Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado, maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer, se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.
Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.
69
Eva
pareció dormirse unos minutos, mientras Esther y Maca hablaban en la cocina sobre
el trabajo. De pronto el timbre del portero sonó, Maca se deslizó a abrir la
puerta.
- ¿Quién?
–preguntó en el auricular-. Ah, hola… no, mejor sube. Sí, ahí es.
Esther se
asomó desde la cocina mientras Eva se sentaba en el sofá ya despierta.
- ¿Quién
es? –le preguntó Esther-.
- Laura –contestó
Maca con una sonrisa-.
De pronto
un chillido hizo volverse a las dos.
-
¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¿Lauraaaaaaaaaaa?? ¿nuestra Lauraaaaa? –preguntó Eva
poniéndose de un salto en pie-.
- Sí,
claro, que Laura va a ser –contestó Esther-.
Maca las
miraba sin entender.
- ¡Hostiaaaa,
hostiaaaaa… hostiaaaaaa! –empezó a decir Eva toda nerviosa mientras no sabía
que hacer ni con su ropa ni con su pelo ni con sus manos -. ¿Dónde coño me
escondooooo?
- ¿Qué?
…jajaja… -empezó a reírse Esther entendiendo lo que le pasaba-.
- ¡Ay
madre… ay madre…! ¿Joder…joder dónde me escondo? ¡El armario! –Eva empezó a
correr hacia el cuarto-.
-
¿Peroooo…? –Esther corrió tras ella-.
Maca se
quedó de piedra ante la reacción… “¿pero por qué correee?”. Esther apareció en
el salón frotándose dolorida un brazo.
- No
quiere salir de debajo de la cama… me ha dado una patada que pa qué –se quejó
Esther-.
- ¿Pero
qué le pasa? –preguntó Maca-.
- Qué le
conté lo del beso que le dio a Laura anoche y dice que no puede verla –le
explicó Esther encogiéndose de hombros-. ¡Está loca!
- ¿Pero
ellas? –Maca alzó las cejas sin atreverse a preguntar más de la cuenta-.
- ¿En
confidencia? –le dijo Esther susurrando y Maca asintió con una sonrisa- Laura
está colada por Eva desde hace años, y yo creo que Eva también lo está sólo que
nunca ha querido planteárselo, así que ahora se siente incómoda con el morreo que
se le escapó.
- ¡Entiendo!
–dijo Maca asintiendo-. ¿Me dejas intentarlo?
Le indicó
Maca señalando el cuarto.
-
¡Adelante! Si consigues que salga de debajo de la cama te doy un premio –le
insinuó Esther mientras escuchaba llegar el ascensor-.
- ¿Un
premio? … jajajjaja… Mejor será que no piense a qué tipo de premio te refieres,
o no podré ayudarla –le siguió el juego Maca mientras Esther le guiñaba un ojo-.
Maca
enfiló hacia el cuarto de matrimonio mientras Esther esperó a Laura.
- ¡Hola! –le saludó Laura dándole dos besos -
- ¡Hola
guapa! ¡Pasa, pasa! –la invitaba a entrar Esther-
- ¿En
serio no le molestará a Maca? –le preguntaba bajito-.
- No,
tranquila, está encantada. Quiere que vayamos las cuatro a comer –le dijo
Esther feliz-.
- ¡Ufff
estoy alucinando! –le dijo Laura-.
- jajaja..
ah ya, tu Diosa –dijo Esther acordándose de lo que le impactaba Maca a Laura-.
- No gili,
porque es la primera vez que estoy en la casa de una clienta tuya y encima
vamos a comer con ella –le dijo Laura despreocupada-.
Pero a
Esther aquella verdad la abofeteo en la cara. “Mierdaaaa…. ¡Es cierto!, ¿qué
diablos estoy haciendo?”, se quedó parada Esther por un instante.
- ¿Y Maca,
y Eva? –preguntó Laura sacándola del shock inicial-.
- Están en
la habitación, ahora vienen –le dijo Esther mientras cerraba el sofá cama para
que se sentaran-.
- ¿Y qué
hacen allí? –se preguntó Laura, luego miró el sofá y se inquietó- ¿Quién ha
dormido con Evaaaa?
---
Mientras,
en la habitación, Maca había cerrado la puerta para que no las escucharan y se
sentaba en el sillón cercano a la cama a esperar.
- Eva, soy
yo, Maca –le decía calmada-
- Si te ha
enviado Esther, no pienso salir eh… -le dijo Eva desde debajo de la cama-.
A Maca le
parecía tremendamente irracional aquella reacción, pero le hizo gracia y
sonrió.
- ¿Pero
por qué? ¿por lo del beso que le diste anoche a Laura? –le preguntó para probar
suerte-.
-
¡ohhhhhhhhh Diossssssssss! ¡No me lo recuerdes, es horribleee! –se lamentó Eva
en un pequeño gritito-.
- ¿Por qué
es tan horrible? –le preguntó Maca-.
- Porque
es mi mejor amigaaaaa…. Por eso –dijo Eva sin apenas voz-.
Maca hizo
un esfuerzo por oírla, pero desde allí era imposible. Así que ni corta ni
perezosa, se tiró al suelo y se metió debajo de la cama ella también. Eva se
sobresaltó.
- ¡pero…
pero….! –quería decirle Eva, pero Maca la interrumpió-.
- ¿Qué me
estabas diciendo? Desde allí no te oí –le dijo Maca con una sonrisa, como si
aquella situación fuera lo más normal del mundo-. ¡Dispara!
Eva se
cortó por un momento, luego mirando la complicidad con la que Maca le miraba le
pareció muy divertido.
- Te decía
que es mi mejor amiga, no puedo salir ahí y explicarle que me la morreé de
veras –dijo Eva desahogándose-. ¿Con qué cara la miro ahora?
- Bueno la
verdad es que ibas muy pedo, Eva… y en mi opinión Laura tendría más que
explicar que tú, porque ella estaba sobria y te aseguro que participó
plenamente en el beso –le dijo Maca-.
- ¿En
serio? –no sabía muy bien por qué, pero aquello dicho por Maca parecía más
creíble que viniendo de Esther, y unas mariposas empezaron a revolotearle por
el estómago con la idea-.
- Sí –dijo
Maca-.
De pronto
alguien abrió la puerta de la habitación. Eva cogió la mano de Maca expectante,
como si se escondiera tras ella. Por fin Esther se agachó.
- ¿Pero
qué coño estáis haciendo las dos ahí abajo? –se quedó atónita de ver a Maca
sonriéndole desde debajo de la cama-. ¡Laura se está impacientando!
Pero Laura
que no podía esperar en el comedor, apareció a los pocos minutos tras ella. Al
ver a Esther en el suelo se agachó también a mirar.
- ¿Eva???
¿Macaaa??? –se sorprendió Laura que abrió los ojos como platos-. ¿Qué hacéis
debajo de la cama?
-
¡Lauraaaa! –Eva se pegó tal susto que saltó y se golpeó contra el somier-. ¡Hostiaaaaaaaaaaaaaa!
- ¿Te has
hecho daño… te has hecho daño? –se asustó Laura por el golpe de Eva-.
- ¡Mira
que eres brutaaaa! –le espetaba Esther-.
- ¡A ver…
a ver que te mire! –le decía Maca apartándole la mano de la cara-. Uff te va a
salir un chichón. Vamos a salir anda…
Eva se
dejó conducir por Maca hacia fuera de la cama.
-
¡Joderrrr que dañoooo! –dijo Eva sujetándose la frente-.
- ¡A ver
gili, deja que te eche un vistazo! –le dijo Laura poniéndose a su lado y
mirándole la frente-
Eva se
puso nerviosa por tenerla tan próxima a ella, era la primera vez que era
consciente de lo que sentía hacia Laura.
- ¿Pero
qué hacías escondida debajo de la cama? –le preguntó algo molesta Laura-.
- ehhh..
ehhh.. yo… -Eva no sabía por dónde salir, Laura no dejaba de acariciarla-.
- ¡Es
culpa mía! –dijo de pronto Maca, y Laura y Esther se giraron para ver lo que
tenía que decir-.
“A ver por
dónde sales ahora gatita… jajaj” pensó Esther para sí divertida. Estaba
encantada por la Maca cercana que se le estaba desvelando.
- Bueno,
estaba buscando para Eva el nombre del efervescente para la resaca y se me cayó
bajo la cama, lo recogimos pero entonces se me ocurrió darle una broma a Esther
porque sabía que vendría a buscarnos y convencí a Eva para que me ayudara a
gastársela –se inventó Maca enseñando un sobre de efervescente que por
casualidad llevaba en el bolsillo del pijama-.
- ¡sí,
sí!... ja.. ja.. ja… ¿no ha sido divertido? –dijo Eva, pero con tan poca gracia
que Laura se le quedó mirando-.
- ¿Pero
qué coño te pasa? ¿por qué estás tan nerviosa? –le preguntó Laura que la
conocía como si la hubiera parido-.
- ¡Yo,
nerviosa??? ¡que va!... –dijo Eva pero se liberó como pudo de Laura y se puso
entre Esther y Maca-. ¿Bueno Maca, entonces te cambias y bajamos a por eso?
Esther se
les quedó mirando, estaba claro que Eva quería salir como fuera de allí y
curiosamente había depositado su confianza en Maca, lo cual era mucho más
inquietante.
- Ohh, sí,
sí… me cambio y vamos –le echó el capote Maca-.
- ¿Pero a
dónde vas tú con ese resacón y ese chichón loca? –le soltó Laura
impacientándose porque veía a Eva la mar de rara-.
- ¡posss..
posss…! -Eva no sabía por dónde salir-.
Esther
estaba tan divertida y sorprendida por aquellas dos mujeres, que las ayudó.
- Van a ir
a por unas cosas para cocinar, ¿al final comemos aquí las cuatro, no gatita?
–le dijo Esther acercándose a Maca y rodeándole la cintura con sus brazos-.
Maca
tiritó por la sensualidad de Esther, a ella también le habían entrado ganas de
correr de pronto.
- Sí, sí..
aquí –dijo Maca un poco descolocada-.
- Pues
anda corre, cámbiate… nosotras te esperamos fuera –le dijo Esther soltándola y
dándole un cachete en el trasero que hizo que Maca se quedara fuera de sí-.
Esther se
llevó a Laura y a Eva de allí dejando a una Maca boquiabierta. “Ay madre… ay
madre… que ésta va pidiendo guerra y yo con los soldaditos bajo mínimos… ¿Ahora
qué hago yo cuando estas se vayan?”, pensaba Maca mientras trataba de encontrar
algo que ponerse en el armario.
70
Maca y Eva
al final consiguieron escabullirse yendo a hacer la compra a una tienda de 24
horas. Esther les había dado una pequeña lista con algunas cosas, y las dos se
sintieron aliviadas de no verse bajo los ojos de aquellas dos mujeres.
- Uf,
menos mal que Esther nos ha echado un cable, ya no sabía dónde coño meterme –le
decía Eva mientras cogía las latas de refresco y alguna botella de vino-.
- Ni yo,
ni yo… -pensó Maca en voz alta con alivio-.
- ¿Qué?
–Eva no la escuchó-.
- No, que
sí… que ha sido una suerte para ti digo –se inventó Maca-. Pero vamos que no
vas a poder esquivar a Laura durante mucho tiempo, porque es tu amiga.
Eva se le
quedó mirando mientras cogía unos paquetes de pasta.
- No, si ya
lo sé, pero es que me ha pillado tan de sorpresa que me siento rara –le explicó
Eva-. No sé cómo explicarte.
- No me lo
expliques, lo entiendo –y era cierto, Maca se sentía muy extraña también
aquella mañana con respecto a Esther y los sentimientos que empezaba a
plantearse con ella-.
- Tengo
miedo, ¿sabes? Porque Laura siempre ha estado conmigo, y joderlo con una
relación entre nosotras es como que muy chungo –le decía Eva mientras echaba
cosas en el carrito-.
- Ya, las
cosas se complican cuando empiezan a haber sentimientos por en medio –le decía
Maca reflexionando ella misma sobre lo que supondría empezar a encariñarse de
verdad con Esther-.
- Ni que
lo digas, y más en mi profesión… porque evidentemente, ¿cómo va a querer Laura
estar con una puta? –y sin darse cuanta Eva lo había dicho tan alto que la
mujer que estaba cogiendo unos espárragos las miró espantada-
Eva le
regaló una sonrisa tímida de disculpas, mientras Maca seguía tras puesta por lo
que había dicho Eva. “¿Me estoy enamorando de una puta?... ¿cómo voy a
sobrellevar eso? No, no puede ser, con lo celosa que soy… que va, que va, es
imposible”.
- Yo qué
sé, creo que me estoy montando un lío en la cabeza yo sola, porque estaba muy
bebida, ¿no? –dijo Eva reflexionando nuevamente en voz alta-.
- Sí, la
verdad es que sí –le respondió Maca-.
- Pues
eso, que total no creo que sea nada importante y a Laura se le pasará, quizá ni
siquiera se acuerde o piense que era una más de mis locuras –se trató de auto convencer Eva-. ¡Será por
trastadas que he hecho, vamos!
Maca le
devolvió la sonrisa pues no quería inquietarla a pesar de que pensaba que
aquello no iba a ser tan fácil para Eva, sobretodo teniendo en cuenta lo que
había percibido aquella noche entre ellas, y mucho menos tras verla con Laura
apenas unas horas antes.
- Si
claro, quizá te estés montando una película –la serenó Maca-.
- Sí,
claro que sí –se volvió a auto afirmar Eva-. Bueno, creo que esto ya está, mira
a ver si necesitamos algo más.
Maca
repasó la lista y el carro con las cosas, luego se dirigieron a caja para pagar
y pusieron rumbo al apartamento.
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Paralelamente
en el piso de Maca, Laura permanecía muy mosca tomándose un refresco junto a Esther.
- Sigo
pensando que Eva está más rara que un perro verde –decía Laura por enésima
vez-.
Esther
puso los ojos en blanco otra vez, pues Laura no había parado de repetir la
misma canción desde que Maca y Eva habían salido por la puerta.
- Buaaa…
Laura, ya… déjala, sí sabes cómo es. Además seguro que son cosas tuyas –le
trataba de convencer Esther como podía-
- Sí cosas
mías, ¡y un jamón! ¡La conoceré yo! –dijo Laura rumiando aún sus ideas-.
- Bueno
cambiemos de tema, ¿cómo te fue con Irene? ¿la llevaste a casa? –le preguntó
Esther sacándola de sus cavilaciones-.
- Ufff..
no me hables, no me hables –dijo Laura agachando la cara-.
- ¿Por
qué? ¿Qué pasó? –le preguntó Esther-.
- Pues qué
va a pasar, que se quedó fría tras lo del beso de Eva y me tiré un buen rato
para explicarle que es que la muy gili es así, que siempre está montando el
numerito –Laura trató de sonar convincente, porque cada vez que recordaba el
beso entre ellas un remolino se le hacía en el estómago-. Total que al final la
convencí, pero cuando me llevó a casa y la invité a subir… yo que sé, que no
pude, que no pude.
- ¿Qué no
pudiste? –le preguntó Esther con un interrogante en los ojos-.
- ¡Pues
eso, que no pude hacer nada! Me besaba y yo estaba más fría que un congelador
de Pescanova Esther, que yo así no puedo con la cabeza tan llena de cosas –le
explicó Laura ruborizada-.
- ¡Ya, de
cosas! Dirás del morreo que Eva te agenció pero que tú correspondiste como una
leona. Que te vi las chiribitas salir por los ojos, así que a mí no me mientas
–le dijo dulcemente Esther pues aunque no lo habían hablado nunca, ellas
siempre habían sospechado que ambas lo sabían-.
- ¡Ay
Esther! –suspiró Laura con ojos de cordero degollado-. ¡Qué bien besa la
cabrona! ¿Y yo ahora qué hago? Porque sé que Eva ni por asomo me ve como
posible candidata, que sólo me ve como amiga, pero a mí es lo único que me
faltaba ya para perder mi autocontrol, coño… Me pasé toda la noche pensando en
sus putos labios por todas partes…
Laura se
mordió el labio tras aquel último comentario, Esther abrió los ojos como platos
porque Laura era muy vergonzosa y jamás hablaba de deseo o sexo con ellas.
- Entonces
es un hecho, ¿estás por Eva? –le sonrió Esther mientras le preguntaba-.
- ¡Hasta
las trancas! –reconoció Laura con aplomo- Sé que es una locura, porque es una
hija de puta promiscua que se tira todo lo que pilla, pero ¿yo qué le hago?
¿qué le hago si la quiero y me tiene en un sin vivir si no puedo disfrutar de
su compañía y sus cosas?
Esther se
le quedó mirando sorprendida… “¿Pero cómo alguien tan cándido como Laura puede
tener tanta valentía?... yo no creo que fuera capaz de reconocer algo así”,
pensó Esther.
- Te juro
que cualquier día me echo encima de ella y le quito todas esas fantasías que
tiene, se va a enterar de lo que es un buen polvo, pero de verdad… jodida
cabrona –seguía escupiendo Laura mientras se ponía de pie nerviosa-.
-
¡Lauraaaa! –Esther se tapó la boca por el asombro, aquella mujer no podía ser
Laura, no la Laura que conocía-.
- Ay,
perdona, perdona… pero es que me tiene desquiciada ya, te lo juro –le dijo
Laura apretándose las manos y haciendo
saltar sus nudillos-.
Esther
estaba encantada de ver que aquella mujer por fin mostrara su verdadera cara. Por
primera vez, Laura parecía estar soltándose la melena y expresaba alto y claro
lo que sentía. Esther se dio cuenta que Laura y Eva tenían mucho más en común
de lo que parecía.
que ganas tenía ya de seguir leyendo esta historia =) muy buen capítulo ^^
ResponderEliminarSe que me he hecho de rogar. Gracias por entender y esperar. ;-)
EliminarDe nada, mujer, las cosas buenas pueden hacerse esperar ;)
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