Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado, maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer, se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.
Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.
65
Maca se
quedó paralizada, no sabía exactamente a dónde querían ir a parar aquellas
palabras, pero de pronto notó el pulgar de Esther acariciar sus labios y una
nueva ola de calor empezó a nacer entre las brumas. “¿Va a besarme?” se
preguntó Maca aturdida… y notó como Esther se aproximaba inconscientemente. El
pulso volvió a golpear en la yugular de Maca, sus ojos empezaron a pesarle por
el esfuerzo… entonces una voz las sacó de aquel trance en el que se encontraban.
- ¿Quée
ezzztaisss hazziendooo??... –les preguntó Eva metiendo su cabeza entre la s
dos-… Laura y… y… -Eva no se acordaba del nombre-… y la zorraaa ze han empezado
a comerrr los mooorroosss… ¡¡Que azzzzzzquitooo!! ¡¡puaaagggg… puaggg! –empezó
a escupir Eva al suelo y sin querer salpicó a Esther en la cara-.
-
Evaaaaaaaaaaaa… coñooooo, no me escupasss –gritó Esther con hastío mientras se
limpiaba la cara con la mano-.
Maca no
pudo evitar reírse, aquella interrupción la había salvado de perderse para
siempre, y Eva estaba de lo más graciosa escupiendo para todas partes.
- puaajjjj
… puajjjj –seguía escupiendo Eva-.
- Joder.. .
¡Para, cochina! -la regañó Esther y la cogió del brazo-. Estás como una cuba, ¿no
habrás bebido nada más, no?
Eva empezó
a reírse tontamente.
- Me
invitaron a tropicoco -dijo Eva finalmente-.
- ¿Quién?
–se escandalizó Esther, pues el tropicoco era un tipo de chupito parecido al
pipiolo que le había dado a Maca-.
- Una
rubia que me encontreee en la barra… -le dijo Eva-.
- ¿Pero no
te estaba vigilando Laura? – puso el grito en el cielo Esther desesperada por
aquella inoportuna interrupción-.
- ¡Queee
eztaaa con la cachooo putaaaa esaaa…. Muak.. muakkkk…mmmm… puajjj! -Eva imitaba
los morritos que seguramente se estaban poniendo Laura e Irene y empezó a
contonearse y abrazarse a sí misma como si se estuviera metiendo mano-.
Esther no
pudo evitar ya reírse tras ver la cara de contención de Maca por no
desternillarse de risa ante tal payasa y borrachera.
- Maca,
¿me ayudas? –le indicó Esther para que le echara una mano con Eva-.
- Claro,
un placer –y cogió a Eva por el otro brazo imitándola-
- ¿Ondeee
vamosss… bombonazzosss? –se dejó arrastrar Eva mientras las miraba primero a
una y luego a la otra-.
- A casa…
merluza, que te has cogido una tajada –le dijo Esther-. Maca siento no poderme
quedar en casa esta noche, pero con ésta así, no puedo dejarla sola.
- ¿Por qué
no nos la llevamos a mi piso?, así puedo echaros una mano. Tú duermes con ella
en la cama y yo en el sofá –le dijo Maca
de pronto haciendo que Esther se parara en seco por su ofrecimiento-.
- ¡Es un
marrón Maca! Nosotras estaremos bien, además no quiero que duermas en el sofá
–le dijo Esther. Eva simplemente iba de una a otra como en un partido de
tenis-.
Maca se
olvidó de que Eva estaba allí y habló con sinceridad.
- Esther,
prefiero saber que estás en casa aunque no duermas conmigo, me tranquiliza, por
favor quédate en casa –le pidió Maca y Esther tiritó por aquella necesidad
cristalina que otra vez la golpeaba dejándola tonta-.
- Yo me
quedo... y te echo un polvo ziii quieressss, tia guenaaa –le soltó de pronto
Eva-.
Esther y
Maca la miraron, y se echaron a reír al unísono.
- Anda…
tiraaaaa…. Tiraaaa, que me tienes contenta –le dijo Esther y las tres enfilaron
hacia el palco para recoger las cosas-.
Al llegar…
- ¿Pero
dónde coño estabas? Me he girado un momento y no te he visto, casi me da un
ataque –apareció poniendo el grito en el cielo Laura-.
-
¡Tranquiii moranquiii.. que eztoy aquí! ¿Qué pasa guapa? –le dijo Eva
colgándose de su cuello-.
- Pero
mira que has pillado una tajada tonta, eh… ya verás mañana cuando te
despiertes. Venga, que te voy a llevar a casa, ¿no te importa verdad? –se
ofreció Laura a encargarse de Eva mientras se disculpaba con Irene-.
- No, no..
tranquila, lo comprendo. Te acompaño si quieres –le dijo Irene-.
Eva las
miró a las dos sin entender, de pronto se soltó de Laura.
- Ehhh…
que yo me pirooo con Maca y Esther, que vamos a hacer un trioooo… ¿esoo es
delitooo poliii? –le preguntó Eva sentándose al lado de Irene que le sonrió
haciéndose cargo de la situación-.
- Si lo
es, no voy a decir nada –le dijo Irene-.
- ¿¿Zabees??
No te invitooo porque no ze si con tres coñosss podríaaaa… que zi nooo… -le
soltó a bocajarro Eva-.
- ¡Ay
Dioooooosssss! –gritaron a la vez Laura y Esther, y corrieron a coger a Eva que
se estaba desbocando-.
- Venga
vamos –le dijo Esther-.
- ¿De
verdad que no quieres que me ocupe yo? –le preguntó Laura un poco preocupada de
ver a Eva en ese estado-.
- No,
tranquila, nosotras somos dos y tú estás con Irene –le dijo Maca tranquilizándola-.
- Bueno
pues… llamarme mañana para ver como quedó la cosa –les dijo Laura-. Y tú, haz
el favor de portarte bien… que tajada más tonta has pillado, gilipollas.
Eva le
sonrió, luego aprovechó un momento en el que el tío vivo que había en su cabeza
se detuvo para dar dos pasos y plantarle un pedazo de beso a Laura en todos los
morros. Laura se quedó paralizada, luego se sorprendió a ella misma respondiendo
al beso. Irene se quedó boquiabierta de ver que aquello era un beso con lengua
en toda regla, Maca y Esther se miraron llenas de sorpresa. Eva y Laura al
final se separaron.
- ayyy la
oztiiaaaaa…. ¿quién le ha daooo el play a las violasss??? –dijo Eva
desconcertada-.
Laura
estaba en estado de shock tapándose la boca con la mano y sin atreverse a mirar
a Irene, sabía que tendría que darle una explicación. Esther miró a Laura,
Laura miró a Esther con cara de… “no digas nada, no digas nada”… Eva trató de
volverse a arrimar a Laura, pero Esther entonces la sujetó.
- Anda
fierecilla… vámonos a dormir, que ya has montado el espectáculo suficiente –le
dijo Esther y Maca la ayudó para guiarla-.
Entre
dientes Eva salió del local y se metió en el descapotable de su amiga. El aire
de la calle, le sirvió para despejarse un poco, mientras las tres ponían rumbo
hacia el apartamento de Maca.
66
El sacar a
Eva medio dormida del coche y subirla hasta el piso, fue toda una odisea. A
aquellas alturas de la noche le había subido tanto el alcohol que su cuerpo era
casi un peso muerto que entre las dos casi no podían sostener.
- A ver
Eva… no arrastres los pies cariño, que no llegamos –le decía Esther mientras la
sacaban del ascensor-.
-
¡piiieezzzz… piezzzz! –decía Eva articulando mucho con la boca-.
- jajaj…
anda déjame a mí, sino no llegamos nunca –le dijo Maca viendo que Eva no podía
dar ni un paso-.
- ¿Qué vas
a hacer? –le preguntó Esther cuando Maca la apartó de Eva-.
- Toma, ve
abriendo la puerta –le dijo ofreciéndole las llaves, y Esther obedeció en cuanto
vio que Maca cargaba a Eva en su hombro como quien lleva un saco de patatas-.
“Virgeeeeennn
santaaa… ésta se me deslomaaa en un momento y no veas el plan…” quiso gritar
Esther, pero visto lo visto, maniobró rápidamente para abrir la puerta y encender
todas las luces. Maca se introdujo en la vivienda con más soltura de la que
Esther esperaba, portando hasta el dormitorio principal, a una Eva que no
dejaba de decir…
- Culoooo…
culooooo…
Pues desde
lo alto de aquella mujer, estaba claro que no veía más que aquel trasero que a
Esther la traía loca. “Será hija putaaaa… la suerte que tiene la salida ésta de
pillarse un pedo”, pensó Esther mientras Maca bajaba a Eva de lo alto y la
dejaba en la cama.
- jajaja… Pesas
un huevo, ¿lo sabías? –dijo Maca entre risas mientras miraba a Eva-.
- ¡Tiaaaa
wenaaaaa! –le ladraba Eva con una castaña que no se veía-.
- jajajaj…
sí, sí, lo que tú digas –le decía Maca muerta de risa-. ¡Ésta va a caer ya
mismo!
Dijo Maca
girándose de pronto hacia Esther, la cual permanecía en el umbral de la puerta
contemplándola. Sus ojos se encontraron y Maca dejó de reír para pasar a
esbozar una sonrisa interrogante.
- ¿Ocurre
algo? –preguntó finalmente-.
Esther se
acercó hasta ellas, y con un gesto le apartó a Maca el pelo de la cara con
suavidad, mientras Eva se abrazaba a su amiga apoyando la cabeza en su vientre.
- Que Eva
tiene razón… ¡Eres guapísima! –le dijo Esther con una sonrisa y Maca se puso
roja de pronto-.
- ¡Tiiiaaa
weeennaaa! –volvió a ladrar Eva-.
Y las dos
mujeres empezaron a reír por la voz casi gangosa que le salía.
- Bueno,
os voy a dejar para que podáis cambiaros, creo que Eva necesita dormir –dijo
Maca-.
Esther la
vio recoger su pijama, unas sábanas y una manta, sin dejar que en su rostro
desapareciera una sonrisa afable. La visión que tuvo de su generosidad, se coló
por algún sendero de su corazoncito sin que apenas se diera cuenta.
- ¡Me has
arruinado la noche, so capulla! –le espetó bajito Esther a Eva cuando Maca
cerró la puerta de la habitación para darles intimidad-.
- Ehh?
–dijo Eva levantando la vista, mientras Esther empezaba a desvestirla-.
- ¡Eh! ¿Eh?...
¡Una mierda! … Yo no me puedo morrear con ese bombón, y tú no veas la pedazo de
exploración que le has hecho a Laura con la lengua. ¡Ya te vale, ya te vale!
–le dijo Esther sacándole los vaqueros y dejándola en bragas y sujetador-.
- ¡Yo te
besooo! –le dijo Eva poniéndole morritos, pues no se enteraba muy bien de lo
que le hablaba-.
- ¡Anda
quitaaaaaa!... jajajaja… ¡Te vas a comparar con Maca! ¡Anda hombree! –la tiró
de un empujón a la cama cuando vio que Eva se le echaba encima-.
- jajaja…
¡Esta wenaaaaaaa! –le dijo Eva-.
- Y además
es buena gente… e inteligente… y dulce… y tiene un morbazo que te cagas –añadió
Esther mordiéndose el labio inferior mientras añadía la última frase-.
- ¡Pisss!
–dijo Eva de pronto con cara compunjida-.
- ¿Piss??
–no la entendió Esther ensimismada en el pensamiento de Maca-.
- ¡Piiissss…
pisssss! –gritaba Eva-
- ¡Ayyy… la
hostiaaa! ¡Vamos! –cayó Esther en la cuenta de lo que le pedía, y la acompañó
al baño-.
Maca vio
corretear a Eva en ropa interior hacia el baño, de cerca le seguía Esther aún
vestida. Se sonrió por la escena, pero no acudió a molestarlas, en su lugar
terminó de cambiarse y arreglar el sofá cama. Al cabo de unos diez minutos,
Maca se preocupó de que no salieran, así que llamó a la puerta.
- ¿Esther,
todo bien? –le preguntó-.
- Sí, sí…
es que lo ha echado todo, la estoy duchando a ver si se le pasa –le dijo
Esther-.
- Si
necesitas cualquier cosa, estoy aquí esperando –se ofreció Maca-.
- ¿No hay
otro albornoz? –le preguntó Esther, el agua ya no corría-.
- No, pero
coge el mío, está limpio -le dijo Maca-.
Tras unos
minutos la puerta se abrió, Maca seguía esperando tras ella. La visión de
Esther con el pelo húmedo y en albornoz, le recordó la ducha entre ellas y lo
que pasó después. Maca sintió que la piel se le erizaba.
- Le he
puesto el mío, y yo me he puesto el tuyo, ya lo lavamos mañana –le dijo Esther,
la cual se quedó un poco descolocada por la intensidad en que los ojos de Maca
la miraban-.
- Tranquila,
no pasa nada –volvió Maca en sí, y miró a Eva- ¿Estás mejor Eva?
- ¡Me da
todo vueltas! –le dijo Eva haciendo un esfuerzo por mirarla. Estaba más
despejada, pero aún no asimilaba mucho lo que pasaba-.
- Me la
llevo para meterla en la cama, que está aun que se cae –le dijo Esther-.
- Vale,
buenas noches entonces –le dijo Maca tímidamente, pues no quería despedirse de
ella tan pronto-.
- Buenas
noches, gatita –le dijo Esther y le dio un beso en la mejilla-.
Luego
enfiló hacia el dormitorio con Eva colgando. Maca se quedó parada unos segundos
con el beso marcando su mejilla y la visión de aquella mujer en las retinas.
Apagó las luces del comedor y del pasillo, y tras ir al cuarto de baño se dejó
caer en el sofá cama.
“¿Qué
hubiera pasado si no llega a aparecer Eva? ¿Qué…?” se preguntaba Maca tratando
de encontrar la postura para dormir.
Conciencia de Maca: ¡Qué te
hubieras lanzado como una bruta!
Maca: ¿Qué haces tú despierta?
Conciencia de Maca: ¡Tú sabrás,
eres tú la que me llamas!
Maca: ¿Dónde estabas cuando te
necesitaba? ¿sabes lo que me ha costado frenarme?
Conciencia de Maca: cuando te
enciendes así, sabes que me dejas encarcelada… no es culpa mía.
Maca: ¿Dios, qué va a pasar?
Conciencia de Maca: ¿Qué quieres
que pase?
Maca: ¡No lo sé!
Conciencia de Maca: ¡Sí lo sabes!
¿te gusta?
Maca: Sí
Conciencia de Maca: ¿Confías en
ella?
Maca: Sí
Conciencia de Maca: ¿Te gustaría
intentarlo?
Maca: ¡Me encantaría!… -dijo Maca
y cerró los ojos mientras se le escapaba un suspiro-… pero, ¿y sí la asusto, o
cree que soy un bicho raro, o… o me utilizan otra vez? No quiero ser de nuevo
una marioneta y sabes que no puedo controlarlo.
Conciencia de Maca: Bueno, pues si
ocurre, la despides y listo
Maca se
inquietó de pronto con aquel último pensamiento.
Conciencia de Maca: ¿Por qué te
alteras?
Maca: ¡No me altero! –mentía-.
Conciencia de Maca: ¡No mientas!
¡Se te aceleró el pulso!...
Maca: …. –guardó silencio-.
Conciencia de Maca: ¿Laaa
quiereeeeeeessssssss???!!! –pegó un aullido su conciencia-.
Maca: ¡Nooo digas tonteríassssss!!!
–se defendió de ella misma-.
Conciencia de Maca: ¡La estás
empezando a querer! ¡Por eso te da tanto miedo arrollarla y lo que piense de
ti! –no daba crédito su conciencia-.
Maca: agggg… ¡Vete a la
mierdaaaaaaaaaaaaaaa!
Y gritando
aquello en su cabeza, se tapó la cara con la almohada para dejar de pensar. El
corazón por su parte no dejó de golpearle en el pecho recordándole que algo en
su interior se removía sin remedio.
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