Pensar en mí, pensar en mí… pensar en mí.
Me lo repito constantemente,
rueda en mi cabeza sin salida
y aún así, me quedo quieta, parada.
Pensar en mí,
cuando mi mundo era de dos,
cuando durante dieciséis años ha sido un nosotras.
¡No tengo ni idea de cómo hacerlo!
Cada mañana me despierto,
mi propósito en pie… mis ganas
a veces fingidas,
pero mis ganas servidas
y en un segundo,
en nada,
vuelvo a pensar en ti.
En ti y en mí,
como si el “uno” fuera el “dos”.
¿Por qué no puedo pensar sólo en mí?
¿Qué espero?
¿Qué pretendo?
¿Qué me pasa?
Me destruyo desde dentro,
porque por mucho que no quiera quererte,
sin embargo te quiero.
sin embargo te quiero.
Con la primera Carta a Amy me dejaste sin palabras, y de hecho, cada vez que la leo me quedo igual (y eso que a mí la poesía como que no...) Pero es que con ésta me pasa exactamente lo mismo. Es impresionante la capacidad que tienes para transmitir sentimientos y emociones. Cada relato tuyo es un auténtico tesoro para quien lo lee. Felicidades!!
ResponderEliminarMuchas gracias imaf!
EliminarSólo escribo poesía cuando tengo algo que sacar desde muy dentro. "Cartas a Amy", evidentemente no entran del todo en este concepto de blog que creé, pero mi momento personal como te estarás dando cuenta si eres capaz de entender y emocionarte con las dos únicas que he colgado, no es precisamente el mejor en estos momentos.
Gracias por dejar tu comentario, y gracias por leerme.
Siempre me sorprende darme cuenta que hay gente al otro lado.
Un saludo.
Cada uno tiene su forma de luchar contra las tormentas no?? Ojalá yo tuviese esa habilidad!! Sin embargo, me da por limpiar toda la casa... ;-) Espero que ese difícil momento no dure mucho y vuelvas a sentirte en paz!!
ResponderEliminarTe seguiré leyendo, ya sea prosa o verso. Ese es tu encanto, enganchas!!
Muchas gracias! Un saludo
EliminarPD: si estás en un momento parecido, espero que no limpies la casa hasta desteñir la pintura de las paredes... ;-)