sonrió a Maca- ¡Es muy guapa!
- Sí, lo es –dijo Maca devolviéndole la sonrisa-.
- Bueno, os dejo… que ya te he entretenido bastante. Dale recuerdos a tu padre, y dile que los vinos que nos recomendó están siendo un éxito –se despidió Nuria de ellas-.
- Se los daré, recuerdos a tu madre también, un placer volver a verte –le dijo Maca y le dio dos besos poniéndose de pie.

Maca vio a Nuria alejarse de la mesa, luego se sentó de nuevo junto a Eva que estaba liquidando el vaso recién estrenado.

- Por lo que veo, la noche no se presenta muy boyante para ti, ¿no? –le dijo Maca con una sonrisa-. ¿Es por Laura?

Eva levantó la vista del vaso, no podía ser que una desconocida se diera cuenta de aquello, mientras que ella había tardado años en percatarse de la posesión que ejercía sobre Laura.

- Creo que acabo de darme cuenta de que soy una de esas amigas posesivas-celosas –dijo Eva encogiéndose de hombros- ¡Soy lo peor!
- Bueno, no tiene por qué ser el fin del mundo tampoco –dictaminó Maca-.
- Es que no me gusta que esté con la poli, no me fio –le dijo Eva-
- Parece buena gente, pero en fin, tampoco es que la conozca demasiado –le dijo Maca-.
- ¡No cuajarán! –determinó Eva con convicción-.
- ¿Cómo estás tan segura? –le preguntó Maca tratando de distraerla-.
- Por qué la conozco. Laura necesita a alguien que la haga reír, salir de sus comederos de cabeza… y no una persona disciplinada, educada, y políticamente correcta que acentúe aún más el sentido del deber que Laura ya tiene de por sí –dijo Eva entre suspiros mientras se recostaba en el asiento-.

Maca esperó, sabía que Eva estaba tratando de asimilar cosas que no se había planteado hasta ahora. Pasado unos segundo Eva la miró, y Maca le respondió con una media sonrisa.

- Perdona que fuera borde con esa chica, no tenía ningún derecho a hacerlo –se disculpó Eva por lo de Nuria-.
- No te preocupes, no creo que se ofendiera. Además, no dijiste nada malo –la tranquilizó Maca-.
- Dije que Esther era tu novia –le recordó Eva frunciendo el entrecejo-.
- jajajaj… en cierto modo lo es, estoy con ella y no me siento capaz de estar con nadie más en estos momentos –le fue sincera Maca-.
- Pero eres libre para tener otro tipo de relaciones, ¿lo sabes, no? Quiero decir que aunque estéis en el “MES” –y con ello Eva quiso señalar la relación laboral que aquellas dos mujeres mantenían-, puedes tener todo a la vez.

Maca se inquietó un poco con la idea, sabía que Eva también era acompañante de lujo como Esther, porque le habían puesto al día, pero no estaba preparada para volver a la realidad de boca de una “casi” desconocida.

- Sí, lo sé –fue todo lo que se le ocurrió decir-. Sólo que no me siento en condiciones ahora mismo de mantener relaciones con otras personas, es difícil de explicar.
- Pues no lo expliques, no es necesario. ¿Nos pedimos un trago? –le preguntó Eva con una sonrisa-.
- ¿No acabarás tirada en una cuneta con tanto alcohol en el cuerpo? –le bromeó Maca-.
- Buaaa… yo aguanto lo que me echen… jajajajaja... –le dijo Eva dando por zanjado el tema, luego levantó una mano y llamó a la camarera, esta vez le pidió la botella entera y un par de vasos-.

Al cabo de treinta minutos, Eva ya no era lo que era. Maca en cambio se mantuvo sobria mientras atendía a los balbuceos de Eva que viendo que Laura desaparecía con Irena, empezó a despotricar de lo lindo bajo los efectos del alcohol.

- ¿ZZzabes? No es capaz ni de decir cuándo echó el último polvo… -relataba Eva con la lengua ya arrastrada-.. por diol… si hastaaa quien no lo hazzeee zeee lo inventaaaa, es una norma no ezzcritaaa.
- jajjaja… bueno creo que definitivamente estás un poco “piripi” –le dijo Maca quitándole el vaso de las manos-.

Eva la miró como si le acabaran de contar el secreto más gordo del planeta.

- ¿Qué es “piripi”? –le preguntó con cara feliz-.
- jajajja… borrachina, cómo tú estás ahora mismo… -le dijo Maca entre risas-.
- ¿Y por qué tú no estás “piripi”? –le preguntó de pronto Eva con pavor-.
- jajajja.. porque una de las dos tiene que ser la cuerda aquí, ¿no te parece? –le dijo Maca-.

Eva lo meditó apenas unos segundos, luego cogió de nuevo un vaso lleno de la mesa.

- Entoncesss tú la cuelda… y la que tienes al lado, que se cojaaa un va… un vazooo –le dijo Eva tendiéndole un trago a la estela que veía de Maca ahora que ya tenía un poco de visión doble-.

Maca se echó a reír como loca, Eva también rió reconociendo que no estaba en condiciones, entonces Laura e Irene llegaron, y Eva trató de comportarse lo mejor posible. Laura, Irene y Maca empezaron a entablar una conversación, sin embargo de tanto en tanto Laura miraba a Eva que seguía aferrada a su vaso y no decía ni mu para no cagarla.

- ¿No crees qué estás bebiendo más de la cuenta? –le preguntó Laura a Eva no pudiéndose resistir más-.
- ¡Estáaa todo controlaadoo! ¡Mañana no trabajo! –le dijo Eva guiñándole un ojo y volviendo a alzar la copa-.
- ¿En qué trabajas Eva? –quiso saber Irene, la poli-.

Laura se puso blanca de pronto, sabía que no podían decirle la verdad y tenía miedo de que Eva en aquel estado se olvidara de toda razón.

- Gogó.. –le dijo Eva y se puso en pie para levantarse el suéter-… ¿vezzz? ¡tabletitaaaa… niñas ñam ñam en pista!

Maca no se pudo contener y se empezó a reír, pues a Laura se le había caído la mandíbula de cuajo y a Irene se le habían puesto los dientes largos con la tripa de aquella mujer descubierta en plena cara. De pronto Esther volvió a aparece.

- ¿Pero qué haces despelotándote? –le preguntó Esther entre risas-. Ya veo, me voy un momento y orgía..jajja…. que poca vergüenza.
- jajaj… No, no… le decía a .. a… -trataba de acordarse Eva-.
- Irene… -le escupió Laura con fastidio-
- Ezooo… a Irene, que soy “gogó”… pero toca, tocaaa…. –le decía Eva pidiéndole a Irene que le tocara la tripa-.

Esther miró a Maca, y ésta le hizo una señal de que Eva iba mal. Temerosa de que Eva perdiera los papeles frente a la poli cogió las riendas de la situación.

- Anda ven aquí -le dijo Esther con una sonrisa, y le bajó el suéter. Eva se colgó del cuello de su amiga-.
- Ohhh… que te quierooo amigaaa… -le decía Eva melosa-.
- jajajaj… sí, sí, ya lo sé, anda siéntate que estás tontita hoy –le dijo Esther, y se sentó al lado de Maca con Eva al otro lado-.

Laura e Irene empezaron a hablar entre ellas ya calmada la escena, Eva pareció medio dormirse recostada en el sillón y Esther aprovechó para prestar atención a Maca.

- Hola gatita –le susurró Esther girándose hacia ella-.
- Hola –le sonrió Maca en respuesta a su afectuoso saludo-.
- ¿Te has aburrido mucho sin mí? –quiso saber Esther-.
- No, la verdad es que no… por cierto, ¿tú quién eras? –le pinchó Maca-.

Esther abrió la boca con indignación, luego intentó hacerle cosquillas…

- Serás…. –le dijo entre risas, Maca también rió y le cogió las manos para que dejara de hacerle cosquillas-.
- Vale, ya me acuerdo de ti -le susurró Maca apartándole el pelo de la cara-. La diabla bailarina.
- ¿Diabla bailarina? –repitió Esther interrogante-.
- Es lo justo después de “vampiresa alcoholizada” –le recordó Maca con una sonrisa pícara-.
- ¡Touche!... ajajajaj… -se rió Esther-. ¿Sabes?
- Dime -contestó Maca-.
- Sigo queriendo bailar contigo –le dijo Esther, y sin querer, se quedó unos segundos mirando aquellos labios carnosos que lucía Maca-.

Maca se inquietó un poco, la noche había sido muy fácil hasta el momento, pero no sabía cómo respondería si Esther empezaba a atacar.

- ¿Así, sin anestesia? –se quejó Maca sonriendo-.
- Sin anestesia, no la necesitas –le aseguró Esther devolviéndole una sonrisa tranquilizadora-.
- No sé -dudó Maca-.
- Ahora toca la hora de canciones lentas, será como cuando me abrazas –le argumentó Esther viendo que aquella Maca reculaba-. ¡Venga! ¡No va a pasarte nada!

Le dijo Esther, y se puso en pie para tenderle una mano. Maca la miró, se sentía bien consigo misma y con Esther, así que pensó que quizá era hora de hacer caso a Ana y dejarse llevar un poco por la experiencia de aquella mujer. Maca le cogió la mano y se puso en pie, Esther dejó encargado a Laura que vigilara un ratito a Eva, y luego condujo a Maca hacia la pista de baile. Por fin iba a volver a tenerla pegada a ella, sólo de pensarlo se le ponían los pelos de punta.

64

El centro de la pisa estaba oscurecido, sólo unas luces desenfocadas y tenues caían sobre las parejas de baile que amarradas, se habían lanzado a moverse lentamente por la pista. Nadie miraba a nadie, sin embargo Maca sentía ojos por todas partes como si pudieran percibir el desazón que lentamente se iba instaurando en su vientre. Esther apretó su mano tranquilizadora, se paró en un rincón de la pista y se puso frente a Maca.

- ¿Todo bien? –le preguntó con una sonrisa-.
- Sí, creo que sí –le contestó Maca mientras veía como Esther se acercaba ella-.
- ¡Estupendo! –le dijo Esther dulcemente y se pegó al cuerpo de Maca abrazando aquella cintura y mirándola a los ojos-.

Maca comprobó que salvo por la música y la gente, no era muy distinto a abrazarla, podía hacerlo y con ese pensamiento, pasó sus manos por el cabello de Esther que entrecerró los ojos por la caricia. A Maca un nudo se le posó en la garganta contemplando la escena, luego siguió deslizando sus manos por los hombros de aquella mujer hasta terminar abrazándola completamente. Se movieron despacio, Esther sonrió y Maca se relajó, era agradable. Estrechó su abrazo para acercarla más, Esther se dejó caer en aquel lazo irresistible y apoyó la cabeza en su hombro. El perfume de Maca volvió a martillear en su deseo con sutileza y eficacia. “Mmmm… me moriría en tu aroma si me dejaras”, pensó Esther y hundió más su cara en el hueco de aquel cuello cálido. Maca tiritó al sentir el roce, pero cerró los ojos y se dejó llevar, todo seguía en orden, no había peligro. Ambas siguieron moviéndose ligeramente por la pista, balanceadas por el sonido de la primera canción. Sin darse apenas cuenta habían sobrevivido a aquel primer asalto.

Una nueva canción empezó a oírse en los altavoces del recinto: HOOVERPHONIC – MAD ABOUT YOU.

Sus cuerpos seguían enlazados estrechamente, sin embargo algo cambió tras la primera estrofa, la cadera de Esther se afianzó contra la de Maca, y la alta mujer empezó a recorrer la espalda de Esther con las manos embriagada por su proximidad. El calor entre ellas crecía despacio pero inminentemente, era tan dulce el licor que ninguna sabía si podría privarse de volver a probarlo. De pronto las manos de Esther se movieron en la espalda de Maca respondiendo al hormigueo que aquella mujer estaba dejando en su columna. “Diosss… me volverás loca”, pensó Maca al sentir sobre su camisa el calor de aquellas manos que aún no conocía como le gustaría. Instintivamente apretó a Esther contra sí, el recuerdo del último encuentro atravesó a Esther por la mitad al sentir su pecho estrujarse contra el de Maca… “agggg… quiero hacerlo otra vez”, gruñó Esther mientras se dejaba llevar por aquella marea creciente y el sonido de la música. Sin pensárselo, cambió el ritmo, deslizó las manos descendentemente por la espalda de Maca y acarició aquel trasero sensualmente enfundado que la había llamado a gritos desde que lo había visto. Maca tiritó al notar dónde Esther ponía su mano, pero no se atrevió ni a moverse. Esther retiró el pelo de Maca de su oreja y de su cuello con la mano libre…

- ¿Estás bien? –le susurró, pero siguió acariciándola mientras notaba como algo cambiaba en el interior de aquella mujer-.

Maca se separó para mirarla, seguía en pie pero sus ojos eran oscuros e indescifrables. Esther la miró, sabía que allí al fondo habitaba un deseo inquietante que Maca no dejaría salir fácilmente. Sin dejar que Maca respondiera, volvió a abrazarse a ella, una pierna deslizada sutilmente entre aquellos muslos suaves, una ligera presión de su cadera sobre la de ella… Maca se aflojó, apretándola con fuerza para no caerse. “Gatita.. no voy a soltarte”, pensó Esther loca de deseo por acariciar más profundamente a Maca. Como si la oyera, Maca se dejó hacer, Esther dio un paso más y condujo con maestría a Maca contra su cuerpo, las manos volvieron a descender lentamente por aquella espalda, hundió su cara en el cuello de aquella Diosa y lo besó dulcemente. Maca suspiró cerrando los ojos, era tan agradable… Un movimiento de cintura, sus caderas se encontraron entendiéndose, Esther acarició suavemente la parte baja de la espalda de Maca luego volvió a profundizar en aquel cuello que la reclamaba.

- ¡Dios! –gimió Maca en su oído, Esther se encendió-.

No quería mirarla a los ojos, no quería detenerse todavía. Notó que el cuerpo de Maca volvía a vibrar pegado al suyo, y acarició con la punta de la lengua la carne débil y perfumada en la que se hallaba.

Maca: Está empezando
Demonio de Maca: ¿y qué importa? ¡Lo deseas!
Maca: Sí importa… pero lo deseo
Demonio de Maca: ¿entonces, qué vas a hacer?

La boca de Esther se despertó hambrienta y mordió el cuello de Maca sacándole un nuevo gemido. La alta mujer sintió un tremendo escalofrío.

Maca: trepa dentro de mí
Demonio de Maca: pues déjalo salir
Maca: No puedo, me importa lo que piense
Demonio de Maca: ella no es una chica normal, no pensará nada

Una nueva caricia de Esther reclamando su atención, Maca acariciaba su espalda nerviosa. La presencia del muslo y el deslizar del cuerpo de Esther contra el suyo la hicieron tensarse.

Demonio de Maca: ¿Qué vas a hacer?
Maca: ya no puedo hacer nada… ¡está aquí!

Esther volvió a besar el cuello de Maca con pasión, Maca no pudo contenerse y la cogió del pelo apretando aquella boca con ansiedad sobre su piel. Esther sintió la necesidad de Maca como un remolino de agua que la engullía hacia la profundidad, ancló sus manos con fuerza en el culo de Maca y se perdió en su piel mientras sus cuerpos bailaban una danza muy distinta. Maca empezó a respirar con dificultad, las manos empezaron a maniobrar por cuenta propia. Esther empezaba a marearse, no sólo por Maca, sino por el propio reclamo de su cuerpo. Las manos de Maca encontraron el trasero de Esther y lo apretaron con fuerza atrayéndola hacia sí, fue entonces cuando Esther gimió. “Por Diossss… me vuelve loca” pensó Esther, y entonces sintió como Maca la cogía del cuello y la obligaba a mirarla. Los labios de ambas estaban entre abiertos, el pánico se reflejó en los ojos de Esther ante la evidencia de lo que deseaban y de dónde estaban… Maca lo percibió pero estaba ardiendo. Apoyó la frente contra la de Esther intentando contener lo incontenible.

- No… no puedo besarte, ¿verdad? –le preguntó Maca cerrando los ojos, había mucha gente para perder toda cordura-.
- Maca… yo… -Esther no podía decirle que no, ella también la ansiaba desmesuradamente, pero aquel no era el lugar para empezar a romper sus propias reglas-.
- Diosss… -gimió Maca apretándola contra su cuerpo nuevamente, tratando de respirar, pues sabía la respuesta-… espero estar pasando este examen tuyo, porque me estás matando.

El susurró de Maca atravesó a Esther como una espada. “¡¡La estoy matando!!… ¿es un examen? ¿para quién de las dos Maca, para quién?” pensó Esther abrazándola. Maca empezó a tiritar tratando de controlar toda esa energía que se había despertado en ella… Esther se asustó, el cuerpo de Maca casi convulsionaba. La ancló con fuerza intentando no provocarla más, sus pasos se detuvieron al igual que la música.

- shhsss… cariño, ya está, ya está –le empezó a decir Esther suavemente tratando de tranquilizarla-

Pero a Maca le costaba enormemente echar aquel freno atroz. Esther estaba a punto de perder toda razón por aquella mujer, cogió aquella cara entre sus manos y la miró con intensidad.

- ¿Qué necesitas que haga Maca? ¡Dímelo! –le pidió Esther-.
- No, no lo sé… lo solucionaré, tranquila, todo está bien –le dijo Maca con la voz rota y una mirada exhausta mientras trataba de buscar el equilibrio-.

Volvió a apoyar la frente contra la de Esther y se dejó sostener por ella mientras respiraba. Esther volvió a intentar tranquilizarla con sus palabras suaves, Maca pareció encontrar poco a poco el aire que le faltaba…

- Ya pasó –anunció Maca a Esther con una media sonrisa-. Eres una profesora muy dura, ¿lo sabías?

Esther se le quedó mirando, ella no tenía ganas de bromear al respecto.


- No era una clase Maca… este deseo es real, y tenemos que solucionarlo –le dijo Esther preocupada-.

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