¡Levanta!
He dicho… ¡EN PIE!
Deja de pensar,
de respirar,
de sentir.
¡Levanta! Una, otra… mil veces
¡EN PIE!
Camina sin saber a dónde,
pero camina hasta que lo logres.
Tu razón tiene razón,
el andén está vacío,
y sin embargo vuelves a mirar,
el reloj,
la nada,
el todo.
“Niña tonta”, no me llores.
Deja de temblar,
no hay respuestas,
no preguntes,
camina.
Da igual el paso,
da igual su forma,
ten mi mano,
ponte en pie.
¡En pie, siempre!
Apacigua aquello sobre lo que nunca tuviste control,
con la fuerza de la mujer en la que te conviertes.
Sage.
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